LA HABANA NOCTURNA

“Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.”

            Eduardo Galeano

Havane Nocturne. How the Mob Owned Cuba…And Then Lost It to the Revolution, (De como la mafia era dueña de Cuba…y como la perdió por la revolución) es un libro de T.J. English, escritor y periodista norteamericano, que se ha especializado en temas relacionados con el crimer organizado. Ha escrito sobre la mafia para medios como la revista Esquire y el New York Times y ha sido guionista de series policíacaS, como NYPD Blue y Homicide: Life on the Streets.

La novela es un relato fascinante de La Habana a partir de la célebre reunión que tuvo lugar en el Hotel Nacional de Cuba, entre los jefes de la mafia italoamericana en 1946. Allí decidieron cómo invertirían, corromperían y se apoderarían de los hoteles que serían construidos con sus respectivos casinos de juegos: Habana Hilton, Habana Riviera, Capri, Deauville, Comodoro, y otros. También los casinos que serían abiertos en los ya viejos hoteles como el propio Hotel Nacional, el Sevilla Biltmore y el Hotel Plaza, todo ello con la complicidad de Fulgencio Batista, senadores como Suárez Rivas, miembros del hampa cubana e incluso de la familia de la Primera Dama de la República como su hermano Roberto Fernández Mirnda y accionistas de grandes periódicos como Amadeo Barletta, propietario de el diario El Mundo, del Canal 2 de Televisión, del Banco Internacional de La Habana y representante en Cuba de la General Motors.

MEYER LANSKY CON BATISTA

Durante los años cincuenta, los jefes mafiosos Meyer Lansky y Lucky Luciano fijaron sus ojos en Cuba, la cual era la esperanza para la mafia italoamericana después de los años posteriores a la Ley Seca, a causa del aumento de la persecución policial en los Estados Unidos. Esta investigación rescata documentos históricos desconocidos que incluyen entrevistas con supervivientes, testimonios clave para reconstruir una época. English, lo mezcla todo, con gran habilidad y maestría, ofreciendo un vivo retrato de los capos de la mafia, de los líderes del movimiento 26 de Julio y la atmósfera festiva nocturna de la capital cubana.

En el libro aparece una entrevista del joven pandillero estudiantil Fidel Castro con Fulgencio Batista, de lo que nunca se ha hablado, los orígenes humildes de Martín Fox el propietario de Tropicana, el asesinato del coronel Blanco Rico en el Cabaret Montmartre, los sórdidos prostíbulos del Barrio de Colón, los prostíbulos de lujo instalados en grandes mansiones de Miramar, la descripción con detalles de los espectáculos pornográficos del teatro Shangai de la calle Zanja, la orgía organizada por Santo Trafficante en su suite del Hotel Comodoro para el senador John F. Kennedy en diciembre de 1957.

SANTO TRAFFICANTE JR. EN EL SANS SOUCI

Lansky y sus hombres se hicieron con los mayores y mejores hoteles y casinos de la ciudad, convirtiéndola en un centro de turismo sin precedentes: las fiestas más lujosas, los cantantes y los actores más célebres de Hollywood acudían a La Habana, entre ellos: Marlon Brando, Tommy Dorsey, Errol Flyn, Ella Fitzgerald, Mario Lanza, Ava Gardner, Elizabeth Taylor, Frank Sinatra, Nat King Cole, etc. También cantantes y estrellas de cine franceses, italianos y españoles, animaban la vida nocturna de los cabarets: El Caribe, Sans Souci, Tropicana, Le Parisen, The Copa Room, etc. En los aledaños casinos se encontraban mujeres hermosas, juegos de azar y apuestas sin límites.

Llegó el comandante y mandó a parar.

La mafia italoamericana y el hampa cubana no contaban con la llegada de Fidel Castro y el derrocamiento del gobierno y sus aliados extranjeros por medio de una revolución que English capta en toda su belleza, gloria y decadencia al instalarse un régimen dictatorial comunista, corrompido y dominado por una nueva oligarquía que se autotitula socialista por conveniencia y como medio de engaño.

Lansky, Anastasia, Capone, Coppola, Trafficante, Raft, Costello, Di Costanzo, Gambino, Lucania, Maranzano, Masseria y muchos otros, desarrollaron un imperio de corrupción en La Habana entre 1946 y 1959, asociados al hampa formada por políticos y militares cubanos, sobre todo con sus proyectos eran faraónicos, el más grandioso sería el Montecarlo y comprendería hoteles, cabarets, dársenas, complejos de piscinas, campos de golf, y otros sitios de entretenimiento. La Habana de hoy sería una mezcla de: Mónaco, Las Vegas, Bangkok y Dubai, incluyendo a éste último por la impresionante línea de rascacielos que se construirían a lo largo de todo el Malecón.

Al margen de este libro, que tiene un alto grado de objetividad, aunque también algunas inexactitudes y errores, vamos a hacer nuestras consideraciones sobre La Habana y su vida nocturna, que por mi edad no pude conocer suficientemente, pero sí saber de ella por otras personas, incluyendo mi propio suegro que por su trabajo como carrero-vendedor de la compañía Canada Dry suministraba ginger ale, tónico de quinina y soda a casi todos los cabarets, bares y hoteles de la zona de Miramar y por ello conocía la vida y milagros de los principales centros recreativos nocturnos.

Mafia-in-Cuba-illustration

Parafraseando a Hemingway en su libro “París era una fiesta”, se podría aplicar a La Habana estas frases:

– Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará vayas donde vayas, todo el resto de tu vida.
– Nunca escribas sobre un lugar hasta que estés lejos de él.
– Comíamos bien y barato, bebíamos bien y barato, y juntos dormíamos bien y con calor, y nos queríamos.

y la más triste y oscura de todas:

-París nunca volvería a ser igual, aunque seguía siendo París.

La Habana sigue siendo La Habana, pero nunca volverá a ser igual.

En La Habana, escribió Alejo Carpentier, el comercio francés era principalmente de altas modas para mujeres”. Había en la calle Prado sucesivamente varias tiendas que se abrieron como la Casa de la Boustiffier, que estaba casi esquina a Colón. Más adelante la casa de Sara y reina Marie. Había una tienda de víveres de lujo, que era la casa Potín y el restaurante francés El París, ambos en la calle O´Reilly. Pero no hay que olvidar el comercio para turistas norteamericanos, un turismo tan grande que hizo que el dólar circulara a la par como la moneda propia. De ello recuerdo por su alta calidad los souvenirs, y en particular el comercio de artículos de piel, entre ellas los de piel de cocodrilo, la más cara, pero cuyos precios nos parecerían ridículos hoy en día, teniendo en cuenta su altísima calidad. Recuerdo haber comprado dos cintos de piel de cocodrilo (reales como era en la época) y haber pasado más de 10 años usándolos y aquello no tenia fin.

A La Habana le llamaban los cronistas, el París de América, viajeros asombrados, comentaban que la sociedad habanera de aquel entonces, podía compararse con la brillante sociedad parisina. Pero por sobre todo “La Habana tiene fama de ser una ciudad muy alegre, y es por esta idea, muy general, que se le ha llamado el París de América” dijo Nicolás Tanco Armero en 1853, un joven aventurero colombiano que recorrió los cinco continentes y se convirtió en el primer ciudadano del joven país en pisar China.

GUILLERMO CABRERA INFANTE CON MARLON BRANDO

La Habana de entonces y su vida nocturna.

En La Habana había cerca de 400 cines, cifra con la que no contaban París o Nueva York. El América, Radiocentro, Fausto, Payret, Rodi, Atlantic o el Teatro Blanquita (actual teatro Karl Marx) eran los más conocidos, éste último con más de 6 mil 600 butacas.

En los jardines de las cervecerías La Polar y La Tropical, en la barriada de Puentes Grandes, eran habituales sesiones bailables de varias horas de duración. En los Centros Gallego, Asturiano, Deportivo La Estrella o en el Club Candado se realizaban sesiones musicales privadas.

