Chávez arribó al Hanoi milenario sobre alazanes del Viento del Este. Amarró su admiración y cariño en botalones de vieja madera, con ecos de lucha y trinos. Se instaló por siempre en el país-dragón, y cuando cambió de rumbo se oyeron llantares y cantares en el terruño del Tío Hồ y el jefe Giáp.
Embajador Jorge Rondón Uzcátegui
03/03/2023.- En un área sagrada para las y los vietnamitas, cerca del mausoleo de Hồ Chí Minh y de la gran plaza Ba Đình —donde el dos de septiembre de 1945 se reunieron miles de hanoienses para oír la declaración de independencia, en la voz del propio Tío Hồ—, en ese mismo lugar se encuentra la pagoda Chùa Một Cột, donde se elevó una plegaria por el descanso eterno del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, hace diez años.
Un día antes, en la sede de la Embajada de Venezuela, frente al Hồ Tây, el mayor lago de Hanoi, cientos de personas se agolparon para escribirle a Chávez en el libro de condolencias. El primero en hacerlo fue el Presidente de la República Socialista de Vietnam, Trương Tấn Sang.
Permítame transmitir mi más profundo pésame a la familia del Presidente hermano, al Partido Socialista Unido de Venezuela, al Estado, al Gobierno y a todo el pueblo venezolano. Tenemos la firme convicción de que el pueblo venezolano superará pronto esta gran pérdida para seguir emprendiendo los ideales nobles del soldado de la revolución Hugo Chávez, y para cosechar nuevos logros, aun mayores, en la causa del desarrollo multifacético de Venezuela.
Siete años antes de ese fatídico día para nuestra nación, Chávez había hecho historia en las relaciones con la heroica patria indochina, porque desde ese momento el encuentro tuvo significado real. En el papel, Venezuela tenía relaciones diplomáticas con Vietnam desde 1989, pero nunca habían estrechado manos los Presidentes de ambas naciones.
A tres días de haber cumplido 52 años de edad, la historia le guardaba una sorpresa al comandante Hugo Chávez: encontrarse con el general Võ Nguyên Giáp, el héroe de Điện Biên Phủ, el segundo Waterloo francés.
Bajo un cielo soleado, en pleno verano vietnamita, a las ocho de la mañana del 31 de julio de 2006, el avión presidencial venezolano tocó pista en el aeropuerto Nội Bài de Hanoi. Al final de la escalerilla de la aeronave, en el encuentro con sus anfitriones, el visitante venezolano expresó al embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Vietnam, Jorge Rondón Uzcátegui, que “ …en ese momento comenzaba a hacerse realidad uno de sus grandes sueños: conocer la tierra de Hồ Chí Minh, tocar la tierra de un gran pueblo heroico”.
Esa importante visita del Presidente venezolano a la heroica ciudad de Hanoi quedó simbolizada en la gráfica del coronel y periodista Trần Hồng, quien registró el momento en el cual el comandante Chávez entregaba al general Giáp una réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar.
“En esas sillas que están allí, frente a la gran mesa, se sentaron. Había muchos invitados y periodistas. Allí el presidente Chávez se mostró emocionado y le dijo a mi padre que hubiese querido ser un soldado bajo su mando”, recordó Võ Hồng Nam, el hijo mayor del general, en la gran sala que ahora forma parte de la casa museo de la familia Giáp, ubicada en la calle Hoàng Diệu, cercana al mausoleo de Hồ Chí Minh.
A las seis de la tarde del día siguiente, cuando emprendía el regreso hacia la patria, Chávez reconoció ante el presidente Nguyễn Minh Triết que se había cumplido uno de sus grandes anhelos.
Inolvidable
Varios eventos recordaron la fugaz visita del Presidente venezolano, como la exposición de fotografías “Por aquí pasó Chávez”, organizada por la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela, conjuntamente con el Instituto de Estudios de las Américas de la República Socialista de Vietnam.
Las autoridades del centro de investigación social donde se abrió la exposición manifestaron su orgullo por albergar una exhibición dedicada a tan importante personaje, líder de la justa lucha por el derecho de los olvidados de la tierra. “El impacto de las imágenes en nosotros ratifica que Chávez se quedó aquí para siempre, con su pensamiento y su alegría”, señaló el doctor Cu Chi Loo, director del Instituto de Estudios de las Américas.
Un homenaje muy especial brindado a Chávez fue la edición del poemario bilingüe vietnamita-español, elaborado por el colectivo cultural Amantes de la Poesía y el Canto de la comuna Thụy Khuê, distrito Hồ Tây de Hanoi, cercana a la Embajada de Venezuela. La publicación, de la editorial Thế Giới, reúne poemas dedicados al comandante Chávez y a la lucha antiimperialista del pueblo venezolano.
Los incansables soñadores, hacedores de alegría, de colores, de bellezas, de nostalgia, un día tomaron la casa de sus vecinos venezolanos, la casa grande de Venezuela en la capital vietnamita, la embajada, para dejar constancia de que Hugo Chávez está entre ellos.
Cultores de estrellas y arcoíris, con sus boinas y gorras de veteranos —al mando del soñador mayor, el exdiplomático Nguyễn Văn Thọ—, llegaron a la biblioteca Simón Rodríguez de la Embajada de Venezuela, carpetas en ristre, cargadas de letras bonitas para Chávez… el que pasó por aquí, por la bella Hanoi de dieciocho lagos. La heroica ciudad que derrotó a la aviación norteamericana en 1972.
La proyección de un documental silenció el escenario; todos se concentraron en las imágenes del alegre Chávez, haciendo por las calles de Hanoi lo que hacía por las de Sabaneta o Caracas. Con la gente, siempre con la gente, sintiendo el calor de los hijos del Tío Hồ.
Los poetas vietnamitas se reunieron como le gustaba a Chávez: un compartir de cosas bonitas, de poesía y canto: “Cantar y cantar…”, como decía Ali Primera, o en sus trovas a Vietnam: “Inolvidable Hồ Chí Minh”… o “Mujeres del Mekong…”.
Văn Thọ leyó sus rimas a la Venezuela amante de la paz y la solidaridad. Se habló de Bolívar y «Mi delirio sobre el Chimborazo”, o del poema del comandante Eterno dedicado a la abuela Rosa Inés.
Así se iniciaron las jornadas “Por Aquí Pasó Chávez”, que incluyeron variadas actividades, entre ellas un partido de beisbol en la Universidad de Hanoi, en disputa por la copa Hugo Chávez.
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año, y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles” (Bertolt Brecht).
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