FOTO: Sinead O’ Connor
Se consideró un acto de locura y para muchos arruinó su carrera. Ocurrió en 1992 cuando la cantante quemó una foto del Papa en Saturday Night Live en señal de protesta.
Era el año 1992 y Sinead O’Connor vivía un gran momento de popularidad. Nothing Compares 2 U, escrita por Prince, se había convertido en un gran éxito mundial y la cantante irlandesa era un rostro habitual de los medios de comunicación de la época.
El 3 de octubre de 1992 O’Connor fue la invitada musical del programa Saturday Night Live, que esa noche conducía el actor Tim Robbins. Fue entonces cuando cantó una versión del tema War de Bob Marley, cambiando la letra que hacía referencia al racismo por otros versos que hablaban de abusos sexuales por parte de los curas de la Iglesia católica.
LUCHA CONTRA EL VERDADERO ENEMIGO
Mirando a cámara y mientras pronunciaba la palabra evil (maldad) la artista rompió en pedazos una fotografía del papa Juan Pablo II. Cuando terminó la canción, O’Connor pronunció la frase «lucha contra el verdadero enemigo» (fight the real enemy) y tiró los trozos de la foto hacia la cámara.
Este episodio fue calificado por muchos como el fin de la carrera de Sinead O’Connor. Segundos después de la actuación, los teléfonos de la NBC, cadena responsable de la emisión, empezaron a sonar. Cientos de espectadores se quejaron y calificaron la actuación de inadmisible.
LA CASA DE BRUJAS DE LA IGLESIA
Los días posteriores se produjeron quemas públicas de sus discos por todo el mundo y algunas cadenas de radio se negaron a poner sus canciones.
Los medios de comunicación hablaban de «conmoción» y «locura». Incluso otros artistas, como el actor Joe Pesci contestaron a la cantante. «Le hubiera dado una bofetada», dijo en la siguiente emisión de Saturday Night Live haciendo referencia al incidente.
TENÍA RAZÓN, SU DENUNCIA FUÉ VALIENTE
26 años después de la denuncia de Sinead O’Connor se puede concluir que la artista tenía razón cuando llamaba a luchar y a denunciar los abusos sexuales a menores y adultos por parte de miembros de la Iglesia católica.
En las últimas décadas hemos conocido decenas de casos silenciados y ocultados, que afectaban a miles de víctimas.
Los ocurridos en Boston –que fueron destapados en 2011 por un grupo de periodistas de The Boston Globe que ganaron el Pulizter y cuya historia inspiró la película Spotlight– y los descubiertos en Pensilvania, que han conmocionado al mundo, son solo algunos ejemplos de una epidemia que afecta a decenas de países, incluido España.
En Chile 45 religiosos católicos han sido condenados, ya sea penalmente o por el Vaticano, por abusos sexuales; 34 de ellos por abusos sexuales contra menores de edad. Pero, además, otras 11 causas se mantienen pendientes de resolución y otras seis fueron cerradas por traslado o fallecimiento del denunciado (en tres causas los sacerdotes se quitaron la vida poco antes o tras ser acusados).
También hay 18 casos en que la justicia decretó el sobreseimiento, la prescripción del delito o absolución por no tener las pruebas que acreditaran las denuncias.
Cuando en 2002 Salom.com publicó una entrevista con la artista y le preguntó si se arrepentía de su acción fue muy clara al respecto: ¡Por supuesto que no!