Xin chào | Héroes de la paz

La victoria del pueblo vietnamita es un ejemplo de la total superioridad de la mente humana sobre la tecnología militar.

Neil Shihan

Universidad de Cornell

El 27 de julio del año 1947, el gobierno revolucionario de la República Democrática y Popular de Vietnam, presidida por Hồ Chí Minh, consideró justo y necesario reconocer la gesta de las caídas y los caídos en combate durante la contienda armada frente a los invasores franceses, además de atender a los que fueron afectados o mutilados. Así como también valorar su entrega en la lucha por la liberación nacional.

En respuesta a esa necesidad, la Asamblea Nacional aprobó la mencionada efeméride para recordar a los mártires y lesionados durante la guerra que llegó a su fin el 30 de abril de 1975, con la Victoria de la Primavera.

Cincuenta y dos años después, el 16 de julio de 1999, florece el aliciente, cuando la Unesco otorga a la capital de la República Socialista de Vietnam, Hanói, el título de Ciudad de Paz. Se trató de un reconocimiento forjado en el campo de batalla frente a tres potencias mundiales: Francia, Japón y Estados Unidos. Estos países hasta hoy no han recibido ni un regaño por parte de las Naciones Unidas ante los desmanes cometidos, no solo en Vietnam. Hoy, desde hace apenas ocho años, está el conflicto de la zona euroasiática, donde Estados Unidos y la mayoría de los territorios de la Unión Europea apuestan a lo que podría convertirse en una catástrofe nuclear.

El 27 de julio no es una fecha cualquiera en Indochina. No se trata de un día de parada para visitar los cementerios, pronunciar discursos oficiales o la colocación de coronas. Lo más importante es que los altares domésticos son renovados: las varillas de incienso refrescan el ambiente con su particular olor; flores y claveles tocan la puerta de la casa donde vivió una miliciana o un miliciano, que entregó la vida por la patria o del que se desplaza en muletas por los callejones que lo vieron corretear tras un juguete.

Pancartas, banderolas y guirnaldas adornan aldeas, pueblos y grandes ciudades, igual que en los días del tradicional Tet o celebración del nuevo año lunar, todo por conmemorar que esos héroes y heroínas lograron, con su sacrificio, traer la anhelada paz tras casi un siglo de bombas de racimo y algo más.

Hoy, los museos testimonian, con documentos, fotos y chatarra bélica, lo que muchos no quieren ver y aceptar. En una pared, un afiche muestra a la heroína Võ Thị Thắng sonriente en el tribunal de Saigón, que la condena a veinte años de prisión por sus ideas libertarias. A su lado, en otro lienzo, Võ Thị Sáu, mucho más joven, es llevada al paredón en Con dao, una isla del Mar del Este, una idea de los franceses convertida en un complejo de cárceles, con celdas de solo barrotes para que los detenidos terminaran fulminados por los rayos solares.

Otra isla, hoy convertida en gran enclave para el turismo, es Phú Quốc, que alberga huellas de cuarenta mil soldados revolucionarios que estuvieron allí, recluidos en la penitenciaría que funcionó en ese lugar, ubicado al extremo sur de Vietnam.

Una gigantografía muestra el lugar y algunos rostros de las heroínas de Đồng lộc: diez jóvenes voluntarias trabajaban en la construcción de carreteras en la provincia central de Hà Tĩnh, sitio estratégico de lo que se llamara la ruta Hồ Chí Minh, por donde, desde el norte, eran enviados pertrechos para el Frente de Liberación de Vietnam del Sur.

En el mausoleo Hồ Chí Minh, frente a la plaza Ba đình, en Hanói —donde el 2 de septiembre de 1945 fueron oídas por primera vez las palabras del Tío Hồ como presidente de la República Democrática de Vietnam—, el pueblo se agolpa para ver de nuevo al gran héroe que dedicó su vida, hasta los 79 años de edad, para sembrar la libertad en ese pequeño país de 331.690 km², habitado hoy por un poco menos de cien millones de personas, todas ellas sencillas y trabajadoras.

En la valiente provincia central de Quảng Trị, se llevó a cabo un réquiem para los combatientes de la Antigua Muralla, una ceremonia para depositar guirnaldas en el río Thach Han y valorar el programa artístico Cantos en la tierra natal, según el portal de la Voz de Vietnam.

Por su parte, dirigentes de las provincias de Kiên Giang y An Giang, en el delta del río Mekong, organizaron el sepelio de los restos de mártires, soldados voluntarios y expertos vietnamitas caídos en la defensa de Camboya.

Venezuela en el recuerdo

El relato del periodista Thân Đinh Văn, Vivir como él, trae a la memoria del vietnamita el nombre de Venezuela, porque ese libro resalta que el 9 de octubre de 1954 se produjo, en la calle Suapure de Bello Monte, al este de Caracas, la captura de un piloto yanqui que bombardeó pueblos indochinos. Se trató del teniente coronel Michael Smolen, quien fue retenido por una unidad guerrillera de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), con el propósito de evitar el fusilamiento del combatiente Nguyễn Văn Trỗi, a quien habían condenado a muerte, acusado de colocar explosivos debajo del puente Công Lý (Justicia). En ese punto estratégico pasaría la caravana del secretario de Defensa estadounidense Robert McNamara y el embajador gringo en Saigón, Henry Cabot Lodge.

El fusilamiento de Văn Trỗi fue suspendido el siguiente día de la captura de Smolen, por mandato del Departamento de Estado, mientras que el gobierno títere de Nguyễn Khánh se comprometía a liberar al revolucionario vietnamita.

El piloto yanqui fue dejado libre en la avenida Los Samanes de La Florida (noreste de Caracas), tras cuatro días de cautiverio, pero Văn Trỗi nunca fue liberado, aunque la prensa proimperialista había afirmado lo contrario para confundir a los guerrilleros venezolanos. El joven Văn Trỗi fue ejecutado el 15 de octubre, a las 9:45 a. m. en el patio de la cárcel Chị Hoa, en Saigón.

Por la felicidad de la humanidad

Una noche que nunca olvidaré
leí una noticia especial
sucedida en otro hemisferio.

Informaba que guerrilleros de Caracas
habían puesto en libertad al rehén yanqui
para salvar a Nguyễn Văn Trỗi.

Aquella noche nadie durmió,
emocionados todos por el gesto
de apoyo y solidaridad
del pueblo venezolano a Vietnam
en la resistencia antiyanqui.

Lê Văn Vui

Ángel Miguel Bastidas G.