La industria discográfica era muy poderosa. Discuba, Gema, Kubaney, Meca, Montilla, Neptuno, Panart, Puchito, RCA-Víctor, Sonotone y Velvet graban principalmente los artistas cubanos. Algunos lo hacían también en disqueras de Nueva York, como la Sonora Mantancera, Celia Cruz o Vicentico Valdés.

Las victrolas fueron esenciales para la difusión de nuevos ritmos y artistas, convirtiéndose en un recurso básico para el desarrollo de la industria discográfica nacional. En 1956 había más de 10 mil victrolas en toda la isla instaladas en bares, bodegones, barrios, comercios y locales habilitados en los grandes centros azucareros y rurales. En las vitrolas situadas junto a night clubs y bares, el bolero es la música más escuchada. Creo que habia una victrola en cada esquina. Por cierto, siempre oía decir a todos en casa: victrola. Después escuché: vitrola. Especialistas afirman que se trata de un error, porque la palabra procedía de R.C.A. Víctor. En El pequeño Larousse ilustrado del 2004, aparece: Vitrola: En América, gramófono. Es un ejemplo de cómo la lengua varía según el uso, hasta el mal uso. Al final se corrigió el nombre: «Primero se utilizó para reproducir los discos de la Víctor, luego los de otras firmas, pero siguió llamándose victrola». En otros países se le llama indistintamente rocola, vellonera, gramola, etc.

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Publicaciones como Bohemia, Carteles, Confidencial y Show, reflejaban toda la actualidad artística y musical desarrollada en tiempos pre-revolucionarios; informaciones que también tienen cabida en los 58 periódicos diarios o las 126 revistas de información general semanalmente editadas. Debe recordarse también la numerosa prensa en idioma inglés.

En fin que La Habana era un multifacético abanico de lugares de entretenimiento y diversión, y no hemos hablado de los bares, clubes, cabarés y la vida licenciosa.

Expertos en la vida cultural habanera, en 1958 afirman que existían casi mil 200 bares o locales nocturnos musicales; 250 clubes sociales con actividad musical; 50 orquestas que habitualmente tocaban; 100 tiendas de discos y 150 comercios donde se podían adquirir instrumentos musicales. Aparte de los grandes cabares, como el Tropicana, Montmartre, Sans Souci, Salón Rojo del Capri y Parisién del Hotel Nacional, muchos clubes eran famosos como el Sherezade, Pico Blanco del Hotel San John`s, Atelier, Imágenes y El Gato Tuerto pasan a ser los clubes más visitados.

También había otros de gran aceptación, como el Palermo Club, Alloy, Pensylvania, Sierra, La Campana, Night and Day, Las Vegas, Panchín, Rumba Palace, Bolero Bar, Topeka, La Rue 19, Habana-Madrid Night Club, Habana 1900, La Red o el Alí Bar.

Alí Bar, bien alejado de la Habana, tenía una característica; en él actuaba Benny Moré, uno de los más grandes artistas de la música cubana y universal, acompañado por artistas de la talla de Fernando Álvarez, Celeste Mendoza, Orlando Vallejo, y otros de renombre.

PLAYA DE MARIANAO, AL FONDO EL CASINO ESPAÑOL

La Playa de Marianao, un pasaje olvidado.

La Playa de Marianao antes del triunfo de la Revolución desde los años 1920 hasta los finales de los años 1950 era un enclave importante sobre todo en lo relativo a la música. En cierto sentido era el núcleo de cultura popular de La Habana y de bailes que luego han recorrido el mundo, y han ganado el reconocimiento para la música cubana: el son y la rumba .

Marianao es una zona de La Habana que está más allá de Miramar, contigua la llamada Playa de Marianao. Allí establecieron los norteamericanos su puesto de mando cuando terminó la guerra con España.La zona se fue urbanizando con el tiempo. Estaba lleno de bares, balnearios , cabarets y casas de juego. La Habana era una ciudad muy divertida y Marianao era un centro de diversion muy intenso.

En el año 1920 comenzó la ley seca en Los Estados Unidos, lo que originó que comenzara tambíen un turismo muy sui generis desde los Estados Unidos a Cuba : el turismo marinero y dipsómano.

La terminal de las diversiones de los trasnochadores era La Playa de Marianao, entre Quinta Avenida y Miramar. La Playa de Marianao en cierta forma constituía un gran centro turístico, con sus bares, kioskos de música, cabarets de segunda o tercera categoria. Era un ambiente de música marginada, del son y de la rumba, de negros y gente marginada, proletaria nunca visitado por la “gente de bien” , sino por los bebedores habituales , vendedores ambulantes y elementos de hampa politica y social. Era La Habana pecadora, bulliciosa y prostituida.

No hay que olvidarse que en los años 20: en Cuba se vivia en cierto sentido un periodo de miseria o de las vacas flacas, después de la danza de los millones cuando en 1919 los precios de azúcar subieron por los cielos, vino la caída. La crisis económica hizo movilizarse grandes núcleos de campesinos a las ciudades, provocando en Cuba una gran crisis económica, política y social.

Pero a pesar de todo ello, la vida nocturna de la Playa mantuvo su vitalidad.

Las noches se prolongan y la última cita suele ser en los locales de la Playa de Marianao, que nada tienen que ver con los cabarets y casinos famosos y los más humildes, como el Kiosko Casanova, El Niche, La Choricera, El Ranchito, La Taberna de Pedro, Los Tres Hermanos o El Chori, donde alcanza gran popularidad con los timbales Silvano Chueg Hechavarría, alias El Chori, hace que en estos lugares se encontrará a Marlon Brando ejerciendo de timbalero; a Agustín Lara, Imperio Argentina, Gary Cooper, Toña la Negra, Ernest Hemingway, María Félix, Josephine Baker o Errol Flynn, todos huyendo de los decadentes espacios donde se dan cita la burguesía habanera e internacional.

“EL CHORI”

Tropicana, “un paraíso bajo las estrellas”,

Tropicana, una bebida de jugo de naranja producido por Tropicana Products, Inc.
Tropicana, sello discográfico brasileño creado por Roberto Stanganelli en los años ’70 subsidiaria del sello CBS (Hoy Sony Music)
Tropicana Casino & Resort, un hotel y casino situado en Atlantic City, Nueva Jersey.
Tropicana Resort & Casino, un hotel y casino situado en Las Vegas, Nevada.
Tropicana estéreo, emisora de la ciudad de Bogotá, Colombia, dedicada a transmitir música latina.
Tropicana, calzado de moda para niñas de todas las edades, México.
Tropicana Hotel Puerto Vallarta, México.
Tropicana, la más Bacana, emisora de radio de Bogotá, Colombia.
Tropicana, raza bovina Raza bovina, mezcla de Guersney con Cebú. (Argentina).
…y sería interminable las cosas denominadas con el nombre de Tropicana.
Muchos han buscado asociar este nombre exótico con un conjunto de cosas asociadas o de características de una región tropical.

Pero Tropicana por encima de todo, es el nombre de uno de los cabarés más famosos del mundo.

tropicana 1957

Tropicana.

Junto a la línea del ferrocarril Zanja-Mariano se encontraba Villa Mina, hermosa posesión suburbana propiedad de Regino Truffin, cónsul de Rusia en Cuba y que contaba con un lujurioso bosque tropical.

Víctor de Correa, un experimentado promotor de espectáculos, llega a Cuba procedente de Panamá, donde operaba un cabaret. Abre el Edén Concert, un night club en la calle Zulueta entre Ánimas y Virtudes, al fondo del hotel Sevilla, y como resultaba pequeño para sus inquietudes promocionales decide buscar otro sitio más amplio y que reuniera ciertos requisitos, como la posibilidad de contar con éreas de juego y crear espectáculos de mayor envergadura.

Villa Mina era el lugar escogido, y su propietaria Mina Pérez Chaumont, viuda de Truffin, muy conocida en la sociedad de la época, decide arrendarle la misma a Víctor de Correa a finales de los años 30. Se arrendó la casa-quinta por cien pesos mensuales, cantidad que en aquella época era de considerar.

Correa tenía la intención de montar bajo las estrellas una especie de restaurante campestre con grandes espectáculos y salas de juego, autorizado entonces en la zona de Marianao.

