FRANK GARCÍA, SOCIÓLOGO Y MARXISTA CUBANO
Credito: LID
16-08-22.-Conversamos con el marxista cubano Frank García, sociólogo, integrante del colectivo Comunistas. Frank profundiza sobre la actual situación en Cuba, en momentos en que la crisis energética se ha agudizado y se viene a sumar a los problemas estructurales que se afronta en la Isla, sobre el bloqueo imperialista, los planes de restauración capitalista, la situación de la clase trabajadora, así como sobre los diversos escenarios políticos y sociales que podrían estar planteados, y las políticas que se deben levantar en la Isla frente a lo que considera una burocracia irreformable. También nos habla sobre el trotskismo en Cuba, o más precisamente lo que llama «el desembarco de los trotskismos que no acontece desde hace décadas y, sobre todo -más que organizaciones- las ideas de Trotsky». Más allá de que desde Ideas de Izquierda se coincida o no con lo que expone, se trata de una rica conversación de sumo interés para nuestros lectores en América Latina y otras partes del mundo, a sabiendas de que lo que acontece y acontezca en Cuba tiene grandes repercusiones en nuestra región y más allá.
Recientemente vimos pequeñas protestas en algunas partes de Cuba producto de apagones. Esto muestra una crisis energética de magnitud en el país que viene a sumarse a los grandes problemas que hicieron explotar la bronca popular el 11 de julio del año pasado, en el marco de las políticas de ajuste de la burocracia. ¿Nos podrías hablar al respecto?
Sí, el gran problema es que la crisis energética es cierta, la crisis energética es real y ya existía con anterioridad, porque no podemos olvidar que la chispa que detonó las protestas el 11 de julio fueron los fuertes apagones que se estaban aplicando en las provincias. Pero actualmente, algo que no podemos perder de vista es que Cuba tiene una muy fuerte relación con Rusia, aunque no tanto como en su momento con la Unión Soviética, de la cual dependía. En esa relación con Rusia, en esos vínculos económicos está el petróleo, el combustible. Como ustedes saben perfectamente, para generar la electricidad en las termoeléctricas, necesariamente se hace con combustible. Y la guerra en Rusia era evidente que iba a impactar de manera muy negativa en el abastecimiento de combustible, alimento y crédito a Cuba. A eso hay que sumar que las termoeléctricas, según informó el Ministro cubano de Energía y Minas, tienen un tiempo de vida útil de alrededor de 25 años. Estas termoeléctricas que estamos usando, la mayoría se compraron en la Unión Soviética, ¡imaginen!, cuando más en el año 91. Ya tienen 31 años de explotación.
Ahora bien, ahí saltan varias preguntas. Es cierto que Cuba atravesó una fuerte crisis económica en los ’90 llamada «el periodo especial», pero cuando se restablece la economía, aunque se trata de ganar «soberanía energética», como decía Fidel con la «revolución energética», se estaba dependiendo con fuerza del petróleo venezolano. Eran los mejores momentos del Gobierno de Hugo Chávez económica y políticamente, y Cuba tenía un respaldo bien grande en el petróleo venezolano. Esto conllevó a practicar casi lo mismo que durante los años en que existía la Unión Soviética.
Pero en Cuba no se dio esa «soberanía energética» desarrollando otras fuentes de energía, su autoabastecimiento de combustible y evidentemente esas termoeléctricas fueron dejándose de reparar por un motivo u otro. Cabe entonces la pregunta de si haber destinado tanto dinero, tanto presupuesto al turismo -que como sabemos en el 2021 más del 50% del presupuesto estatal se destinó al turismo, una industria que estaba en crisis, luego por el coronavirus y ahora por la guerra ruso-ucraniana- no se debió haber destinado antes, no solamente para alimentos y para medicamentos, sino también para la reparación de las termoeléctricas con tiempo. Esto es algo que los especialistas de las termoeléctricas seguro lo vieron venir. Seguro, lo alertaron a su jefe, y seguro sus jefes fueron, como se dice en Cuba, elevando la queja y eso se quedaba en alguna gaveta guardada o simplemente ni se le daba importancia en las esferas del más alto nivel.
Entonces, lo que sucede es que se está exponiendo a unos muy largos cortes de electricidad a la clase trabajadora. Un pequeño detalle que no se debe perder de vista, y es que los cortes de electricidad más largos están sucediendo en las provincias más «leales». En las provincias donde fueron débiles las protestas o no sucedieron manifestaciones durante las protestas del 11 -que se extendieron en algunos lugares hasta el 12 de julio-, los apagones pueden ser de 6 y 8 horas en toda la noche. Este jueves 11 de agosto la Unión Eléctrica en la provincia Villa Clara informó que serían 12 horas y, en su página en facebook consultó cómo querían que fuera: si dos cortes de 6 horas o un solo apagón, o sea, las 12 horas corridas, para que se hagan una idea. ¿Qué quiero decir con esto? Que el gobierno sabe perfectamente dónde puede y dónde no puede hacer los cortes de electricidad. Sin embargo, los cortes de electricidad ya llegaron a La Habana, planificándose dos días de afectación donde los apagones son de 6 horas. Pero el 5 de agosto sucedió un accidente en los tanques donde se almacenaba petróleo, accidente que tuvo lugar en las inmediaciones de Matanzas, lo cual agravó la situación energética y ya están agregando otra jornada de cortes por lo que en Marianao el 10 de agosto ya hubo un corte en la noche de 4 horas. Esto evidentemente, más la crisis económica, más la crisis política que se ve en la caída continua de la popularidad del Gobierno, va creando un fuerte descontento. Existe una burocracia que cada vez se aleja más de la clase trabajadora, de las mayorías populares, de la juventud. El descontento en la juventud cubana, que ve que no tiene cómo influir sobre las decisiones del Gobierno, ha provocado desde la crítica y cero compromisos con el Gobierno, hasta la apatía, e incluso lastimosamente la derechización.
