“Invasión Silente”

Geógrafo Pascual Curcio Morrone; UCV – 1983
El término sustentabilidad ha sido objeto de innumerables interpretaciones
desde el año 1992 y no es motivo de este escrito redundar en ello, sólo me
limitaré a expresar su sentido filosófico y no es otro que el logro de la armonía
entre lo que se produce y consume: “equilibrio de una especie con los recursos
de su entorno”, la corta definición que mayoritariamente recogemos en las
lecturas sobre el tema.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH) por países de la ONU es quizás el
mejor indicador de la vigencia o el logro de la ansiada sustentabilidad como
sociedad y al consultarlo observamos que aquellas Naciones más
desarrollados en lo social no son las que poseen el mayor PIB – aunque lo
tienen alto “per se -, sino mas bien aquellos que producen sus propios
alimentos y su población ha llegado a obtener una tasa de crecimiento relativo
cercana a 0, lo cual no significa que vayan a desaparecer como especie, sino
que han logrado con pleno conocimiento de su acción o comportamiento
reproductivo el equilibrio, su sustentabilidad – queda así destruida
numéricamente la catastrófica teoría maltusiana de finales del siglo 18, la cual
predijo como inevitable la extinción humana -.
El logro de tan alto grado de consciencia social colectiva para obtener la
añorada sustentabilidad en cualquier área geográfica no es fácil, toma su
tiempo y necesariamente requiere de tres factores claves: a) política pública
identificada estrictamente con las necesidades básicas del pueblo, sin
inherencias extranjeras de ningún tipo, con alto sentido democrático
participativo y de servicio social, la salud es lo básico; b) escolaridad que lleve
a construir una clase media profesional mayoritaria, técnicamente capaz de
interesarse en el bien colectivo: “inteligencia trascendente, y c) política
migratoria muy clara, estrictamente controlada y sin excepciones.
Con la llegada de la democracia al año 1959, se inició una acelerada inversión
social en Venezuela atendiendo a los crecientes beneficios económicos por
ingresos derivados de la renta petrolera – fama difundida por las empresas
transnacionales, las cuales colocaban al país como ejemplo mundial en el

manejo e inversión pública de los recursos, registrando en la década de los 60
la balanza de pagos más atractiva del mundo y ubicándonos en el puesto 16 en
cuanto al mayor ingreso per cápita, hoy Suiza ocupa ese lugar -; contándose
con la ayuda de una valiosa migración profesional mayoritariamente europea,
la cual ya venía ingresando al país desde inicio de los años 50, trabajando
inmediatamente de la mano con la fuerte inversión económica estatal para
desarrollar una industrialización amplia, con prioridad en asuntos relativos al
petróleo y la agroindustria, construcción de centros para la salud pública y la
educación en todos los ámbitos del conocimiento, existiendo una amplia
posibilidad de estudios y una salud gratuita y excelente en los sucesivos 20
años, constituyéndose Venezuela en una democracia estable en el hemisferio.
Pero ¿cómo evolucionó el crecimiento demográfico venezolano durante el
proceso descrito?, veamos el siguiente cuadro:

CRECIMIENTO DE LA POBLACIÒN VENEZOLANA, período 1961 – 2011

Año censal población total crecimiento relativo (%)
1961 7.523.999 49,4%….1950-1961
1971 10.721.522 42,5%
1981 14.516.735 35,4%
1990 18.105.265 24,7%
2001 23.232.552 27,3%
2011 27.227.930 17,2%… inicio emigración masiva
Fuente: Censos Nacionales, respectivas fechas
Año 2001, muestra claramente el Censo Nacional de Población y Vivienda
como se rompió la tendencia a lo “sustentable”; se registra un crecimiento de
la población inusual que colapsó la inversión social y detuvo la disminución
tendencial en el crecimiento relativo de la población, siendo precisamente la
década, 1990 – 2001, donde se agudizó la conflictividad social en Venezuela y
el desenlace hoy conocido por todos.

