Este Cacique gobernó las tierras que hoy comprenden Miranda, Anzoátegui y parte de Monagas, fue además Piache y Sumo Sacerdote y uno de los guerreros más fieros entre todos los que se enfrentaron al conquistador español.
Líder indiscutido de los quiquires, araucos y charagotos, el Cacique Yare vio la luz entre los Cumanagotos. Gran estratega venciendo varias veces al invasor.
Sabedor cómo fue de la fortaleza del español, unió sus fuerzas a las de Terepaima, bajo cuyas órdenes actuó, habiéndose también aliado con el Gran Cacique Tamanaco, con quien tuvo una amistad probada en mil batallas y en la paz. Este trío de indígenas no fueron los únicos pero construyeron un fuerte triunvirato que marcó la dura oposición que le hicieron a los europeos.
Cuando Yare se entera de la muerte de Tamanaco a manos del perro del Capitán Mendoza, tembló de ira y juró venganza a éste y a su perro llamado «Amigo». Entonces, persiguió al Capitán Mendoza, hasta que consiguió acorralarlo en Aragüita. Al tenerlo prisionero lo hizo degollar, junto con su perro, y la cabeza de ambos las envió como trofeo a la familia del Cacique Tamanaco. Yare continuó su guerra sin cuartel, venciendo y siendo vencido, hasta que un día los arcabuces españoles acabaron con la vida del inigualable guerrero.
Quiso el destino que las tropas españolas no se dieran cuenta de la muerte del Cacique, lo cual hizo posible que sus hombres regresaran a recoger sus restos y darle un entierro digno, tal como merecía aquel valiente jefe, que perdió la vida en 1575 luchando por sus tierras, su cultura y sus ideales. Ese espíritu de lucha que está en nuestra sangre como dignos herederos de sus luchas en condiciones tan desfavorables.
Bibliografía principal: Rafael María Baralt, «resumen de Historia de Venezuela» ; Cristóbal Colón, «Carta a los reyes de España» ; García de la Torre, «Caciques venezolanos» ; Carlos Alarico Gómez, «Los caciques de Venezuela »