Ahí están las protestas del municipio Los Palacios en la provincia Pinar del Río, las que acaban de acontecer en Altamira en Santiago de Cuba. Desde el 15 de julio hasta el 9 de agosto habían ocurrido una protesta por semana. Si los cortes continúan sucediendo en La Habana la capital también puede estallar. Y esto sería grave. A los burócratas les debió haber asombrado porque habían impuesto un Código Penal muy fuerte, desmedidas sanciones para un grupo de manifestantes del 11 de julio, una fuerte propaganda desacreditando las protestas del 11. Entonces, aunque ellos sí sabían que la protesta y el descontento estaba a flor de piel, quizás lo que nunca se habían imaginado es que en esos pequeños lugares periféricos era donde podían empezar las manifestaciones públicas. En cualquier país 4 protestas en un mes con 200 manifestantes cada una puede ser algo común, pero en Cuba, donde esto siempre ha sido tan reprimido que en el imaginario popular manifestarse en la calle es cometer contrarrevolución y ahora con el riesgo del nuevo Código Penal y los precedentes del 11 de julio, pues entonces es obvio que Cuba está viviendo un escenario sin precedentes. Hay que tener en cuenta que las protestas del 11 de julio no empiezan en La Habana, empiezan en San Antonio de los Baños, una ciudad pequeña que está a 30 km de La Habana.
Con respecto a la situación del desabastecimiento, que parece que va en aumento, ¿cómo está en estos momentos?
Sí, aunado a esta crisis energética está el desabastecimiento, porque la guerra ruso-ucrania ha impactado terriblemente en el desabastecimiento, que ya era crónico. Este desabastecimiento se ve acrecentado por el hecho de que se está expandiendo el sector de la economía privada -y el sector de la economía en Cuba en donde tiene mayor presencia es en el sector de los servicios, en la gastronomía, en la hotelería-. Entonces, el sector de la economía privada empieza a acaparar alimentos y no solamente a acaparar, sino que el Estado comienza a venderle también alimentos. Y esto ayuda a un desabastecimiento bien grande, que sí se ve en La Habana, a diferencia de los cortes de electricidad que hace el gobierno, como dije anteriormente, en las provincias «leales», y no se atreve a hacerlas aquí en la capital porque sabe que quedaría expuesto a posibles protestas fuertes.
En La Habana sí se ven grandes filas que, como he explicado varias veces hasta a amistades extranjeras que no se percatan de la gravedad del asunto, no es hacer solamente grandes filas que pueden ser de un día entero por comprar determinado producto, sino hacerlas con la incertidumbre incluso que ese producto que puede ser algo tan básico como pollo, como aceite, o productos de aseo, se puede acabar mientras estás haciendo la cola. Entonces, toda esta confluencia de desabastecimiento, crisis económica, se ve en no poder tener acceso a productos básicos, porque no los hay, y cuando los hay están muy caros porque la inflación mantiene un ritmo sostenido. Todo esto contorna toda una situación muy peligrosa.
Recientemente, el ministro de economía, Alejandro Gil, anunció 75 medidas económicas nuevas para «dinamizar», por decir así, la economía del país. Medidas que se pueden resumir en: fuerte estímulo del sector privado, recortes de las políticas públicas, reducción de los empleos estatales y del presupuesto estatal. Esto increíblemente ha sido recibido con cierta popularidad dentro de la población cubana porque se ha ido creando la idea que el sector privado es el sector eficiente. Como decía, donde mayor fuerza tiene el sector privado es en el sector de la gastronomía, y como el mismo Estado ha ido desmantelando toda la gastronomía estatal, la población ve cómo aparece una burguesía eficiente y próspera. Claro que esa burguesía va a ser más eficiente y próspera porque está recibiendo el apoyo del Estado. No está recibiendo dinero del Estado, pero sí está recibiendo materia prima, está recibiendo mercancías a bajo precio. A esto tenemos que agregar que ese sector de la gastronomía, no pocas veces en los negocios más exitosos, tiene como propietarios a los mismos burócratas o testaferros de los burócratas o personas muy cercanas a ellos.
Pareciera que la burocracia, el gobierno cubano, lo que ha hecho hasta el momento, después de los eventos del 11 de julio y toda su política represiva, es retardar, digamos, una crisis mayor que se puede avecinar, tomando en cuenta que cada vez más se suman problemas estructurales, avistándose una explosión social mucho mayor que la del 11 de julio. ¿Cómo ves tú la dinámica en este sentido?
Bueno, voy a hablar no solamente ahora a mi nombre, sino también a nombre del colectivo Comunistas, que hemos ido analizando mucho en detalle cuando nos reunimos, porque es una gran pregunta que nos hacemos, ¿qué puede suceder? ¿cuál será la salida a la actual crisis? Estos son los escenarios que hemos puesto sobre la mesa.
El primer escenario sería que el gobierno cubano, debido a toda la represión que se lanzó durante el 11 de julio, más la campaña política que realizó, más alguna jugada parecida a la que hizo de la marcha que Junior García había convocado para el 15 de noviembre, como fue el sobredimensionamiento de la misma (llegando a crear el estado de opinión que iba a ser una marcha violenta, al punto que en los centros de trabajo, en las instituciones, en las fábricas los militantes del Partido Comunista hicieron guardias, porque se esperaban ataques contra todas las instituciones estatales), más la emigración de más del 1% de la población cubana en poco más de 7 meses y, por tanto, ahí se va una gran cantidad, miles de personas descontentas que pudieran estar en la calle protestando en un similar 11 julio, más la ideologización de la que he hablado antes, pudiera ser que quizás toda esta presión, toda esta situación, si bien transcurra bajo una gran tensión, el gobierno vaya saliendo sin vivir ningún tipo de protestas, al menos no de explosión social.
