8 mayo 2023
La pulsión del mundo hoy se puede inferir de lo que el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Wang Wenbin, dijo en una reciente rueda de prensa. Uno, cuál es la contradicción más importante que se presenta hoy en el mundo y, dos, entre quiénes.
La contradicción se presenta por la hegemonía de EE.UU. sobre la economía de mercado para mantener sus intereses como potencia dominante, violando los mismos principios del mercado que el capitalismo y los defensores del neoliberalismo le vendieron al mundo como la salvación a sus problemas.
La confrontación principal se da entre EE.UU. y China, las dos grandes potencias mundiales. No obstante, fue Rusia la que provocó el brusco viraje del orden mundial vigente, desafiando las reglas del juego de un mundo unipolar dominado por EE.UU. utilizando la OTAN y la UE. Rusia actuó así porque la están acorralando en sus fronteras, y siente amenazada su existencia vital, agravada con la idea de hacer a Ucrania (también Finlandia y Suecia) miembro de la OTAN.
EE.UU. cuenta con las naciones europeas occidentales como aliadas, la Europa Occidental que por circunstancias históricas y producto de la IIGM, quedó atada a los intereses económicos y políticos de EE.UU. y a su esfera de influencia estratégica.
China, de otro lado, ha construido una alianza estratégica con Rusia, India, Irán y algunas naciones africanas y asiáticas, alianza basada en intereses económicos y materializada en el intercambio comercial a gran escala como el que ha abierto en la zona euroasiática y los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), orientado a diseñar un mundo multipolar. Con ello ha puesto en entredicho y desafiado el mundo unipolar que EE.UU. controla y domina. China y sus aliados apuestan, además, por la desdolarización de la economía global, sin imponer bases ni invasiones militares. Chinos, rusos y demás naciones que hacen parte de esta nueva alianza estratégica, están por el diseño de un mundo multipolar con nuevas zonas y rutas comerciales, que lo rijan unas reglas del juego donde todas las naciones sin distingo de tamaño, poder militar, PIB, economía (recursos energéticos y naturales), desarrollo tecnológico, cultura, idioma y religión puedan sentirse seguras y obtener beneficios para sus pueblos.
En el caso de Latinoamérica, con la excepción de Cuba (Revolución 1958), Venezuela (triunfo electoral de Hugo Chávez 1998) y Nicaragua (Revolución 1979) que han sufrido contrarrevoluciones, invasiones y bloqueos desde el triunfó de sus revoluciones a manos del imperialismo yanqui, el resto de naciones ha pasado por un ciclo progresista las dos primeras décadas del s. XXI, luego por el retorno de gobiernos neoconservadores de derecha, y hoy pasa nuevamente por un ciclo de gobiernos progresistas.
Brasil, Chile, Colombia, México y Bolivia son gobiernos progresistas. Ya sabemos lo que pasó con Pedro Castillo en Perú. Luiz Inácio Lula en Brasil y Andrés Manuel López Obrador en México tratan, por un lado, de contrarrestar el poder e influencia del imperialismo norteamericano fijando posturas sobre alianzas comerciales y, por el otro, con respecto a la guerra en Ucrania, negándose a apoyar la alianza militar OTAN/EE.UU. En el caso de Chile, el presidente Gabriel Boric ha oscilado entre acuerdos con los herederos de la dictadura, con Washington en ciertos temas y algunas medidas progresistas de tinte soberano, como en el tema del litio.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha fijado algunas posturas, como negarse a entregar armas rusas viejas a Ucrania. Después de su última gira a EE.UU., le informó al país que el gobierno de Joe Biden aportaría US$500 millones para proteger la selva amazónica.
En una entrevista reciente para el diario El País de España conversó, entre otros temas, sobre la guerra en Ucrania afirmando que: “no nos interesa que esa guerra continúe, uno; dos, que no nos suena franco el discurso que habla de ir contra invasiones de unos países contra otros, cuando los mismo que están rechazando esas invasiones han realizado invasiones contra otros países (…) las que ha sufrido América Latina…Inglaterra que invade Malvinas, EE.UU. que han invadido Santo Domingo, la isla Granada, que han invadido Panamá que para el pueblo colombiano es un hecho histórico que aún no se supera”.
Al presidente Gustavo Petro en tanto Jefe supremo del Estado, le corresponde fijar una postura coherente con su pensamiento y el programa que lo eligió, pero además acorde con los cambios que se están dando en el diseño de un nuevo orden mundial con reglas consensuadas por todas las potencias y naciones, donde el futuro no esté condicionado por la invasión, la agresión, el bloqueo económico o el golpe de Estado auspiciado por potencias imperialistas.
La injerencia e intromisión histórica del imperialismo yanqui en América Latina ha sido nefasta. La guerra contra las drogas ha sido un fracaso como él mismo lo reconoce, con ella se ha violado la soberanía al aceptar incondicionalmente la extradición como política penal; la lucha contrainsurgente y anticomunista ha sido, después de más de 60 años, un fracaso que ha causado miles de muertos y devastación; la imposición de recetas neoliberales junto a los TLCs han arruinado el campo colombiano y hecho más pobres a millones de familias campesinas; la soberanía nacional es un tema que no ha sido asumido con la importancia que merece por el gobierno, en una nación que tiene 7 bases militares gringas.
En su investidura como jefe de Estado Gustavo Petro tendrá que expresar en algún momento con cuál mundo, unipolar o multipolar, se va a relacionar Colombia, acorde con intereses estratégicos nacionales como la soberanía y la independencia o si debe seguir sumisa a los intereses estratégicos de una potencia imperialista como EE.UU.
Fuentes: https://twitter.com/Chile_Alerta/status/1649951773178621960
Entrevista Gustavo Petro:https://youtu.be/I3CocOfQ1gE