Por Rafael Ramírez
-17 septiembre, 2023
El gobierno de maduro ha encontrado en las sanciones norteamericanas, la excusa perfecta para justificar el desastre económico y la entrega de nuestra soberanía.
La propaganda y el discurso de los jerarcas del poder, han colocado a las sanciones como responsables de todos los males del país, desde el caos económico, los precios, la falta de agua, luz, transporte, internet, hasta la imposición de los salarios de hambre, el robo de las prestaciones sociales, la dolarización de la economía y un largo etcétera.
En el país no existe una discusión alguna, ni sobre las sanciones, ni sobre el petróleo, la economía o el éxodo.No se puede discutir de nada. Hay una pesada niebla de miedo, censura; sólo se repiten las consignas propaladas por la hegemonía comunicacional del gobierno.
Siendo el tema de las sanciones un asunto de orden político y económico, es necesario abordarlo en ambas dimensiones, con elementos reales, precisos, que podrían ayudar a poner las cosas en su sitio e identificar la raíz de la situación actual.
Lo primero que hay que decir, es que nosotros rechazamos las sanciones en contra de cualquier país; más aún, si son en contra del nuestro. Ésto es una cuestión de principios y ha sido nuestra postura permanente, tal como lo expresé en mis intervenciones como Embajador ante la ONU y miembro del Consejo de Seguridad.
Habría que aclarar que las sanciones sobre Venezuela son parciales, pues gran parte de ellas están dirigidas a individuos; y, algunas, muy específicas, a PDVSA y el sistema financiero.
Es decir, Venezuela no está sometida a un bloqueo, como si lo está Cuba desde hace más de 60 años. Un bloqueo restringe TODAS las actividades económicas y comerciales de un país. Pero, en Venezuela, hay flujo comercial y transacciones económicas de todo tipo, como puede constatarse fácilmente en cualquier bodegón o venta de carros de lujo.
Por otra parte, las sanciones contra Venezuela no tienen ninguna comparación, por sus dimensiones y amplitud, con las impuestas a Irán desde hace 44 años, ni a las que está sometida la Federación Rusa desde 2022, que son masivas a su economía e industria petrolera.
Sin embargo, ni Irán, ni Rusia, muestran los niveles de deterioro de la economía, de pobreza y colapso de su industria petrolera de nuestro país.
Lo segundo, es que no es la primera vez que Venezuela; y, en particular, PDVSA, ha estado sujeta a sanciones por parte de los EEUU. Ésto no lo comenta nadie, pero en el año 2010, por la relación de nuestro país con Irán, PDVSA fue sancionada por el gobierno estadounidense, negándonos el acceso a recursos financieros y tecnológicos para operar la industria.
He aquí un primer elemento que quiero resaltar:
- La respuesta de Chávez a las sanciones.
En el gobierno del Presidente Chávez, éramos conscientes del nivel de hostilidad de la Administración Norteamericana de George W. Bush; ésto era un hecho público y notorio, por lo que, en PDVSA, nos preparamos para hacer frente a cualquier agresión externa, nadie estaba improvisando.
Luego de la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco en 2007, vino el conflicto con ConocoPhillips y Exxon Mobil, únicas empresas (de 33), que se negaron a aceptar nuestro Marco Legal de los Hidrocarburos.
Estas transnacionales recurrieron al Arbitraje Internacional de Inversiones e interpusieron demandas mil millonarias en contra de PDVSA y la República (30 mil millones y 16 mil millones de dólares), ante el CIADI y la CCI; sin embargo, fueron derrotadas por el equipo político-jurídico del Ministerio de Petróleo, en una excelente defensa de los intereses de la República.
Las transnacionales intentaron todo tipo de maniobras jurídicas ante tribunales extranjeros, como la “Mareva Injunction” de la Exxon Mobil, que pretendía congelar 12 mil millones de dólares de nuestros activos en el exterior. Esta acción temeraria, también fue derrotada por nuestros equipos.
Desde el Ministerio de Petróleo, siempre con el apoyo inestimable del Presidente Chávez, tuvimos la capacidad para derrotar a las más poderosas transnacionales petroleras en todos los terrenos, incluso ante los tribunales internacionales, creados justamente para proteger al inversionista en contra del interés soberano de los Estados. Estábamos atentos, con estrategia y claridad política, en defensa de nuestra soberanía e intereses nacionales.
En ese ambiente de hostilidad, nuestra principal preocupación, era preservar PDVSA, pilar fundamental de nuestra economía, de cualquier agresión política o económica del exterior.
En el marco de la política internacional del país, por primera vez, comenzamos a diversificar nuestras mercados y enviar petróleo a China, India, Japón y Europa, donde firmamos contratos de suministro por hasta un millón quinientos mil barriles día de petróleo (1,5 MMBD), lo cual nos permitía colocar, al menos la mitad de nuestra producción, en mercados alternos a los tradicionales, es decir, no tener “todos los huevos en la misma cesta”.
