LA CERVEZA POLAR: ¿CUBANA O VENEZOLANA?

La cerveza Polar: ¿cubana o venezolana?

Las cervezas que dominan hoy el mercado cubano de ese rubro por su calidad, son indiscutiblemente, Cristal y Bucanero y los más viejos recordamos como la Hatuey, la Cristal, la Tropical y la Polar eran las marcas preferidas. Por eso no me extrañó la recreación que hemos hecho los cubanos de lo que es la Cuba que deseamos, por lo que han renacido la cerveza Hatuey, producida en Miami y una imitación de la Cristal, la Cerveza Palma, hechas en Nicaragua, ambas con idéntica presencia.

Pero la tapa al pomo la puso otra recién llegada a Miami, Mi Cristal, la que aparece en dos versiones, una muy parecida a la Cristal cubana pero con otro look, una Clásica con el Castillo y faro del morro al fondo y otra fuerte, con el sabor de la Bucanero y una imagen muy parecida a ella con su característico corsario rojo.

Esto me hizo recapitular sobre el tema, lo que sin duda vale la pena, porque algunos lectores me han señalado o quieren indagar sobre la realidad acerca de la cerveza Polar.

Transporte de cerveza Polar 1915

En más de un artículo he tratado la historia de las bebidas cubanas y en particular en las cervezas producidas en nuestro país y la que hoy nos ocupa: la Polar.un eslogan de antaño, con el que se promocionaba la cerveza Polar: “La cerveza del pueblo. Y el pueblo no se equivoca”.

Algunos lectores han defendido a capa y espada que la Polar es una industria netamente venezolana, asegurando que en Cuba se copió hasta el membrete y la imagen, con el tipo de letra cursiva y el oso polar que la caracteriza. Yo hasta llegué a afirmar que los dueños de la cerveza cubana fueron los pioneros de esta empresa y tras la revolución se fueron a vivir a Venezuela y allí recrearon su industria. Pero la verdadera historia es otra.

La Polar original con el oso y todo

A principios del siglo XX, exactamente en 1911 en zona industrial de Puentes Grandes, zona donde se ubican dos papeleras, la Papelera de Puentes Grandes y la del Husillo, la compañía cervecera Tropical, la fábrica de gas y otras industrias, y exactamente en la zona comprendida entre el río Almendares y uno de sus afluentes, el Arroyo Mordazo, se instala la fábrica de Cerveza Polar, perteneciente a la Compañía Cervecera Internacional S.A., con la ayuda de grandes productores cerveceros de Holanda y Boston.

Se da a conocer así la Cerveza Polar y Trimalta Polar a impulso de dos catalanes: Zorrilla y Giraudier, que además eran accionistas mayores de la Liga Cubana Profesional de Béisbol, lo que les permitió acaparar la publicidad derivada de este deporte.

Es así que el 23 de abril de 1911 comienza sus operaciones con un órgano directivo en el que fungía como presidente Emeterio Zorrilla, dueño de la Compañía Española de Alumbrado de Gas que después se fundió con la Spanish American Light and Power Company Consolidated, presidente del Diario de la Marina S.A., cofundador de la “Compañía Cubana de Aviación y propietario del central Zorrilla en Los Arabos, Matanzas, y en el que participaron en diferentes épocas Manuel Otaduy, José Marimón, que era entonces presidente del Banco Español de la Isla de Cuba donde mi abuelo ocupó cargos de gran importancia y que no he podido precisar, el hijo de Esteban Zorrilla, Emeterio, que sustituyó a su padre en la presidencia tras su fallecimiento, Nicolás Sierra y Frank Steinhart, dueño de la compañía de tranvías de La Habana. Antonio Giraudier era el vicepresidente y mayor accionista, en fin grandes capitales participaron en esta empresa.

La Polar mantuvo un nivel alto en el mercado cervecero en Cuba desde su primera salida al mercado que se mantuvo hasta 1960 cuando es expropiada.

