Carlos Aquino
31-10-22.-El analista señala que los problemas sociales y el conflicto político deben trabajarse de manera simultánea. Sostiene que no puede condicionarse la resolución de las necesidades de la población a la salida de la crisis política
Carlos Aquino se define como un hombre de izquierda que piensa que se puede llegar al Gobierno, pero «el poder» se debe conquistar.
Cuestiona el papel que ha jugado la izquierda venezolana en los últimos años y, al ser increpado porque ha sido parte de los dirigentes que avalaron políticas que hoy considera reaccionarias, no duda en asumir la responsabilidad de los errores cometidos.
Llega a nuestra redacción con café y con azúcar que «siempre cargo encima para que cuando haga falta no me quedo sin café».
Después de tomar «un negrito» que invitó Contrapunto.com iniciamos la conversación.
–¿Cómo percibe el escenario político venezolano? ¿Está estancado? ¿Hacia dónde se mueve?
-En Venezuela nos encontramos en un gran laberinto, con un torbellino por encima que mueve y descoloca todo. No podría decir que el escenario político está estancado porque hay movimientos, dinámicas, en desarrollo, pero no se vislumbra en el corto o mediano plazo una posibilidad de solución de los problemas más acuciantes de la población. Y eso es alarmante
-¿Darle solucion a los problemas de la gente pasa por resolver el problema político?
-La resolución de los problemas más acuciantes de la población venezolana en el país y en el exterior, no necesariamente pasan por lo que ciertos factores señalan cómo el problema político. Esos factores son los que se empeñan en decir que el problema político es Maduro, el chavismo y el gobierno, y que si eso se soluciona ya está todo resuelto.
-¿Cuál es el problema político entonces…?
-A mi parecer hay que hacer diferenciaciones. Hay aspectos de las problemáticas sociales y económicas que se pueden atender y se han atendido. Algunas en alguna medida se han atendido.
–¿Qué cosas se han atendido?–
El abastecimiento. Hace cinco años aunque tuvieras plata ibas al «abasto» y no conseguías harina de maíz, pasta o arroz. En 2010 no había papel higiénico. Venimos de eso. Ahora los problemas están ubicados en la capacidad de compra. Pero si eso es cierto también se han agudizado problemas en el ámbito de los servicios sociales, los servicios públicos que deben atenderse. Esas cosas no pasan necesariamente por sacar a Maduro y al chavismo del gobierno. Además desde las oposiciones de derecha y de izquierda, cada uno desde sus concepciones, debemos propuestas para atender los problemas sociales y el problema político de manera simultánea. No pueden estar en una lista de orden jerárquico dónde se atienda uno primero para poder pasar al otro. También es necesario hablar con las fuerzas que están en el Gobierno que deben haber la posibilidad de diálogo, articulación con los distintos sectores que hacen vida en la nación.
-¿Es posible hacer coincidir los esfuerzos de esas oposiciones de derecha y de izquierda para vencer al oficialismo?
-En mi opinión sería profundamente incorrecto. No nos encontramos en una situación como en los años 50 con la dictadura de Pérez Jiménez, cuando la descomposición de los niveles de Gobierno, siendo una dictadura férrea y autocrática, ameritó la constitución de una Junta Patriótica y la articulación de los sectores civiles y militares, incluso para el derrocamiento. En mi opinión no es esa la situación en la que nos encontramos.
Aquino quien hasta hace poco era militante del Partido Comunista de Venezuela, donde llegó a ser miembro del buró político, se detiene a revisar la situación de la izquierda venezolana.
«Pienso que debe existir la posibilidad de que los sectores de izquierda no reagrupemos, porque estamos profundamente atomizados. Venimos de cometer unos errores que le han hecho mucho daño a la izquierda venezolana. Es necesario abrir espacios de diálogo en la misma izquierda para analizar el papel que hemos cumplido, autocríticamente, y trazar objetivos que se concreten en propuestas que apunten hacia las necesidades de la población, y hacia una alternativa de gobierno para el país desde la izquierda, y para eso hay que marcar distancia con la derecha.
-Para que eso suceda falta tiempo… Entonces Maduro forever.
