Xin chào | Un billete fantasma asusta al imperio

La creación de una nueva moneda es el inicio de los cambios hacia una nueva economía, que integre e impulse los procesos financieros a nivel mundial. Esto deja a un lado la economía controladora y amenazante del imperio norteamericano.

Vladímir Putin

Hace 175 años, la ciudad de Londres se constituyó en punto de partida del fantasma que aún hoy recorre el mundo, a pesar del cuasi decreto de Francis Fukuyama, quien en su libro El fin de la historia y el último hombre alardeaba con el fulano fin del comunismo, tras el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El tanque pensante del Pentágono concluía que podíamos estar tranquilos, definitivamente, porque ya los rojos no perturbarían la tranquilidad planetaria.

A la luz de la XV Cumbre de los Brics (Brasil, India, China, Rusia y Suráfrica), reunida en Johannesburgo el pasado mes de agosto de 2023, ese brake o parada de Fukuyama en el avance de la historia mostró la caducidad de tales anuncios, porque nuevos países se han unido al grupo que se abre paso por ese otro mundo posible, de cara al hegemón de la bandera de las barras y las estrellas.

La convulsionada África fue testigo del evento de la capital surafricana, donde nuevas banderas flamearon en el pedestal de los Brics, con el ingreso de Argentina, República Árabe de Egipto, República Federal de Etiopía, República Islámica de Irán, Reino de Arabia Saudita y Emiratos Árabes, pero nuevas naciones figuran en la lista de espera, aunque no sean rojas, rojitas.

Ciertamente, el fantasma echado a volar por los barbudos Marx y Engels en 1848 se refería al socialismo científico o comunismo, pero también es verdad que las puntas de lanza del capitalismo están perdiendo espacio de lo que el presidente gringo James Monroe (1823) llamó «el patio trasero», aunque en ese momento se refería al continente americano. Sin embargo, los hechos de hoy en la Eurasia nos dicen que, desde la Casa Blanca, se manejan los hilos de la vieja Europa, como en África y Latinoamérica.

Fugaz gorgoreo

Cuando en Johannesburgo se anunció la lista de los nuevos miembros de los Brics sin la inclusión de Venezuela, hubo gorgoreo en una comparsa de antimaduristas, claros enemigos del rrrrégimen. Chocaron copas, y hasta gritaron: «No volverá» y «¿No y que Rusia y China eran sus panas?», preguntándoselo entre copa y copa. Pasado el ratón on the rocks, caras largas silenciaron la guachafita.

La bomba había sido activada por el jefe de la misión diplomática de la Federación de Rusia en Suráfrica, Ilya Igorevich, quien dio a conocer una copia de lo que podría ser el billete de 100 Brics, entregado al embajador de Emiratos Árabes durante un acto especial con motivo del ingreso del mencionado país árabe a la organización, que se perfila como la unión más poderosa del planeta en el espectro económico, que involucra al 42% de la población universal y al 3% del PIB global.

Pero la imagen full color del billete Brics que deslumbró a los desconsolados chavistas auténticos del este fue el tricolor venezolano al lado de México, Honduras y pare de contar.

Venezuela participó por primera vez en la cumbre de los Brics, donde no escondió su aspiración de pertenecer a ese grupo de economías emergentes, asentada en sus potencialidades, capaces de contribuir a los nuevos mecanismos de integración, aportando buena parte de las mayores reservas petroleras certificadas del mundo, así como importantes recursos minerales, que le otorgan más del 20% de las reservas mundiales de hierro, cobre, plata, bauxita, coltán, níquel, rodio y titanio.

En el escenario adverso, encontramos un Estados Unidos asentado en una moneda como el dólar, sin respaldo tangible, al que ahora le toca medirse a un verdadero valor de cambio, con el sello de relevantes países unidos alrededor de los Brics, con soporte real a través de las reservas de los países integrantes. Sin duda alguna, es una amenaza para el dólar como divisa principal del comercio mundial.

El ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, ha sido claro ante esta nueva realidad, sin pretensiones de aplastar a la potencia occidental, sino más bien poner en la balanza el justo equilibrio universal, sin que unas naciones sometan a otras al sufrimiento para beneficio propio: «El dólar se ha desacreditado gravemente en calidad de moneda principal de reserva, y hemos demostrado su falta de fiabilidad». Además, aseguró que «si Estados Unidos tiene el deseo de castigar a alguien, no dudará en abusar de su posición».

Rusia, en la actualidad, resiste ante la nación norteamericana, que ejerce presión sobre aquellos países que no ceden frente a sus deseos o caprichos e implementa medidas coercitivas y unilaterales, como es el caso de Venezuela, Irán, Afganistán y Rusia, Estados convertidos «en blanco de sanciones y medidas coercitivas».

Como Rusia no acepta compartir el dolor de más de mil pueblos sometidos al cruel bloqueo por parte de la Casa Blanca y las potencias europeas, como Gran Bretaña, Alemania, Francia, España, Italia, entre otras naciones, se justifica su presencia en un espacio de justicia como los Brics.

Es en verdad bochornoso que desde el mes de marzo de 2014, Rusia esté acorralada por una metralla de sanciones que asciende a 17.582 casos, por simplemente no someterse a la dictadura imperial. Según podemos leer en el Observatorio Venezolano Antibloqueo, está el caso de Irán, desde noviembre de 1971, penada con 2474 medidas coercitivas y víctima de atentados terroristas y robo de tanqueros petroleros, como sucede también en Siria (1343 sanciones), desde donde miles de cisternas roban a diario de los pozos petroleros cientos de toneladas del llamado oro negro por parte de las bandas mercenarias contratadas por el coloso occidental.

Una gigantesca vergüenza universal constituye la pequeña y valiente Cuba, sin mayores recursos naturales, que desde la década de los sesenta del siglo pasado sufre todo tipo de humillaciones, a través de 240 penalidades de todo tipo y ataques terroristas como el de Playa Girón.

Venezuela no es la excepción

Hace ocho años, el 8 de marzo de 2015, el entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama emitió un decreto que califica a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos de América.

Lo que entonces parecía un acto político hostil y una declaratoria absurda, puesto que Venezuela nunca ha sido una amenaza para la primera potencia militar del mundo, pronto se revelaría como el primer paso para la imposición de un implacable régimen de sanciones contra nuestro país.

La orden ejecutiva 13.692, popularizada como «decreto Obama», sentó las bases jurídicas, políticas y administrativas para la imposición de medidas coercitivas unilaterales (MCU) contra Venezuela. Esta agresión se suma a las acciones de una guerra multiforme con la que Washington, desde hace más de dos décadas, pretende doblegar la soberanía y autodeterminación de Venezuela.

Además de las 930 sanciones, Venezuela fue asaltada por las autoridades gringas de turno, que decidieron quedarse con la empresa Citgo, operativa en Estados Unidos, y Monómeros, en territorio colombiano.

Pero el pueblo venezolano, con la solidaridad de potencias internacionales, como la Federación de Rusia, la República Popular de China u otras naciones no menos importantes, como la pequeña Cuba, además de Irán, ha sabido resistir valientemente la embestida imperial, al lado del presidente Nicolás Maduro, que desde el lejano Oriente ha regresado con gratas noticias, tras la firma de contundentes acuerdos en el marco de la XVII Comisión Mixta de Alto Nivel China-Venezuela.

Ángel Miguel Bastidas G.

Fuentes de consulta:

Castillo Bollé, W. (2021) Cronología de las medidas coercitivas contra Venezuela. Cambio de régimen 2014-2021. Caracas: Fondo Editorial de la Asamblea Nacional «William Lara».

El Observatorio Venezolano Antibloqueo (adscrito al Centro Internacional de Inversión Productiva, CIIP). https://observatorio.gob.ve/

Venezuela News. https://www.venezuelanews.net/