El 31 de diciembre de 1939 se inaugura el Boite Du Nuit, como inicialmente se llamó, tenía una capacidad aproximada de trescientas personas y una pequeña sala de juego. Contaba con una plataforma con acceso por los laterales y una pista circular de baile. El escenario era escoltado por una palma a cada lado y predominaba la utilización de la caña brava y el aprovechamiento de la flora del lugar, donde se destacaban las palmas, haciéndolo un lugar exótico y sensual.

Cuba Tropicana Cabaret in Havana Keywords: cuba;cubasi;havana;tropicana

En los meses siguientes Sergio Orta escucha la canción Tropicana, compuesta por Alfredo Brito a solicitud de Correa y grabada en la casa situada en Calzada del Cerro no. 1269, y decidió utilizarla como tema del inicio de los espectáculos. Brito la llamó de esta manera teniendo en cuenta la vegetación tropical del lugar, unida a gran cantidad de palmas canas. Al unir las dos palabras resultó el nombre de Tropicana, siendo rebautizado el cabaret con esta denominación, definitivamente, el 31 de diciembre de 1940.

Muy poco tiempo estuvo cerrado el Edén Concert. Julio Burger lo reabre con el nombre de Zombie Club, cuya especial atracción era el ya entonces popular Conjunto Casino. El Zombie club se convertiría en uno de los preferidos de los habaneros.

Cuando Las Vegas no era más que una parada en el desierto, el “Tropicana” era ya un “paraíso bajo las estrellas” (nombre de una de sus más famosas salas) y una joya arquitectónica, donde se dejaban ver Ava Gadner, Marlon Brando, Nat King Cole, un joven John Kennedy o miembros de la realeza europea y africana. Max Borges fue el arquitecto responsable de lo que muchos consideran la construcción modernista más importante del Caribe. Un hombre de facciones duras, pero trato muy amable, un tipo que ha hecho fortuna con el juego de la bolita en Ciego de Avila y se trasladó a La Habana, en suma, un tahúr, es el dueño de dos mesas de juego en el Tropicana: una de bacará y una de monte, dos mesas que a la vuelta de unos años se convierten en 20 y por la módica suma de siete mil pesos lo hacen amo y señor del salón de juego. El nombre de este personaje es Martín Fox Zamora, el hombre más feliz con el resurgir del Tropicana, quien después compraría el cabaret completo.

En 1948 Bebo Valdés llegó a Tropicana, contratado como pianista por Armando Romeu, quien, después de haber formado la orquesta había logrado crear un repertorio sólido. Había copiado los arreglos de Count Basie, Duke Ellington, Fletcher Henderson, Tommy Dorsey, Ted Heath, Stan Kenton, Woody Herman y Dizzy Gillespie, además de escribir una serie de arreglos propios. También había tenido a Chico O’Farrill como trompetista en su banda

Muy pronto Tropicana se convirtió en un cabaré completamente diferente a los tradicionales. Su promotor fue Víctor de Correa y Martin Fox fue su renovador, el que gestionó la nueva era del cabaré. Fox contrató en 1952 a Roderico Neyra, Rodney, que empezó trabajando como coreógrafo y que llegaría a ser el creador de los fastuosos espectáculos del lugar.

      RODNEY AL CENTRO.

Cómico, bailarín y maestro de ceremonias Neyra trabajaba como productor de la compañía de Garrido y Piñero, y es conocido por sus llamativos shows para el cabaret Sans Souci y por sus eróticos montajes para la sala de espectáculos Shanghai. Neyra, un cubano de mediana estatura que luce gafas de carey eternamente torcidas, que sonríe todo el tiempo ante el público, pero que en la intimidad se lamenta de las llagas que le ha dejado una virulenta lepra es, sin duda, el hombre indicado para darle vida al sitio y por ello se pone a trabajar bajo un nuevo nombre artístico, Rodney, producto de la fusión de su nombre y su apellido.

Rodney se nutrió del ballet, del circo, del carnaval, de los boleros, del cha cha chá para lograr su creativo espectáculo artístico, cuya fama ha recorrido el mundo. En sus escenarios han actuado incontables estrellas cubanas al igual que otras internacionales. Está matizado por el folclore cubano, por su colorido, variedad de ritmos, la belleza y gracia de sus bailarinas y la calidad de sus artistas. A partir de 1952 Rodney montó unas 75 producciones hasta su muerte por lepra en 1960.

Martín Fox, el hombre que hizo del club una leyenda, defiendió que el “Tropicana” nunca estuvo controlado por la mafia estadounidense, como el resto de los cabarets cubanos. “Es cierto a medias. Los administradores de crédito eran la mafia y ningún casino subsistía sin ellos. No había otra manera de controlar quien tenía dinero. Martín pagaba, además, 5.000 dólares al mes al jefe de la policía en La Habana”.

Era muchísima la influencia que ejercía Cuba musical y culturalmente y todo eso necesitaba del juego y por ende de la mafia para existir.

Decía la revista Show de mayo de 1955, “el primer cabaret de Cuba que descubrió el imán de las grandes producciones y fue Rodney el primero a quien cabe el orgullo de haberlas mostrado con triunfal acogida” . Rodney, cuyo verdadero nombre era Roderico Neyra, fue para la prensa especializada de esta etapa el mayor y mejor pagado coreógrafo y director artístico de Cuba. El “mago Rodney”, como se le conocía, asombraría a quienes visitaban Tropicana con sus deslumbrantes espectáculos, entre los que sobresalen: Omelen Ko, La viuda alegre, Primavera en Roma, Casa de té, Fantasía mexicana, Seis lindas cubanas y muchos más

Tropicana se nutrió del ballet, del circo, del carnaval, de los boleros, del cha cha chá, del mambo, para lograr su creativo espectáculo artístico, cuya fama ha recorrido el mundo. En sus escenarios han actuado incontables estrellas cubanas al igual que otras internacionales. Está matizado por el folclore cubano, por su colorido, variedad de ritmos, la belleza y gracia de sus bailarinas y la calidad de sus artistas.

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En 1954, el diseñador francés Pierre Balmain presentó en él la colección Verano. Más recientemente ha estado la diseñadora de modas Junko Koshino, de Japón. En 1992 la Academia Norteamericana de la Industria de Restaurantes le dio el Premio Best of the Five Stars Diamond al mejor cabaret de América. El gran símbolo de Tropicana lo constituye la escultura de una bailarina realizada por la artista cubana Rita Longa en 1950 y en menor medida, es también otro símbolo la Fuente de las Musas, del italiano Aldo Gamba, instalada desde 1952 en la entrada del mítico cabaret.

Entre otros, han actuado allí: Amalia Aguilar, Joséphine Baker, Bola de Nieve, Elena Burke, Cheo Feliciano, Nat King Cole, Libertad Lamarque, Rita Montaner,Senén Suárez, Celia Cruz, Chano pozo, Tongolele, Los Chavales de España Sammy Davis junior, Nat King Cole, Maurice Chevalier, Xavier Cugat, Carmen Miranda, Liberace, Pedro Vargas, Norma Duval, Alejandra Guzmán, Xiomara Alfaro, Fajardo y sus estrellas, Sonia Calero, Bebo Valdés, Armando Romeu, por citar algunos.

El Cabaret Tropicana fue seleccionado entre las veinte locaciones desde donde los consorcios televisivos norteamericanos ABC y CNN transmitieron en directo a todo el mundo la despedida del siglo veinte; también está considerado Monumento Nacional. Se ha dicho que Tropicana es Cuba, su noche y sus palmas, canción y poesía.

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Sans Souci

Sanssouci es el nombre de un conjunto de edificios y jardines que incluyen el antiguo palacio de verano oficial de Federico II el Grande, rey de Prusia, en Potsdam, cerca de Berlín. Se trata de una de las obras cumbres del estilo Rococó, y es también notable por los numerosos templetes y pabellones diseminados por el parque que rodea el conjunto.

