Por: Juan Martorano
A 1.076 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en la finalización de la semana 153 de esta contingencia, y siendo el sábado de ceniza 25 de febrero de 2023, hoy quiero permitirme unas aproximaciones sobre el debate sobre el tema del salario y la economía en general en el país.
En la edición anterior de esta columna señalé que haría apreciaciones en esta materia, para contraponerlas a las de algunos camaradas y compatriotas que han venido haciendo propuestas en este sentido, y creo necesario, no sólo por el año pre electoral sino que la Revolución debe buscar alguna manera de atender esta situación, que es una de las principales angustias que tienen las familias venezolanas.
Antes de escribir esta columna, lo he podido constatar por mi recorrido por las calles de la capital de la República. Muy cerca del Palacio de Miraflores, emblema del poder político del país, está la barbería de un hombre trabajador y honesto como lo es Giovanni. Él es uno de los miles de pequeños y medianos emprendedores que la guerra económica los tiene preocupados, ya que dicha situación hace que los empleados que tiene en su barbería no le duren mucho tiempo, y es por el tema salarial.
Este tema tiene muchas aristas, y evidentemente una de ellas es el del bloqueo criminal que sufre la república. Como lo expresó el compañero William Castillo al aperturar la II Cohorte del Diplomado de Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) en la sede de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura: «Todo el mundo sabe lo que pasa pero pocos pueden comprender lo que sucede», y de eso se tratan las líneas que a continuación voy a desarrollar.
Evidentemente, como ya lo señalé, poco a poco iré socializando los conocimientos que estoy adquiriendo en el referido Diplomado, el cual, pese a algunas observaciones de forma y estilo como se ha conducido, no se puede negar que en cuanto a la calidad académica y política de los facilitadores es de alta excelencia. De eso me referiré de manera oportuna en venideras entregas.
Luego de estas consideraciones preliminares necesarias, entraré directo al desarrollo del tema objetivo de la edición de esta columna en el día de hoy.
En el caso del debate indirecto que hay como lo ha expresado Cécil Gerardo Pérez en alguno de sus artículos que he podido leer, entre el diputado Tony Boza, Juan Carlos Valdez y Pascualina Curcio con el diputado y Presidente de la Comisión Permanente de Finanzas, Jesús Faría, Britto García, y otros tantos que han opinado sobre este tema, que no son las mismas y que cada una de ellas tiene un contexto. Lo primero que hay que señalar que rebatirlos desde el punto de vista argumental no es descalificarlos desde el punto de vista personal. Esta es la primera precisión que habría que hacer ante recientes señalamientos que realizó el diputado Faría sobre las opiniones de Britto García, al poner en entredicho la condición de intelectual y más de revolucionario de este último. En mi caso, que tuve la oportunidad de conocerlos a ambos y conversar con ellos, me pareció un error garrafal por decir lo menos, la forma como el diputado Faría se expresó de Luis Britto García.
Pero no nos desviemos del tema que nos ocupa. Cada quien se ha venido formando con los elementos, estudios e investigaciones que tienen sobre este aspecto, y en función de ello se han venido formulando las propuestas. Hay distintas opiniones, análisis, aportes. En el caso de Britto García, siempre ha tenido un análisis desde el punto de vista de la izquierda tradicional, sobre todo en las Zonas Económicas Especiales (ZEE) como de la Ley contra Guerra Económica es visto desde esa óptica. Sin entender lo que es la dialéctica, el materialismo histórico que te obliga a ver las cosas a través de las circunstancias reales y actuales en las cuales se desenvuelve el proceso revolucionario, hoy conducido por Nicolás Maduro. Este es otro elemento que hay que considerar a la hora de los análisis.