La marca Polar fue registrada el 21 de agosto de 1916, un cuarto de siglo antes de que su similar apareciera en Venezuela, el 14 de marzo de 1941, según informaciones de esa empresa, o sea tres décadas después de haberse estado produciendo la Polar en Cuba y participar en el mercado como una de las principales marcas de ese producto. A diferencia de la Polar cubana, la venezolana se enfocó también en la producción y comercialización de alimentos.

Es por eso que a pesar de que la venezolana copió el nombre y la imagen de la original cubana, tanto en su tipografía como en el oso polar que la identifica, ninguna tiene relación con la otra.

Producción cervecera cubana.

Cuba contaba con cinco grandes fábricas de cerveza que elaboraban treinta millones de litros anuales. Si vemos que Cuba tenía entonces alrededor de seis millones de habitantes, por lo que el consumo se puede considerar algo si exceptuamos a mujeres, que consumían poco y niños.

Las tres marcas preferidas eran:

En primer lugar la Hatuey, fundada en 1930, era una división de la empresa ronera Bacardí de Santiago de Cuba y que había construido fábricas en Santiago de Cuba, Manacas en la provincia de Las Villas y en el Cotorro, La Habana.

La Tropical-Cristal, fundada en 1888, propiedad de la familia Blanco-Herrera.

La Polar, fundada en 1911 por la asociación de Zorrilla y Giraudier.

Estas tres marcas eran de tal calidad que era muy poco lo que podían lograr las cervezas extranjeras para penetrar el mercado doméstico, ya que no podían competir en calidad ni en precio.

Eso hizo que los empresarios cerveceros cubanos agradecieron la preferencia del pueblo por sus productos y en reciprocidad brindaron algunos servicios sociales que patrocinaban.

Como ejemplo, Blanco Herrera, principal accionista de la Tropical-Cristal, fue patrocinador del deporte popular, inaugurando en l929 el Gran Stadium de la Tropical de la Avenida 4I en Marianao donde al año siguiente se efectuaron los II Juegos Centroamericanos y se convirtió en el principal estadio de béisbol del país.

La Hatuey y principalmente la Tropical y la Polar, contaban con jardines y salones para bailes populares, celebraciones y fiestas, donde el precio de la cerveza era reducido, por lo que eran frecuentados por las clases populares.

Pero el gran consumo era en bodegas, bares y cantinas, donde habitualmente iba la gente a refrescar, a jugar cubilete y conversar con amigos y familiares o escuchar su músicas preferida en las victrolas que pululaban por todas partes y donde lo mismo podían consumir una cerveza o un vaso, que era más económica, mientras le servían un saladito que iba mejorando en calidad en la medida en que se repetía el consumo, comenzando por chicharrones y aceitunas hasta llegar a lascas de jamón y queso.

Y los comerciantes se veían beneficiados por las fábricas, en particular por la Polar que fue la que comenzó esta práctica, pues con la compra de cervezas, le entregaban chapas metálicas con un oso grabado, que les permitían adquirir hielo sin pago alguno, una medida publicitaria que inevitablemente tuvo que ser imitadas por la Hatuey y la Tropical.

Los jardines de la Polar

Los jardines de la cervecería Polar eran tan famosos como los de sus rivales, la Tropical y la Hatuey.

Estos jardines fueron construidos después que los de La Tropical, inaugurados en 1904 y están situados igualmente en las márgenes del Río Almendares, en un lugar junto al antiguo Parque Forestal.

El Parque Forestal, dividido en dos sectores por la Avenida de Rancho Boyeros, eran objeto de mis andanzas cuando niño, ya que nos escapábamos para aventurarnos en ese bosque, hasta que en su lado este construyeron la Ciudad Deportiva. Pero también nos atrevíamos a cruzar la transitada avenida para sentarnos en la Fuente Luminosa o Bidel de Paulina como se conocía e internarnos en el bosque del otro lado, al lado en que se encontraba la cervecería y sus jardines. Al llevar allí nos convertíamos unos famosos exploradores, Kazán el Cazador, Tamakún y hasta Tarzán nos sentíamos en esa zona llena de árboles, pájaros, ranas y algún que otro jubito,

El Parque contaba con una bella glorieta al estilo renacimiento español, un hermoso patio andaluz, en la que había un almendro y puertas estilo morisco, un jardín japonés, con un puente de piedra y una glorieta al estilo asiatico, el estadio deportivo que sería la meca del balompié en Cuba, una construcción con ambiente criollo y una cúpula catalana rodeada de palmeras, todo ello en las márgenes del río almendares, entonces caudaloso y limpio.