En el año 2009, y en el marco de una situación internacional hostil hacia nuestro país y la empresa, iniciamos de manera acelerada el Plan de Soberanía Económica de PDVSA, donde dotamos a nuestra industria petrolera de sus propias capacidades para producir y refinar petróleo, sin depender de los suministros tecnológicos tradicionales, preparándonos para un eventual escenario de sanciones y corregir las vulnerabilidades de la industria, que salieron a flote durante el Sabotaje Petrolero.
Como parte de este Plan, creamos nuevas filiales y dotamos a PDVSA de taladros, equipos, embarcaciones, buques, servicios, tecnologías alternativas, suministros e insumos de refinación, para mantener nuestras capacidades operacionales de manera independiente ante cualquier eventualidad.
Lo más importante, es que teníamos a los trabajadores petroleros, movilizados y conscientes, comprometidos con el país, quienes contaban con los instrumentos técnicos, capacidades y pericias, para hacer frente a cualquier otra contingencia, como lo hicimos durante el Sabotaje Petrolero.
Es por ello, que las sanciones norteamericanas impuestas en contra de PDVSA en 2010, no tuvieron ningún efecto en nuestra producción petrolera, ni en la economía nacional. Las sanciones no hicieron mella en nuestras capacidades operacionales, porque nos preparamos para hacerles frente, nuestro país, no sufrió ninguna consecuencia por las mismas, nuestra producción se mantuvo en 3 millones de barriles día de petróleo y un millón de barriles de productos (combustibles) procesados en nuestra refinerías nacionales.
Ésta fue una experiencia real, vivida por nosotros al frente del sector petrolero durante el gobierno de Chávez, las sanciones no pudieron avanzar, provocar los daños que esperaban, por la actitud revolucionaria del Presidente Chávez y nuestra capacidad y experiencia al frente de PDVSA.
Quisiera señalar también que, a pesar de que nuestro país durante el gobierno del Presidente Chávez sufrió sanciones, Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, paros patronales, guarimbas y juicios internacionales temerarios, los venezolanos NUNCA escuchamos a Chávez, ni a sus ministros, utilizar estos hechos –que evidentemente tuvieron impacto en la economía del país para justificar medidas anti populares o utilizarlos como excusa ante los problemas del país, y mucho menos, para desviar el curso de nuestra revolución, empobreciendo al pueblo, quitándole sus salarios, sus ahorros y beneficios sociales, entre otros.
Entonces, es necesario precisar, que el problema no son las sanciones, (éstas son parte de la geopolítica mundial), el problema es la respuesta que da el gobierno a las mismas.
Mientras la respuesta de Cuba al Bloqueo, fue profundizar la revolución y construir el socialismo, garantizando los elementos fundamentales de vida a su pueblo; en Venezuela, el gobierno de maduro, al primer “apriete” de las sanciones, ha entregado la economía, el petróleo y la soberanía, se han repartido y han saqueado el país en secreto, derogando las conquistas económicas, políticas y sociales del pueblo alcanzadas con Chávez y sepultando el socialismo, todo ello, con la excusa perfecta de que “es culpa de las sanciones”.
Un segundo elemento de la discusión, es preguntarse,
2. ¿Hasta qué punto las sanciones son responsables de la crisis económica que vive el país?
Veamos los hechos, evaluando lo sucedido en la principal industria del país, soporte de nuestra economía:
La producción de petróleo de Venezuela, comenzó a caer aceleradamente a partir de 2015, luego que el gobierno de maduro inició la razzia y persecución en contra de los trabajadores y gerentes de PDVSA, a la vez, que desviaron los presupuestos operacionales de la empresa para otros propósitos, lo cual provocó la paralización progresiva de las operaciones de la industria por la persecución política, el desvío de recursos financieros y la consecuente falta de equipos y suministros.
Al cierre de 2013, la producción promedio del país, se ubicó en 3 millones 15 mil barriles día de petróleo; sin embargo, cuando se imponen sanciones a PDVSA, en enero de 2019, la producción de petróleo ya se ubicaba en un millón ciento cincuenta mil barriles día de petróleo.
Ésto quiere decir, que entre 2013 y enero de 2019, la producción de petróleo de Venezuela, cayó en un millón 865 mil barriles diarios de petróleo, equivalentes a una caída del 62% en solo 5 años. Esta caída estrepitosa de la producción petrolera, sucedió ANTES DE LAS SANCIONES, como podemos ver en la siguiente gráfica:
PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO EN VENEZUELA
2002-2023
FUENTE: Boletín Petrolero, con datos PDVSA (2000-2016) y OPEP (2017-2022). Desde 2017 el gobierno venezolano no publica informe de gestión de PDVSA ni Ministerio de Petróleo, así como tampoco datos petroleros; por ello, se toma como referencia los datos OPEP entre 2017-2023.