El problema es que no veo cómo el gobierno puede superar esta crisis, porque además existe algo que siempre se olvida, y es que realmente existe el bloqueo yanqui que persigue a las empresas que intentan negociar con Cuba y las multa. El servicio de mensajería FedEx, por ejemplo, no puede ni siquiera enviar paquetería o documentos de una embajada cubana a otra institución o a otro país, o al revés. Es por poner el ejemplo, digamos, más estúpido. Para no llevarlo al nivel de que las vacunas cubanas contra el coronavirus, que fueron muy eficientes, no fueron reconocidas por la OMS. Eso no es casualidad, ahí está la mano de Estados Unidos. Pero entonces esto llevémoslo a la presión económica, agreguemos lo que había dicho de la guerra ruso-ucraniana, que no está entrando turismo; es decir, Cuba apenas estaba saliendo de una crisis económica y recibe otro golpe y Cuba, como quiera que sea, sí está inserta en las dinámicas del mercado capitalista internacional. Entonces cuesta mucho trabajo ver cuál es la salida que pudiera dar, por lo cual este escenario es completamente improbable.
El segundo escenario que tenemos planteado es no ya un levantamiento general que pudiera ser como el 11 de julio que conmocionó al país y que hay un antes y un después, porque se demostró que había un quiebre total en el discurso político de la burocracia. Sino que suceda, como sucedió en Vietnam en 2011 si mal no recuerdo, que hubo cerca de 1000 huelgas, pero no provocó la caída del Gobierno vietnamita. Y hay que ver bien cómo la burocracia cubana supo manejar las protestas de Los Palacios, cómo manejó tan bien las protestas en un pequeño central azucarero que hay en Matanzas, el central Australia. El gobierno no reprimió las protestas de Los Palacios, no reprimió las del central Australia, esa es la información que se tiene momentáneamente, no se ha llevado a juicio a ninguno de los manifestantes. Quizá el Gobierno vaya aprendiendo a manejar estas protestas en tanto sean pequeñas. Quizá ha aprendido del desastre que provocó el manejo del 11 de julio que, en buena medida, ya lo sabemos perfectamente, fue la misma burocracia quien intentó apagar el fuego con gasolina. Cuando Díaz-Canel sale en la locución diciendo «revolucionarios y comunistas para la calle, la orden de combate está dada», eso sirvió para dar un aviso general a nivel nacional que había algo sucediendo en la calle. Y entonces es posible este segundo escenario, que se vayan dando una serie de protestas que sirvan para liberar presión, que la burocracia lo sepa ir manejando hasta que esta tensión vaya desapareciendo poco a poco. Quiero decir que de pronto la burocracia puede sortear de manera inteligente, sin reprimir y sin ellos mismos provocar un gran estallido social que prácticamente fue lo que sucedió el 11 de Julio.
Tenemos un tercer escenario: que sí haya un levantamiento nacional. En ese aspecto nosotros desde Comunistas siempre hemos entendido que no sería tampoco, como tampoco sucedió el 11 de julio, de manera coordinada por la contrarrevolución o por ningún tipo de oposición. Porque ninguna organización tiene el poder de convocatoria para lograr generar un estallido como el del 11 de julio. En este escenario habría que ver, ¿quién pudiera ubicarse al frente, en su dirección? Ahí entran tres variables. La primera variable, que sería una de las más posibles, es que la contrarrevolución tome la conducción de estas protestas. Sabemos lo que implicaría: la caída del Estado cubano y la implantación de un capitalismo neoliberal sin ninguna careta, sometimiento sostenido y una dictadura anticomunista feroz. Otra variante sería que la izquierda crítica ante su mayor amplitud, se pusiera al frente de esas protestas con banderas rojas, con un programa socialista y comenzar así un proceso revolucionario socialista. Una variable muy difícil que suceda. La tercera variable, que no lo habíamos visto hasta que un compañero cercano a nosotros nos lo puso sobre la mesa, es que sucediera como aconteció en la Rusia, en los últimos estertores de la Unión Soviética, donde las protestas -claro que generadas en aquel momento por un golpe de Estado de estado de la KGB en agosto del 91-, las protestas fueron conducidas por el sector derechista de la burocracia. Otro detalle a atender ahí es que Boris Yeltsin, que fue quien llevó adelante la conducción de esas protestas no apareció de la noche a la mañana, sino que fue creando un ala derechista dentro del Kremlin y cuando llegó ese momento que le favoreció, que la hacía mucha falta él estuvo al frente, hasta ahora, ese burócrata no aparece, hasta ahora si esa ala de derecha, que tiene la real intención de derribar a la burocracia para convertirse ellos en una nueva burguesía, esa ala no se conoce, no existe o no se vislumbra desde aquí.
Y un cuarto escenario sería una rebelión popular que terminara conducido por una especie de frente amplio, como sucedió en Rumanía, donde hubo desde militares, burócratas, opositores de izquierda y derecha, pero sin un plan, políticamente terminó yendo hacia la derecha hacia la restauración del capitalismo. La diferencia entre Rumanía y Rusia fue que la burocracia promovió la caída del socialismo -o lo que hubiera en la Unión Soviética- y cuando estallaron las protestas el sector más reaccionario se puso al frente de estas y utilizó a las masas para restaurar el capitalismo. Rumanía fue una abierta explosión social donde la misma protesta hizo huir a Ceacescu y, a raíz de ello, se creó ese gobierno provisional que mencioné, se dividieron las fuerzas armadas y tras unos pocos días de combate cayó el gobierno. Pero hay un patrón muy peligroso y es por el cual triunfa la derecha en estos casos y es que no hay ninguna organización que encabece las protestas, menos aún una organización revolucionaria. La propaganda anticomunista y a la misma vez de la burocracia, y los hechos, provocó que un sindicato conformado por obreros portuarios como lo fue Solidaridad -hablo de Polonia- terminara siendo controlado no solo por la derecha, al punto de que al triunfar metieron un paquetazo neoliberal.