Al entrar a ellos el visitante descubría un remanso de paz en el que disfrutaba hasta de paseos en bote por el río Almendares y se fomentaba el intercambio social en un ambiente relajado.

Con una flora abundante y variada, los Jardines ofrecían un remanso de paz en una zona no muy lejana del centro de la capital, a lo que se sumaban diferentes atractivos, en particular sus salones de fiestas y de bailes, llamados Trimalta, Criollo, Las Pérgolas y Romano, donde se celebraban banquetes,bodas, cumpleaños y fiestas de quince, siendo además el lugar de presentación de las más afamadas orquestas y donde se podía consumir la cerveza y la Trimalta Polar a precios inferiores de los del mercado.

El estado actual de los Jardines de La Polar es de total abandono, casi todas las instalaciones derrumbadas o con peligro de colapsar y la única atracción que fue objeto de atención, fue el conocido estadio de La Polar, uno de los pocos lugares, junto con el Campo Armada, diría yo, donde se jugaba fútbol en La Habana desde hace un siglo.

Si paseamos por las márgenes del Almendares, ahora contaminado y sucio y con muy poco caudal, encontraremos un basurero y escombros de todo tipo, mientras que en lo que queda de las construcciones de los jardines, a su riesgo, algunos han ocupado las edificaciones ilegalmente y las han acondicionado para malvivir.

Por el aniversario del medio siglo de la fundación de La Habana, fueron restaurados los Jardines de la Tropical, pero los de la Polar, que una vez fueron sinónimo de diversión y belleza, el gobierno revolucionario espera que se derrumben por la acción del tiempo.

Jose Marti, el borracho

No, no se trata de nuestro apóstol, sino de un amigo llamado igualmente José Marti, que era Jefe Comercial de la empresa cervecera y con quien había compartido estudios de Comercio en el Plantel Jovellanos del Centro Asturiano. Tras muchos años sin vernos, nos encontramos casualmente y me invitó a visitarlo en su trabajo cuando deseara.

Así coordinamos y me aparecí un mediodía, a principios de los años ochenta, donde pude conocer por primera vez varias curiosidades de esa industria. Ya la producción no era ni remotamente de la calidad de antes, pero había lo que ellos llamaban caldos especiales que se depositaban en grandes jarros y jarras que se llenaban directamente en la máquina embotelladora y eran llevados a diferentes freezers que había en todas las oficinas para consumo de los trabajadores. También había por dondequiera, bidones de 55 galones cortados por la mitad, llenos de hielo con la llamada cerveza “pirey”, esa que por alguna deficiencia la botella no llegaba a llenarse hasta el contenido deseado por defectos del embotellado.

Allí el consumo de cerveza por los trabajadores era bestial y a pesar de mi reticencia, salí del lugar medio mareado y me di cuenta de que José Martí llegaría todos los días a su casa peor que yo, a pesar de estar acostumbrado a tomar grandes cantidades de cerveza diariamente.

Allí conocí que la mejor cerveza es la que se consume directamente antes del embotellado, y es cierto que tenía, por decirlo en palabras de un profano, más sabor a cerveza y estaba mucho más fría. Pero además supe que lo que decían las botellas de cerveza o las latas en su defecto sobre el contenido de alcohol, no reflejan exactamente lo que plasman.


Como conocemos las bebidas alcohólicas contienen diferentes cantidades de alcohol, el ron y el whisky normalmente tienen 40 grados, el tequila no puede exceder de 38 grados según regulaciones mexicanas y así sucesivamente. Los vinos generalmente tienen entre un doce a un quince por ciento de alcohol, dependiendo de la variedad y la cepa.


