Carlos Angulo: Un maya gana maratón

Doroteo Guamuch Flores (1922-2011) fue el primer latinoamericano que triunfó en Bostn (1952), pero su nombre indígena, por efectos de la discriminación, no fue reconocido. Además, seguramente sus padres le dieron su nombre en homenaje a José Doroteo Arango (1878-1923), el revolucionario mexicano conocido como Pancho Villa, asesinado en una emboscada, igual que Emiliano Zapata.

Debido al racismo, Guamuch, quien hizo visible a Guatemala en el atletismo mundial, fue llamado por otro nombre más ladino, como lo requería la oligarquía guatemalteca, herida todavía al haber perdido por primera vez el poder político ante un gobierno revolucionario.

Esto porque las llamativas letras grandes sobre la cara de la institucionalidad estaban prohibidas para reconocer hazañas con nombres originarios.

Medio siglo después de esa abominable decisión, 110 votos de diputados saldaron la afrenta, devolviendo el nombre original de Doroteo Guamuch Flores al estadio nacional de fútbol y al resto de estructuras que lo inmortalizaban. El deporte más triste recobraba así algo de alegría y de justicia cinco décadas después con el nombre de origen de los innombrables.

El 12 de febrero de este año 2023 habría cumplido Doroteo Guamuch 101 años, que no son suficientes para el olvido de este absurdo histórico de la injusticia.

Natural del municipio de Mixco, antes que atleta, fue un obrero de la fábrica de textiles, que entrenaba en la ciudad por las madrugadas y por las tardes, antes de llegar y luego de salir de la fábrica, respectivamente.

Después de tal proeza internacional, Doroteo Guamuch no recibió mejores condiciones para mantener la participación internacional, sino que siguió viviendo en la pobreza. En una ocasión, contaba su esposa, pensaba ofertar sus trofeos ganados en la soledad de su pasión para poder obtener una bicicleta y hacer menos duro su traslado a la fábrica, en donde vendía su fuerza de trabajo para poder llevar el sustento a su familia de siete hijos.

Fue cuatro años después de su muerte, en 2015, cuando se decidió, por decreto ministerial y lucha legislativa, devolverles a las obras su nombre real.

No obstante, es cierto e imborrable que la victoria de Guamuch y la medalla de plata de Barrondo en las Olimpiadas, como luego tantas otras victorias, tienen el pie y las manos del pueblo indígena campesino y obrero de Guatemala, que mayamente menoscabado aporta el 41 % de sus habitantes.

El Estadio Nacional de Fútbol Doroteo Guamuch fue inaugurado un jueves 23 de febrero, del año 1950, frente a más de sesenta mil personas que se dieron cita. En ese momento fue denominado Estadio de la Revolución.

Fue el presidente Juan José Arévalo Bermejo quien presidió la inauguración y quien, además, junto a Jacobo Arbenz fueron los que encabezaron los primeros años de la revolución, hasta el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz por parte de la CIA, en 1954.

Tardío el cambio de nombre, debido esencialmente a que a finales del siglo XIX se gestó un proceso novedoso de integración cultural al proyecto nacional promovido por el Estado revolucionario, pero este proyecto estaba debilitado por una realidad histórica de segregación, basada en el trabajo forzado del pueblo maya, a pesar de la riqueza agrícola del país.

Además, los mayas debían enfrentar otra imagen que mal ponía su cultura, trastocando la integración: una teoría asociada a lo ideológico, la cual los calificaba como “bárbaros», supuestamente, a causa de una «degeneración» histórico-cultural que se manifestaba en la humillación, la embriaguez, la criminalidad, la idiotez y la suciedad. Esta visión, acuñada y masificada, fue tesis para graduarse en la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Miguel Ángel Asturias (1889-1974) en su tesis de grado El problema social del indio —refiriéndose a los mayas— proponía soluciones de tipo biológicas favorables a la occidentalización, tales como traer europeos para “cruzar” a las indígenas y así “mejorar la raza”. Esta interpretación era también lo que argumentaba y justificaba el trabajo forzado y el control, por parte del Estado, de tutelarlos, generando la discriminación[1].