En el caso de Boza, Curcio y Valdez, ellos tienen una hipótesis que es la referida a la indexación salarial, y han tenido, y nadie se las ha negado, la oportunidad de extenderla y hacerla conocer por todo el país. De hecho Tony Boza y Juan Carlos Valdez han tenido la oportunidad de presentarla varias veces, para exponerla y venderla a la población en su programa nada más y nada menos que en el principal cañón comunicacional que tiene la Revolución como lo es Venezolana de Televisión. De la misma manera lo ha hecho de manera individual el diputado Tony Boza dentro de la propia Comisión Permanente de Finanzas en la Asamblea Nacional, presidida por Jesús Faría como ya lo he señalado en párrafos precedentes.
Y Pascualina Curcio también ha presentado sus ideas en diversos foros y columnas publicadas en medios impresos y digitales, aunque Pascualina no está exactamente en la misma línea de Boza y Valdez, aunque tienen muchas coincidencias en varios aspectos que han venido planteando.
Lo que si debemos tomar en cuenta, y he aquí mi coincidencia con los planteamientos del camarada José Gregorio Rojas, es que a estas alturas, después de todo lo que se ha debatido, unos en pro y otros en contra de la indexación salarial, y de que en estos momentos de que dentro de un contexto de guerra económica como parte de las agresiones multidimensionales y multiformes que vive nuestra patria, la indexación planteada por estos compañeros lamentablemente no es viable, y esto lo ha señalado la propia Pascualina Curcio.
Por lo tanto, seguir insistiendo en el tema de la indexación sería como echarle leña al fuego de la peregrina tesis de la derecha en este país (no olvidemos que estamos en año pre electoral) de que los salarios no se aumentan porque «Nicolás es neoliberal y porque no le da la gana, por defender a los empresarios», cuando los empresarios pagan muchísimo más que la Administración Pública (aunque también maximizan la tasa de explotación, bueno es acotar eso). En estos momentos el que paga mal es el Estado, aunque en algunas instancias como Corpoelec, PDVSA, CANTV, entre otras, cada quien tiene una forma de «buscarle la vuelta» para que no sea tan grave la situación, porque lo primero que hay que entender es que la situación es grave por razones externas a las circunstancias económicas, sino que son circunstancias eminentemente políticas. Así de simple.
Hay una guerra, hay un ataque al país, hay una destrucción de la moneda (el bolívar), hay una inamovilidad financiera del Estado, que pese a que en estos momentos pudiera estarle entrando el 10% de lo que percibía en el año 2015 (56.000 millones de dólares aproximadamente por renta petrolera) cuando empezaron estas medidas coercitivas unilaterales. Si en los análisis no se toma en cuenta las políticas de asedio, bloqueo, persecución comercial y financiera, como se diría en Venezuela a aquellos que tratan de hacer análisis de estas características, «están pelando».
Igual pasa para la Ley contra la Guerra Económica, y la Ley de las Zonas Económicas Especiales. Porque el problema no son ellas mismas. Por supuesto que si las Zonas Económicas Especiales son utilizadas como maquilas y para realizar paraísos fiscales como ocurrió en México y como ha pasado en otros países, esas ZEE no serán buenas para Venezuela. Pero si las haces como en China que sirvió para sacar a 800 millones de personas de la pobreza, entonces si serían buenas para el país.
El problema es incluso de tener confianza. Si no tenemos confianza en lo que estamos haciendo y desconfiamos de todo lo que estemos haciendo, además que fracasarían las políticas, siempre tendremos análisis contrarios a estas iniciativas.
Particularmente manifiesto mi confianza en el proyecto político iniciado por Hugo Chávez y que Nicolás Maduro continua en medio de circunstancias verdaderamente adversas que le ha correspondido dirigir, y en donde realmente se ponen a pruebas las convicciones revolucionarias de cada quien. Por eso que seguir insistiendo la tesis de la indexación en un momento en que la extrema derecha de este país vende la idea o ese argumento para alimentar la predisposición de que tenemos un «gobierno antiobrero y neoliberal» es sencillamente hacerles el juego a los enemigos de esta patria. Porque ya está hipótesis ha sido discutida, debatida en todos los niveles y en todos los lugares, y por algo no ha tenido la acogida de la Vicepresidencia Sectorial de Economía, sin negar, evidentemente las contradicciones que hay sobre esta materia.