Pero en las cervezas, por su extensa variedad y métodos y lugares de fabricación, pueden tener desde un cuatro por ciento o menos de alcohol hasta otras que llegan a doce grados o más. En Cuba la cerveza de mayor contenido alcohólico era la Tropical, con un seis por ciento, pero estaba la Tropical 50, una cerveza negra muy fuerte y la Hatuey, la de mayor consumo, llegó a contar con producciones de 12, 15 y hasta 18 grados.
Pero las más consumidas mundialmente tienen entre un 4.5% y un 5.5 % de alcohol. Y es el nivel de alcohol en la sangre el se emplea para definir legalmente si usted está o no bajo los efectos del alcohol. Este límite legal de alcohol en la sangre está entre 0,08 y 0,10 en la mayoría de los estados de Estados Unidos y constituye un delito manejar con este nivel de alcohol en sangre.

Para calcular el contenido de alcohol en sangre , debemos tener en cuenta la cantidad que se has bebido y el peso, la talla y el sexo y otras variables como el tiempo desde que se consumió, pero sin duda alguna, cuanto más se beba mayor será. Y a esto se le suma la graduación alcohólica de la cerveza.


Generalmente una botella o lata de cerveza tiene un volumen de 0,355 litros o 12 onzas con un 5 % de alcohol. Este contenido alcohólico equivale a 14 gramos de alcohol en la sangre. Ello implica que entre tres y cuatro cervezas por hora, nos da un nivel de alcoholemia de 0.08, o sea, 0.8 partes de alcohol por cada mil partes de sangre y estamos ante el límite de alcohol para conducir en Estados Unidos, con un alto riesgo de provocar un accidente de tránsito.
Es decir que no es por gusto que en Estados Unidos se sea tan implacable con el control del consumo de alcohol, que incluye hasta la cerveza y el vino y así y todo es el país del mundo con más muertos debido a accidentes de tránsito, muchos de ellos provocados por la intoxicación alcohólica o por drogas de los conductores.

Y no me olvido de la Trimalta Polar, todas las cervecera producían también malta, una bebida que es popular en Cuba, Venezuela y Panamá, pero que en países como Argentina y México es totalmente desconocida. La malta la hay con alcohol y sin alcohol, pero en mis tiempos, donde las mejores eran la Malta Hatuey (la malta de los campeones que anunciaba el boxeador El Niño Valdés, donde decía que con un filete y una Malta Hatuey le ganaba a todo el mundo) y la Trimalta que también tenía mucha fama por su calidad, todas tenían un pequeño porciento de alcohol.

Pero los cubanos, siempre inventando con lo que nos sobra, el azócar (o nos sobraba), dio origen a una delicia, una bomba de glucosa y de potencia y sabor: la malta con leche condensada. Y muchos recuerdan que para eso preferían la Trimalta Polar porque hacía mucha espuma.

Una afirmación concluyente

Lo cierto es que la marca Polar, fue registrada el 21 de agosto de 1916 y la primera cerveza Polar, se fabricó en abril de 1911, en la fábrica de la Compañía Cervecera Internacional SA, en Puentes Grandes, La Habana, Cuba. La de Venezuela surgió en 1941 como una copia de la que ya existía en Cuba desde treinta años antes.

No se conoce documentalmente, que los dueños cubanos de la cervecera cubana, una vez expropiada por la revolución su empresa, se hayan asentado en Venezuela, otro tema que hay que descartar.

Por lo tanto estamos ante un plagio evidente de la marca, el nombre y su imagen, que podrá haber sido muy exitosa, pero no es la original.

A mi en lo personal no me gustaba mucho la cerveza Polar, la hallaba muy aguada y suave y me gustan las cervezas fuertes y amargas, como era la Tropical, pero no dejo de reconocer que tenía muy buena reputación en Cuba y un gran mercado. El eslogan de “Polar, la cerveza popular” no era en vano.

   

Por CARLOSBU@

CARLOSBU@

Cubano, Ingeniero Industrial que vive en Miami con experiencia en el área de la Informática la economía y la administración.