-Bueno… nada es forever. Pero lo que sí es concreto, real y objetivo es que si las elecciones son hoy, gana Maduro. Y además si en la izquierda no nos revisamos y dejamos atrás lastres conceptuales y la derecha no hace el trabajo que le corresponde, y no me toca a mi decirle qué debe hacer, en un año y medio Maduro también gana las presidenciales.
-¿Dónde está la izquierda venezolana en este momento? El gobierno de Maduro se asume como un gobierno de izquierda.
-Esa es una discusión que debe darse. Nadie puede, ni en Venezuela ni en el mundo, como sector o como grupo, arrogarse el derecho, la patente o el copyright de ser de izquierda. La izquierda es muy diversa y va desde sectores de izquierda social reformistas, hasta la izquierda de concepción revolucionaria que actúa desde Marxismo Leninismo. Hay otros sectores que son considerados ultra. Es un panorama muy diverso. Pero hay posibilidades de identificar puntos comunes en la izquierda que incluye partidos políticos, sectores de base, colectivos e individualidades.
-La enfermedad del sectarismo ha impedido que la izquierda sea una opción de poder.
-Desde la izquierda, y en especial desde las concepciones comunistas, venimos arrastrando problemas nacionales e internacionales. Todavía nos sacan que la Unión Soviética cayó hace 30 años y nosotros «seguimos con eso del comunismo». En Venezuela nos dicen que «con que moral hablan ustedes que estuvieron justificando y legitimando las barrabasadas de Chávez y los primeros años de Maduro». Por eso el proceso debe ser muy autocrítico para esa dinámica de reconstrucción de la izquierda en el país. Indudablemente que eso no es de la noche a la mañana y evidentemente no podremos tener para el 2024 la capacidad de ser una opción alternativa. No una opción de poder, una opción de Gobierno, porque desde nuestro punto de vista el poder no se gana en elecciones, el poder se conquista. Pero en todo caso hay que iniciar ese camino que va a ser largo y tortuoso, pero hay que iniciarlo.
-¿Es un gobierno de izquierda el de Maduro?
-Tanto el de Chávez como el de Maduro, son gobiernos chavistas. Hay que tener claro que el chavismo es la versión venezolana del peronismo, por eso, nos guste o no, aquí habrá chavismo por muchas décadas. Por no ser el chavismo una idea sólida, coherente y unificada, que solo se guía por las frases aisladas y los antojos de una persona llamada Hugo Chávez-, hay sectores de izquierda dentro del chavismo. Pero existen también sectores de derecha, de ultra, facistoides.
Al tratar de precisar su respuesta Aquino reflexiona y señala que «los gobiernos de Chávez y de Maduro intentaron, y algunas veces aplicaron medidas sociales que pueden ser llamadas políticas de izquierda».
Aquino se detiene para enfatizar que «la política económica de Chávez y de Maduro ha sido reaccionaria. Más la de Chávez que la de Maduro».
-¿Cómo ve el reacomodo del mapa político con ese arcoíris de oposiciones de derecha y de izquierda?
-La realidad es que hay una gran fragmentación. No podemos hablar de la oposición de la derecha, porque no es una sola. Si entendemos a quienes llaman «alacranes» como sectores de derecha que ayudan a Maduro a mantenerse en el poder, entonces el G4, ahora llamado Plataforma Unitaria, son los mayores alacranes en el escenario.
-¿Por qué usted hace sentencia tan grave?
-Porque todo lo que ha hecho y lo que hace el G4 sirve para el mantenimiento del Gobierno de Maduro. Una de las demostraciones está en que el planteamiento inicial era unas primarias de toda la oposición, de la derecha en particular, ahora son las primarias de la Plataforma Unitaria. No serán unas primarias de todo ese sector… ¿Eso a quien ayuda? Al Gobierno de Maduro. Entonces los sospechosos de alacranes son el G4.
-¿Cómo se puede dar un cambio político en el país en el mediano plazo?
-Lo que está en el tapete es que sea a través de procesos eleccionarios. El venezolanos, nos guste o no, tiene muy marcada su vocación electoral. Eso ha tenido sus vaivenes en los últimos 60 años. Esa vocación se mantiene y muy probablemente será por esa vía y no otra. Ya los problemas fundamentales de la sociedad, cuando se ponga realmente en el tapete las contradicciones con respecto a su sistema político económico, tocará resolverlos por otra vía. Pero eso nos costará unos cuantos años a la izquierda revolucionaria.