“Sanssouci” es un término francés que puede traducirse como “sin preocupaciones”, simbolizando que el palacio era más bien un lugar de descanso y no un centro de poder. Lo mismo pensaron los fundadores del Sans Soucí en La Habana, porque ellos querían que todos los visitantes se sintieran como en su casa, alejados de las preocupaciones.

El cabaret-casino Sans Souci, estaba en Arroyo Arenas, en el Km.15 de la carretera Central hacia Pinar del Río. Fue fundado en los días siguientes a la I Guerra Mundial y llegó a ser uno de los lugares más populares del mundo y nunca, desde su inauguración hasta 1959, fue totalmente cerrado, aunque la gran depresión redujo su funcionamiento cuando el comercio turístico disminuyó.

Arsenio Mariño, natural de Galicia y radicado en Cuba desde 1914, fue codueño del Sans Souci. Allí conoció a la que fuera su esposa y madre de su hija, la conocida actriz Yolanda Far, que junto a su hermana gemela debutaron como “Las hermanas Pfarry”. Mariño vendió su parte al principio de la década de 1930, cuando marchó de gira por Suramérica con las hermanas Pfarry.

Se sabe que Norman Rothman fue su gerente una temporada, y que Olga Chaviano fue la indiscutible estrella desde 1953 a 1955 que salió embarazada y tuvo a su primer hijo con Rothman en 1956. Rothman fue un conocido miembro de la Cosa Nostra operando en el Sur de la Florida y en Cuba. Fue un cerecano asociado de Santo Trafficante Jr., con el que operó casinos en La Habana, princpalmente el Sans Souci. Tambien fue asociado de Meyer Lansky.

En 1955 Lefty Clark de Miami, quien operaba algunos de los mejores casinos vacacionales de Florida, fue su nuevo administrador. Clark y sus asociados gastaron un millón de dólares en el reacondicionamiento del club, que terminaron en 1957. Estableciendo en un entorno rural y arquitectónicamente una villa española antigua, y unas modernas máquinas tragamonedas revistiendo sus paredes y salones.

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Lefty Clark prácticamente reconstruyó y además amplió el Sans Souci. Después de su intervención se sentaban fácilmente 1.100 clientes. Y algo similar a Tropicana, le adicionaron un techo de cristal, para las noches de lluvia o mal tiempo.
Sua salones de juego contaban con las habituales mesas de ruleta, craps, black-jack y chemin de fer (conocida como “shimmies” en el mercado de juegos de azar). En el interior estaba el “Nevada Cocktail Lounge”, que tenía su propio espectáculo independiente del show de la sala principal.

Amante de los grandes espectáculos, Clark ofreció al ex campeón de boxeo peso completo Rocky Marciano la cifra de 350.000 dólares por una pelea contra el retador cubano Niño Valdés en el club, la que nunca se efectuó, y trató con figuras internacionales como Marlene Dietrich, Liberace y Susan Hayward, para que se encargaran del entretenimiento de temporada de 1957-58.

La nueva administración, en 1955, consideró cambiar el nombre de Sans Souci posiblemente por Copacabana o Copahabana, a fin de alejarse de la mala reputación anterior que tuvo el club por motivos del juego, pero finalmente consideraron que el nombre de Sans Souci era un hito de La Habana, y que la mejor manera de restaurar la respetabilidad sería simplemente operar de forma respetable. Ya en 1956, el Sans Soucí fue considerado el número tres de toda Cuba por el “Cabaret Guide Havana 1956”.

Sans Souci era tan importante que producía sus propios discos con la música que se interpretaba en sus shows. Con esta productora el cuarteto las D’Aida hizo su primera grabación y también Ernesto Aquino, virtuoso violinista, compositor y director de orquesta.

Después de remodelado el Sans Souci se llevaron a efecto excelentes y elaborados shows con coreografías exclusivas del maestro Alberto Alonso, poniéndolo a la par de Tropicana.

SARAH VAUGHAN, BEBO VALDES Y NAT “KING” COLE.

Entre las personalidades extranjeras que animaron en este cabaret, podemos destacar a los norteamericanos Tony Martín, Frank Sinatra, Kirk Douglas o Nat King Cole y personajes como Mario Moreno (Cantinflas), Rocky Marciano o Libertad Lamarque. El debut en centros nocturnos de Rosita Fornés lo haría en el cabaret Sans Souci, en La Lisa, a principio de la década del 40.

La prestigiosa marca de relojes “Cuervo y Sobrino” diseñó unos relojes exclusivos para el Sans Souci fabricados en Suiza con 16 joyas. Esta compañía fue fundada en Cuba en 1882 y llegó a convertirse en la década de 1940 en un fuerte rival de prestigiosos relojeros de New York, Francia e Italia.

Y otra curiosidad: Marlon Brando, en su primera noche habanera fue al cabaret Sans Souci para encontrarse con su amiga la actriz y cantante Dorothy Dandridge que actuaba en el cabaret Sans Souci.

Sans Souci, había sido enfática en los jazzistas y de algún modo iba a la cabeza de la contienda, contratando a Johnny Mathis, Tony Bennet, Dorothy Dandridge, Johnny Ray, Tommy Dorsey, June Christy. Tropicana aceptó el reto y el jueves 1 de marzo de 1956 el ya muy famoso Nat King Cole debutaba en la pista del salón Bajo las Estrellas; quince días después lo haría el crooner Billy Daniels, también de moda, pero no a los niveles alcanzados por el King Cole entonces. A lo largo del año 1956 muchos músicos extranjeros se sucederían en los escenarios de estos tres centros nocturnos, pero muy cerca del inicio de 1957, ya arreciaba la contienda.

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Cuando Martin Fox anuncia el regreso de Nat King Cole los primeros días de febrero de 1957, a poco más de un año de su debut cubano. El Montmartre no se queda atrás y confirma la presencia en idénticas fechas de dos figuras captales: la francesa Edith Piaf y la norteamericana Lena Horne, conocida en Cuba también por su filme Stormy Weather y el tema de esa película. ¡Y en esas mismas fechas, Sans Souci recibiría en su escenario nada más y nada menos que a Sarah Vaughan! Si la fama de Cole era ya un poco más universal por su perfil de crooner o cancionero, el de Sarah Vaughan era ya un nombre establecido en los predios del jazz, y particularmente conocida y admirada por músicos cubanos y amantes del género en la Isla, que distinguían su maestría.

Fue en el Sans Souci que empezó en Cuba un juego de azar conocido como Razzle Dazzle, que se jugaba con ocho dados y un tablero y que ofrecía al jugador una posibilidad de triunfo de uno entre mil, aunque los croupiers se empeñaban en hacer creer a los ingenuos exactamente lo contrario. Una figura de la política norteamericana perdió en ese juego varios miles de dólares en una sola sentada en el Sans Souci. Truculento que era el sujeto, pagó con un cheque sin fondos. Hubo un gran escándalo cuando se descubrió la estafa, no por el juego, sino por el cheque. El Gobierno cubano suspendió el Razzle Dazzle en el Sans Souci y en todos los casinos de la Isla y expulsó a sus dealers. En este hecho tuvo un gran papel Meyer Lansky, que en esos momentos en crisis legal por problemas de juego en Estados Unidos, regresó a Cuba, montó un casino en el cabaret Montmartre y desechó el Razzle Dazzle, contribuyendo a eliminar esa estafa y potenciar el juego nuevamente en Cuba.

César Portillo de la Luz, el célebre compositor de Tú, mi delirio y Contigo en la distancia, que trabajó como músico en el bar de ese establecimiento, dijo que mientras Tropicana era preferido por extranjeros que visitaban la Isla, Sans Souci era más de los cubanos. Durante un tiempo, Roderico Neyra, que hizo famoso en el mundo del espectáculo el seudónimo de Rodney, acometió las coreografías de los show de ambas instalaciones, hasta que Alberto Alonso empezó a ocuparse de las del Sans Souci en forma que para nada demeritaban las de su antecesor.

