En medio de su creciente caos actual, sus agudas contradicciones y su profunda y hasta ahora indetenible crisis, todo indica que esta confusa humanidad de hoy va camino de tener pronto que decidir entre continuar atada a un mundo de permanente guerra, sujeción y violencia imperial que amenaza llevarnos pronto a la ruina y destrucción del planeta, y un mundo de paz, respeto y convivencia que va cobrando fuerza, en el que en medio de los inevitables problemas y conflictos propios de cualquier sociedad humana, sea al menos posible vivir y progresar sin que un poder que se cree destinado a ser dueño exclusivo del planeta quiera moldearnos e imponernos por la fuerza su dominio autoritario disfrazado como siempre de democracia y libertad.
Estados Unidos (EU) es la guerra. La guerra es su único recurso para someter a cada pueblo o país que se resista a su dominio. En eso lleva ya casi un siglo y está dispuesto a continuar haciéndolo cuando le sea necesario para mantener su hoy cada vez más cuestionada hegemonía. Ya desde principios del siglo XX, tras derrotar antes, en 1898, en una corta guerra a la decadente España para arrancarle Cuba y Puerto Rico y en el Pacífico las Filipinas mediante una brutal masacre racista, EU, que ya controlaba el Caribe, América central y la parte norte de Sudamérica, sabía que para convertirse en potencia mundial necesitaba con calma y prudencia empezar a a apoderarse de Europa, que era entonces el centro político, económico y cultural del mundo.
En Europa estalla en 1914 la Primera guerra mundial. EU sabe que es su oportunidad de intervenir. Y lo hace a partir de 1917, aliándose a Inglaterra y Francia, las dos potencias coloniales más poderosas de entonces. Su participación es modesta, pero en 1918 se une al bloque de países que invaden a la Rusia en la que acaba de triunfar la revolución comunista que dirigen Lenin y Trotsky, y tiene importante papel en el Tratado de Versalles, que fortalece el colonialismo de los vencedores, Inglaterra y Francia. Pero es en la Segunda guerra mundial que empieza a tomar el mando y a dirigir a Europa. Entra en el conflicto en 1941 pero evita enfrentar a la Alemania nazi a la que teme, y declara la guerra al Japón, que es su rival en el Pacífico. Deja que Rusia, entonces comunista, enfrente sola a los nazis y solo cuando ve que los está derrotando, monta el gran show mediático que es el desembarco de Normandía. Eso no logra impedir que los rusos ganen la guerra y lleguen los primeros a Berlín. Pero EU, apenas golpeado, se apodera del triunfo, se declara vencedor y protector de la arruinada Europa, imponiéndole su dominio mediante forzosos planes y acuerdos político-económicos, y pronto llenándola toda de bases militares.
Y es entonces que empiezan en grande las guerras, invasiones y crímenes masivos de EU porque este, mientras está imponiéndole al mundo su modelo político, su poder económico y su moneda, sabe también que con el control de Europa no basta y que hay que dominar también el Asia empezando por enfrentar a Rusia y China, que son países comunistas, y apoderarse pronto del Cercano y Medio Oriente, de ese conflictivo mundo árabe y musulmán que es el gran productor y dueño del petróleo. Me limito aquí solo a mencionar en forma breve los ejemplos mayores y más criminales de la larga secuencia de guerras y brutales masacres llevadas a cabo desde 1945 por ese “faro de democracia y libertad” que ha pretendido ser desde entonces EU.