Si ahora mismo en Cuba cae, no solo el gobierno, sino también el Estado porque puede cambiar el gobierno a raíz de protestas populares y continuar el Estado -algo que no sucedió en la Europa del Este porque en esos países el gobierno estaba tan fundido con el Estado que la caída del gobierno implicó la caída del Estado-; si protestas populares echaran abajo el gobierno cubano sería extremadamente difícil que la clase trabajadora cubana llegue al poder y comience la construcción de una revolución socialista y quien se lanzaría al poder sería la derecha más reaccionaria con el apoyo de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, dar por sentado inequívocamente que si ahora por protestas populares cae el Estado cubano no se iniciaría una revolución socialista, sería no tener ninguna confianza en la clase trabajadora.
Veremos el desarrollo de estos acontecimientos y los eventuales escenarios. Queremos retomar cuando te referías sobre la ampliación del sector privado, mencionabas una burguesía que surge, o proto burguesía como le llaman algunos. Nos gustaría preguntarte ¿cuál es el origen?, ¿de dónde vienen esos sectores? y, ¿cuál es su extensión en la propia economía?
Bueno primero si nos atenemos, y creo que es lo que hay que hacer, al concepto clásico de burguesía según Marx y qué es lo que sucede en los hechos, la burguesía es aquella clase social que, poseedora de medios de producción sean cuales fueren, pocos o muchos, compra fuerza de trabajo para poner en movimiento esos medios de producción y generar plusvalía de la cual vive. Aquí entra también Marx, cuando hablaba de la clase en sí y la clase para sí. Aquella burguesía, digamos, propietaria de un kiosco, propietaria de un negocito de venta de alimentos muy pequeño, esa burguesía era una burguesía que era tan burguesía en sí, que no generaba su propia cultura, sus propias conductas, su propio hábito, su propia ideología. Entonces, podemos hablar ya de una existente burguesía en Cuba, incluso desde el año 94, cuando Fidel habilita las primeras reformas. Sin embargo, con el inicio de las reformas económicas que empieza Raúl en el 2010 y que se van a ir acelerando en el 2014 y en lo adelante, esa burguesía pasa a ser una clase para sí.
Entonces esa burguesía podemos verla ahora conformada de la siguiente manera: está una burguesía periférica que se encuentra en los cordones de La Habana y a lo largo del interior del país y en los campos, que es una burguesía, conservadora, tendiente al cristianismo; una burguesía que ha nacido del campesinado rico, una burguesía que ha nacido de negocios del lumpenproletariado, una burguesía que ha nacido de los cubanos que han emigrado y regresan de Miami, principalmente. Y hay otra burguesía cosmopolita, culta, que radica como tal principalmente en La Habana y son aquellos que han hecho negocios, que son artistas que acumularon riqueza con la venta de sus cuadros, europeos vinculados con la intelectualidad que han venido a Cuba y puesto sus negocios vinculados con el sector del diseño, con el diseño de ropa, con una gastronomía que reproduce los cánones estéticos de la burguesía hipster, millennial, que se ve en México como en la colonia Roma y que podemos encontrar en la Europa más cosmopolita, un fenómeno que se repite a lo largo de toda Latinoamérica y que es un fenómeno producto de la globalización. Una vez que Cuba comienza a insertarse en esa globalización, una vez que esos extranjeros desembarcan en Cuba y ponen esos negocios, ahí empieza a generar una cultura burguesa liberal: artistas de la plástica, cantantes, directores de cine o personas vinculadas al cine o personas vinculadas a la plástica en general, entonces estos son de los principales orígenes de la burguesía.
Tenemos un tercer núcleo, que muchos conocemos ejemplos personales, como familiares de burócratas y dirigentes cubanos que, asombrosamente, han reunido el capital necesario para poner bares de lujo, dulcerías de lujo, spa. Esto llama siempre mucho la atención porque no corresponde el salario de un dirigente cubano con la cantidad de dinero necesario como para hacer una gruesa inversión y mantener todos los insumos, partiendo de que el salario no concuerda con el capital necesario para poner un negocio privado. Nada más hago una comparación: el salario del presidente es 25 000 pesos, que a la tasa actual rondaría unos 250 dólares. Con eso no se puede poner un bar de lujo, no se puede montar un restaurante de lujo ni se puede montar una dulcería de lujo. Y estoy hablando del salario del Presidente y un salario que está recibiendo después de la Tarea Ordenamiento. Es decir, antes, en 2019, 2018, o 2017, cuando ya varios burócratas o sus familiares tenían esos negocios, el salario más alto que podían devengar era de alrededor de 50 dólares, 60 dólares, ninguno llegaba a 100 dólares. Entonces hay algo turbio, por decirlo de esta manera.
Tú hablas de una burguesía, pero cuando uno lo compara con los países capitalistas, allí sería lo que representa una pequeña burguesía o mediana burguesía. No es un sector burgués dueño de una cadena hotelera, dueñas de sectores de la industria, de grandes sectores de servicios, es decir, de grandes medios de producción; son sectores que van acumulando. Nos podrías detallar un poco al respecto.
Sí, sí, es muy buena la acotación que has hecho. El aporte al Producto Interno Bruto que genera el sector privado no pasa del 20%, pero el sector de la economía privada ya emplea a casi el 30% de la población y ya los negocios que tienen no son de tres o cuatro empleados. Esa es una de las medidas que tomó recientemente el gobierno: la ley de las mipymes fue más que reconocer negocios de 100 empleados, por ejemplo, como en cadenas de varios restaurantes que completan 100 o capaz 200 empleados. Recuerdo perfectamente, al secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta, diciendo en los debates de la Constitución que no había problema con la acumulación de riqueza, sino que lo que se prohibía y se prohíbe en la Constitución es la acumulación de propiedad. Y ahí es cuando uno dice bueno, este hombre es cínico o ingenuo, desconoce la historia de la lucha de clases, porque la acumulación de capital es lo que da origen a la burguesía.