En los últimos años Santo Trafficante Jr. era presumiblemente el propietario del establecimiento. En la noche del 31 de diciembre de 1958 presentaba un espectáculo conformado por Las D’Aida y la producción Sabor y Souvenir de Haití, con Martha Jean Claude, Miriam Barrera, Nancy Álvarez y los bailarines Ana Gloria y Ferrán. El casino fue saqueado esa madrugada y el cabaret, al parecer, nunca volvió a abrir sus puertas.
Santo Traficcante Jr. regresó a Tampa, donde su padre era un personaje poderoso y había cimentado su poder sobre la base del juego de la bolita, el mismo que fuera el más popular en Cuba.

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Cabaret Montmartre.

Ubicado en lo que una vez fuera una pista de carrera de galgos, Montmartre se mostraba como el más francés de nuestros cabarets, por su atmósfera y su instalación. Era el mayor de los cabarets habaneros a puertas cerradas y estaba convenientemente localizado en el Vedado, cerca del centro de la ciudad y en una zona en franco desarrollo. A pesar de ser caro, era el favorito de los cubanos y de muchos turistas, por su ambiente, sus fastuosos shows y las producciones musicales y de bailes.

Desde París hasta La Habana pordiosera de hoy, pasando por la meca del estalinismo en tiempos de los vulgares mega-establecimientos. La simple mención del Montmartre nos fulmina la mente, recreándonos, en primer lugar, una idea de lo que pudo ser el esplendor de las noches habaneras de cabaret y enseguida, nos remite al restaurante Moscú, el cual, con todo y sus mesas en estricta hilera, su bullicio y su ambiente de comedor obrero, ha pasado a ser parte irremediable de nuestra nostalgia.

Muchos aquí recuerdan todavía al Moscú como el restaurante más grande de la Isla. Hay quienes aseguran que es el único sitio en que han comido caviar. En tanto otros lo guardan agradecidos en su memoria como una plaza idónea para el intercambio de inquietudes intelectuales o de cualquier otro tipo; o para la primera cita amorosa, o para la celebración en familia de fechas u otros acontecimientos de común relevancia.

RUINAS DEL RESTAURANTE MOSCU, ANTES CABARET MONTMARTRE.

Lo cierto es que aquella madrugada de los 80, cuando el Moscú encontró su fin envuelto en llamas, moría por segunda vez allí el símbolo de una época, al tiempo que el lugar pasaba a simbolizar otra época nueva, la etapa de la devastación, las ruinas, la fealdad y la miseria extrema.

Nadie hallará explicación al abandono que ha sufrido, durante más de 30 años, el inmueble donde estuvo el Cabaret Montmartre y luego el restaurante Moscú, ubicado nada menos que al pie de La Rampa, céntrica y populosa como pocos sitios de La Habana, y además muy visitada por el turismo extranjero.

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Hotel Nacional Casino Parisien

En el mayor hotel de la Habana de entonces, y hoy convertido en un ícono hotelero cubano, se inaugura en el Casino Parisién.
Su inauguración contó con Eartha Kitt y entre las voces que lo han amenizado están las de Vic Damone, Nat King Cole, René Cabel, Esther Borjas el cuarteto Los modernistas, Yma Sumac, con la excelente animación de Mario Martínez Casado y mas recientemente Las d´Aida, La Orquesta Aragón, la Orquesta Jorrín, Compay Segundo y Alberto Herrero entre tantos que han dado vida a las noches del Nacional.

Riviera hotel in Vedado, view of the pool © Cuba Absolutely, 2014 – 2020

Copa Room Havana Riviera.

Hospedarse en el Hotel Habana Riviera es como hacer un viaje en el tiempo hacia los años cincuenta. Su diseño interior es impresionante, los muebles originales se mantienen muy preservados, ¡simplemente lo dejará boquiabierto! La atmósfera del lugar es sumamente agradable, sobre todo para los que gustan del buen estilo.

Las habitaciones son muy cómodas. Todas tienen vista al mar y son sumamente espaciosas. El diseño interior sigue la pauta de todo el hotel, con muebles de los cincuenta y un estilo bien definido. Los servicios y amenidades dentro de las habitaciones le resultaran un atractivo complemento. La ubicacion es inmejorable por estar a los pies de Malecon Habanero de donde se puede llegar al Vedado, Miramar o a la Habana Vieja muy rapidamente, y es el cabaret Copa Room una exelente obcion para bailar y disfrutar de grandes espectáculos.

El Hotel Habana Riviera fue inaugurado en diciembre de 1957 con una presentación de Ginger Rogers en el legendario salón Copa Room. Su construcción y administración estuvo a cargo del gánster Meyer Lansky, quien abandonó Cuba en apuros dos años después de terminado el edificio. Así se desvanecieron sus sueños y las lucrativas operaciones que planeaba realizar en Cuba.

Con la misma rapidez desaparecieron los vestigios de la mafia y los juegos de azar en el Riviera. No obstante, el vestíbulo aún refleja elementos típicos de la época; entre ellos, sus chaiseslounges de color azul real, combinados con los butacones rojos y un hermoso piso de mármol. Estatuas de este mismo material y de bronce, creadas por prominentes escultores cubanos, todavía decoran el lobby.

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    MI LUNA DE MIEL EN EL HABANA RIVIERA, ENERO 1969.

De vuelta al presente, en el Salón Internacional del lobby siempre hay visitantes y huéspedes que conversan animadamente mientras algún joven cubano practica llamativos pasillos de salsa.

Cerca de allí, el lobby bar, la cafetería junto a la piscina y el elegante restaurante L’Aiglon continúan irradiando la genuina atmósfera de los años 50, cuando los largos vestidos de noche y los esmóquines eran de rigor. En aquel momento, este era el mejor lugar de La Habana para organizar una cena o tomar algo con las personas a quienes se deseaba impresionar. Además, fue uno de los hoteles de luna de miel más populares de la ciudad.

Yo mismo pasé mi luna de miel allí en enero de 1969 y los recuerdos que tengo son imborrables.

El hotel Capri luce iluminado en la madrugada del viernes 14 de febrero de 2014, en La Habana, Cuba. El hotel reabrió sus puertas decidido a explotar su fama como sitio predilecto de los mafiosos en la Cuba prerrevolucionaria para atraer los dólares de los turistas en el presente socialista de la isla.

El Salón Rojo del Capri.

El entonces ultramoderno hotel Capri de 19 pisos, y 250 habitaciones, y el casino fué diseñado por el arquitecto cubano José Cánaves en el 1956. La gran apertura fué durante las vacaciones de Acción de Gracias de 1957 incluyendo la bienvenida en el casino por el actor y mafioso en la vida real George Raft. Unos años antes de la revolución, el hotel y el casino se convirtió en el lugar de moda.

El Hotel Capri fué impulsado en 1955 por Batista con la Ley Hotelera 2074. Los préstamos del gobierno, las exenciones de impuestos y las licencias de casinos que ofrecía a los que tenían más de un $ 1 millón para invertir/lavar en un hotel fué rápidamente adquirido por los gustos de Meyer Lansky y Charles “Lucky” Luciano. El Capri fué financiado por el Sindicato de la Mafia de EE.UU. incluyendo la mafia de Nueva York de Santo Trafficante Jr., Nicholas Di Costanzo, Charles Turín (alias Charley ” La Cuchilla”) y Santino Masselli del Bronx (alias “Sonny el Carnicero”). Santo Trafficante Jr. obtuvo la licencia del casino del Capri y George Raft se convirtió en la cara pública de la celebridad de las apuestas del Capri y el club nocturno. El contrato administrativo del hotel fué concedido al hotelero de Miami Julius Shepherd “El Saltador”.

El 23 de junio de 1961, poco más de dos años después del triunfo revolucionario, el Casino se convirtió en un cabaret con la presentación en su escenario de importantes espectáculos y figuras cubanas que pasaron por sus predios además de miembros de elencos o visitantes ilustres como Fernando Álvarez, Gina León, Lino Borges, Omara Portuondo, Moraima Secada, Tito Gómez y Cesar Portillo de la Luz y los legendarios Frank Sinatra, Nat King Cole, Pedro Vargas y Libertad Lamarque, así como reconocidos actores, entre ellos, Gregory Peck, Jack Lemmon, Robert de Niro, y también figuras hispanoamericanas como Silvia Pinal, Paco Rabal y Mario Benedetti.
Los espectáculos del Casino del Capri en el 1950 fueron “deslumbrantes y emocionantes” con “producción y coreografía” de “Carlyle”. Encabezando talentos locales incluyen Celeste Mendoza, “La Reina del Guaguancó”, y estrellas Americanas de renombre como Tony Martin y Liberace.