Y a excepción de las redes en donde pareciera que hay un equilibrio favorable a la tesis de la indexación, no es lo mismo a nivel de otros estamentos y en otras instancias, incluyendo el pueblo venezolano. Y señalar esto no es descalificarlos personalmente ni mucho menos. Es parte del sano debate que debe darse en estos momentos, y son posiciones que se adoptan.
A Chávez se le colgaron de la chaqueta muchas personas que creyeron que a su lado era viable construir su «Revolución» y como no es la de ellos, más temprano o más tarde se bajan de ese tren. Estamos llegando a tiempos de definiciones.
Por eso es necesario contraponer las ideas. José Gregorio Piña ha realizado unos extraordinarios análisis económicos y correctos además, como conocedor de la ciencia económica. El costo monetario y nunca se ha estado en contra del aumento salarial porque este «crea inflación», porque hay un dato que poco se dice, y eso hay que decirlo: Nicolás Maduro ha aumentado desde el año 2013 cuando luego de la partida física de Chávez le tocó asumir la conducción del Estado y de la Revolución Bolivariana, 31 veces el salario mínimo, incluso en un año lo aumentó 5 veces. Así que ese no es el problema de fondo que habría que discutir en estos momentos.
El problema es que en una circunstancia en las que tu estas en unas circunstancias de guerra, que no se nos olvide esto por favor, las respuestas son distintas en un período de paz, inclusive seguramente tendrás que aplicar respuestas que a ti no te gustan o que no quisieras aplicar, pero no olvidemos que antes que nada, lo que se debe buscar es la sobrevivencia, la resistencia del Estado-Nación venezolano, y pese a los problemas y a las heridas que se le han infligido a la República, aun estamos de pie.
Y seguir venciendo como lo estamos haciendo, porque al final la economía es una ciencia incierta, no es una ciencia exacta como las matemáticas por ejemplo. Y lo único que da fe de ella son los resultados. Y quien niegue en estos momentos que con la política económica implementada por Nicolás Maduro estamos hoy, febrero de 2023 mejor en todos los aspectos que en 2018, 2019, 2020 e incluso 2021, entonces ahí no hay campo para la discusión.
Porque en estos momentos nada es más fácil para confundir que a quien está angustiado, a quien ve que no le llega la quincena, al que ve que no le alcanzan los «churupos» (dinero) y a ese simplemente le es muy agradable oír en sus oídos a alguien que le dice «que si se puede aumentar los salarios, que si no se le hace es porque no se le da la gana a Nicolás», y eso es al final el problema más grave.
Por eso es que hay un problema de convicción y confianza, porque cuando leemos desde la falta de confianza y convicción, entonces nos parecerá sospechosa cualquier cosa que se diga desde el Ejecutivo Nacional. Cuando alguien dice que los médicos o los maestros no producen nada, se está refiriendo a que no generan ingresos, recursos, riquezas para el país. Por supuesto que los médicos y maestros producen y tienen más valor desde el punto de vista cualitativo que cuantitativo que ningún otro, pero no generan riquezas.
El planteamiento es que para cubrir esos costos que significa pagar los salarios de una cantidad de personas incluyendo, entre otros, buena parte de los militares, porque la gran mayoría no producen aunque hayan algunos que si, igual que los médicos, maestros, los que trabajamos en una oficina en la Administración Pública, pensionados, jubilados, etc. Porque la pregunta es: ¿Con qué se pagan estos salarios? Se pagan con dinero. Y el dinero viene de alguna parte y viene de la riqueza que se genera.
