La autobiografía de Daniel Santos fue publicada nuevamente en 2019 por la editorial El Perro y la Rana.
Se cumplen 40 años de haberse publicado la primera autobiografía de El Inquieto Anacobero
En 1982 el cantante puertorriqueño Daniel Santos, reconocido a escala internacional como El Inquieto Anacobero, contaba con 66 años de edad y más de 40 dedicado al canto popular caribeño, lo que le granjeó la admiración y respeto en Latinoamérica.
Sus triunfos, fracasos, amoríos, borracheras, peleas, cárceles, amistades y su orgullo patrio por Puerto Rico hasta el sueño de verla algún día, libre del colonialismo estadounidense, fueron volcados en el libro autobiográfico: El Inquieto Anacobero: Confesiones de Daniel Santos a Héctor Mujica con la habilidad redactora y literaria de este periodista venezolano, quien además fue miembro fundador de la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), entre otros méritos notables.
Al comienzo del libro, Daniel escribió lo siguiente: «Son estas las cosas de mi vida de Inquieto Anacobero itinerante, trashumante, andador, viajero impenitente, caminador y noctámbulo, noctívago de puertos, lunas, palmeras, playas y alcobas hoteleras, las que han hecho de mi vida un constante atrapamoscas de chulos, malparidos, traficantes, tratantes, guapetones de barrio, de bares, malencarados, guardaespaldas, policías, políticos, politicastros más bien, como los que conocí en aquella Habana y aquella desgraciada ciudad de ‘Trujillo’; en la costa atlántica colombiana, en Caracas, en todo el Caribe, y en mi viejo San Juan».
El intérprete de clásicos como Linda, Virgen de Medianoche, El Preso, Perdón y Despedida, cuenta con sinceridad, lo difícil que le resultó alcanzar el éxito entre Nueva York y Puerto Rico a finales de los 30 y comienzos de los 40, de la mano del compositor y paisano Pedro Flores, quien en ese momento tenía un cuarteto bajo la dirección musical de Ramón Moncho Usera, y se convirtió en mentor de Santos, al punto de que casi todos sus temas alcanzaron la popularidad en la voz de ese joven nacido en 1916 en el barrio de Trastalleres.
Mujica expresó al comienzo del libro que la caligrafía de Daniel en los cuadernos que usó para escribir, era tan extraña que hasta al padre de la egiptología Jean François Champollion le habría costado descifrarla.
Sin embargo, también señaló que Santos no solo se valió de la escritura, sino de conversaciones grabadas en cassettes, transcritos a máquina por su séptima esposa, de la que se separó en marzo de 1982.
La creación de este material literario se dio entre la casa de Mujica en Los Palos Grandes y la vivienda de Santos en Ocala, Florida.
¿Su retiro de los escenarios?
El periodista venezolano del diario El Nacional José Pulido entrevistó en tres oportunidades a Daniel Santos, de quien logró convertirse en su amigo, hasta el grado de ser invitado a muchos de sus ensayos.
En 1981 visitó la casa de Mujica cuando se encontraba junto a Daniel añadiéndole vivencias al libro y el autor de El Imperio de la Noticia, le explicó que para ese momento ya había escrito la introducción y el primer capítulo.
«Voy a ser muy escrupuloso en el respeto a su prosa oral y a las respuestas que me está dando El Inquieto Anacobero”
En cuanto a los escritores que Santos tenía en mente para que lo ayudaran en esta tarea, pensó en 3, tal como se lo contó a Pulido.
«Pensé en Salvador Garmendia, Gabriel García Márquez y Héctor Mujica… a Mujica no lo conocía. Garmendia es un gran escritor y es mi amigo, pero anda muy ocupado y al Gabo no lo encuentro por los lados que yo busco. Entonces, Carlos Julio González, gobernador de Venezuela ante la OPEP, me presentó a Mujica y me pareció ideal para escribir este libro…»
Daniel pensó en ese momento que por el contenido plasmado en el libro, se iba a retirar de los escenarios porque después de allí, nadie lo contrataría nuevamente para deleitar al público con su canto e irreverencia.
«Sé que va a dolerme, que a mis doce hijos va a dolerles, porque la verdad duele, pero ya es hora de que el público, que tanto me ha respaldado en 51 años de cantante, sepa la verdad de mi vida… lo que me atrevo a decir allí nadie se atreve a contarlo. Vamos: a mí me quedan nueve años de vida, es lo natural ¿no? Y no quiero que mi esposa venezolana y mi hija venezolana que hoy tiene nueve años, queden mal económicamente hablando; ese libro las va a ayudar, porque dicho sea de paso vale mucho dinero».
Claro está que luego de su publicación en 1982, Daniel Santos siguió con su carrera musical, presentándose en lugares importantes de Latinoamérica, en los que se ganó el respeto y el cariño que durante muchos años logró cosechar, junto a la Sonora Matancera y como solista.
El Anacobero y su amor por Venezuela
En innumerables ocasiones, Daniel Santos manifestó su amor por Venezuela y el público le retribuyó ese cariño durante cada visita, principalmente en Caracas.
En la capital cultivó amistades con consagrados artistas folclóricos, empresarios y se presentó en lugares de renombre como el Casablanca Tennis Club, donde actualmente se encuentra la Hermandad Gallega, acompañado por la orquesta de Aldemaro Romero.
Compuso un bolero plegaria en homenaje al doctor José Gregorio Hernández, grabado junto a la Sonora Caracas y que fue censurado por la Conferencia Episcopal en ese entonces.
Tuvo amoríos, se alojó en un famoso burdel de Catia regentado por una mujer apodada La Gata, compró una casa en las esquinas de Sordo y Guayabal y desde allí presenció los primeros indicios de un golpe de estado en contra del presidente Marcos Pérez Jiménez.
Fue tildado de comunista y el gobierno de Rómulo Betancourt le prohibió la entrada a Venezuela, hasta que pudo regresar en 1965 por los trámites de amigos y figuras de la música, aunque Daniel siempre se calificó como nacionalista puertorriqueño y respetuoso de cualquier ideología.
Aunque la historia de Daniel Santos es sumamente extensa, el mérito de Héctor Mujica consiste en haber sido el primero que escribió a cuatro manos con el protagonista, un libro que muestra a un ser humano con sus virtudes, defectos, un defensor de las causas sociales en Latinoamérica, enemigo del gobierno estadounidense y compañero de los más necesitados o de aquel que coincidiera con él, dentro de alguna cantina, tomándose un ron.
El libro puede adquirirse en pdf y en las Librerías del Sur.
¡Brindemos por Daniel Santos y Héctor Mujica! ¡Salud!
EMMANUEL CHAPARRO RODRÍGUEZ / FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA VASCO SZINETAR / CIUDAD CCS