Entonces sí, hay que hablar de qué tipo de burguesía. No estamos ante una burguesía propietaria de fábricas, que todavía se prohíbe, propietaria de minas, que se prohíbe, propietaria de áreas de centrales como azucareras, propietaria de hoteles, pero sí es una burguesía ya que es propietaria de restaurantes muy exitosos, propietarias de varias casas de renta, de empresas que van naciendo de 100, 200 trabajadores y que sí se van constituyendo con más fuerza. Con respecto a los generales tecnócratas, que puede que hayan ido acumulando propiedades, eso queda en una incertidumbre muy grande, porque no hay cómo demostrar que son propietarios de empresas y de medios de producción. Ahí es cuando viene el gran debate con los cliffistas y cuando se les puede responder: bueno, esta gente son burócratas de manera demostrable. Los otros días alguien me preguntaba «ahora ustedes, Comunistas, están empleando el término burocracia capitalista» y estamos hablando de burocracia capitalista, no porque nos hayamos pasado al cliffismo, sino porque es un hecho que esa burocracia ya está siendo propietaria de negocios privados. El capitalismo de Estado de Tony Cliff lo que plantea es que la burocracia es propietaria de todos los medios de producción de un Estado obrero.
Sin embargo, la mejor forma de demostrar que la burocracia no es clase -que también nos los explica Carlos Marx, es el principal mérito de Carlos Marx, demostrar cómo funcionan las sociedades modernas capitalistas y también socialistas- es que cuando la burguesía sale derrotada políticamente en la Rusia bolchevique en 1917, por ejemplo, que sale del poder completamente, sigue siendo burguesía, siguió siendo burguesía porque siguió conservando sus medios de producción hasta que fueron nacionalizados, hasta que fueron expropiados, pero mientras tanto siguió teniendo esos negocios. En cambio, la burocracia, cuando pierde el poder, los burócratas soviéticos, pongamos un ejemplo más crudo, los burócratas de la República Democrática de Alemania y de Polonia, cuando perdieron el poder político, dejaron de ser burocracia inmediatamente. La existencia de la burocracia no está condicionada por motivos económicos, por razones puramente económicas, sino por razones puramente políticas. Esto lo podemos ver aquí quienes vivimos en Cuba, quienes han vivido en otros estados obreros -estados socialistas, cómo se le quiera decir, economías no capitalistas- que un negocio estatal, digamos, vayamos otra vez a los restaurantes y bares, un restaurante estatal puede estar en crisis, en quiebra constantemente en números rojos y no cierra. No depende de las relaciones económicas, y sí cierra, a lo mejor, un negocio estatal porque el burócrata es depuesto. Es una decisión política, las relaciones políticas, lo que decide la existencia de la burocracia y no relaciones económicas. Sin embargo, sí estamos presenciando que esa burocracia se está convirtiendo en burgueses al poseer negocios privados, pero a la misma vez son burócratas, a la misma vez son dirigentes, entonces por eso estamos empleando el término en Comunistas de burocracia capitalista.
Tomando en cuenta todo esto que estás desarrollando, y todos los elementos de progresión en el despliegue de ese sector social que estamos discutiendo; nosotros creemos que desde el punto de vista de lo que es Cuba, ese sector sigue siendo minoritario y no cambia ese carácter del Estado, aunque lo mina y se desarrolla al calor de las políticas de restauración y de la desigualdad. Nos parece que, en lo esencial, se va constituyendo como una importante base social para una política de restauración mucho más ofensiva, de ahí el peligro de lo que se está gestando. ¿Qué opinas tú?
Hay un detalle muy importante que a veces algunos ingenuos, nos preguntan a diferentes miembros de Comunistas, bueno, ¿y qué problema hay con que los dirigentes cubanos tengan negocios privados si van a continuar construyendo el socialismo? Ahí es donde entra la cuestión de que importa quién esté gobernando. Porque es obvio que si una persona es propietaria de un negocio privado va a legislar en beneficio de su negocio privado y no en beneficio de la clase trabajadora. Pongo un ejemplo concreto, el gobierno cubano -como todos lo esperábamos manejó muy bien la crisis del coronavirus hasta diciembre de 2021, desde que empezó en marzo hasta diciembre. En diciembre, evidentemente se impuso el ala china, por decirlo así, el ala restauracionista de la burocracia y se vio claramente, no tanto en la flexibilización de medidas respecto al coronavirus, sino en qué tipo de medidas dispuso. Inmediatamente ordenó la apertura del sector de la gastronomía privada. Ahí alguien pudiera pensar «bueno, de pronto lo hizo para ayudar a los trabajadores del sector de la economía privada»: les informo que los trabajadores del sector de la economía privada no tenían ningún apoyo. Que muchos perdieron su trabajo. Sin embargo, sí había unos cuantos burócratas que tenían negocios privados en el sector de la gastronomía y que estaban legislando a su favor. Exponiendo a la clase trabajadora para poder salvar sus negocios, entonces esto es un simple ejemplo, de lo que importa quién esté gobernando: si trabajadores o si burgueses.
Ese era uno de los debates que yo mantenía con miembros del desaparecido 27N que después dieron paso al grupo Archipiélago. Yo les decía, suponiendo que ustedes triunfen, ¿qué sistema económico proponen?, ¿Qué sistema político van a poner?, ¿capitalismo? ¿o van a tratar de construir el socialismo? Me decían: «No Frank, es muy dogmático lo que estás diciendo». Les respondía: hay esencialmente dos sistemas, uno que le puedes decir no capitalista y a lo mejor termina en el socialismo y otro que es el capitalista. Eso está dado por pura matemática, ¿quién tiene el control de los medios de producción? ¿quién va a tener mínimo el 50 + 1 de los medios de producción? ¿la clase trabajadora o la burguesía? Es un hecho. Es un hecho, no es una interpretación de los hechos y ahí es donde estas personas trataban de evadir la respuesta, porque no tenían otra respuesta que decir quién va a tener los medios de producción, no va a ser la clase trabajadora, sino la burguesía.
