José Sant Roz
- Ay, carajo, si los nazis europeos (que dirigen la Unión Europea y sus piratas ingleses) siguen con su prepotencia, su asquerosa y reiterada soberbia tratando los problemas del mundo con la visión colonialista del siglo XIX, podrían encontrarse de la noche a la mañana a las puertas de la TERCERA GUERRA MUNDIAL, sin escapatoria, sin retroceso ni posibilidad alguna de pedir cacao. A eso nos dirigimos en este momento vertiginosamente. Y en Venezuela debemos tener en cuenta de que tenemos a la OTAN ahí, al ladito, en Colombia, algo que para nada controla el pobre de Gustavo Petro.
- Pues, para exacerbar las cosas, debemos agregar que la derecha está temblando en este momento, considerando que Jorge Rodríguez podría ser el próximo presidente de Venezuela. El discurso del presidente de la Asamblea Nacional, el pasado jueves 15 de julio de 2023, es uno de los más gloriosos, contundentes e inmortales de los que tengamos memoria. Puso el doctor Rodríguez a los europeos en su lugar: “-“No tenemos tiempo para considerar la solicitud que nos hacen para venir. Te lo digo directamente, Josep Borrell [jefe de la diplomacia de la UE], mientras nosotros seamos los representantes del Estado venezolano, ustedes no van a venir. Aquí no va a venir ninguna misión de Europa. Han violado el acuerdo que firmamos con ellos”.
- También fue bien contundente Diosdado Cabello: «Les vamos a decir QUE SE VAYAN BIEN LARGO AL CARAJO la Unión Europea, los gringos y todos sus lacayos. Y a los que pidieron invasión, sanciones, que pidieron bloqueos, llámense sayonas, fantasmas, silbones, NO SE VISTAN QUE NO VAN».
- Pues, esos europeos asesinos (ahora tiernamente arrodillados a los gringos), desde que nos independizamos de España han venido construyendo una narrativa monstruosa contra nosotros. Por ejemplo, el pirata y publicista inglés Paul Johnson (cuyos libros son de los más traducidos y vendidos en el mundo), la emprendió en sus bazofias históricas contra el Libertador. Uno de sus temas predilectos, como aberrado típicamente inglés, es la supuesta “conducta promiscua” de Bolívar, llegándolo a presentar como un degenerado que entraba a los pueblos, siendo recibido por hordas de putas reclutadas de algún burdel local, previamente vestidas de blanco, que le ofrecían guirnaldas. Entre esas putas para él, como veremos se encontraba Manuelita Sáenz. Todo eso está en el libro de Paul Johnson, “EL NACIMIENTO DE DEL MUNDO MODERNO”.
- Los piratas ingleses han actuado contra nosotros de la manera más vil y criminal, tomándose El Esequibo amparados por las trampas que ellos urdieron junto con los gringos (e incluso en nombre de la propia “Doctrina Monroe”). Luego, en pleno siglo XXI, se han robado más de treinta toneladas de lingotes de oro nuestro. Es algo a lo cual muy difícilmente nuestras mentes pueden llegar a concebir: somos para estos abominables piratas, menos que perros sarnosos (sin pedigrí alguno, claro), y pretenden que una ignorante y malinche como María Corina Machado que ha pedido que nos SANCIONEN e INVADAN, por obra y gracia de sus inmundas prácticas la convirtamos en dueña y señora de Venezuela.
- Los europeos con su prepotencia y cinismos tratan a los pueblos de América Latina con desprecio y asco. Así lo hacen todos los días con Argentina y van in crescendo con el caso del enorme auge que ha ido cogiendo el nazismo en toda Europa, mucho más en este momento cuando Rusia está enfrentando a la OTAN. El caso de España se presenta horrendo con ese antro de señoritos del PP y VOX.
