Por: Alberto Pinzón Sánchez
Mientras seguíamos atentamente este domingo 23 J /23, el resultado de las elecciones en España, donde el Partido Popular fundado por el ministro de Franco Fraga Iribarne, logró como gallina clueca recoger bajos sus alas protectoras a los votantes descarriados de Ciudadanos y gran parte de los menos agresivos de Vox, con lo cual pudo ganar las elecciones generales en el Estado español; nos llegó la noticia del errático nombramiento como gestor de paz del narcoparamilitar Salvatore Mancuso: narco y paramilitar, como es sabido con certeza, dos actividades criminales distintas pero una sola verdadera, fusionada bajo la protección del Estado en Colombia desde los inicios de la guerra contrainsurgente en Colombia.
Tal y como lo recoge esta semana la revista crítica y alternativa Raya.com, en dos importantes análisis sobre los acontecido en el Congreso con el nuevo inicio de legislatura este 20 de julio/23: Uno, el del profesor Pacho Toloza https://revistaraya.com/tras-los-veintejulieros-reformar-lo-irreformable-o-volver-al-pasado.html y otro, el del politólogo Alejandro Chala https://revistaraya.com/el-nuevo-ajedrez-politico-en-el-congreso-acuerdo-nacional-o-bloqueo-politico-al-gobierno-de-petro.html, la complicada realidad política actual colombiana ha resultado un poco más difícil de “lidiar” de lo esperado eufóricamente hace un año, para el Poder ejecutivo de la Democracia Genocida colombiana, representado en este momento por el presidente Petro, quien ahora ve con desasosiego lo difícil que es (y va a seguir siéndolo) “enderezar a un Jorobado de nacimiento”, es decir estructural, y quien ahora, ante las dificultades, escándalos, renuncias y componendas politiqueras le están llevando a replantear sus estrategias ejecutivas.
A nuestra manera de ver, dos serían estas estrategias: Una interna y otra externa.
-En la estrategia externa, no es difícil visualizar que en 11 vertiginosos meses de gobierno, el presidente haya realizado 21 viajes al exterior a echar prolongados y emotivos discursos con su concepción unilateral de lo que se ha dado en llamar por los estudiosos “Multicrisis Global” o incluso, Crisis Civilizatoria. (favor ver la lista de los viajes y sus fechas en el siguiente enlace https://cambiocolombia.com/politica/las-petromillas-los-viajes-al-exterior-del-presidente-en-once-meses)
Lo que no es una casualidad. Más bien, se puede ver una calculada estrategia de promoción general de una personalidad mesiánica que va por el mundo alertándolo, desde cualquier atril o podio, sobre un posible apocalipsis climático. Escenario ideal para cualquier mesianismo narcisístico, tan abundante en la tierrita colombiana. Ante las dificultades internas para enderezar al jorobado estructural descrito por los analistas citados, nada mejor que las fugas al exterior y los visajes mediáticos personales promoviendo una visión funcional a uno de los puntos estratégicos más importantes fijados actualmente para la acumulación de Capital Imperialista en curso, orientados a mitigar el pavoroso desastre que ha causado el Capitalismo en sus más de 600 años de depredación, explotación humana e irracionalidad, y frente a lo cual, nadie puede oponerse o desdeñar : (cambio climático, inversiones en las selvas principalmente la Amazónica, energías limpias, transición energética, robotización de las energías, reciclajes generalizados, protección del medio ambiente y del firmamento, descontaminación de los mares, etc). Es decir, primaveras verdes progresistas en la periferia capitalista, en este mundo multipolar del “capitalismo del siglo XXI” que está emergiendo ante nuestros ojos, y donde ya casi no hay espacio para el “socialismo siglo XXI”.
-En la estrategia interna, una mejor aceptación de la “realidad parlamentaria” para sacar adelante su estrategia reformista originaria, mediante un reacomodo propuesto en su discurso ante el Congreso colombiano el 20 de julio/23 de la siguiente manera : “ Yo convocaría al país al Acuerdo Nacional en esos términos: hacer realidad la paz, acabar la fase de la guerra de la insurgencia con el Estado, y a no dejar prosperar la la tercera violencia; la de las economías ilícitas y las bandas armadas”.
Acuerdo Nacional pensando en una sociedad más justa y más productiva en un país más equitativo e igualitario, frente a lo cual el mismo mandatario lanzó la siguiente pregunta: “ Acuerdo Nacional. Cuando uno pronuncia estas palabras, se sabe que todos estamos de acuerdo, porque suena bonito…¿pero qué piensa cada uno de nosotros sobre él?” .