Del Censo Nacional de Población y Vivienda año 2001 obtenemos los
siguientes datos:
Total de población que voluntariamente y sin ningún tipo de presión declaró
que había nacido en el extranjero: 1.015.538, por continente: América 75.5%,
Europa 19,4%, otros continentes 5,1%; por países: Colombia 60%, España
7,5%, Portugal 5,2%, Italia 4,8%, Perú 3,5%, Ecuador 2,8% como los
principales, con un hecho muy curioso: todos los países del continente
americano y todos los respectivos de la hoy Unión Europea tenían
representantes residentes en Venezuela.
El 71,8% del total de población extranjera residente registrada al año 2001
llegó entre los años 1975 – 1990, ya que a partir de la década de los 70 se
instituyó el discurso de la necesaria “Integración Latinoamericana”, apoyado
firmemente por Carlos Andrés Pérez y se empiezan a relajar los controles
migratorios, por lo que del total de inmigrantes registrados al año 2001, el
66,6% ingresó entre los años 1985 – 1995 durante la continuidad
gubernamental de Acción Democrática, gobiernos de Jaime Lusinchi y
segundo de Carlos Andrés Pérez – ruptura de la alternancia partidista en el
poder en Venezuela -.
Hemos hablado tan solo de aquellos residentes que se declararon nacidos en el
extranjero voluntariamente, nada de ilegales. Para poder entender como fue
el “modus operandì” de la Invasión Silente muy someramente mostrada por
los números hay que conocer la realidad geopolítica del Estado Zulia, lugar
geográfico prioritario a la hora de evaluar daños y establecer
responsabilidades sobre la inmigración ilegal – el estado Táchira siempre ha
sido una entidad federal con un mayor grado de responsabilidad en lo relativo
al intercambio fronterizo binacional, hay mejores controles militares por ser
una frontera geográficamente estrecha y ocupada, donde la integración laboral
entre Venezuela y Colombia, ida y retorno formal, ha estado normalmente
presente desde siempre; la frontera del estado Apure con Colombia posee una
dinámica social que abiertamente da para interpretaciones ambiguas; presenta
similitudes con la del estado Táchira en su franja mas occidental, pero en la
medida que avanza hacia el este – sureste, el aislamiento total va
caracterizando la realidad fronteriza binacional –.

El estado Zulia ocupa todo el flanco fronterizo nor – occidental de Venezuela
con la República de Colombia, constituyéndose en una salida natural propia de
los venezolanos hacia Suramérica como al Caribe occidental, Centro América
y la región Sur de los Estados Unidos de Norteamérica. Posee unos 680
kilómetros de línea fronteriza, equivalente al 30%.de la frontera binacional
total, espacio geográfico que sufrió grandemente la guerra civil cincuentenaria
que vivió la hermana república de Colombia.
A partir de los años 60 tanto Venezuela como su estado Zulia fueron
sembradas de carreteras, telefonía comunicacional en todos los órdenes,
emisoras de radio y de televisión tanto nacionales como regionales e
internacionales; fábricas varias, agro-industria y el ciudadano común,
incluyendo los sectores profesionales y productivos asociados, estábamos
viviendo una década de progreso bajo el favor y el beneficio del Estado, dueño
de la inmensa renta petrolera.
Pero al sumergidos en tal progreso socio – económico olvidamos el cuido de
la frontera, un aspecto político de vital importancia. La frontera y el
desplazamiento de población por la misma es un concepto estratégico que
desde siempre ha exigido una verdadera acción de cualquier Estado que se
aprecie de ser autónomo; su descuido es colocar a cualquier proyecto
productivo a desarrollar bajo su territorio en condiciones de peligro y/o
vulnerabilidad por la segura presión demográfica exógena para obtener un
mejor servicio asistencial o beneficio económico por parte de no nacionales,
pudiendo volver en el corto plazo deficitario a cualquier proyecto de asistencia
social y/o inversión pública.
No es un secreto para nadie la cincuentenaria guerra civil que vivió la
república de Colombia y la constante presión social – inmigración – que desde
la frontera se ejerció sobre Venezuela. Tal proceso fronterizo binacional
evoluciona sin planificación y muy poco control oficial, transformándose
lentamente en acciones de fuerte presión demográfica – amenaza -,
especialmente en los tiempos actuales donde el Estado Zulia en su condición
de potencia petrolera mundial durante 100 años la convierten en un polo de
atracción rico en oportunidades económicas, lo que ejerce una fuerte
influencia mediática – ocupacional desde todos los órdenes sociales del vecino