No es que se desprecie el trabajo de un educador, de una educadora, de un médico o médica, de un policía, de un militar, un bombero, etc. Sino que se está resaltando una condición y que por supuesto es obligación del Estado y mucho más de un Estado Revolucionario cancelar esos salarios y hacerlo de la manera digna que se merece cada quien. Y eso hizo la Revolución durante 16 años (14 del Comandante Chávez y los dos primeros de Nicolás Maduro) sin que hubiera necesidad de una huelga, ni de una cartulina. Los contratos colectivos se firmaban sin necesidad prácticamente de presión alguna y muchas veces excedían las expectativas de los propios dirigentes sindicales y de las trabajadoras y trabajadores. Y Nicolás cuando llega hace lo mismo, como buen hijo de Chávez y de ahí que subió 31 veces el salario como ya indiqué párrafos más arriba.
Pero cuando ya la inflación no responde al problema económico sino al político, es totalmente absurdo seguir con una política de aumento de salarios porque no vas a alcanzar nunca la inflación que es producto de la guerra económica, por lo tanto, inducida. Y es entonces cuando viene todo el desfase que tenemos en estos momentos. Sin embargo, que diga alguien que la Venezuela de hoy en día no está mejor que la de 2018 al 2021, incluso principios de 2022, como ya lo he indicado.
El único período en el que estuvimos un poco mejor que hoy fue el que vivimos entre el aumento de marzo de 2022 hasta agosto del mismo año, período en que el dólar estaba controlado. Pero como no es un problema económico sino político, los especuladores cambiarios nos «volvieron a dar con el tobo en la cabeza» y desde agosto del año pasado y hasta la fecha se inicio esta desestabilización que amerita buscar otra estrategia para hacerle frente y es la que se está utilizando.
La estrategia es la de los bonos indexados, y que se están otorgando a través del Sistema Patria. De alguna manera se mantiene la capacidad de resistencia en una economía de guerra que estamos viviendo producto del bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales contra el país. Por lo tanto, la guerra que vive el país no responde a criterios monetaristas o no monetaristas, ni a elementos económicos ni econométricos como lo expresa Pascualina Curcio. Responde a un ataque y sobre un ataque uno debe buscar una respuesta. Y a esa respuesta que tú das los enemigos buscarán elaborar otro ataque. Y es como se dice en Venezuela, estamos en un «tira y encoge».
Y se trata de ir desmontando poco a poco los efectos nocivos del asedio y bloqueo comercial y financiero que pende sobre nuestra patria. Y lo hemos ido logrando, aunque este camino aun será largo de transitar, y en todos los ámbitos. Y esto es lo que nos lleva a otra situación que es el convencimiento y la confianza.
Si por ejemplo nosotros creyésemos la tesis de que «Nicolás es un maula», es un «socialdemócrata», «neoliberal difrazado», por supuesto cualquier cosa que venga de allí yo lo voy a cuestionar, y a todas sus ejecutorias le buscaré, como decimos en Venezuela, las «cinco patas al gato», porque ya no creo en eso, ya no estaríamos convencidos, y simple y llanamente empiezo a ver las cosas desde el punto de vista donde todo es negativo. Que hay errores, evidentemente que los hay, así como hay equivocaciones y desviaciones a las que habrá que combatir, así como a los quinta columnas infiltrados que aun tenemos dentro. Todo eso que existió durante la época de Chávez y que aun existe en tiempos de Maduro.
Pero el hecho es de que vamos avanzando porque los procesos revolucionarios corresponden a las circunstancias reales: a veces van hacia adelante, a veces hay que retroceder, a veces hay que ir hacia los lados, en una especie de zigzag tangencial, pero con el claro objetivo de llegar a la meta que es el socialismo, de acuerdo a las circunstancias históricas que se viven y así avanzar, así hagamos cosas que a veces no nos gusten o no estemos de acuerdo.
Otro elemento es que el Banco Central de Venezuela (BCV) no es el que ha «pulverizado los salarios», esto debido a que el dólar BCV se parece tanto al dólar paralelo o al denominado dólar criminal. Uno cuando ve una circunstancia o un hecho tiene que tratar de ver el contexto.