- En el libro ya mencionado libro del periodista (y publicista) inglés Paul Johnson (una edición de Javier Vergara editor, Argentina, 1992), aparece en la portada, las fotos de Bolívar, Beethoven, Víctor Hugo y James Monroe. Claro, le dedica un capítulo a nuestro Libertador, tomando como referencia para delinear su carácter y su lucha, textos de sus peores detractores: Salvador de Madariaga, al mulato y realista asimilado don José Domingo Díaz (que ansiaba mejorar su raza y cogió como muchos para la inmunda Remadre de la Chingada), a G. Hippersley, Pablo Morillo, etc. A pesar de existir en inglés un estudio bastante denso y completo escrito por el General Daniel Florencio O’Leary, pero míster Johnson lo echó al desprecio.
- Nos presenta este pirata inglés (perdonen la redundancia), a un Bolívar quien no permitía «que se interpusiera en su camino consideraciones de carácter humanitario» (p. 575). Véase de dónde viene ese uso criminal de los derechos humanos para condenarnos. Añade: «fue un mujeriego promiscuo… como su padre», (p. 575). El señor Johnson pareciera tener una fijación extraña, insisto, sobre el asunto sexual, pues no deja de seguir palmo a palmo la conducta “promiscua del Libertador” y lo presenta entrando a los pueblos, siendo recibido por «ninfas» vestidas de blanco que le ofrecían guirnaldas. Generalmente se reclutaba a las ninfas en algún burdel local. Una de las “ninfas” que fue a saludarle en Quito, en junio de 1822, era una mujer de 25 años, Manuela Sáenz, una veterana de la batalla de los sexos…», (p. 590).
- Resulta que el señor Johnson refiere en su libro que, Víctor Hugo llegó a tener en su juventud, más de 2.000 mujeres (p. 146). Para realizar tal proeza tenía por fuerza que ser promiscuo, pero no, para él Víctor Hugo era un genio (como en efecto lo fue), con la virtud sublime y perfecta del hombre europeo que suponen los ingleses. En cuanto a lord Byron, escribe Johnson, que incesantemente tenía amantes, y anota del poeta este párrafo: «No pasan 24 horas sin dar o recibir de una de tres (y a veces alguna más) hermosas e inequívocas pruebas de satisfacción mutua»; añade que Byron contrajo su «primera gonorrea «gratis» (pues no pagó por ella) en Italia (p. 610); tenía amantes rubia como el amanecer y cálidas como el mediodía y llegó a vivir en adulterio peligroso; pero ni Víctor Hugo ni Byron merecían el calificativo de PROMISCUO como se lo echa en cara al Libertador; quizás PROMISCUO sea para los piratas ingleses lo más cercano a la práctica sexual de los perros, lo que Johnson considera lo más cercano a las “perversiones” en latinoamericanos.
- Recordemos que un fornicador insaciable fue el extraordinario escritor escocés James Boswell, autor de poemas y de una de las más excelentes biografías jamás escritas, «Doctor Samuel Johnson». Boswell no sólo era PROMISCUO en el verdadero sentido de la palabra, sino que llegó a competir en desafíos extravagantes, «a ver quien resistía más», con el escritor Esmond Donelly. El periodista Johnson menciona en su libro a Boswell, pero nada refiere de su insólita tendencia a la “PROMISCUIDAD”. Los ingleses suelen tener un sentido muy gracioso y falso de la dignidad y del valor, del honor de caballero perfecto, no obstante que se les atribuye la mejor representación del prototipo de la perfidia. La Pérfida Albión.
- Sobre otros aspectos, el periodista Paul Johnson sostiene que el idealismo de Bolívar no era muy profundo y que «inventó muchos de los clisés utilizados en el ascenso y la caída de los dictadores latinoamericanos»; que sus pasos «no fueron heroicos ni muchos menos», (p. 576). No era para él, más que un jefe guerrillero. Escribe Johnson: «En julio de 1812 Miranda capituló ante él (Monteverde),.. Pero Bolívar decidió cambiar de bando, entregó a Miranda a los realistas a cambio de un pasaporte, y se propuso ir a España a luchar a las órdenes de Wellington. Cambio nuevamente de bando cuando supo que Monteverde había confiscado sus propiedades». A este punto del libro, nos invade una indignación incontenible. Pienso, que este imbécil, quien ha escrito sobre historia universal más de 2.000 páginas, tiene la audacia de hablar de cosas que desconoce en absoluto, y sobre las cuales ni siquiera se molestó en consultar obras básicas de la revolución americana; así y todo, sostiene sus aseveraciones con tono de decano, como si de veras fuese una suprema autoridad en el tema.
