Una prueba fehaciente de que la supuesta “lucha contra la corrupción” del presidente constitucional Nicolás Maduro Moros es una gran farsa, es que aún sigue campante, en plena libertad, Tareck El Aissami.
El problema aún mayor está en que este inefable personaje, cabeza de todo este pranato de corruptos, que lideraba junto con Joselit Ramírez desde la SUNACRIP, el superministro periquero (dícese en Venezuela de la persona que consume harta cocaína o polvo blanco) súper ministro diputado y novio de las escorts (llámase así, en Venezuela, a las putas con modales y operadas que han ascendido de prepago a otras esferas Sociales más altas), Húgbel Roa, no son los únicos. Esto fue solo una pelea entre pranes. El gobierno de Nicolás Maduro Moros está cundido de corruptos, desde su entorno familiar, hasta más allá de lo posible.
El caso es que el Presidente Maduro ahora se nos presenta como la Caperucita porno, que no sabía, “pero dele”, farsa que nadie le cree, ni porque llame a marchar descalzos, desde Mérida hasta Caracas. Por supuesto, marchamos los pobres, los pendejos y los ignorantes repetidores de consignas sin conciencia, los que tenemos que pasar trabajo, mientras desde el gobierno nacional, los gobiernos regionales, hasta en las más modestas alcaldías, han privado la corrupción sobre la gestión y con el socialismo y el Poder Popular se han limpiado el culo. No existe tal Poder Popular empoderado.
Esta desgracia sobre Venezuela es asumida banalmente por unos cuantos en las redes, llamadas sociales, cuando en la cruda realidad, las consecuencias que han devenido de la corrupción en todo el gobierno de Nicolás Maduro Moros no causan ninguna risibilidad. Todo lo contrario, deben causar asco, mucha ira y dolor, en todas las personas honestas y en los socialistas y chavistas que de buena voluntad depositaron la confianza en una persona que a todas luces es el principal culpable de toda esta tragedia económica y moral y que debería pagar ante la justicia, hoy, mañana o a la vuelta de unos años, porque las consecuencias de la corrupción han sido muy graves: miseria generalizada, miles de muertos a falta de salud digna, HCM, liquidación de las clase de trabajadores profesionales y técnicos, esclavización del trabajo obrero y emigraciones en más de seis millones de venezolanos que aquí en Venezuela no tienen acceso a vivienda digna, alimentación y trabajos signos o productivos. El gran culpable de este desmadre se llama Nicolás Maduro Moros, quien, ahora, se victimiza y asume le papel de Caperucita porno.
La verdad verdadera ha saltado a la vista desde el primer día de su mandato y no fuimos pocos lo que se lo advertimos de mil maneras. No fueron pocos los humildes que en actos públicos intentaron decirle al Presidente que tomara medidas contra corruptos en específico, y éste, de manera vil y cobarde, los malandreó y mandó a callar y retirarse del evento. Y ante esto, el silencio sepulcral que le seguía, daba pena ajena, por las caras de culpables y de corruptos que con las bravuconadas de Nicolás Maduro, seguían y aún siguen perviviendo en el gobierno. Hoy es un poema ver las caras de la actual dirección nacional del PSUV. Dan pena ajena. Y peor aún, la de ministros y jalabolas celestinos de las federaciones nacionales de sindicatos de trabajadores bolivarianos. Dan pena ajena y asco porque le han exigido a los trabajadores y al pueblo en general, que resistamos la miseria y hambre, a cuenta del bloqueo, cuando la verdad verdadera es que Venezuela ha tenido fabulosos ingreso multimillardarios en: petróleo y sus derivados, gas, oro, plata, diamantes, aluminio, cobre, coltán, coque, bauxita, plutonio, madera, cacao, café y tantos recursos en comodities y tierras raras, sin soslayar lo que le ingresa al Estado por impuestos, ventas de activos y turismo de lujo, etcétera.
En fin, hay tantos recursos y tanta voracidad en el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, que han robado durante más nueve años, escudados en el bloqueo impuesto por el imperio estadounidense y sus aliados, mientras el Pueblo ha pagado su pésima gestión, además de corrupta, como por ejemplo, la infeliz dolarización de la economía nacional, el caballo de Troya del Petro y la SUNACRIP, la puesta del Banco Central de Venezuela (BCV) para el reparto de dólares preferenciales que se van por el desaguadero de la banca, semanalmente, en una espiral del dólar paralelo que les deja cuantiosas ganancias a opositores del más rancio abolengo, de los mismos que fabricaron a Leopoldo López, Julio Borges y esa pléyade de corruptos, hasta llegar a Juan Guaidó, como protegido de Nicolás Maduro, en sociedad con estos pranes que rodean el gobierno de Nicolás Maduro. La verdad sencillamente es que ninguno del entorno del Presidente Nicolás Maduro, ni su hijo, familiares, amigos, ministros, altos y medios funcionarios gubernamentales, representantes del resto de poderes constituidos, generales y coroneles, ninguno de ellos tiene forma lógica de explicarle y demostrar fehacientemente al país, cómo han ganado honradamente las fortunas y cómo justifican la vida ostentosa que tienen. Ninguno. Otros, ponen sus caras de pendejos, mientras que sus testaferros y colocaciones en el extranjero les garantizan hasta tres generaciones de riqueza y confort, robados a los venezolanos.
En esta circunstancia de crisis de gobernabilidad, pedirle la renuncia al Presidente Nicolás Maduro sería una ingenuidad, porque sabemos de su alto nivel de cinismo y deshonestidad con el pueblo honesto y trabajador. Nosotros, en cambio, los de a pie, podemos empezar a crear crisis en el seno del PSUV, removiendo todas las direcciones, nacional, regionales y municipales, hasta asumir una dirección honesta que no dependa de Nicolás Maduro o Diosdado Cabello, ni del resto de esa dirección actual cómplice de todos los entramados de corrupción. También, rebelándonos activamente y de manera contundente contra todo acto de corrupción y contra todo corrupto, en cualquier rincón de la geografía nacional. Recordemos que la miseria y muerte de la mayoría de los venezolanos es gracias a estos corruptos, los que quedan todavía en suelo venezolano y los que se han ido. La farsa no pasará.
Dr. Luis Pino
@l2pino2