El Estado en el fondo se niega a integrar lo indígena a su desarrollo cultural nacional ladino, y prefiere explotar la mano de obra maya. Hay que denotar que el fracaso de la asimilación de los indígenas también estaba mal planteado, en función de que la resistencia maya temía perder su cultura y bienes por asimilarse al proyecto oligárquico, intuyendo que no se respetaría su derecho originario a existir soberanamente. De tal manera al intentar una Guatemala supuesta, pensada y blindada por el Estado, este evidenciaba sus intereses reales al discriminar a Doroteo Guamuch.

El deportista más destacado de Guatemala, quien consiguió numerosos e importantes triunfos para su país durante los dieciséis años que se dedicó al atletismo (1941-1957), según doña María Luisa Cifuentes, su compañera de vida, siempre ganó un salario insuficiente para el sustento de su familia, compuesta de nueve personas.

El caso precisa la existencia de una práctica en Guatemala de acuerdo con la procedencia étnica o ladina.

Un «magno» desfile fue preparado para el sábado 3 de mayo de 1952, a la una de la tarde, para recibir al campeón. La concentración se organizó en un lugar circunscrito a los pobres, fuera del complejo capitalino de próceres y héroes nacionales ladinos. El evento tuvo como punto de reunión el Monumento al Indio.

¡Qué viva Mateo Flores,

indio de la buena raza!

En un pecho de paloma

lleva de águila la entraña.

(…)

Su mujer, María Luisa,

quedó cuidando la casa,

con la bendita miseria

y un buen rayo de esperanza.

Ya lo esperan los patojos

chillando junto a la nana,

con alegría y con hambre,

pero con gloria y medallas[2].

Es de precisar que pese a que la Revolución de Octubre (1944-1954) introdujo cambios en la forma de dominación de este país, principalmente en los mecanismos de subyugación ideológica, su posición política en torno a la incorporación del indio a la nación no pudo variar mucho el problema planteado y en tan poco tiempo contra toda la historia sucedida.

Un análisis de la política en materia étnica de los primeros meses del proceso revolucionario, iniciado en 1944 muestra, por una parte, la orientación del gobierno del doctor Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951) a favor de implementar una política asimilacionista hacia la población indígena guatemalteca con base en la experiencia mexicana, país vecino visto como paradigma de modernidad y democracia.

De ahí que la conquista del maratón de Boston impulsó al gobierno del coronel Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954) a otorgarle la Orden del Quetzal en el grado de Comendador. Pero el reconocimiento más destacado fue el de bautizar con su nombre el estadio nacional, que se había inaugurado el jueves 23 de febrero de 1950 bajo el nombre de Estadio de la Revolución. El hecho de que se escogiera llamarlo Mateo Flores y no Doroteo Guamuch evidenciaba la expresión racista de la época.

La carrera deportiva de Mateo Flores evidencia la segregación cultural que han tenido los indígenas dentro del imaginario ladino de nación en Guatemala. Posibilita señalar que su triunfo deportivo fue algo excepcional dentro del mundo indígena guatemalteco, siendo un caso de aceptación individual de lo indígena dentro del proceso de formación de un país en la modernidad, donde el deporte en Latinoamérica impacta en la discriminación del indígena[3].

Mateo Flores es un fiel ejemplo de la pobreza de los primeros atletas pertenecientes a los sectores populares en Centroamérica a principios del siglo XX. Como es el caso de Antonio Rodríguez “el Sanjuaneño”, quien corría descalzo[4].

El 9 de agosto, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el Congreso de Guatemala aprobó el cambio de nombre del estadio por Doroteo Guamuch Flores. El decreto que oficializa el nuevo nombre fue publicado en el diario oficial con el número 42-2016. El diputado Fernando Linares Beltranena, quien se oponía al cambio, tachó la decisión de “segregacionista”. Según el parlamentario, se debe buscar la integración: “En mí seguirá siendo el estadio Mateo Flores”.

“Fallece la leyenda del atletismo guatemalteco Doroteo Guamuch Flores, el atleta más representativo de Guatemala, conocido como Mateo Flores, a la edad de 89 años, el 11 de agosto del 2011”, informaba el Comité Olímpico.

Carlos Angulo