Yo estaba leyendo recientemente a Lenin, El Estado y la Revolución y hay que tener bien claro aquella frase de Lenin que dice, «el estado es una clase oprimiendo a otra». Claro, aquí no es la clase trabajadora oprimiendo a la burguesía, no es la clase trabajadora oprimiendo a la contrarrevolución, es un sistema donde la burocracia supuestamente defiende a la clase trabajadora, pero sí también, además de que se enfrenta a la clase trabajadora, por su propia existencia se está enfrentando a la contrarrevolución. Como sucedió con la burguesía a lo largo de la historia, hoy la burocracia cubana ya no tiene carácter revolucionario, pero por su propia existencia política y económica se enfrenta a la contrarrevolución; pero así como decimos que la burocracia cubana es hoy irreformable y prácticamente indefendible, nunca vamos a defender la contrarrevolución.
Me asombra cómo hay marxistas revolucionarios que defienden la Ley de Amnistía para todos los presos políticos cubanos del 11 de julio en general. Como mismo la mayoría de los presos son trabajadores que ejercieron el derecho a la legítima protesta, sin ser convocados por ningún grupo derechista, ahí también está, por poner un solo ejemplo, Luis Manuel Otero Alcántara, que fue detenido el 11 de julio y Alcántara es un fuerte anticomunista con vínculos directos con Estados Unidos. Existe una fundación de la más dura derecha argentina llamada Cadal que apoya abiertamente a Alcántara a su organización: el Movimiento San Isidro. Entonces me pregunto ¿cómo pedir la liberación de esos personajes? Es un deber revolucionario exigir la liberación de las trabajadoras y trabajadores detenidos el 11 de julio. Aprovecho para hacer público mi reclamo por la liberación y los derechos todos de la chica trans Brenda Díaz detenida el 11J, quien en la cárcel ha sido tratada como un hombre, obligada a estar presa en cárceles para hombres, vestirse de hombre y llamada por el nombre con el cual nació. Esto no ha sido solo con Brenda: cuando caí preso el 11 de julio, en uno de los centros de detención donde estuve compartí celda con dos chicas transgéneros, también detenidas ese día y les daban ropa de hombre, estaban en la sección de los hombres y se les llamaba por el nombre que todavía está asignado en su carnet de identidad.
Si la burocracia es irreformable, eso implica un tipo de programa político por el cual luchar. Nos gustaría si pudieras desarrollar un poco más y cómo lo vinculas al programa político que habría que levantar en Cuba en estos momentos.
Un camarada nuestro que vive en una de las provincias ubicadas al centro del país, nos dice siempre, a los camaradas de La Habana, que la propaganda oficial acerca del 11 de julio fue muy eficaz. Las posturas del gobierno cubano respecto a las protestas del 11 de julio, en su discurso, en su propaganda, fueron variando. Inicialmente tenía un tono conciliador, de conciliar a la sociedad cubana, después empezó a insistir que las protestas, no que eran contrarrevolucionarias, sino que habían sido provocadas por el malestar, con revolucionarios confundidos entre los manifestantes, y que había sido provocada principalmente por una propaganda desde las redes sociales. Esta teoría se cae inmediatamente, porque la situación actual es prácticamente la misma que en la explosión del 11 de julio. Ha habido varios intentos de convocar a manifestaciones desde redes sociales y no sucede. Hay algo que pierde ahí de vista la burocracia cubana y según ha ido aumentando, pasando el tiempo, ahora ya la burocracia cubana, el discurso oficial del Gobierno cubano, de Díaz-Canel e investigadores del Ministerio del interior, utiliza el término de «golpe blando», haciendo alusión al Maidán en Ucrania. Entonces, esa propaganda política es muy eficaz, en el sentido de que, además, la burocracia cubana se arroga y todavía mantiene parte del capital político que heredó de la revolución cubana.
Esto tiene consecuencias nefastas: una es la desmovilización e incluso el anticomunismo por una buena parte de la juventud, más de 145.000 cubanos han entrado a Estados Unidos por la frontera con México desde que Nicaragua levantó el visado a Cuba, es decir, desde diciembre hasta acá. Más de 145.000 cubanos y la mayoría jóvenes. Que el gobierno cubano hegemonice el discurso socialista provoca, entre otras cosas, eso. A la vez, eso causa que el gobierno todavía tenga un fuerte poder de convocatoria. Basado en ello, la propaganda actual del Gobierno cubano miente, al punto de decir que millones de trabajadores aplastaron las protestas del 11 de julio; eso se puede ver perfectamente en los vídeos que no fue así. Por tanto, tenemos ese factor bien complicado. El gobierno cubano detentando el discurso socialista, hegemonizando parte del capital político heredado de la revolución, creando nuevos instrumentos, como lo son supuestos jóvenes críticos que reciben todo el amparo de la burocracia, todos hijos de burócratas, todos asesores de altos burócratas, o por ejemplo trabajando en la cancillería, por ejemplo.
Y promueve a jóvenes hacia nuevos cargos: jóvenes que han perseguido a jóvenes intelectuales críticos, que han tenido un papel persecutor con quienes fuimos detenidos el 11 de julio, que como en mi caso bregaron y lograron mi despido. Por lo general estos jóvenes oportunistas ascendidos a cargos o con determinadas prebendas, en algún momento muy lejano que quisieran borrar fueron críticos y la mejor manera de negar todo pasado revolucionario es perseguir a sus antiguos camaradas. Representan la actualización de la degeneración política de la burocracia. Este es un intento de lavado de cara fallido porque la juventud sabe que esos jóvenes ni son críticos y son los más leales. En medio de este escenario la izquierda crítica le queda muy difícil el trabajo político, porque nos encontramos ante una situación doblemente compleja. Paradójicamente miles de jóvenes no creen en el socialismo porque creyeron en la propaganda de la burocracia: Creen que Cuba es socialista y ven como socialismo a todos los errores y en degeneración política de la burocracia. Por eso, muchas veces, cuando a jóvenes trabajadores, muchas veces nos responden con que no quieren saber nada de comunismo.
