Por: Luigino Bracci
Sábado, 04/02/2023
El Presidente Maduro se molesta mucho cuando algunas personas acusan a su gobierno de tener políticas neoliberales
Yo en lo particular no estoy de acuerdo con acusar a Maduro de «neoliberal» en el marco del bloqueo y las sanciones que vivimos, dado que cosas como la educación, la salud y las universidades siguen siendo públicas, se han mantenido operativas y las decisiones de conducción del país las sigue tomando el gobierno venezolano y no transnacionales extranjeras o el Imperialismo.
Pero por favor, entiendan que una cosa es cómo el Presidente o los ministros ven el país, y otra cosa es cómo un trabajador ve las cosas:
-Su sueldo cae a unos pocos dólares mensuales, por las razones que ya todos conocemos. Se le dice en varias ocasiones que su sueldo se va a mantener ante la inflación, pero no se cumple y no explican por qué no se le cumplió. La economía se dolariza, todo se cobra en dólares, pero el sueldo en bolívares se mantiene paralizado por meses y meses, mientras la moneda se devalúa casi a diario. Cada día puede comprar menos con su sueldo.
-No hay explicaciones desde el gobierno sobre lo que pasa. El tema se veta desde los medios públicos.
-Varias personas desde el propio PSUV ofrecen alternativas para recuperar el poder adquisitivo del salario, pero también se les veta y algunos funcionarios del gobierno incluso los insultan o les hacen acusaciones hirientes. Terminan callándose o siendo vetados.
-Una cosa es Maduro, Diosdado, la gente del PSUV que sale en televisión. Pero otra cosa son los jefes medios y bajos, quienes también dicen ser del PSUV y del chavismo: Algunos son déspotas, exigen a trabajadores con sueldos muy bajos ir a laborar todos los días y trabajar turnos completos. Los maltratan, les dicen «si no quieres venir, renuncia» – «aquí no hay imprescindibles» – «nadie te obliga a estar aquí». Desmoralizan a sus subordinados. No todos son así, pero historias abundan.
-No hay quien defienda tus derechos si alguno de estos jefes abusa de ti. El Ministerio del Trabajo está prácticamente desactivado. Muchos sindicatos se comportan más bien como un partido político. Si la gente sale a protestar, políticos y periodistas del chavismo los acusan de ser opositores o traidores. El poder judicial desestima o ignora cualquier denuncia. Algunos funcionarios públicos prefieren no atenderlos y no meterse en problemas, aún siendo ese su trabajo, para que no se les acuse de divisionistas.
-Los servicios públicos, en cambio, sí están dolarizados y sus precios en bolívares suben mes a mes a medida que el dólar sube: eso pasa con Cantv, el servicio eléctrico, el agua, el aseo urbano, el gas, la gasolina, el Metro y el transporte público, entre otros.
-Algunos servicios públicos toman medidas severas contra aquellos que se retrasan en los pagos, como cortárselo a los pocos días de no pagar. Aquellas personas que tienen averías desde hace meses o años, en vez de resolvérselas, les cortan el servicio si no siguen pagando (caso Cantv). Hay una terrible crueldad intencional contra la gente común, y no se entiende por qué. Es como si quisieran hacerlos enojar a propósito.
-Diferentes entes públicos que ofrecen servicios a gente de a pie también dolarizan sus servicios: notarías, impuestos municipales, estadales y nacionales, el Sapi, el Saime, entre muchos otros.
-No se ofrecen alternativas a la gente humilde que no pueda pagar: si no puedes pagar, te jodiste y punto. Llama la atención el caso de Asier Guridi, un refugiado vasco que sólo quiere que se le dé su cédula de identidad, como ordenó la cancillería venezolana a través de Conare. El caso lleva años sin resolverse, cuando la institución respectiva podría solucionar sus problemas en minutos si así quisiera.
-La salud es gratuita, pero la realidad es que, si tienes problemas de salud, si vas a un hospital y tienes que operarte, los médicos te dan una lista larga, inmensa de medicamentos, equipos, implementos y kits que el paciente debe comprar afuera del hospital, en empresas privadas que se lo venden de forma dolarizada, teniendo que gastar cientos o a veces miles de dólares.
-En la práctica, para la gente de a pie, ESO ES una privatización. El Presidente Maduro ha señalado que tomará medidas para acabar con eso, pero las denuncias continúan.
-Por otro lado, hay muchas otras cosas en la salud que sí siguen siendo subsidiadas (diálisis, medicamentos de alto costo, el sistema Suaf que vende medicinas a un precio mucho menor que las farmacias privadas, determinados tratamientos costosos contra el cáncer y similares).
