Elias Jaua Milano
Gracias a la vida que me dio el privilegio de caminar al lado de un gigante de la historia, de un ser humano sin igual, Hugo Chávez, lo cual me compromete a seguir andando el camino que él nos señaló.
Hace 10 años Nicolás, Cilia y yo nos encontrábamos reunidos en un salón contiguo a la habitación donde convalecía el Comandante Hugo Chávez Frías, en el Hospital Militar de Caracas, aquella tarde del martes 5 de marzo de 2013, el día en que en mala hora falleció.
Cerca de las 4 de la tarde, el médico tratante entra al salón y nos dice que estaban enfrentando una crisis en los signos vitales del Presidente y que lo más probable es que no sobreviviera a la misma.
Minutos más tardes, vuelve el médico y nos dice de manera pausada: “el Comandante acaba de fallecer, a las 4 y 25 de la tarde”.
Yo lance un grito: ¡CDM!. Nos abrazamos con el médico y luego con los familiares cercanos que se encontraban dentro la habitación acompañando al Comandante en sus últimos minutos de vida.
Lo demás es historia conocida. Esa es la verdad de aquel triste día. El 5 de marzo de 2013, lamentablemente falleció el redentor de los pobres de esta tierra.
Más allá de esos dolorosos recuerdos, vivo y lucho inspirado en las profundas transformaciones y en los extraordinarios logros a favor de los humildes que Hugo Chávez impulsó, en la primera década del Siglo XXI.
Chávez es una Escuela política, por la manera como logró conformar a lo largo de la década de los 90 del siglo XX un gran frente que aglutinó a diversas corrientes del pensamiento político venezolano: nacionalistas, socialistas, comunistas, socialdemócratas, socialcristianos, civiles y militares, patriotas todos y todas; pero sobre todo por la forma como consiguió convencer, unir y movilizar a la mayoría del pueblo en torno a un programa mínimo: Independencia y soberanía económica; Democracia Participativa y Protagónica; Igualdad Social; reivindicación del papel regulador del Estado en la economía como garantía de la equidad social, y honestidad política.
Con ese programa y esa acumulación de fuerzas abrió las puertas del siglo XXI en Venezuela, al conducirnos a nuestra primera victoria aquel 6 de diciembre de 1998, e impulsar en 1999 un proceso popular constituyente que dio nacimiento a la innovadora Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Chávez es un testimonio de cristianismo autentico por su decidida opción por lo pobres y su exitoso empeño por garantizar el mayor número de derechos sociales, especialmente la alimentación, la educación y la salud para los excluidos y excluidas de todos los tiempos.
Chávez nos compromete por su coraje y valentía, nunca se dejó seducir ni chantajear por los poderes facticos nacionales e internacionales, por el contario los enfrentó para logar la democratización de los ingresos nacionales a favor de las mayorías. Levanto con valentía intelectual y política las banderas del Socialismo.
Chávez es digno de admirar por su inmensa capacidad de amar a un pueblo, a una Patria, a la humanidad.
Chávez siempre abrió caminos de victoria para el pueblo humilde, convidándolo a buscar lo imposible y logrando hacer lo que siempre nos dijeron que no se podía hacer.
Confieso que lo extraño mucho, no solo como líder, sino fundamentalmente como el ser humano de los pequeños detalles, del sincero cariño, del reclamo fuerte pero con pedagogía, de la orientación oportuna, del compartir solidario de sus métodos de aprender y enseñar, del consejo personal necesario, del chiste a flor de piel, de las reflexiones profundas sobre la historia y el devenir humano. ¡Ah tiempo!
Perdonen estas líneas sueltas, solo quería compartir con Uds., que son millones con el mismo sentimiento, la profunda nostalgia por un gran ser humano: Hugo Chávez Frías.
“Que mi esfuerzo no se pierda Elías”, me dijo un día mirándome fijo a los ojos. Ese recuerdo me compromete, me alienta a seguir luchando junto al pueblo que lo inspiró, por el cual luchó e hizo todos los sacrificios, el pueblo que él encarnó.
En este día quiero reconocer nuevamente a los millones de mujeres y hombres que desde al año 1992 colocaron su granito de arena para que Chávez tuviera siempre la fuerza creadora y transformadora de un pueblo. Como él lo dijo “Chávez es un pueblo”.
También quiero recordar hoy con afecto a todos los y las compatriotas que luchamos, trabajamos y construimos desde altas responsabilidades de gobierno y de partido, asignadas por Chávez, muchas cosas buenas para nuestro pueblo y para nuestra Patria; juntos y juntas enfrentamos la agresión de las elites nacionales y del mundo que se lanzaron una y otra vez contra Chávez, contra nuestro pueblo.
Camaradas, estamos obligados y obligadas a honrar ese tiempo histórico y a proyectarlo hacia un buen porvenir para Venezuela, más allá de las dificultades y los distanciamientos actuales.
Chavistas que me leen, no perdamos el apetito por lo imposible, al que nos motivó Hugo Chávez, para poder lograr una Venezuela grande, prospera donde todo el pueblo pueda vivir con igualdad, bienestar, justicia, tranqulidad y dignidad.
Gracias a la vida que me dio el privilegio de caminar al lado de un gigante de la historia, de un ser humano sin igual. Seguiré andando el camino que él nos señaló.
¡Hasta la victoria siempre, Comandante Chávez!
¡La lucha sigue y sigue!