Solo menciono algunas de sus peores guerras y matanzas. EU inicia la Guerra fría y crea la CIA y la OTAN, masacra en 1949 al rebelde pueblo griego, apoya en 1950 la división de Corea y ataca a la China recién liberada por Mao. En Corea, usa agente naranja y armas químicas. Decide que solo Taiwán es China y se lo impone a la recién creada ONU. En 1953 en Guatemala derroca al presidente Arbenz para imponer una dictadura, y en Irán derroca al patriota Mossadegh para entregar el poder al shah Reza Pahlevi que es dócil siervo suyo. Así controla el petróleo iraní. En 1960 en el Congo se implica en el asesinato de Lumumba. En 1961 el presidente Kennedy invade Cuba, siendo derrotado por el pueblo cubano encabezado por su líder Fidel Castro, e inicia luego la guerra de Vietnam. Su sucesor, Lyndon B. Johnson, masacra al pueblo vietnamita. Los crímenes de EU son monstruosos. También ordena en 1965 invadir República Dominicana, y sus marines lo hacen, masacran al pueblo e imponen otra dictadura. En 1965 Indonesia vive un golpe de estado anticomunista `promovido por EU, en el que mueren más de 500.000 personas, y en Chile se produce, instigado por EU, el golpe asesino de Pinochet que derroca a Salvador Allende. Nixon lleva la guerra de Vietnam a Camboya y Laos, pero pronto EU se repliega derrotado, Vietnam se reunifica, y se logra la paz en 1973.
Las otras guerras, las más recientes, son más conocidas. En 1978 es otra vez Irán porque EU enfrenta a la revolución religiosa de Jomeini y en Nicaragua ataca a los guerrilleros sandinistas que han conquistado el poder. En 1989 invade Panamá. En 1990 ataca a Irak, en 2001 invade Afganistán. En 2003 invade de nuevo a Irak con la patraña de que tiene armas nucleares, y entre 2010 y 2013 mediante la OTAN ataca Siria e invade y destruye a Libia. Y en 2014 provoca el golpe de estado del Maidán que es el punto de partida de su hasta hoy última guerra, la de Ucrania. La próxima, la nuclear, la viene preparado a diario para enfrentar su creciente crisis. ¿Es que hace falta algo más para mostrar que EU es la guerra, antes para imponerse al mundo, ahora para seguirlo dominando?
¿Y quién encarna la paz, la soberanía y la convivencia? ¿Quién sino China? Sí, la China actual que ha resucitado y ampliado la vieja Ruta de la seda ahora llamada La franja y la ruta y que, junto con Rusia, los BRICS y cada día nuevos países que quieren sumarse a ese proyecto multipolar, hartos del despótico dominio imperial de EU, basado en su dólar especulativo que nada vale y en su sistema de Suma cero, es decir, de Gano yo y pierden todos, y al que se resista lo invado y lo destruyo. Este nuevo sistema, multipolar y libre de hegemonías forzadas, propone una suma de países soberanos que sin agredir a nadie y sin que nadie los agreda para imponerles un sistema político convertido en modelo, como hace EU por la fuerza, puedan convivir y comerciar sin ataduras, libres de mantener sus propios sistemas de vida y sin que nadie les imponga un modelo distinto, salvo que sea su propio pueblo, y usando sus monedas para sus relaciones e intercambios comerciales. Por cierto, se trata no de monedas especulativas que nada valen, como el dólar que EU imprime a voluntad igual que impone a los otros las reglas de que habla como fijas pero que modifica cada vez que le conviene. Lo que China, Rusia y los otros partidarios de ese sistema multipolar proponen es un sistema de Ganar-ganar opuesto al de Gano yo y pierden todos, como el impuesto por EU, y en que las monedas se basen en la producción y no en la especulación y el dominio militar.
Cierto que ningún sistema es perfecto, pero también lo es que hay que salir de ese perverso sistema de dominio imperial, militar y especulativo de EU y que este sistema multipolar tanto en lo político y cultural como en lo económico, resulta más justo, ofrece claras medidas y reanima esperanzas que se veían distantes o imposibles hace apenas una década. Hoy son parte activa del proceso de cambio en que vivimos y en el que sacudirse al fin la brutal hegemonía del decadente Imperio yankee parece al fin posible. Porque ese Imperio, como los anteriores, no es eterno ni invencible. Lo que lo hace parecerlo es la cobardía o complicidad de países explotados que si se unen pueden vencer porque unidos son más fuertes.