Por Miguel A. Jaimes N.
Venezuela.
El planeta está viviendo la temperatura del infierno. Quizás es tan sofocante como la Ley de Boyle cuando el gas se enfría se expande, pero al comprimirse arde. Seguro necesitemos saber a qué temperatura entran las almas al infierno y a que temperatura arden.
Una vez entrada las almas en el infierno ya no salen y el estresante evento del calor en la Tierra, como todos los incidentes son provocados por Estados Unidos. Sus escándalos y afanada fama, el tema ambiental también es su récord. En Arizona la zona suroeste completó en julio 2023 treinta y un días continuos con verdaderas olas, pero de calor las cuales han superado límites, cuarenta y tres grados. El hemisferio norte arde, pero igualmente se inunda y los responsables viven en su territorio.
La mayoría de religiones han señalado que iremos al infierno, bueno, estamos en el fondo de un intenso verano boreal muy atípico que avanza destruyendo la vida de sus habitantes. La Organización Meteorológica Mundial ha afirmado que las repercusiones en la salud humana, los ecosistemas, lo económico, lo agrícola, energía y agua, están rebasando sus límites.
La situación igual se expande siendo apremiante en el más grande de Asia; China, donde las marcas de calenturas son únicas en las superficies marítimas. Pero en el Mediterráneo la situación es delicada pero no peor a lo vivido en las zonas sudorientales de la Florida norteamericana. A diario muchos están muriendo por estos golpes de temperatura.
La zona separatista de Xinjiang en China se ha perdido de vista en devastadoras consecuencias con cincuenta y dos grados de temperatura, así lo han dicho desde su estación meteorológica Sanbao ubicada en la región de Turpan. Esto fue el 16 de julio del 2023, día que quedará establecido como una superioridad global.
Estos términos no son exotérmicos ni están congelados. Estos tiempos son dominados por el abuso industrial y el de la guerra, por ello arden en diluvianos incendios los cuales han cobrado la vida en decenas de víctimas y el resto ha tenido que dejar sus zonas incluyendo hogares a los dueños del fuego; la naturaleza. Esto ocurre en las zonas del Mediterráneo de Argelia, Grecia, Italia y España. En el último país las cosas están saliendo muy mal.
Los anuncios de Copernicus (Servicio de vigilancia atmosférica) en Europa han dicho que las emisiones de calor producto de los incendios forestales en su Mediterráneo Oriental son las peores en Grecia en las dos últimas décadas y tanto.
Residentes y turistas huyen despavoridos de las islas griegas Rodas, Evia y Corfú donde se ha estimado que un megatón de emisiones de carbono las ha devorado del primero al veinticinco de julio del 2023.
También la fría Canadá atraviesa su peor temporada de incendios forestales. Millones han sentido el deterioro de su oxígeno producto del humo de cenizas que han traspasado vastas regiones de territorio norteamericano, siendo estos últimos los responsables del gran desastre global.
Canadá ha dado su reporte; seiscientos cincuenta incendios, todos fuera de control para el veinticuatro de julio del 2023. Es la causa de perder once millones de hectáreas, anteriormente las pérdidas habían quedado en ochocientas mil hectáreas. Se han evacuado ciento veinte mil personas.
Las estaciones de monitoreos de temperatura han encendido sus alarmas diurnas y nocturnas en la inquieta Francia, Grecia, Italia, Argelia y Túnez, las dos últimas con récords de 48.7° y 49° centígrados. En Cataluña, exactamente en la zona conocida como Figueres, la tensión de la temperatura llegó a sentirse como nunca ha llegado casi a cuarenta y cinco grados, máximo histórico. En la isla italiana de Cerdeña los termómetros fueron rebasados el 24 de julio del 202 en más de cuarenta y ocho grados.
En Phoenix, Arizona durante treinta y un días las temperaturas volaron por encima de los ciento diez grados Fahrenheit (43.3 centígrados). Son verdaderas olas de calor las cuales han llegado hasta otras regiones a su alrededor. Pero las consecuencias climáticas desde hace un siglo atrás han sido causadas por el Hombre. El 10 de julio de 1913 en Furnace Creek, Death Valley mejor conocido como el Valle de la Muerte ubicado en Arizona las temperaturas ya habían alcanzado 56.7 grados centígrados.
La superficie del Mediterráneo será desde donde Europa trasporta lo que le saquea al África será testigo de las advertencias científicas; vienen olas de calor marinas de hasta treinta grados centígrados, esto junto a las costas de La Florida traspasaran los treinta y ocho grados centígrados, esto es superior a un baño hirviendo.
Vendrá hambruna pues ante este escenario los peces y la acuicultura migrarán o se extinguirán esperando la entrada de especies invasoras. Lluvias repentinas e inundaciones ya azotaron a Corea del Sur, cuarenta seres humanos perecieron solo el 14 de julio 2023. En el noreste de China fallecieron quince más y en la India decenas de pérdidas humanas ante derrumbe de puentes y carreteras
Las sorpresas siguen. En el ordenado Japón las inundaciones diarias, algo inusual han rebasado las estadísticas, igual sucede en el noreste de EE.UU. Es un cataclismo como lo anunciado por Damocles.
La geopolítica de los desastres naturales se ha iniciado. Si el planeta sigue calentándose esto será peor pues las lluvias tomarán y devastarán más superficies lamentablemente ya pobladas provocando severos desastres. Estamos a la entrada del oscurecimiento global. El advertido punto de no retorno está en el zaguán. La ebullición la han iniciado Europa y Estados Unidos.
Hasta más pronto…
Miguel A. Jaimes N.
Director del Diplomado Internacional en Geopolítica del Petróleo y Energías — Venezuela.
https://www.geopoliticapetrolera.com
venezuela01@gmail.com
7 agosto 2023