Habría que preguntarse, ¿qué sucedió en este período, antes de las sanciones?
Desde septiembre de 2014, inmediatamente el gobierno comenzó a intervenir a PDVSA y el Ministerio de Petróleo, desplazando de ambas instituciones, al personal y los funcionarios que se habían capacitado y dirigían el sector, luego del Sabotaje Petrolero. Del Ministerio de Petróleo fueron removidos 200 funcionarios y sustituidos por empleados de la Alcaldía de Caracas
maduro designó en la Junta Directivo de Pdvsa a su sobrino Erick Malpica como Vicepresidente de Finanzas de la empresa, y comenzaron a desviar sus recursos operacionales, vaciaron todos los Fondos de la Empresa, incluyendo los Fondos de los Trabajadores Jubilados y Pensionados.
Más tarde, se fueron designando en la Junta Directiva de PDVSA, personajes sin ningún tipo de experiencia en el sector, como Delcy Rodríguez y Simón Zerpa, con el objetivo específico de controlar todos los segmentos económicos de la empresa, siempre con la complicidad de Asdrúbal Chávez.
Luego, vinieron las detenciones masivas de trabajadores y gerentes, muchos de los cuales aún están presos, sin derechos de ningún tipo, olvidados, otros exiliados y otros muertos, como el caso de Nelson Martínez.
En noviembre de 2017, se designa como presidente de PDVSA al General Manuel Quevedo, quien terminó de darle la estocada a la empresa: se militarizó la industria a todos los niveles, se arrebataron los beneficios sociales a los trabajadores, se desconocieron las Convenciones Colectivas, continuó la persecución política, salieron de la industria más de 30.000 trabajadores.
A partir de 2018, con la promulgación del Decreto Presidencial 3.368, se entregaron las áreas operacionales de PDVSA a las empresas de maletín y amigos del madurismo, a través de los llamados “Contratos de Servicios” (una mala copia de los Convenios Operativos de la Apertura Petrolera); se entregó el control de la Faja Petrolífera del Orinoco a las transnacionales Rusas y Chinas, y la comercialización del petróleo comenzó a entregarse a militares y operadores privados del madurismo.
Entre 2019, cuando impusieron las sanciones, y 2023, la producción petrolera, se ha mantenido fluctuando entre 500 mil y 770 mil barriles día.
En este período de estancamiento de la producción, el gobierno designó a Tareck El Aissami al frente del Ministerio de Petróleo y Asdrúbal Chávez, al frente de PDVSA, con el objetivo preciso de privatizar la empresa y entregar el petróleo, tal como lo denunciamos en su momento.
En este período, le negaron los Fondos de Pensiones a los trabajadores, remataron en secreto los activos de PDVSA, entregaron la Faja Petrolífera y otras áreas de producción a trasnacionales y empresas de maletín; entregaron el Gas del Oriente del país a las transnacionales, que operan en Trinidad y Tobago; en un hecho sin precedentes, colocaron la licencia de la OFAC a la Chevron, por encima de nuestra Constitución y Ley Orgánica de Hidrocarburos violando nuestra Soberanía, entregando la producción de petróleo de PetroBoscan en el Occidente y Petropiar en la Faja Petrolífera del Orinoco al control de la transnacional norteamericana, lo que demuestra el “extraño efecto” que las sanciones provocan en el gobierno de maduro.
No podemos dejar de mencionar, que, durante la gestión de Tareck El Aissami, el gobierno entregó, siempre con la excusa de las sanciones, la comercialización de petróleo a sus agentes y operadores privados, quienes se llevaron del país, se robaron 25 MIL MILLONES DE DÓLARES en petróleo.
Un dinero que era suficiente para sostener la economía, subir los salarios y pensiones y aumentar la producción de petróleo, se lo robaron y aún le echan la culpa “a las sanciones”.
Pero si nos enfocamos ahora en el desempeño de la economía del país, podemos observar que el colapso se produjo ANTES de la imposición de sanciones, y como consecuencia de las decisiones económicas del gobierno y de la intervención de PDVSA.
Cuando se impusieron las sanciones, en 2019, la economía ya tenía una contracción acumulada entre 2014 y este año, de 60%, como se observa en la siguiente gráfica:
Fuente: Fondo Monetario Internacional
Habría que preguntarse, ¿qué sucedió en este período, antes de las sanciones?:
maduro DESPILFARRÓ todos los fondos y recursos que dejó Chávez en 2013, para lo cual, colocó en puestos claves de su gobierno, a sus operadores: Erick Malpica (Tesorero de la Nación y Vicepresidente de Finanzas de PDVSA), Simón Zerpa ( Presidente del Bandes, del FONDEN y Ministro de Finanzas) y Alejandro Fleming (Presidente del CENCOEX).