país por existir entre ambos una larga y extensa línea fronteriza, tanto por el
nor oeste como el sur oeste zuliano, desde la Península de la Guajira pasando
por las montañas de Perijá hasta las planicies del río Cataumbo.
En efecto, son dos los espacios fronterizos vulnerables para la migración
masiva de población extranjera al estado Zulia y de allí a todo el territorio
nacional:
a) la Sub región de la Guajira – municipios Mara y Páez -; este espacio
geográfico históricamente se ha caracterizado por la carencia de una política
efectiva de control fronterizo por parte del Estado venezolano, solo unas pocas
unidades militares en la zona manifiestan la presencia venezolana; se trata de
un territorio extenso – casi 200 kilómetros de frontera común -, habitado por
la etnia Wayoo, la cual ha mostrado interés por conservar sus espacios de
hábitat, y tanto los gobiernos de Colombia como el de Venezuela han
aceptado la binacionalidad y consecuentemente la doble documentación en el
libre tránsito de los miembros de la etnia;
b) la Sub región Sur del Lago, la planicie compartida del río Catatumbo –
municipios Jesús M. Semprun y Catatumbo -; zona de protección del conjunto
de la cuenca del río homónimo, siempre ha sido objeto de largo conflicto
social debido a un tangible control territorial demográfico por parte de
ciudadanos desde la vecina Colombia – paso y acciones comerciales sin casi
ningún control migratorio desde ambos lados de la línea fronteriza -.
El crecimiento de la población por Municipios en el Estado Zulia, reflejados
en los últimos 20 años – periodos entre 1991 – 2011 -, denotan una muy
peculiar característica en su comportamiento demográfico, ver cuadro
siguiente:

Estado Zulia.- Crecimiento de Población período 1991 – 2011,

Según Municipio

Municipio Censo 1991 Censo 2011 Tasa Geométrica
de Crecimiento
Anual (%)
Almirante Padilla 7820 12445 2,23
Baralt 54329 96256 2,76
Cabimas 175002 293658 2,49
Catatumbo 24439 41419 2,54
Colon 75818 149858 3,30
Francisco J. Pulgar 14480 49130 5,99
Jesús E. Lossada 55175 115827 3,59
Jesús M. Semprun 10999 38391 6,13
La Cañada 44654 80547 2,84
Lagunillas 109212 239284 3,80
Machiques de Perijá 71133 137735 3,19
Mara 92632 241044 4,65
Maracaibo 957888 1538265 2,28
Miranda 55115 99778 2,86
Páez 44089 71789 2,34
Rosario de Perijá 52080 81648 2,16
San Francisco 263092 434970 2,42
Santa Rita 34838 54095 2,11
Simón Bolívar 22964 46751 3,44
Sucre 37316 66321 2,77
Valmore Rodríguez 32230 63593 3,28
Estado Zulia 2235305 3952804 2,75

Fuente: Censo de población y Vivienda, respectivas fechas
Los altos crecimientos demográficos muy por encima del crecimiento
promedio de la entidad Zuliana registrados en los municipios fronterizos Mara
– sub región Guajira –, Jesús M. Semprum y Francisco J. Pulgar – sub región
Sur del Lago -, no tienen explicación demográfica alguna más allá de la
creciente inmigración – el municipio Jesús M. Sempum siempre ha sido objeto
de inversión pública debido a la apertura petrolera sucedida en él, extracción

