La represión contra los pueblos originarios: una constante de los gobiernos chilenos.
La medida represiva permite desplegar a integrantes de las Fuerzas Armadas para patrullar las rutas de Arauco y Biobío.
De esta manera, Boric demuestra a quienes aún no se quieren enterar que en lo que hace a la relación con el pueblo Mapuche
sus posiciones coinciden con el ex presidente Sebastián Piñera y con su contrincante en la segunda vuelta, el neo nazi Jose Antonio Katz.
El Gobierno de Chile aplicará el
estado de excepción en la Macrozona Surmediante decreto presidencial ante la falta de consenso para
llevar a cabo una reforma constitucional con el objetivo de reforzar el
cuerpo policial en la zona.
Este «estado intermedio» (eufemismo poco creíble) propuesto por el
Ejecutivo, presidido por Gabriel
Boric, permitiría a los militares
chilenos «resguardar rutas y caminos
para hacer frente a la situación de
violencia en La Araucanía», que es el
territorio perteneciente al pueblo
mapuche.
Tal y como han recordado algunos
medios, lo dispuesto ahora por
Boric presidente no es lo mismo que
señalaba el Boric candidato, tratando
de endulzar oídos de quienes desconfiaban con razón de sus propuestas
para llegar al gobierno. El despliegue de militares en tareas de seguridad ha sido tradicionalmente rechazado por los partidos que integran
Apruebo Dignidad, que repetidamente se han manifestado contra «la
militarización de La Araucanía».
Pero la política en manos de los
«progres» chilenos roza la ezquisofrenian. Basta recordar que Boric,
siendo diputado, votó contra la
prórroga del estado de excepción
decretado por el expresidente
Sebastián Piñera. Tras ser, investido
presidente, en una de sus primeras
grandes decisiones, optó por no
renovarla, y ahora saca los militares
a la calle para escarmentar a quienes
le plantan cara desde la dignidad
ancestral de un pueblo al que los
conquistadores de todo pelaje no
consiguieron vencer..
Por su parte, Izkia Siches, la
ministra del Interior, también se
había opuesto en el pasado a este tipo
de medidas represivas, y ahora
proclama a los cuatro vientos que
«los militares tienen todo el derecho
defenderse con sus armas si son
atacados». Lo que no dice la joven
conversa es que los militares, ni los
carabineros nada tienen que hacer en
un territorio que no les pertenece.
Boric se cuestionó hace dos
semanas los resultados de los
consecutivos estados de emergencia
en la zona y aseguró que «en los
últimos cuatro años se han más
que triplicado los hechos de
violencia».
Tal y como ha recogido el diario La
Tercera, esta decisión de militarizar
más aún el territorio mapuche se ha
comunicado a los partidos de
Apruebo Dignidad y Socialismo
Democrático -que conforman la
coalición que gobierna en Chile- en
una reunión del comité político
ampliado.
La titular de Defensa, Maya
Fernández, ya había alertado a La
Moneda sobre la incomodidad de las
Fuerzas Armadas ante la opción de
asumir labores de control público, en
el marco, además, del poco respaldo
jurídico, así como político, para
actuar.
Horas antes, la portavoz del
Gobierno, Camila Vallejo, ha
asegurado que están trabajando
con distintos ministerios para
ofrecer «soluciones de fondo» por
los hechos de violencia que se viven
en la zona mapuche, según ha
informado el diario BíoBío Chile,
donde los indígenas exigen la
devolución de sus tierras ancestrales
y denuncian un hostigamiento por
parte del Gobierno chileno.
Las autoridades -durante el
mandato del expresidente chileno
Piñera– han negado en repetidas
ocasiones estas acusaciones y, por el
contrario, han apuntado a los indígenas como los responsables de
numerosos incidentes violentos en la
zona, como ataques a fincas y a sus
propietarios.
Ahora, Boric repite el esquema, se
«piñeriza» y decide reprimir junto a
su núcleo de hierro, las otroras
jóvenes dirigentas estudiantiles
ahora reconvertidad en ministras,
como son Izkia Siches, Camila
Vallejo y Maya Fernández. Y lo hace
porque ni Boric ni su gabinete
progre conocen la Nación Mapuche,
saben poco de sus resistencias y de
sus reivindicaciones genuinas, lo que
hace pensar que el presidente «de
izquierda» y su clan son más de lo mismo.
https://www.resumenlatinoamericano.org/wp-content/uploads/2022/05/RL-MAYO-2022.pdf