- En fin, esa es la visión que tienen los europeos y gringos de nosotros; siempre, como perfectos policías, viven pensando mal de cuanto les es extraño, y considerando que el planeta les pertenece. Decir que Bolívar cambió de bando cuando supo que Monteverde le había confiscado sus propiedades, es de una bajeza intelectual y de una ignorancia tan brutal que no hay manera de refutarlo que cruzarse de brazo y sacar fuerzas para no echar a un lado el libro; es como suponer a don Simón seguidor ciego del liberalismo inglés de don Jeremías Bentham, el creador de la «Defensa de la Usura». Jamás la humanidad ha conocido un estadista más desprendido de los bienes materiales como Bolívar, quien se resistía a cobrar sus haberes militares, que imbuido más allá de los tuétanos en la guerra de independencia, descuidó lo suyo, y en Lima donó el millón que le concedió el Congreso peruano a la ciudad Caracas. Cuando en 1823 Santander deseaba colocar a su nivel a todos los libertadores y solicitó al Congreso de Colombia se le concediera a Bolívar una pensión de 30.000 pesos y el pago de sus sueldos atrasados, la respuesta de Bolívar fue fulminante: «La generosidad del Congreso indica que soy capaz de aceptar con gusto una gracia que sin ofenderme hiere mi delicadeza, porque siempre he pensado que el que trabaja por la libertad y la gloria, no debe tener otra recompensa que gloria y libertad. Crea usted que me ha herido hasta el alma la lectura de este decreto y que lo he escondido hasta de Pérez, Ibarra y los de la casa». Sostengo firmemente, que de los miles de documentos que firmó el Libertador, no existe uno sólo donde aparezca él firmando bonos, sueldos o haberes militares; el dinero que le fue entregado en 1830 para que saliera del país, lo donó a las viudas, a los enfermos y soldados que aún no habían recibido sus pagas, y murió con una camisa “prestada” (que jamás devolvió).
- Sobre el Decreto de Guerra a Muerte, el periodista Paul Johnson afirma que el artículo 9, reza: «la presentación de cabezas de los españoles europeos, incluso los isleños, es suficiente para merecer una recompensa y un grado en el ejército: el soldado que presente 20 de esas cabezas será ascendido alférez; si 30, a teniente, si 50, a capitán, etcétera». La cadena de inventos horribles llena varias páginas del capítulo 8, y en la página 585, sostiene que en el encuentro de Santa Ana, Bolívar y Pablo Morillo «se emborracharon, los acostaron y durmieron en la misma habitación».
- El libro está plagado de errores históricos, y escrito con desprecio y aversión hacia nuestro Libertador. Pero así nos ven los europeos y los gringos, insistimos; así nos han visto siempre. Los españoles que luego de la espantosa guerra civil (1936), inundaron a América Latina con sus muertos de hambres y desahuciados por el mismo mundo occidental del cual forman parte, por sus eternas torpezas políticas, ahora se pavonean frente a Hispanoamérica y no recuerdan nada de la generosidad con que aquí fueron recibidos y muy bien tratados como inmigrantes.
- Hoy el gran misterio está develado: en Europa se aviva con locura el mismo odio que contra nosotros han desatado los gringos condenándonos, bloqueándonos e incluso planeando invadirnos. Porque hoy, la guerra de América Latina tiene que ser contra el materialismo gringo e inglés, el que lo ha infeccionado todo; de tal modo que aquel grito de Bolívar a Santander para que la conducta de los colombianos en nada se pareciera a la de los regatones americanos, a los monigotes consumistas del imperio del Norte; aquella alerta tan reiterada de que no se fuera a seguir la moral de medir el amor, la poesía, la creatividad en dólares, con pesas y medidas que den dividendos constantes y sonantes,. Hoy Venezuela tiene más poetas que en todo su pasado. El arte se ha vuelto una batalla del pueblo, una guerra contra el imperialismo. Hoy Bolívar está de pie siempre señalando a las detestables huestes inglesas y gringas, a todas las miserables conductas de abominables mentirosos como Paul Johnson.