de crudo, abundando en ése territorio una población en creciente estado de
pobreza, sitios de penetración consecuente por parte de inmigrantes desde
Colombia -.
Podríamos llamar al hecho descrito en el párrafo anterior la Fase 1 del proceso
de la “Invasión Silente”; posteriormente hay una Fase 2: el desplazamiento se
orienta hacia municipios cercanos al polo de desarrollo principal, Maracaibo, –
donde se realizan continuas inversiones públicas para mejorar servicios, bien
sea desde el punto de vista agroindustrial o petrolero -, estos municipios
corresponden a Jesús E. Lossada, próximo a la ciudad de Maracaibo,
municipio Colon – sub región Sur del Lago -, este último municipio centro de
importantes inversiones orientadas hacia la agroindustria del plátano; para
finalmente orientarse los flujos de población migrante hacia la Costa Oriental
del Lago, específicamente hacia los municipios con fuerte presencia de
actividades portuarias, ámbito de acción de la industria petrolera – Miranda,
Lagunillas, Simón Bolívar y Valmore Rodríguez -.
La tasa geométrica de crecimiento de la población zuliana en más de un punto
porcentual por encima del promedio nacional acotada por el Censo 2011 –
1,6% -, es un factor revelador de la presión demográfica silente que emanó
del vecino país, hipótesis reforzada más contundentemente si observamos
como el estado Zulia al igual que el estado Bolívar a pesar de poseer un muy
alto crecimiento demográfico son dos entidades federales expulsores de
población, en atención a las conclusiones emanadas del mismo Censo General
de Población y Vivienda 2001, paradoja que debería investigarse seriamente.
Lo descrito hasta ahora continua hacia la Fase 3 o fase final del proceso
migratorio ilegal que desequilibra al país desde mediados de la década del 70,
entonces la masiva ida de población hacia la región Capital – área
metropolitana de Caracas – generó en la década de los 80 un acelerado
crecimiento demográfico en el estado Miranda, específicamente en el eje
urbano Guarenas – Guatire y en los Valles del Tuy, los cuales se convirtieron
en su momento en el epicentro geográfico de toda la desestabilización social
que llevó a la caída del gobierno de Carlos Andrés Pérez, segundo periodo;
hecho público y conocido por todos los que vivimos el momento histórico.
También desde el estado Zulia y por el referido espacio aislado fronterizo del

estado Apure continua al día de hoy el proceso de ocupación ilegal de nuestro
territorio, hordas similares se desplazan utilizando la vía fluvial hacia el ahora
sobre explotado arco minero en la amazonia venezolana; la “Invasión Silente”
continua, no se detiene y nos consume completamente.
Una inmigración ejecutada por etapas de movilización, la cual trae como
consecuencia inmediata una inseguridad total, saturación de los servicios
públicos y fuentes de empleo, destrucción de la biosfera y depredación de
nuestros recursos naturales porque en una invasión tan inmensa como la ya
descrita y NO CONTROLADA cualquier grupo se puede colar y conformar
mecanismos para la desestabilización política; todo legítimamente validado
por el discurso de la necesaria “Integración Latinoamericana” con pocas
restricciones a la movilización migratoria.

Síntesis hoja de vida profesional:
Geógrafo Pascual Curcio Morrone, UCV- 1983; Especialista en Análisis de
Datos, UCV– 1989; Especialista en Fotogrametría, IPO, ahora IFP, adscrito a
la Universidad de Stuttgart, Alemania 1990; Fundador y primer Coordinador
del Programa de Estadísticas Ambientales del Instituto Nacional de
Estadísticas de Venezuela con 6 publicaciones: “Índice de Calidad Ambiental,
ICA”, año 1998; “Estadísticas Ambientales de Venezuela”, año 1999; “La
Dicotomía Urbano – Rural en la Realidad Venezolana”, año 2000;
“Generación de Residuos Sólidos y Urbanismo”, año 2000; “Cuentas de Agua
y Urbanismo”, año 2003; “Índice de Calidad Ambiental, ICA”, año 2004.
Otras publicaciones distintas a la temática propiamente ambiental: “Marco
Conceptual del Plan Nacional de Desarrollo Ferroviario 2006 – 2030”, IAFE
ahora IFE, año 2005; “Un Cuento Helénico Y Otros Más”, editorial Círculo
Rojo, España, año 2019. Cardenalitolito@gmail.com
Caracas, 20 de Julio del año 2023