Durante los años 2018, 2019 y 2020 no existió el denominado «dólar BCV», de hecho estaba prohibido porque estaba vigente la Ley de Ilícitos Cambiarios que regulaba las transacciones de divisas, y el dólar estaba regulado, teóricamente hablando. Sin embargo, cuando estudias y te das cuenta el incremento del dólar durante estos años comparado con los anteriores, desde enero a diciembre, es muchísimo más de lo que ha subido el dólar de enero a diciembre desde que se puso el denominado dólar «BCV». ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla: Porque el denominado dólar «BCV» no lo pone el BCV sino que el BCV toma el promedio de los cinco bancos más importantes del país autorizados para vender dólares y eso es lo que da el «dólar diario» o valor promedio del dólar.
Y se parece al dólar paralelo, o casi igual, pese a que este último se dispara 3 o 4 bolívares por encima del denominado «dólar BCV», pues ahí es cuando el BCV ajusta, como ha ocurrido recientemente, porque si no se hace de esa manera y hay licitud cambiaria, va a suceder que el dólar va a subir por ejemplo en los años previos a la derogatoria de la ley de ilícitos cambiarios subía en un 800%, con el dólar BCV la fluctuación es infinitamente menor (en 2022 se estima que apenas subió un 200% o 300%, de ahí que hayamos salido de la hiperinflación aunque aún tenemos una inflación extremadamente alta) y si no se hiciera esto, sencillamente el dólar estaría sujeto a la especulación.
Mientras que con el mecanismo actual, quien tiene la posibilidad de acceder a dólares a la tasa del BCV, que está un poco más barato que el que le cobran en la calle, pues simplemente no hace presión en el dólar de la calle sino que compra el dólar BCV. Que habrá gente que compra el dólar a tasa del BCV y después se ganan la diferencia entre uno y otro, es posible, pero por ser poca la diferencia, no hay ganancia, no hay estímulo de la especulación con el dólar a través de la compra de dólares al BCV para luego revenderlo más caro en el denominado mercado paralelo. Por eso se ve que el dólar BCV se rezaga un poco y luego se ajusta y la diferencia entre uno y otro es muy pequeña.
Que molesta el crecimiento del dólar en Septiembre del año pasado y lo que va de este año 2023, ciertamente, pero debemos comprender que sin este mecanismo, debemos recordarnos los años de hiperinflación cuando el dólar subía el 5.000% o el 1.200%, es decir, en cantidades muy superiores a las que sube actualmente. Entendiendo que todavía su incremento pega durísimo en el bolsillo de nuestro pueblo.
El denominado dólar BCV modera un poco la especulación con la divisa estadounidense. Que entre finales de 2021 y agosto de 2022 se mantuvo estable eso hizo que los enemigos de la patria le «buscarán la vuelta» como decimos en Venezuela, y volvieron a manipular el tipo de cambio como arma de guerra para precarizar nuestro poder adquisitivo, buscando crear la situación que crearon (aumento salarial de marzo vuelto «sal y agua») tomando en cuenta el año preelectoral en el que estamos.
Y así empezaron con la campaña contra el Ejecutivo Nacional. Todo ello pensando en los comicios de 2024. Campaña iniciado desde EEUU dirigida a sindicatos, ONG, y otras organizaciones, y evidentemente una persona que está en una situación difícil, que sus ingresos no le dan para mantenerse él y su familia, se pliega a ese pedido porque suena bien bonito que le digan que le van a subir los salarios si presiona y sale a la calle, cuando la Revolución Bolivariana con Chávez y Maduro ha demostrado que no hace falta presionar o hacer algo para que aumente el salario.
Y a pesar de todas las jornadas de protesta que se avecinan, dicho aumento no será otorgado por la sencilla razón de que el Estado en estos momentos no dispone de los recursos suficientes para decretar dicho aumento. En el mejor de los casos sería un incremento en mayo, y dependiendo de los ingresos es que se verá el porcentaje de dicho incremento, y de los acuerdos del Diálogo Social con la asistencia técnica de la Organización Internacional del Trabo (OIT).