Yo personalmente me hice amigo de los trabajadores de un restaurante habanero muy exitoso, no voy a decir el nombre, esos trabajadores trabajan más de 12 horas, sin derecho a vacaciones, sin derecho a sindicatos, sin derecho a enfermarse, ni embarazarse. Depende nada más de la «buena voluntad» del patrón, de la administración. Y, cuando yo les hacía ver que ellos son los que tienen el poder y que pueden echar afuera al burgués y que crearan un sindicato, ahí se asustaban rápido y me decían, «ya vienes con tu discurso comunista». Ese es uno de los restaurantes más exitosos de Cuba y el patrón no les da ni siquiera almuerzo. No les regalan ni un plato de comida, todo lo tienen que pagar. Y cómo ellos, el resto de los trabajadores de los restaurantes.
Entonces, esta es la situación política. Agrégale a esto que, si salimos a las calles a repartir los mismos artículos que ponemos en Comunistas, corremos un alto riesgo de ir presos por divulgar algo que se llama «propaganda enemiga». Eso es un artículo que está tipificado en el Código Penal; no del nuevo Código Penal reforzado para la penalización de las protestas, sino del mismo Código Penal que estaba desde la Constitución del año 76. Nos aplicarían el artículo de «propaganda enemiga». Ese fue uno de los artículos con los cuales prohibieron al Partido Obrero Revolucionario Trotskista, yendo preso entre ellos, el último militante del POR-T, Juan León Ferrera, al que yo siempre digo que necesita mucho más reconocimiento porque todo lo que estamos haciendo hoy y lo que estamos diciendo en Comunistas, a ellos le costó la prisión, años de prisión, años de represión.
Ni la opresión política ni la represión política a los disidentes por izquierda es nueva, viene desde la década de los sesenta. ¿Cómo es hoy esa situación?
Fíjate, no a nosotros como Comunistas, pero a mí en particular me han marginado políticamente, a muchos los persigue la burocracia directamente. Pero, claro, no estamos presos como estuvo Juan León e Idalberto Ferrera, que fueron compañeros que cumplieron años de prisión por el hecho de decir lo mismo que estamos haciendo y diciendo nosotros; más allá de que el POR-T se constituyó como partido mientras que nosotros somos una pequeña agrupación, nucleada en un comité editorial.
Esto complejiza mucho la situación de la izquierda crítica hoy, de crear conciencia en la clase trabajadora. Todo ello hace que la lucha de clases sea cada vez más compleja, porque incluso desde el extranjero la percepción se complica. Tenemos dentro de esa izquierda crítica, que es una izquierda amplia, desde socialistas republicanos, socialdemócratas abiertamente socialdemócratas, socialistas que apuestan por la línea del socialismo de mercado a lo de Deng Xiao Ping, ese socialismo de mercado entre muchas comillas en la palabra socialismo y que en realidad es un capitalismo regenteado por un partido comunista. Están los anarquistas también y estamos nosotros, marxistas; además de otros pequeños colectivos de izquierda también socialistas.
Aprovechando el gancho que nos hablas de los trotskistas en la década del sesenta, en un reciente artículo tú has hablado del «desembarco» de los trotskismos en Cuba, ¿a qué te refieres con esto?
Esta izquierda crítica yo la ubico después de las protestas del 11 de julio, porque antes existía, existían los anarquistas que siempre estuvieron organizados, pero que se haya consolidado, que se haya internacionalizado esa izquierda crítica es después del 11 de julio. El salto a la internacionalización de la izquierda crítica también tiene sus orígenes en el evento León Trotsky, del 6 al 8 de mayo de 2019, cuando se logró que desembarcaran en Cuba los trotskismos, y para quedarse. Que habían estado ausentes en Cuba desde 1973. Claro, había estado la compañera Celia Hart, pero que surgiera un sector que se interese por la presencia del pensamiento de León Trotsky, de estudiantes pidiendo el libro «La Revolución Traicionada» para leerlo, eso no había vuelto a suceder desde el año 73. Y el evento León Trotsky que te menciono provocó la llegada de los trotskismos, algo que se consolidó con la fundación de Comunistas el 10 de junio del 2020 y los sucesos del 11 de julio, Comunistas sirviendo de puente para que desembarcaran los trotskismos, pero sobre todo -más que organizaciones- las ideas de Trotsky, que son la principal herramienta para poder entender la caída de la Unión Soviética, porque si nos quedamos nada más con Lenin, se nos vuelve casi imposible entender la degeneración del Estado obrero.
Nadie, ningún marxista antes de Trotsky había anunciado y descrito tan bien la caída y de manera tan certera, la caída de la Unión Soviética, que está magistralmente expuesto en «La Revolución Traicionada». Eso no había sucedido hasta ese momento. Rosa Luxemburgo había dado una puntada, muy rápida, en su texto «La Revolución Rusa», pero dos o tres oraciones. Y en este caso, Trotsky sí dedica todo un excelente libro que se llama «La Revolución Traicionada», además de todos los otros textos que ya conocemos. Ese es un libro que cada vez más nos piden en Comunistas «un ejemplar de La Revolución Traicionada, un ejemplar de La Revolución Traicionada» y siempre hemos dicho a todos los compañeros trotskistas que cuando lleguen a Cuba venga con un ejemplar de «La Revolución Traicionada», no para que nos las dé a nosotros; sino que a la persona, al joven que conozca, en el lugar donde se está quedando, que vea que es de izquierda y que tiene inconformidades, que es crítico con la burocracia, decirle bueno, léase esto y después si quieres contactas a Comunistas, pero primero léase esto, «La Revolución Traicionada».
