Por: Acercándonos Ediciones
Publicado: 13/04/2023
Julius Kambarage Nyerere nació en Boutiama el 13 de abril de 1922, era el hijo de un jefe zanaki. Después de completar su educación, estudió en el Makerere College en Uganda y luego en la Universidad de Edimburgo en Escocia, Inglaterra, país que desde 1917 administraba Tanganica por acuerdo de la Sociedad de Naciones. Tras doctorarse en Letras y Derecho en la Universidad de Edimburgo, regresó a su país natal.
Apodado popularmente como «Mwalimu» (maestro en lengua Kiswahili) condujo a su país a la independencia en 1961 y fue proclamado primer presidente de la República de Tanganica en 1962, que pasó a denominarse Tanzania dos años después tras unirse a Zanzíbar. Mucho antes de que Robert McNamara hablara sobre la importancia del desarrollo rural, el presidente Nyerere lo convirtió en la parte medular de la estrategia de Tanzania, en la declaración de Arusha de 1967. Creó los «Ujamaa» o comunidades voluntarias y democráticas de campesinos para cultivar colectivamente la tierra. El resto de los sectores económicos: comercio, industria, transporte y banca fueron nacionalizados. Su prioridad económica era alcanzar la autosuficiencia.
Su política sirvió para cimentar la unidad de una nación dividida por antiguas querellas tribales mediante el desarrollo de la educación y la sanidad. Nyerere es para los tanzanos el «padre de la patria», el símbolo de la unidad que es ejemplo de convivencia entre religiones y etnias diferentes en la conflictiva región de los grandes lagos. Cosechó importantes logros sociales en educación y sanidad (el 80 % de la población estaba alfabetizada y tenía acceso directo a los servicios sanitarios) pero demostró poca capacidad para impulsar propuestas económicas viables para Tanzania.
La guerra contra Uganda en 1980 que acabó con Idi Amín, empobreció fuertemente el país. La intervención fue aplaudida por la comunidad internacional que incumplió su promesa de ayuda para sufragar los gastos causados por el conflicto.
Fue el primer gobernante postcolonial que renunció al poder voluntariamente en 1985 por no querer someterse a los dictados del Fondo Monetario Internacional sobre la aplicación de las políticas de austeridad en cuanto a la inversión social que podían salvar el balance macroeconómico de su país. Ante las presiones del FMI, prefirió la dimisión: «No he podido cumplir la misión que me había fijado: terminar con la pobreza, el hambre, la enfermedad; sólo la ignorancia ha sido vencida. Yo no puedo continuar dirigiendo un país que está obligado a mendigar su comida». Este gesto le valió el respeto del pueblo tanzano que le reconoce la virtud, a diferencia de otros jefes de estado africanos, de no aprovecharse nunca de su cargo para enriquecerse personalmente. Se plantea que volvió a su casa con una bicicleta y un viejo tractor.
En sus veinticinco años de gobierno Nyerere alcanzó una gran popularidad dentro y fuera de sus fronteras, como defensor, tanto de los intereses de su país, como de los demás estados africanos. Ha sido inspirador del panafricanismo, guía del Movimiento de Países No Alineados durante la Guerra Fría y luchador contra el apartheid, apoyó a los movimientos de liberación como el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela. Soñó con un Estado Panafricano como respuesta a los retos internacionales del continente, pero tuvo que resignarse con una Organización para la Unidad Africana (OUA), de la que fue fundador en 1963 y que sólo tenía de unionista el nombre; todo su articulado tendía a preservar la continuidad de los estados coloniales y de sus fronteras aberrantes más allá del esfuerzo de Julius, con el argumento mayoritario de que era preferible no tocar ninguna de las estructuras heredadas para no suscitar conflictos. De esta forma, los más destacados líderes anticoloniales aceptaban de buen agrado el reparto de África consumado en la Conferencia de Berlín, en 1885.
Tras su retirada de la política activa fue requerido por diversas organizaciones y Estados para arbitrar conflictos del África Central y del Este. Hasta su muerte Nyerere ha presidido las conversaciones de Paz en Arhusa, que tenían como objetivo poner fin al conflicto étnico con el vecino Burundi y que se encuentran ahora paralizadas.
Desde distintos foros internacionales, ha alertado a sus colegas estadistas sobre la equivocada suposición de que el Norte pueda ofrecer todas las soluciones a los problemas africanos y hasta el final ha levantado la bandera de la unidad y cooperación regional frente al afropesimismo que se ha extendido como una peste, tanto en el Occidente como en el mismo África. «Una vez que Nigeria se organice, tengo la impresión de que el papel que está desempeñando en África Occidental será igual al de Sudáfrica respecto a África del Sur. Es decir, una parte de los cimientos, un motor para el desarrollo», dijo Nyerere en uno de sus últimos discursos pronunciados en la sede del Banco Mundial.
Con la Declaración de Arusha, de 1967, Julius fijó su programa para un socialismo en Tanzania, y procedió a la nacionalización de casi toda la economía, especialmente la banca y las empresas privadas, e instaló al campesinado en régimen de cooperativas.
Confirmado en su cargo en las elecciones de 1975 y de 1980, se mantuvo en él hasta 1985, año en el que lo abandonó, dejando la jefatura del gobierno a Alíu Hassan Mwingyi, aunque conservó la presidencia del partido único. En las elecciones de 1990 fue confirmado en su cargo de Presidente y renunció a la presidencia del único partido del país, al que sólo le quedaban dos años de monopolio, puesto que, desde 1992, el país está abierto al multipartidismo.
Nyerere es recordado por su política de desarrollo agrícola, basado en el propio esfuerzo y haciendo uso limitado de la ayuda internacional.
Julius es considerado por muchos uno de los “padres de la patria” de África y podría ser proclamado santo por la Iglesia, según confirmó, la agencia Catholic Information Service for Africa (CISA), revelaba que ya ha concluido la fase diocesana de su proceso de beatificación. El proceso había sido abierto el pasado 21 de enero por el cardenal Polycarp Pengo, arzobispo de Dar es Salaam, según revela Mundo Negro.