Las reiteradas declaraciones del Fiscal Tarek Saab diciendo que Carlos Lanz salió «voluntariamente» de su casa, no tienen ningún sustento probatorio de parte del mismo fiscal. No existen testigos, ni videos, ni audios, ni nada que demuestre, como afirma Saab, que Carlos Lanz salió voluntariamente de su casa el 8 de agosto de 2020. Lo único que se puede presumir es que Carlos Lanz abrió la puerta de su casa de manera voluntaria, dado que la misma no fue forzada. Pero de allí en adelante nada se sabe. Una persona de 76 años, para ese momento, como Carlos, puede ser fácilmente reducida por uno o dos hombres corpulentos y más jóvenes, sin necesidad de ejercer ningún tipo de violencia que deje señales visibles en el sitio. Lo pudieron montar en un carro y llevárselo, sin generar mayor ruido. De hecho, no hay ningún vecino que haya visto salir, de ninguna forma, a Carlos Lanz de su casa. Concluimos entonces, en este punto, que es un hecho gravísimo que el fiscal Saab afirme públicamente, desde agosto de 2020, que Carlos Lanz se «retiró voluntariamente» de su casa, pues es una afirmación que ha desviado durante dos años la investigación que deberían haber realizado los cuerpos policiales del estado venezolano.
Pocos días después de la desaparición de Carlos Lanz en agosto de 2020, circuló la noticia sobre una supuesta desaparición del arqueólogo Carlos Sanz, de la Universidad de Valladolid. Esa noticia fue difundida en numerosos portales de noticias; colocamos aquí uno de ellos: https://diariolavoz.net/2020/08/16/la-desaparicion-de-carlos-sanz-es-investigada-por-el-ministerio-publico/ . Resulta que ese personaje Carlos Sanz existe efectivamente, y vive y trabaja en España, en la citada Universidad de Valladolid. Por supuesto, no ha desaparecido. Su foto, la del arqueólogo Sanz, iba junto a la mencionada noticia difundida extrañamente en los medios venezolanos. Hasta el presente, nadie se ha tomado la molestia de explicar el origen de esta información errada, pero a la vez maliciosa, que generó mucha confusión en su momento. Presumimos que este fake news pudiera estar originado en los mismos individuos responsables de la desaparición de Carlos Lanz, y fue lanzado como pote de humo para confundir y despistar a la opinión pública. La fiscalía, por supuesto, nunca ha hecho mención de este fake news ni ha investigado nada al respecto.
El fiscal Saab afirmó desde ese mes de agosto de 2020, que se había recibido en la casa de Carlos Lanz, posteriormente a su desaparición, una llamada telefónica procedente de Canadá, en la cual un individuo no conocido por la familia de Lanz afirmaba que Carlos Lanz se «encontraba bien y pronto regresaría» a su vivienda. Esa misteriosa llamada, que también presumimos proviene de los individuos responsables de la desaparición de Carlos Lanz, tampoco ha sido aclarada ni aparentemente investigada por la fiscalía y los cuerpos policiales a su servicio. El mismo Saab informó públicamente que el autor de la llamada había sido identificado, como ciudadano venezolano residente en Maracay y que se encontraba en Canadá; Saab dijo también que la esposa de ese ciudadano vive en Maracay. Todo este aspecto del caso jamás ha sido vuelto a mencionar por la fiscalía. Algo muy extraño ese silencio de la fiscalía, porque cualquier policía con experiencia sabe que ese es el «hilo» del cual se debe investigar para lograr resultados en cuanto a responsables de la desaparición.
El fiscal Saab, desde sus primeras declaraciones sobre la desaparición forzada de Carlos Lanz, dio posibles «explicaciones» que insinuaban que la causa de la desaparición era un problema familiar e incluso un «lío de faldas». Solo eso se podía concluir cuando el fiscal informó que incorporaba un «psiquiatra» al equipo de investigación y que usarían «polígrafos» (efectivamente fueron usados en los duros interrogatorios contra la esposa y la hija de Carlos Lanz, como lo denunciaron públicamente ellas mismas). Todo esto en clara contradicción con lo afirmado por los familiares y por el comité de búsqueda de Carlos Lanz de que efectivamente debe considerarse una desaparición forzada y muy posiblemente un secuestro con motivaciones políticas. Pero según ha denunciado reiteradamente la esposa de Lanz, Mayi Cumare, el CICPC ha abordado el caso como un suceso de «hampa común».
