Ángel Miguel Bastidas G.
Importantes fechas copan este mes de julio, desde los onomásticos del Libertador Simón Bolívar (24 de julio) y el Comandante Hugo Chávez (28), el asalto al Cuartel San Carlos (26), hasta los 43 años del triunfo de la Revolución Sandinista (19).
El acontecimiento del país centroamericano (1979) tiene un significado muy particular, porque el 18 del mismo mes se cumplen 209 años de la fundación de la combativa parroquia La Vega, donde nació y creció Alí Gómez García, un venezolano que combatió en las montañas nicaragüenses.
En 1813, La Vega era un asentamiento de esclavos donde los colonialistas españoles construyeron la Hacienda Montalbán, espacio de un gran trapiche de caña de azúcar. Eran tiempos de los indios Toromainas (www.flickr.com)
Con el nombre de Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá de La Vega, el 18 del séptimo mes de 1813, toma vida la hoy combativa parroquia que tiene como puerta de entrada la Redoma de la India, que en honor a la verdad de su escultor Eloy Palacio, representa realmente la libertad.
En esa parroquia del sur oeste caraqueño, se levantó “Alicate”, como era llamado Alí Gómez por su espigada estatura. Desde muy joven, el popular muchacho se incorporó a las jornadas por el bienestar de la barriada, de la mano del cura obrero belga Francisco Wuytack, quien lo convenció, a comienzos de la década de los 60, que había cristianos de buenas intenciones que luchaban por el pueblo.
“Alicate” intentó estudiar medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), de donde desertó prontamente, porque prefirió involucrarse a tiempo completo en la actividad comunitaria y la lucha contra la violencia policial de los gobiernos puntofijistas.
Acosado por los cuerpos represivos, debido a su militancia revolucionaria, el inquieto joven de Los Paraparos de La Vega, tomó la ruta de las montañas falconianas para empuñar el fusil rebelde del Frente Guerrillero “José Leonardo Chirino”, que dirigía para entonces Douglas Bravo, Elegido Sivada (Magoya) y Francisco Prada, entre otros guerrilleros.
Pero las montañas falconianas le quedaron pequeñas al combatiente “Nicanor”, el nuevo nombre de combate del muchacho de La Vega, quien había comprendido que la lucha antiimperialista debía ser continental, como lo habían afirmado hace bastante tiempo Bolívar, Martí, Sandino y Morazán; de tal manera que el inquieto y joven guerrillero hizo pasantías por El Salvador, Honduras y hasta apoyó la causa angoleña.
Producto de su larga experiencia como guerrillero internacionalista, “Nicanor” alcanzó el grado de capitán en el ejército del Frente Sandinista de Nicaragua, integrando en su comienzo la Brigada Internacional “Simón Bolívar”, al lado de su comandante en Falcón, el famoso guerrillero venezolano Elegido Sivada (Magoya), la maestra Lucia Youngs, Doris Francia, Paúl del Río (Máximo Canales), Álvaro Carrera, José Luis Cumaná y Sergio Rodríguez Gelfenstein (venezolano-chileno, graduado de teniente en Cuba), con quienes arribó triunfante, fusil en ristre, a la gran fiesta de la victoria, en Managua, el 19 de julio de 1979.
Carlos González-Irago (1958-2021), de La Candelaria (Caracas), también estuvo en la tierra de Sandino y al retornar a Estados Unidos, donde vivió 20 años, escribió The Human Rights Philosophy of Augusto Sandino (1995), Nueva York, EEUU.
Luego de ese triunfo que levantó voluntades en el movimiento antiimperialista mundial, se incorporaron al sandinismo otros venezolanos, como el arquitecto Fruto Vivas, Nora Castañeda, la profesora Adina Bastidas, María Teresa Castillo (madre de Miguel Otero Silva), Jesús Rivero, el músico y compositor Diego Silva Silva, Rafael Linares, Jesús “Pelón” García, los periodistas Freddy Balzán y Orlando Martínez.
Balzán, quien fue secretario privado del comandante Tomás Borges, dirigió por varios años el periódico Barricadas, y su hijo Camilo fue capitán del ejército nicaragüense.
Cómo no recordar al intelectual y profesor universitario, el barinés Orlando Araujo, quien en su libro Viaje a Sandino rememora la semilla solidaria sembrada por “El general de Sandino” (1928), el comunista venezolano Gustavo Machado, a quien el General de Hombres Libres obsequió la cantimplora del primer piloto gringo capturado durante la primera invasión estadunidense, de hace ya 94 años.
Lejos estaba el triunfo sandinista definitivo, porque el imperio yanqui, herido en sus entrañas, no aceptaba una nueva derrota en tierra nica, y enseguida activó las pandillas de “La Contra”, bajo la dirección de la CIA.
El capitán venezolano Alí Gómez García (Nicanor), había cumplido roles importantes, además en la formación de nuevos soldados, como director de varias escuelas militares y miembros de las Fuerzas Especiales del Ministerio del Interior y las tropas “Pablo Ubeda”, pero un miércoles 8 de mayo de 1985, el muchacho cayó en Ciudad Sandino, cuando enfrentaba a “La Contra”. Se fue sin poder ver impreso su libro Falsas, maliciosas y escandalosas reflexiones de una ñángara, galardonado con el Premio Casa de las Américas 1985. En Nicaragua quedó Nicanor, su hijo mayor, y su esposa Raquel Cartaya con dos hijos nicas.
El Teatro “Alí Gómez García”, ubicado en el bulevar de La Vega, mantiene encendida la llama de “Nicanor”, con sus ideas y sus sueños socialistas, asumidas, entre otros y otras, por William Mantilla o por Edgar Antonio Pérez (el gordo Edgar), quienes ahora descansan al lado de “Nicanor”.
“Este libro no es libro, soy yo en un testimonio de amor buscándose a sí mismo. Podría decir que me jugué la vida, y es verdad que lo hice, pero eso no tiene el valor de los que vi morir con muerte jubilosa, jóvenes que no alcanzaron los treinta años y vivieron más que los teóricos de mal aliento cómodo” (Araujo, Orlando. Viaje a Sandino, 1985, San Sebastián de Yali, Nicaragua).
Ángel Miguel Bastidas G.