En el 31 de Diciembre de 1958 George Raft dió la bienvenida al Año Nuevo con su elegante “estilo champagne”. Poco después, Julius Shepard demandó, que se le ordenó por el nuevo régimen victorioso aceptar 200 soldados, cuya cuenta él pagó por más de un año. Pastor, Raft, Trafficante, Lansky, Luciano Batista ahora se han quedado atrás. Pero, lamentablemente, por más de 10 años, el Capri ha estado cerrado, y sólo en el 2012 la restauración parecía empezar en serio, vamos a ver cuanto dura esta vez, una vez remozado.

Tengo hermosos recuerdos del Hotel Capri, una vez nos hospedamos en el piso 19, justo al lado de la piscina, desde la que se observa una vista preciosa de La Habana. En el piso 18 hay un gigantesco bar desde el que se observa el fondo de la piscina, toda una curiosidad. Ah y ahí por poco pierdo la coxis, porque mi hijo Alexander, a la sazón de 4 años, se tiró hacia la piscina, que posee buena profundidad y no es apta para niños, a no ser con salvavidas, y yo en mi desespero, resbalé y el canto de la piscina hizo contacto violento con mi rabadilla. Hielo y analgésicos no pudieron contra tan duro golpe, pero lo importante es que Alexander dijo: “me salvé yo solo”, porque ya había aprendido a nadar en la piscina de la escuela.

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Alí Bar.

El cabaret Alí Bar es uno de los rincones emblemáticos del Benny Moré en La Habana.
Benny Moré comienza en el Alí Bar en 1953, aunque sus presentaciones las hacía con un pequeño grupo del cabaret, a veces reforzada con el trombón de Generoso Jiménez. Solamente en una ocasión el lajero se presentó, como algo especial, con la Banda Gigante. Benny tenía muchos compromisos por toda Cuba, pero siempre recalaba en el Ali Bar.

Benny cantó en cabarets de primera, de segunda y de tercera, descargaba en La Campana, El Sierra, El Alí Bar. También estuvo en el Montmartre y Tropicana. En el Montmartre se presentó con Rita Montaner en la superproducción El Solar, bajo la dirección del coreógrafo Alberto Alonso.
En 1962 actúa el cabaret Caribe del Hotel Habana Libre, en los jardines de La Tropical y La Polar, Cabaret Sierra, Night and Day y en el Amadeo Roldán en el I Festival Popular de Música Cubana, así como en los días de la inauguración del Salón Mambí en el parqueo de Tropicana.

El Alí Bar no pasa de ser ya una sencilla referencia para los entendidos y una leyenda antigua para algunos de sus actuales vecinos. Luego de muchas remodelaciones capitales que dividieron la instalación para abrir dos establecimientos, un bar cafetería con horrorosa estructura de pecera, y un cabaret de mala muerte.

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Cientos de cabarets y bares.

La vida nocturna se fue desplazando de la colonial Habana Vieja, al Vedado y a Miramar, mientras la comercial se materializa en Centro Habana, en calles como Prado, San Rafael, Monte, Galiano y Neptuno, cuya confluencia es conocida como “la esquina del pecado”. Todas las ciudades tienen su famosa calle de leyenda: Broadway o Quinta Avenida en Nueva York, Ramblas en Barcelona, Paseo de la Reforma en México, la calle Florida en Buenos Aires, Bourbon Street en New Orleans o la Gran Vía en Madrid. Ese espacio central en La Habana es La Rampa, en el barrio del Vedado.

Hoteles como el Habana Hilton (rebautizado Habana Libre en 1959), Capri o Riviera no son capaces de acercarse al altivo y clásico Hotel Nacional, construido en los años 30 frente al malecón, y en el cual se alojaron ilustres mafiosos como Frank Costello o Lucky Luciano, uno de sus propietarios y también artistas y personalidades de renombre internacional como describí en mi artículo sobre este hotel emblemático de La Habana. Cafeterías, restaurantes, clubes, teatros y cines, completan este entorno.

En los centros nocturnos habaneros se podían ver las revistas musicales más glamorosas, los mejores artistas nacionales y todos aquellos que tienen peso en la escena mundial. Los cabarets Parisién, Copa Room, Sevilla-Baltimore, Comodoro, Montmartre y Sans Souci, llevan por primera vez el bingo a la isla. Mientras el Plaza y Saint’s John, entre otros, mantienen una variada vida nocturna. Por sus escenarios y otros espacios musicales, pasan Arturo y Lucho Gatica, cada uno por su lado, Frank Sinatra, Libertad Lamarque, Leo Marini, Luis Aguilé, Daniel Santos, Bobby Capó, Carmen Miranda, Richard Roberson, Trío Calaveras, Andy Rusell, Pedro Infante, Nat King Cole, Renato Carosone, Tony Bennet, Tony Martin, Josephine Baker, Tito Guizar, Edith Piaf, Maurice Chevalier, Jorge Negrete, Lola Beltrán, Pedro Vargas, Mirta Silva, Los Panchos… Y también los españoles Pedrito Rico, Estrellita Castro, Sara Montiel, Carmen Amaya, Lola Flores, Imperio Argentina, Lolita Sevilla, Juanita Reina… Es fácil encontrarles tomando un mojito o compartido con Hemingway, Ava Gardner o Marlene Dietrich en La Bodeguita del Medio o El Floridita o comiendo en la Parrillada del Blanquita o en el Centro Vasco.

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Entre otros clubes, bares, cabarets, y salones de centros privados de
importancia que se solía ir a bailar, a tomar o a disfrutar música en vivo o grabada, estaban:
-Los Yesitas en Infanta y Reina.
-Unión Fraternal en los altos del Teatro Nacional en el Paseo del Prado.
-Sociedad Unión Club en Neptuno y Zulueta.
-Palermo Club en Amistad esquina a San Miguel.
-Centro Asturiano, que contaba con 70,000 miembros y quedaba frente al Parque Central.
-Centro Gallego construido entre 1907 a 1914 en Prado y San Rafael, con 90,000 miembros.
-Casino Español de Prado #302 construido en 1914 (donde después pusieron el Palacio de los Matrimonios, donde me casé).
-La Taberna San Román en San Pedro y Oficio por la Avenida del Puerto.
-Cabaret Tokio en San Lázaro y Blanco.
-Tony’s Club, en el corazón de La Habana, detrás del Capitolio
-Las Vegas, en Infanta, casi esquina a Humbolt.
-Salón Atenas, en Prado y Neptuno, es de donde sale el famoso numero de “La Engañadora” de Enrique Jorrín (era una sociedad para personas de color).
-Cabaret Nacional en San Rafael y Prado, con dos shows diarios y dos orquestas.
-Marquesina del Hotel Saratoga, Paseo del Prado #603 y Dragones.
-Río Cristal Club en el Km. 8 y medio de la Carretera de Rancho Boyeros.
-Reloj Club en la Avenida Rancho Boyeros Km. 6 y medio.
-Cabaret Sans Soucí en Arroyo Arenas Km. 15, con dos orquestas cada noche y dos producciones internacionales.
-Mambo’s Club en la Carretera de Rancho Boyeros Km. 3.
-Jardines de la cervecería La Polar en Puentes Grandes.
-Alí Bar en la Avenida de Dolores y Lucero.
-El Bambú Club en la Avenida Rancho Boyeros Km. 5½, restaurante campestre con dos shows por noche (donde bailó Tongolele).
-Night Club Mulgoba en el reparto del mismo nombre en la Avenida Rancho Boyeros.
-Cabaret Topeka en la Ave. de Rancho Boyeros.
-Night and Day en la Avenida de Rancho Boyeros.
-Sierra Nigth Club en Concha entre Cristina y Vía Blanca anunciando dos shows diarios y dos orquestas.
-Sociedad Curros-Enríquez en Santo Suárez.
-Hotel Sevilla inaugurado en 1908, en Prado #255 y Trocadero, convertido en 1924 en Sevilla-Bilmore.
-Morocco Club, Paseo del Prado #402.
-Balneario Casino Deportivo en 1ra. #608, pertenecía a una de las sociedades
españolas, tenía playa, actividades de todo tipo y contaba con un elegante salón de baile donde se daban fiestas
-Pan American Bar-Club, Ayestarán #235.
-Robert Club o Club de los Ingleses en la Carretera de Vento, Rancho Boyeros, después conocido como Golf Club de Cubalse.