En Colombia, ya hay suficiente masa crítica sobre el asunto de la Solución al conflicto interno actual que agobia a la sociedad desde el inicio de la Guerra Fría (9 de abril de 1948. Fundación de la OEA y ratificación del TIAR/47 de Río de Janeiro): hay suficiente claridad de que sin cambios estructurales en la sociedad y el Estado dominante, será muy difícil lograr el objetivo de la paz. No son solamente asuntos estructurales la llamada “Cuestión Agraria”; o el problema de la War Drugs y el Ecocidio de la guerra química implementada por más de 30 años envenenando con Glifosato la selva Amazónica la que ahora se dice se va a rescatar; o el asunto de la Democracia Genocida o Régimen dominante colombiano, el que ahora se pretende superar con una democracia justa y productiva; o el asunto de la justicia social o distributiva, reclamada por la mayoría de movimientos insurgentes.
Es también asunto estructural la Impunidad y las deficiencias monstruosas de cualquier justicia en Colombia: Sea la justicia procesual o la justicia retributiva, y la más importante de todas ellas en una sociedad atravesada por un conflicto prolongado e insoluble como el colombiano, como es la justicia retributiva o justicia para los millones de víctimas del conflicto interno.
Y esto, es lo que precisamente se ha ignorado en la errática decisión presidencial de nombrar como gestor de paz en Colombia a Salvatore Mancuso: Un perpetrador con vínculos en la mafia calabresa de la ‘Ndrangheta, convicto y confeso de crímenes de guerra, horripilantes masacres colectivas, desapariciones de personas, en fosas comunes y hornos crematorios (muchos de ellos en territorio Venezolano según su propia confesión), que se paseó ufano y fue presentado ante el Congreso colombiano como un salvador de Colombia del comunismo (julio 2004). Detenido y extraditado a EEUU por una trampa de su antiguo amigo el presidente Uribe Vélez, a quien tras la lección recibida en la cárcel de máxima seguridad de EEUU donde purga condena por narcotraficante y no por sus matanzas como paramilitar del Estado colombiano, ahora violando la la ley de la omertá, denuncia ampliamente a presidentes, políticos, generales y altos mandos militares bajo cuyas órdenes actuó desarrollando la guerra contrainsurgente con la que hasta hoy día se pretende defender la Democracia Genocida en Colombia.
Y estas confesiones, parecen ser la razón que se da oficialmente para la designación como gestor de paz del señor Mancuso. !Que ha aportado verdad!. Es decir, elevando este principio abstracto a un asunto general y estructural de la realidad colombiana como si fuera una “razón de Estado”. Necesitamos verdad, es cierto, pero no cualquier verdad y a cualquier precio. Desconociendo ostensiblemente realidades éticas, políticas y jurídicas aceptadas universalmente, como por ejemplo, que el señor Mancuso perpetró todas esas barbaridades y crueldades bajo auspicio y legitimidad dada por un Estado legítimo y legalmente reconocido por la comunidad internacional. Lo que no puede ser igualado fácilmente con los guerrilleros o insurgentes, quienes actúan por fuera de la ley contra ese Estado, cubiertos solo con el inane derecho a la rebelión, rechazado con bombas militares por ese Estado contra el cual se han rebelado.
Pero lo más preocupante y lesivo de tal nombramiento es la injuria y la bofetada que se les ha dado a los millones de víctimas del narco paramilitarismo oficial, quienes están (y estarán por mucho tiempo) esperando la aplicación eficiente y pronta de una justicia retributiva, sin la cual no habrá paz en este atormentado país.
¿Cual es el Acuerdo Nacional es el que se pretende pactar por las alturas con esta decisión errática, por calificarla de manera benigna?.
El señor Mancuso, debe continuar vinculado a la Justicia Especial para la Paz (JEP), institución creada por el proceso de paz de la Habana/16 que está aclarando y juzgando lo pertinente. Y debe ser este tribunal quien decida judicialmente su situación a futuro en un proceso judicial que no puede ni debe ser interferido o desviado con decisiones erráticas y bandazos desde la presidencia de la república, apurada, como se percibe, por varias dificultades en un tránsito hacia un mesianismo narcisístico disfrazado de progresismo verde.
Muchos tropezones aún nos esperan Sancho, en medio de tanta oscuridad.
Fuente Imagen Internet: Salvatore Mancuso recibe atenciones en el Congreso colombiano julio 2004.