Hay que considerar quién ha sido Carlos Lanz Rodríguez en la política venezolana de los últimos 50 años. Carlos fue un activista y dirigente de la lucha armada, primero en el PRV-FALN y luego en el Grupo de Comandos Revolucionarios. Posteriormente estuvo relacionado con el MRT y TACO. Cuando sale de la cárcel en 1984-85 funda con Roland Denis y Luis Villafaña el colectivo Desobediencia Popular, organización que tuvo un gran impacto nacional por su programa crítico ante la izquierda parlamentaria y ante la izquierda foquista, y su propuesta de Democracia de la Calle como fundamento de los movimientos populares en lucha contra el neoliberalismo (propuesta que terminó convirtiéndose en lo que Chávez llamó democracia participativa y protagónica). Desobediencia Popular tuvo una relevante participación en los sucesos del 27F/89 y se mantuvo en la primera línea de la lucha popular de calle durante toda la década del 90 (conocida ahora como Proyecto Nuestra América – PNA). Luego con el gobierno de Chávez, Carlos Lanz tuvo una participación central en el proyecto educativo propuesto por el gobierno en sus primeros años, y luego pasó a dirigir la fábrica de aluminio Alcasa, en el estado Bolívar, donde desarrolló una importante experiencia de cogestión obrera, la cual sirvió de base a Chávez para formular en 2008-2009 el Plan Guayana Socialista, proyecto que Maduro liquidó luego de la muerte de Chávez. Simultáneamente Carlos Lanz mantuvo una colaboración constante con el gobierno en estudios de inteligencia sobre la conspiración imperial y los tipos de intervencionismo del gobierno de USA en Venezuela. Esa actividad, que según ha informado su esposa, la realizaba de manera constante con varios oficiales del alto mando militar, era la que lo ocupaba para el momento de su desaparición. En resumen sobre la figura de Carlos Lanz, es demasiado evidente que su desaparición responde a un interés político. No era cualquier ciudadano. Su experiencia política y militar, junto a su profunda formación intelectual, lo ubican como uno de los principales cuadros de la revolución venezolana, con capacidad para ocupar los más altos cargos del estado y para dirigir organizaciones políticas de vanguardia. Su desaparición es objetivamente un crimen político que debe ser investigado y aclarado, castigados sus culpables y desenmascarados quienes han impedido hasta ahora que esta lamentable situación pueda resolverse.
No podemos dejar de mencionar otro aspecto muy oscuro de este caso, como es la detención desde octubre de 2020 del general César Mejías Camacaro, quien estuvo o está todavía detenido en el DGCIM por causas relacionadas a la desaparición de Carlos Lanz (como dijo en su momento el también militar William Fariñas), y de quien hasta el presente ninguna instancia gubernamental ha informado y aclarado sobre las causas de su detención.
En estos 21 meses que lleva Carlos Lanz desaparecido, no solo la fiscalía ha actuado negligentemente como hemos dicho antes. La solicitud de investigación que el Comité de Búsqueda de Carlos Lanz realizó ante la Asamblea Nacional, fue engavetada y nunca obtuvo respuesta. El mismo presidente Maduro ha llegado a decir públicamente «honor y gloria a Carlos Lanz», dando a entender que Carlos está muerto (pues esa consigna de «honor y gloria» solo se usa para designar a los revolucionarios caídos). En pocas palabras, todos los poderes del Estado venezolano se han negado durante 21 meses a investigar con seriedad la desaparición forzada de Carlos Lanz. Ciertamente no existen culpables legales de la desaparición de Carlos Lanz. Pero es más que evidente que todos los poderes del Estado venezolano son cómplices por omisión de que la desaparición de Carlos Lanz permanezca en la total y absoluta impunidad.
Esta semana el fiscal Saab ha informado que han habilitado una línea telefónica, y ofrecido 4 millones de bolívares de «recompensa», para quien aporte información sobre la desaparición de Carlos Lanz. Este extraño giro en la conducta del fiscal no tiene explicación lógica y no augura nada bueno para quienes deseamos conocer la verdad sobre la desaparición de Carlos. Esperar 21 meses para tomar esa decisión no puede justificarse de ninguna manera. Si hubiera seriedad, el fiscal Saab debió anunciar simultáneamente que colocaba su cargo a la orden, por su incapacidad manifiesta durante casi dos años en avanzar ni un milímetro en las investigaciones que expliquen la desaparición de Carlos Lanz. Pudiera estarse organizando una tramoya, de las muchas que constantemente monta el gobierno, con los consabidos «delatores que confiesan todo» y supuestas vinculaciones con el imperio y sus aliados, para echarle la culpa a quien sabe quién y dar por «resuelto» el caso. Pero mientras no aparezca Carlos, cualquier explicación no pasará de ser un fraude.
Tal vez la presencia de la Corte Penal Internacional en Venezuela le ha recordado a Maduro, a Tarek y a Jorge Rodríguez, que tienen que resolver los cabos sueltos que han quedado en su gestión de gobierno, y tratan de «construir» una supuesta explicación sobre la desaparición de Carlos. Ya el tiempo lo dirá. Por ahora, estos 21 meses de silencio de parte del Estado venezolano lo colocan como «sospechoso» de complicidad en la desaparición de Carlos Lanz. En todos los casos de desapariciones políticas en América Latina, el Estado, los gobiernos de los respectivos países, han tenido por lo menos actitudes cómplices hacia las fuerzas criminales (generalmente del mismo Estado) causantes de esas desapariciones. Y los juicios que en Argentina y otros países se han realizado contra esos represores causantes de las desapariciones, han determinado las responsabilidades principales en los poderes públicos que nunca hicieron nada para evitar esos crímenes ni para castigar a los culpables.
No solamente está desparecido Carlos Lanz Rodríguez por razones políticas. También están desaparecidos desde 2015 Alcedo Mora y los hermanos Vergel, que actuaban como denunciantes del tráfico ilegal de combustible en PDVSA en el estado Mérida. Desapariciones que nunca la fiscalía ha investigado ni clarificado sus responsables.
Nuestra exigencia sigue siendo:
Que todos los cuerpos policiales del estado venezolano se aboquen a la investigación para clarificar la desaparición de Carlos Lanz. Que esas investigaciones se organicen igualmente para los otros desaparecidos por razones políticas.
Que la fiscalía informe al país, punto por punto, todos los aspectos confusos que existen con relación a la desaparición de Lanz.
Como dijo David Nieves, revolucionario recientemente fallecido, al referirse a este caso, lo menos que debería haber hecho el fiscal Saab es renunciar, y dar paso a personas más competentes para dirigir esas investigaciones.
Twitter: @cruzcarrillo09