-El Zombie Club, por Zulueta, uno de los cabarets mas famosos.
-Alloy Nigth Club, en Fábrica #7, Luyanó.
-Habana Yatch Club, uno de los clubes más exclusivos de la playa de Marianao.
-El Círculo Militar y Naval, Ciudad Militar, en 5ta. Avenida.
-El Balneario Universitario, en 1ra. #4202.
-El Hotel y Club Comodoro en 1ra. #8402, esq. 84.
-El Miramar Yacht Club, en la Avenida 1ra. #9012,
-El Club Cubanaleco de los empleados de la Cuban Electric Company en avenida 1ra. #9602.
-El Balneario Hijas de Galicia, Ave. 1ra.#9616.
-Saigón Club, restaurante y bar, 5ta. Ave. y 42.
-Hotel Copacabana en 1ra. #4404 y 46.
-Johnny’s Dream Club, en La Puntilla, muy cerca del teatro Blanquita.
-El Casino Español de clase media baja que se pagaba una mensualidad y podían ir todos los miembros de la familia y hasta alguna amistad.
-El Club Náutico de una clase media más alta.
-El Club Ferreteros en 5ta. Avenida y la 87.
-Jardines de la cervecería LaTropical en el Río Almendares.
-Tropicana, el líder de La Habana en la calle 72 #4504, esquina Línea del Ferrocarril, con dos salones, el Edén Concet “Un Paraíso Bajo las Estrellas” y el espectacular salón “Arcos de Cristal”, diseñado por el Arq. Max Borges para resguardo de la lluvia y el frío (“Joya de América”, considerado el Night Club más bello del mundo).
-La Taberna de Pedro.
-El Cabaret Rhumba Palace.
-Cabaret Panchín en 5ta. Avenida #11616.
-Cabaret Pennsylvania con dos shows cada noche, en 5ta. Avenida #11801.
-El Choricera Club, un centro rústico con mesas de madera sin pintar, de piso de tierra, fue su dueño el famoso músico de la raza negra El Chori, que ofrecía unos espectáculos con tambores batá que atraía a los turistas extranjeros, como el actor norteamericano Marlon Brando.
-Cabaret Mi Bohío 5ta Ave. # 11815.
-El Quibú estaba situado detrás de la Universidad de Villanueva, cerca de la playa de Marianao, junto al arroyo del mismo nombre.
-Club Sherezada en el Edificio del Focsa calle 17 y M.
-La Red de 19 y L.
-El Gato Tuerto de 19 y O.
-La Zorra y el Cuervo en 23 y O.
-Super Club La Rue, en la calle 19 #324 esq. H, que anunciaba diversiones del crepúsculo a la aurora.
-Cabaret Parisién y el Arboleda Room del Hotel Nacional.
-Hotel Vedado en O #244 entre 23 y 25.
-Hotel Habana Riviera en Paseo y Malecón con su Cabaret Copa Room.
-Hotel Capri en 21 y N con dos shows cada noche en su Salón Rojo.
-Hotel Flamingo en 25 #202 y O con su famoso Bar-Club Cortijo.
-Hotel Havana Deauville en Malecón y Galiano.
-Hotel Havana Hilton en 23 y L, en su salón Caribe y en su bar Seven Eleventh.
-Willie’s Club y restaurante de 21 y N.
-Johnnie’s 88, en O #208 entre 23 y 25.
-Montmartre Night Club en P y 23.
-Maxim’s Club en 3ra. y la 10.

MEME SOLIS Y ELENA BURQUE EN EL CLUB 21

-Club de 21 en la calle 21 y N.
-Los Nopales Bar y Restaurante en 3ra. y F, con atmósfera mexicana.
-El Restaurante 1830 en el final del Malecón.
-El Club Deportivo Asturias, que estaba primero atrás de la Pepsicola, en Carlos III.
-Edén Club en 23 y O.
-Eloy Club, en Línea, entre I y H. Propiedad del comandante Eloy Gutiérrez Menoyo y que tuviera como principal atracción un
gigantesco acuario.
-Bar-Club Turf, en Calzada y F, aunque la publicidad aclaraba “ambiente refinado” no dejaba de ser de los más oscuros.
-Club El Jhonny en la Calle A y 3ra.
-Salones de Los Jardines de la Cotorra en la Avenida Rotaria o Independencia Oeste en Guanabacoa.
-Casino Español al lado del Ayuntamiento en la calle Pepe Antonio en Guanabacoa.
-Liceo Artístico y Literario en la calle Máximo Gómez y Nazareno, Guanabacoa.
-Nigth Club El Mirador del Puerto en la Vía Blanca frente a la refinería de petróleo, próxima a la Calzada de Guanabacoa .
-Las Catacumbas, en la Virgen del Camino, con una ambientación y efectos terroríficos que hacían honor a su nombre.
-La Lechonera de Peña, en la Ave. Monumental y Carretera de Peñalver.
-Rotonda de Guanabo.
-Cuanda’s Club en Guanabo.
-Restaurante Bello Monte. En Santa María del Mar, con una tremenda vista de la playa de Guanabo y Santamaría desde un promontorio contiguo a la Vía Blanca.
-Club Bancario en Santa María del Mar, después Hotel Atlántico.
-Club Militar en Guanabo.
-Puerto Príncipe Club en Guanabo.
-Bar Celimar. Playa Brisas del Mar (por la vía Blanca pasando Guanabo).
-Playa Celimar (al lado de la playa Bacuranao), Un restaurante y bar con su salón estilo tropical.
-En Cojímar, en La Terraza Club en la calle Real #161. Después famoso como restaurante La Terraza, por ser asiduo del lugar Ernest Hemingway.
-Club Náutico de Cojímar de la Calle Real #229.
-Hotel Puerto Antonio en Guanabo.
-Liceo de Regla con tres salones, con uno bajo techo, y dos al aire libre en los que alternaban tres orquestas tan famosas como la de Beny Moré y Roberto Faz.
-Salones de la Malta Hatuey en Apodaca y Cienfuegos, San Francisco de Paula.
-La Tasca en Cárcel y Prado. Ambiente Español.
-El Colmao, en la calle Aramburu 366. Ambiente Español.
-El Bar-restaurante Floridita en Obispo y Monserrate, la cuna del daiquirí, donde destaca la presencia del escritor Ernest Hemingway en el lugar como figura emblemática del mismo.
-El Monseñor sito en 21 y O en el Vedado, que sin duda cuenta con uno de los mejores bares-restaurantes de La Habana, siempre con exquisita música en vivo donde destacaron artistas de la talla de Bola de Nieve.


-Sloppy Joe´s es la meca de los visitantes extranjeros sobre todo norteamericanos y es esa casa, famosa también por sus sándwiches y por su fabulosa barra y ambiente.
-El club Pan American, en la calle Bernaza 1. Este fue el primer establecimiento de su tipo en La Habana que contó con la maravilla del aire acondicionado, y estuvo a punto, en su momento, de arrebatarle la clientela al Floridita.
-Frascati en Prado 357 se especializaba en cocina italiana, algo bastante escaso en la época.

Y dejo para lo último a uno pequeño pero al que acudí muchísimo, y siempre lleno desde que abría hasta que cerraba, muy concurrido por la juventud de los primeros años de la revolución, porque en el Club Olokku, en Calzada y E, en el Vedado, tocaba, contra toda censura y prohibiciones, un conjunto de rock que eran las delicias de la juventud: Los Astros de Raúl Gómez. Ahora es una pizzería, por cierto muy buena donde se hacen extraordinarias pizzas de atún con aceitunas, mis preferidas.