En la izquierda crítica y jóvenes, muchos jóvenes que todavía no tenían vínculos con nosotros, lograron ir viendo publicaciones y diferentes organizaciones trotskistas. Incluso se está dando un fenómeno interesante de jóvenes que tienen cierta predisposición positiva con el trotskismo, a pesar de tanta propaganda burocrática contra el trotskismo. Lo mismo se ve cuando hay una propuesta marxista revolucionaria que alterne, que sea eficaz al discurso de la burocracia, lo que se encuentra hasta ahora son las ideas trotskistas. Y se hacía y se hace muy interesante cómo los trotskistas han ido construyendo una respuesta marxista ante la crisis. Y esto es algo que demuestra el quiebre de la hegemonía política de la burocracia, que lo mismo fue demostrado en los hechos -y es lo que temen- con lo del 11 de julio, donde miles de jóvenes trabajadores salieron a protestar contra ellos. Porque en Cuba hay avidez de una salida a la crisis desde la izquierda. Yo siempre hablo de los trotskismos porque no creo que sea lo mismo todas las corrientes, lo que representan ustedes como corriente trotskista internacional FT-CI, de las agrupaciones del morenismo, de alguna agrupación posadista, que una agrupación cliffista, del Secretariado Unificado, del Partido Obrero, de Política Obrera, son posiciones diferentes.
Volviendo al tema del programa político para Cuba, ¿cómo se procesa en la izquierda crítica?
Hay que entender también que ese amplio abanico de izquierda crítica complejiza también la lucha. Pero es normal que vayan surgiendo nuevos colectivos, nuevos medios de prensa dentro de la izquierda crítica, dentro de una oposición de izquierda a la burocracia, porque es el ciclo natural de la lucha de clases. La burocracia está cada vez más desgastada; a Comunistas nos tocan la puerta, hablan con nosotros estudiantes de todas las provincias. De a poquito, pero seguirán surgiendo otros colectivos, seguirán surgiendo otros medios de prensa, porque es inevitable ver que la burocracia cada vez más se hace indefendible.
¿Qué ha pasado? Como decía antes, la burocracia recientemente, por ejemplo, anunció 75 medidas que lo que hacen es reforzar la Tarea Ordenamiento, y allí entra lo de la convertibilidad que no genera más que inflación a medida que el dólar se va disparando. En el 2003, cuando la economía cubana estaba muy estable con Chávez poniéndonos todo el petróleo y los alimentos que nos hacían falta, ya el compañero Juan León Ferrera estaba anunciando que la inflación iba a ser el látigo de la clase trabajadora, porque la clase trabajadora cubana no tenía el control de los medios de producción.
Entonces esa medida se suma a que el mismo ministro, en ese paquete de medidas, anuncia que se va a analizar el sector presupuestado, es decir, el sector de las instituciones que reciben directamente el dinero del Estado y no generan producción, que se van a revisar los programas de ayuda social. Estamos hablando evidentemente de un recorte de política social, un recorte de los empleos estatales. Se va a ver evidentemente, va a suceder, se refuerza el sector de la economía privada, entonces ese programa no se puede defender desde la izquierda crítica. A la misma vez, las libertades políticas y sociales se reducen.
Entonces ¿qué programa llevar ante eso? Control obrero sobre los medios de producción y democracia trabajadora. La clase trabajadora cubana no puede decidir sobre el rumbo económico y político de Cuba. Entonces el programa de Comunistas – y que es el programa que debe tener todo marxista, coherente y consecuente en Cuba- es reclamar que la clase trabajadora tome el control de los medios de producción directamente, y pueda decidir las políticas económicas, exteriores y nacionales a seguir, que se pueda decidir directamente. El cómo hacerlo, el qué hacer, como diría Lenin, ahí se complica la situación por todo esto que les estaba explicando. Porque ¿cómo podemos hacer nosotros para que la clase trabajadora tome el poder? Porque evidentemente tiene que tomar el poder.
La burocracia no se va a quitar las prebendas políticas, el poder político, no se lo va a regalar a la clase trabajadora, no le va a dar el poder de decidir sobre las empresas que controla, que no son de su propiedad, pero controla; sobre sus negocios privados. No va a darle a la clase trabajadora la capacidad de decidir económicamente, porque la clase trabajadora no va a legislar en contra de ella, no se va a desemplear, no va a cerrar negocio, no va a recortar políticas sociales, ¿qué clase trabajadora va a hacer eso?, ¿qué persona se va a afectar?, ¿en nombre de qué?
Entonces, evidentemente es una burocracia irreformable, pero entonces tenemos también la otra disyuntiva. Si ahora cae la burocracia cubana, ¿quién sube al poder?, ¿quién está organizado?, ¿quién tiene dinero? La contrarrevolución. Si cae ahora mismo la burocracia por protestas populares, lo más probable es que esos grupos organizados por la contrarrevolución con el apoyo directo de Estados Unidos, ante la ausencia de poder que eso generaría, estarían desembarcando. Lo que viviríamos sería una dictadura anticomunista y neoliberal. Eso lo sabemos todos. Hay que ver también ya en ese proceso de lucha, en ese mismo momento que se dé, que se estuviese dando, qué papel lograra tener la izquierda crítica.
Trotsky tenía un dilema muy similar al de nosotros al punto que incluso cuando Stalin invade Finlandia y es donde viene la primera gran discusión entre los defensistas, Sachtman y Trotsky. Trotsky está constantemente diciendo tenemos que defender el estado obrero, lo poco que queda de la Unión Soviética tenemos que defenderlo. Entonces nosotros estamos en la misma situación. Ya en «En Defensa del marxismo», él está diciendo abiertamente que tiene que haber una revolución, él está diciendo que hay que aprovechar la Segunda Guerra Mundial para eso. Pero a la vez que defiende el estado obrero ante la contrarrevolución, el imperialismo, sostiene que hay que hacer una revolución política contra la burocracia, los trabajadores tienen que hacer esa revolución. Entonces ese mismo dilema lo tenemos nosotros aquí en Cuba.
Muchas gracias Frank por esta entrevista. Seguramente volveremos a encontrarnos para tratar sobre diversos temas que tocamos en esta conversación pero que por razones de espacio no nos fue posible abordar, y que hacían necesario por su profundidad de otro reportaje.