Fueron ellos los que ASIGNARON los dólares de la República (en 2014 PDVSA, luego de un esfuerzo extraordinario, entregó 40 MIL MILLONES DE DÓLARES adicionales al gobierno); estos fondos, se destinaron a sostener una política cambiaria que solo favorecía a los especuladores financieros, que hicieron grandes fortunas con el diferencial cambiario; así como, en pagar una deuda que, tal como advertimos en su momento, estaba inflada por el efecto cambiario, es decir, no había sido reexpresada financieramente, y mucho menos, auditada.
Todo ésto lo advertí en 2014, cuando me desempeñé por 6 meses como Vicepresidente Económico, y mis observaciones quedaron plasmadas en los documentos que entregué, con un conjunto de medidas económicas, elaboradas con el equipo económico de Chávez, para consideración de nicolás maduro.
Entre estas medidas, se proponía la venta de CITGO, como precaución ante la posibilidad de sanciones o confiscaciones por la acción del gobierno norteamericano o de empresas transnacionales.
Igualmente, se propuso ir a un proceso de negociación para mejorar los términos de la deuda externa, puesto que, las condiciones macroeconómicas estaban cambiando aceleradamente. Era el momento oportuno para hacerlo.
Sin embargo, maduro desestimó todas estas recomendaciones, como lo hizo también con las advertencias del profesor Giordani, pues, más pudieron los intereses de los grupos económicos que lo llevaron al poder. A ésto siguió el desmantelamiento del gobierno de Chávez y nuestra salida del país, como Embajador ante la ONU.
Luego, vino el Paquetazo de 2018 y las medidas neoliberales anunciadas por maduro, que tenían como eje fundamental, entregar la economía al control de los privados, la dolarización, desconocer las conquistas laborales, confiscar las prestaciones sociales y reducir los salarios al mínimo, con una mega devaluación del Bolívar, así se cumplió el objetivo de “reducir el costo laboral”, condenando a los trabajadores a salarios de miseria.
Todo ello, incluyendo el éxodo de millones de venezolanos, ocurrió ANTES DE LAS SANCIONES.
El gobierno ha sido negligente e improvisado, en el manejo del país; y, mucho más, luego de la imposición en 2019 de las sanciones. Se han dedicado a utilizarlas como un medio de propaganda interno y externo, pero no han hecho nada para defender al pueblo y al país. Incluso, las usan para negociar, desde la liberación de Álex Saab, hasta cumplir con las garantías constitucionales, como lo es el derecho al voto universal, directo y secreto.
Han usado la excusa de las sanciones para derogar de facto nuestro Marco Constitucional y Legal, el caso más claro de ello, es la llamada Ley Antibloqueo, donde el gobierno se abroga la facultad de DESAPLICAR las leyes y la Constitución, a su conveniencia. El resultado del secretismo y el desmantelamiento del Estado, ha sido el saqueo a PDVSA.
Con la excusa de las sanciones, han desmantelado PDVSA y entregado el petróleo y el gas, nuestra principal fuente de recursos; lo mismo han hecho con el Arco Minero, con los salarios, con las prestaciones sociales, con las pensiones.
El madurismo, en el ejercicio más grotesco del cinismo político, dice que maduro “sufre” porque no puede aumentar los salarios; a la vez, que mantiene protegido a Tareck El Aissami y se robaron 25 mil millones de dólares de PDVSA.
El país está a la deriva, el pueblo sobrevive en su tragedia diaria, con salarios de miseria, mientras el gobierno continúa evadiendo su responsabilidad en este desastre, con la excusa de las sanciones, y no es capaz de resolver los problemas fundamentales de los venezolanos.
Entre los apagones de Corpoelec, las largas colas de gasolina, los derrames de petróleo que contaminan el Lago de Maracaibo pero que según el Coronel de PDVSA son “sólo un efecto visual” y la promesa de maduro de que “enviará un hombre a la luna”, seguimos en al abismo, mientras el pueblo está en su “sálvese quien pueda” o su Vivir Muriendo, escapando como pueden de este desastre.
Es claro que el país necesita el concurso de sus mejores hijos y la determinación para buscar una salida constitucional a este desastre, aunque el gobierno cierre todas las posibilidades, debemos insistir en ello, pues se trata de la Patria, de nuestras posibilidades hacia el futuro.
En ese camino, siempre difícil –como decía Argimiro Gabaldon–, es esencial tener razones sagradas para luchar, estar claros, colocarse al lado del pueblo, con valor y determinación, “quitarse la paja de los ojos”, discernir entre la ficción de la propaganda y la realidad de los hechos, entender la raíz de los problemas y el compromiso que tenemos por delante. El problema no son las sanciones, el problema está en Miraflores.