Hay que recordar que ahora se niega, pero todos sabemos que en Cuba la música norteamericana, de cualquier tipo, pero en particular el Rock and Roll se consideraba subversiva, por eso es buena esta remembranza:

“Por ahí anda un espécimen, otro subproducto que nosotros debemos combatir. Muchos de esos pepillos vagos hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos, algunos de ellos con una guitarrita en actitudes Elvispreslianas y que han llevado su libertinaje a extremo de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a mostrar sus shows feminoides por la libre, pero todos son parientes, el lumpencito, el vago, el Elvispresliano, el pitusa.”

Fidel Castro, Escalinata de la Universidad de La Habana, 13 de marzo de 1963.

Estas palabras fueron el pistoletazo de arrancada, para la implementación de toda una doctrina de exclusión, represión e inducción a la discriminación del “diferente” como practica social. Dentro de este método, el rock, y la música anglosajona en general, se consideraban como vicios incompatibles con la actitud revolucionaria.

Y el club Olokkú, mientras duró, fue un oasis dentro de esa cortina de represión del gusto o preferencia artísticas.

En fin, este es solo un brochazo, de los centros nocturnos de La Habana, por supuesto que había muchos más.
Contrariamente a lo que se ha propagandizado, la vida en Cuba era muy divertida, a pesar de la pobreza de algunos. Había lugares exclusivos para determinada raza o socios, pero la gran mayoría de los jóvenes sin ser ricos, podían disfrutar y compartir en familia en muchos de los salones antes mencionados que cobraban una módica entrada. Había para escoger, para todos los gustos y clases de personas. O sea, en Cuba, y muy especialmente en la capital, bailaban tanto el rico como el pobre, el negro o el blanco, el decente y el vulgar, cada cual en su nivel, y había niveles para todos.

Después de conocer este listado creo que no quepan dudas de que era la capital de Cuba la ciudad más bailadora del mundo. Ni París, ni Las Vegas, ni New York han ofrecido a sus nacionales tanta distracción. Esos sitios bailables en nuestro país no dependían del turismo foráneo, con el interno se mantenían y progresaban.


La Habana Nocturna en el cine y la literatura.

The lost city (La Ciudad Perdida) es el título de la película que dirigió el actor ubano Andy García, quien ha escogido a otro cubano del exilio, el escritor Guillermo Cabrera Infante, afincado en Londres, para escribir el guión. Situada entre los años 1958 y 1960, en plena revolución cubana, la película contará la historia de Federico Fellove, Fico, interpretado por el propio García, que será ni más ni menos que el dueño de] mítico cabaret habanero Tropicana. “Es un homenaje a la música cubana, la mayor aportación de Cuba al mundo”, dijo Andy García. Según Cabrera Infante, “es una historia democrática: Batista sale malparado y Castro también”.

La Neblina del Ayer, de Leonardo Padura.

“La neblina del ayer” es, en mi modesta opinión, la mejor novela policíaca de Leonardo Padura. Maneja con maestría y virtuosismo la narración entre pasado y presente, así como el género epistolar. Crea una intriga apasionante, además de recrear La Habana de los garitos y la música cubana, adorada en el mundo entero. Es además, un homenaje a la cultura cubana a través de sus libros, una evocación del bolero como expresión más perfecta de la música dedicada al amor en todas sus complejas variantes, así como una recreación muy particular y personal del mito de la “Femme fatale”

Cabrera Infante, el mejor cronista de La Habana.

La nostalgia por La Habana nocturna prerrevolucionaria y de los primeros años de la revolución

Es en Tres tristes tigres (1967), donde Cabrera parece querer “fijar en el cristal”, como diría Lezama Lima, a esa Habana nocturna antes de que el olvido la difumase. En esta novela La Habana es el personaje central, dándonos una vista esencialmente nocturna, describiendo los cabarets, no como tales, sino contando la vida que bulle en su interior.

El que visite la Habana de hoy, es inútil que vaya a buscar en CAIN una guía para sus andanzas diurnas y nocturnas. La mayoría de los lugares que aparecen en su obra, exceptuando quizás a Tropicana, han desaparecido por obra y gracia del puritanismo decretado por la revolución, impuesto por la represión que ha transformado la ciudad en una granja como la descrita por George Orwell.

Al mostrar CAIN la vida de entonces, mostrando la efervescencia musical nocturna y esos antros cuyos nombres evocan épocas pasadas, han tomado un carácter testimonial. Igual se pudiera decir de Mea Cuba, La ninfa inconstante, Mapa dibujado por un espía, Vidas para leerlas, Ella cantaba boleros, Delito por bailar el chachachá, Vista del amanecer en el trópico y su antológica Así en la Paz como en la Guerra.

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Ambiente nocturno en La Habana de hoy.

Hoy en día la vida nocturna se concentra en La Habana, las playas de Varadero y en los principales destinos turísticos. Aunque lo que los turistas pueden ver y disfrutar sólo es la punta del iceberg. Muchas actividades son organizadas a través de las agencias de viajes y es normal asistir en grupos organizados a los espectáculos. Bares y clubs, sin que sean muy grandes o conocidos, tienen sus conciertos en directo.

La Habana nocturna de hoy no tiene nada que ver con aquella que existió antes de la revolución y que era apta para todos. Ahora es casi exclusiva de los turistas y de los pocos que poseen acceso a moneda convertible, constituyendo un lujo. Bueno si es un lujo tomarse una miserable cerveza, como no será un lujo disfrutar de un show en un cabaret o simplemente disfrutar una noche de tragos o baile que al final cuesta un ojo de la cara.

Con los tímidos y limitados cambios que se han producido, los bares privados de La Habana ganaron popularidad y excelencia entre los amantes de la vida nocturna. Algunos de los más concurridos se transforman cada noche en discotecas que cierran al amanecer. Su competitivo auge germinó de la prohibición de los cines 3D, en otra ronda de iniciativas de los cubanos, residentes o no, con esperanzas de prosperidad económica lícita.

SARAO´S

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SANGRI-LA

Sarao, Bolahabana, Mio & Tuyo, Sangrila, Up and Down, La Flauta mágica, Siacará, entre los más populares, aprovechan las amplias y lujosas casas heredadas del capitalismo para superar con creces cualquier logro de la gastronomía socialista.

Cada detalle de estas instalaciones particulares, borran la imagen deteriorada y estafadora que tienen los bares y discotecas del Estado. Las autoridades le llaman paladares, pero para los que gustan de la vida nocturna, son otra cosa.

Abastecidos para todos los gustos, las cantinas venden toda clase de bebidas nacionales e importadas, con servicio de primera clase. Semejantes a la competencia estatal que opera en dólares, la mayoría de estos centros nocturnos no están diseñados para todos los cubanos. Los precios superan las fantasías de la clase media residente en la isla.

Un triste y limitado remedo de lo que un día fueron las noches habaneras, que eran para todos.

Ahora se dice que en Cuba todo era prostitución, juego, mafia y todo lo malo. Lo cierto es que Cuba era un país libre y el que quería andar en aquel ambiente, lo hacía, pero el que no deseaba entrar en ese mundo, tenía miles de opciones de disfrutar en ambientes sanos y seguros.

Qué mejor conclusión que las frases del presidente Obama en su visita a Cuba en marzo de 2016: “Conozco la historia, pero no estaré atrapado por la historia”.

Three women perched on the bar at the Cabaret Kursal nightclub in Havana, Cuba, circa 1950. (Photo by Herbert C. Lanks/FPG/Hulton Archive/Getty Images)

    SI ESTO ERA LA HABANA DE ANTES…

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ESTA ES LA DE AHORA, Y HASTA UNIVERSITARIAS SON. ¿COMO EXPLICARLO?

CARLOSBU@

Cubano, Ingeniero Industrial que vive en Miami con experiencia en el área de la Informática la economía y la administración.