Reelección de Erdogan y  su impacto en relaciones de Turquía con Irán


La reelección de Erdogan ha mejorado las perspectivas de relaciones iraníes-turcas, teniendo en cuenta los intereses compartidos y los desafíos comunes entre los dos países.

En las últimas dos décadas con Erdogan al frente, el comercio entre Teherán y Ankara ha crecido, siendo Turquía uno de los pocos países que se ha opuesto resueltamente a las sanciones ilegales de Estados Unidos contra la República Islámica.

El comercio entre Irán y Turquía se situó en 5350 millones de dólares en 2022, registrando un aumento interanual del 12,18 %, según datos recientes publicados por el Instituto de Estadística de Turquía.

Por otro lado, Irán fue uno de los primeros países en denunciar un intento de golpe militar perpetrado contra el gobierno de Erdogan en 2017 y también fue uno de los primeros en enviar ayuda humanitaria y equipos de socorro durante el devastador terremoto de febrero en Turquía.

Todavía hay muchos puntos conflictivos en las relaciones entre Teherán y Ankara, que pueden resolverse en el futuro a través del diálogo multilateral, de acuerdo con la tendencia creciente de la integración regional.

Aunque es miembro de la alianza militar de la OTAN liderada por Estados Unidos, Turquía entiende que Washington no lo ve como un socio igualitario sino como un estado subordinado, al igual que el Irán antes de la victoria de la Revolución Islámica.

El chantaje estadounidense a la compra de armamento no occidental, excluyendo a Ankara de los programas de desarrollo de aviones de combate, y sancionando a entidades turcas es la mejor prueba de ello.

Un hecho menos conocido es que Turquía, al igual que la República Islámica de Irán, ha sido víctima del terrorismo científico-industrial, con la misteriosa muerte de varios ingenieros militares.

Eso muestra que algunos elementos están molestos por países como Turquía e Irán que desarrollan tecnologías avanzadas por valor de miles de millones, diezmando el monopolio de un pequeño círculo de potencias occidentales.

Las experiencias de Turquía con las potencias europeas con respecto a la adhesión a la Unión Europea (UE) también son muy similares a las experiencias de Irán con respecto al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA).

Ambos casos comenzaron con grandes promesas y grandes expectativas y terminaron con repentinos puñaladas por la espalda, negación de responsabilidad y reiterados pedidos de algo a cambio de nada.

Los países europeos no cumplieron con sus compromisos de salvar el acuerdo nuclear de 2015 después de que la anterior administración de EE. UU. se retirara unilateralmente del acuerdo, en flagrante contravención del derecho internacional.

Incluso 44 años después, los occidentales todavía no han aceptado por completo el hecho de que el pueblo iraní derrocó a la dictadura respaldada por Occidente y eligió su sistema democrático en un referéndum.

Del mismo modo, tienen problemas para aceptar los resultados de las elecciones presidenciales en Turquía. Adam McConnel, quien enseña en la Universidad Sabanci en Estambul, en un artículo publicado por la Agencia Anadolu el lunes criticó a los medios occidentales por mostrar falta de respeto a los votantes turcos.

Dijo que “el único camino abierto para la prensa occidental es comenzar respetando las elecciones de los votantes turcos y luego trabajar para comprender esas elecciones de manera integral”.

Además de las preferencias políticas, varias encuestas realizadas recientemente muestran que la mayoría de los turcos ven a Irán como un país amigo, se oponen a las sanciones contra Irán y desconfían de la alianza de la OTAN.

El escenario está listo para la expansión de la cooperación entre Irán y Turquía durante el nuevo mandato de Erdogan como presidente turco, en línea con las aspiraciones de los pueblos de los dos países y en medio del orden mundial cambiante de la unipolaridad a la multipolaridad.

Por Ivan Kesic, periodista e investigador independiente.