Por eso es que el Ejecutivo Nacional ha buscado una manera alternativa de nivelar el ingreso sin afectar el Presupuesto Nacional a través de los costos laborales. Por eso estos bonos indexados los cuales se irán ajustando a como se ubique el dólar durante ese mes. De manera tal que siempre vamos a estar a la zaga de la inflación, pero no tan rezagados como antes. Y estos bonos indexados representaran un aumento importante de esos 130 bolívares, ya que de ajustarse el salario mínimo, toda la escala salarial de la Administración Pública debe ajustarse, y se afecta todo y no es el salario, sino son los beneficios de las contrataciones colectivas, prestaciones, vacaciones, horas extras, y todo eso se dispara en momentos de guerra económica donde el ingreso del Estado prácticamente no existe en relación a lo que entraba en los años de Chávez hasta el año 2014.
Por eso es que el venezolano en el año 2009 al cambio ganaba 509 dólares, tanto por el cesta ticket (bono de alimentación) como por el salario.
Por eso es que esta Revolución siempre ha demostrado que está con los trabajadores y trabajadoras. Nunca educadores y educadoras estuvieron tan bien sino en los años de la Revolución Bolivariana, igual los médicos y médicas. Antes tardaban meses en cobrar , un aumento les costaba Dios y su ayuda, para subirle dos bolívares, y antes había inflación y bastante, y no precisamente por la guerra que nos tienen, que siempre ha sido alta en el país.
Por eso es que el análisis en tiempos de guerra que en tiempos de paz o en circunstancias distintas a las que vivimos no es igual. Que hay elementos del Estado que son su responsabilidad como la corrupción, la ineficiencia, la ineficacia, el burocratismo y un largo etcétera, ciertamente habrá que incluirlo en los análisis. Eso existió incluso en época de Chávez, pero eso no impidió que alcanzáramos el mayor grado de desarrollo socioeconómico de América latina con el mayor salario per cápita mínimo de esa época. Y eso no nos fue quitado por el Presidente Nicolás Maduro ni por las supuestas políticas neoliberales que esté habría implementado. Esto nos fue arrebatado por la derecha y su solicitud de «sanciones» para el país.
Por eso es que no hay mayor insolencia que aquellos que sostienen que el gobierno de Maduro tiene una posición «neoliberal». Y esa expresión del neoliberalismo , mucha gente que lo dice no tiene la más mínima idea de lo que esa palabra significa. Gracias a Dios existe internet, Google y ahora ChatGPT para que puedan investigar sin temor a equivocarse lo que esta palabra realmente significa.
Acá lo importante es que entendamos, y como lo dijo Cristina Fernández De Kirchner en alguna oportunidad: «De la ignorancia se puede regresar, de la estupidez no». Porque aquellos que dicen que el gobierno de Venezuela para no tener que caer en individualismos ni tener que caer que alborotar las neuronas de aquellos que tienen una animadversión al ciudadano Nicolás Maduro y a algunos personeros del Alto Mando Político y Militar de la Revolución.
Pero no todos los modelos son malos «per se», a veces son cuestiones de criterios, y de los modelistas. Pero uno de los postulados fundamentales del neoliberalismo es el desprendimiento total de la Administración Pública y del Estado en su no intervención en los recursos y en su soberanía y se entrega todo a la iniciativa privada, no hay regulación de ninguna naturaleza sino que sea el mercado el que «regule todo». Es decir se basa en principios de perversión total. ¿Y es así con el Gobierno actual de Venezuela?
Porque el hecho de que el Ejecutivo tenga acuerdos con empresas privadas, que eso es constitucional, que contribuyan al progreso nacional, y generar las condiciones y favorecer todo lo que contribuya a paliar un tanto esta situación. Y construir el socialismo, además que no hay receta, no es un proceso de la noche a la mañana. Y sobre todo en un país asediado como en el que nos encontramos en estos momentos: ¿Es ser eso ser neoliberal?
Y sobre todo cuando algunos sacan mensajes del Comandante Chávez, sin tomar en cuenta el contexto.
Me disculpan lo largo, pero tenía que hacer estas reflexiones que las tenía pendientes hace tiempo
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!