-Pero hacerse tomografías, resonancias, laboratorios, rayos X o estudios complejos, requiere en la mayoría de los casos ir a clínicas privadas y pagar precios dolarizados, porque los hospitales no tienen equipos o no se dan abasto. Eso es muy costa arriba para muchas personas, y en efecto lo sienten como una privatización: tienes que ir a una clínica privada ante la incapacidad del sistema público de atenderte, por el bloqueo y las razones que sean.
-Los créditos de los bancos también se dolarizaron: cuando lo pagues, debes hacerlo con una fórmula especial que toma en cuenta la devaluación.
-En conclusión: Para la persona de a pie, todo eso huele hediondamente a neoliberalismo. Tal vez no lo sea en la práctica, tal vez el país no está privatizando su educación, su salud, sus universidades, ni tampoco está cediendo a corporaciones estadounidenses las decisiones de Estado. Tal vez algún economista o historiador que escriba dentro de 50 años un libro sobre lo que vivimos hoy, dirá: «no, eso no era neoliberalismo», y esgrimirá 200 razones sacadas de un manual para explicarlo.
Pero para la persona de a pie, la que debe sufrir HOY todo lo que le hemos contado arriba, los golpes que recibe son idénticos a los que recibía en los años 80 y 90, cuando el neoliberalismo adeco y copeyano estaba en su máximo apogeo, su sueldo se hacía añicos, el Estado prácticamente le decía «no me importa lo que te pase» y los servicios públicos, por exigencia del FMI, eran comprados por empresas estadounidenses a precios de regalo.
-Los medios del Estado y los políticos del chavismo, en mi opinión, tampoco están haciendo grandes esfuerzos para explicar las cosas. A veces se limitan a gritar consignas trilladas, a acusar de traidores a quienes estén descontentos. Algunos piden «resistencia» mientras muestran ostentación con su ropa y vehículos, o se toman selfies disfrutando en lugares inalcanzables para la persona común. Eso no está bien, pocos políticos parecen entenderlo, y cuando alguien se los reclama, se le acusa de ser ficha de Rafael Ramírez.
-Si de verdad hay un Rafael Ramírez pagando a periodistas o políticos para acusar a Maduro de neoliberal, ellos no necesitan mucha ayuda; desde el mismo Estado se lo estamos poniendo muy fácil.
-La mejor forma de demostrar que esto no es neoliberalismo, es estar al lado de la gente, en particular en sus momentos más difíciles. En vez de amenazar o acusar de traidores a quienes denuncian los problemas, hay que hacer lo imposible por ayudar a la gente que lo necesita.
-Soy testigo que no hay momento más difícil para nadie que el tener que llevar a sus familiares a un hospital público, donde ya de por sí hay personal cansado y agotado, que también está mal pagado, que lidia con muchos problemas y a veces pierde la sensibilidad y el humanismo. Pareciera que quienes trabajan en un hospital quieren deshacerse de ti, quieren inventar cualquier cosa para no atenderte, pelotearte y enviarte a otro hospital, desanimarte, desmoralizarte, mandarte a tu casa a morir allá y no molestarlos más. Perdón por lo rudo, pero es lo que he visto con mis propios ojos.
-Soy de quienes piensa que, si en esos difíciles momentos nosotros encontráramos la forma de atender mejor a la gente, todos ellos estarían mucho más agradecidos. Reparar y dotar los hospitales y centros de salud y mejorar las condiciones de quienes trabajan en ellos sería más útil que despilfarrar el dinero en fiestas, fuegos artificiales, ornatos excesivos e innecesarios, iglesias y templos, o pagar escoltas y camionetas para funcionarios públicos que bien podrían usar el Metro porque nadie los conoce.
-Hay fórmulas que el propio Chávez aplicó en su momento (leyes de emolumentos para recortar gastos innecesarios, por ejemplo) que deberían aplicarse de nuevo. También deberían usarse mecanismos como la VenApp para permitir denuncias de maltratos y abusos laborales, y actuar contra aquellos jefes que desmoralizan o maltratan a su personal. Hay que aplicar mecanismos de transparencia dentro del Estado rigorosamente, para acabar con la corrupción; administrar cada dólar con severidad; escuchar a quienes plantean alternativas económicas e intentar hacer las paces con aliados con quienes no vale la pena estar en guerra, porque la guerra debería ser contra quienes nos bloquean y quienes destruirnos a todos.