Por: Toby Valderrama Antonio Aponte
El madurismo y la oposición gringa regresan a México. Una pregunta surge de inmediato: ¿Cuál es la exigencia del madurismo?, ¿qué ofrece?; ¿cuál la exigencia de los gringos?, ¿cuál la piedra de tranca de esas negociaciones? Podemos intentar aproximarnos a unas respuestas.
El madurismo no es un monolito, al contrario, está compuesto por varias corrientes, y diferentes intereses, todas ellas se sientan en México con diversas intenciones. Estas negociaciones se dan en medio de un desgaste manifiesto del madurismo, obligado a ir de rodillas, su debilidad es patente, presagia una estampida en cualquier momento. Podemos pensar que una corriente del madurismo, quizá la principal, consciente de su debilidad, va a negociar su retirada: una amnistía, respeto a sus fortunas, suspensión de las medidas en contra de ellos, a cambio de eso ofrecen dejar la vía libre para que gane el candidato que los gringos decidan. Otra corriente, que no quiere entregar el gobierno, temen la represalia que sospechan brutal, se opone a esos acuerdos, quieren ir hasta el final, por las buenas o por las malas. Temen que los negocien, que los traicionen, los usen como moneda de cambio. Los madurismos van a México, desconfiados, vigilándose mutuamente; la delegación lleva a los negociadores y también a los vigilantes de los negociadores.
La delegación gringa tiene menos problemas, son simples intermediarios, ella no toma la decisión, eso es competencia de la casa blanca. Es allá que, con descaro, se decide todo, desde el candidato hasta el destino de los maduristas. Mejor, más fácil, les sería reunirse en Washington.
Según esto, lo de México es un intento de rendición condicionada del madurismo. Siendo la amnistía la piedra de tranca, sin ella no hay acuerdo. Es posible que cambien amnistía por suspensión de las inhabilitaciones. Entonces, la retirada del madurismo abrirá las puertas a una entrega formal del país a los imperios, a los capitalistas, ese será el programa a desarrollar por el nuevo gobierno, esa será su misión: estabilizar el capitalismo, entonces, veremos saqueo y miseria como nunca se ha visto por estas tierras.
Estas hipótesis se probarán en el futuro. Pronto, veremos señales de la verdad tras las apariencias. Lo cierto, la verdad que emerge con esta nueva llamada a diálogo, es el rotundo fracaso del madurismo, que va a la mesa de negociación de rodillas a buscar lo que allí no está, el madurismo se agotó, no tiene alma, la perdió cuando traicionó el legado de Chávez. Y la otra verdad es que la derecha gringa no tiene calidad política. El país sufre un vacío de dirección, vivimos días similares al Caracazo: un pueblo desesperado estalla sin rumbo político, es masacrado, ahora no hubo estallido, hay estampida, un éxodo terrible que se extiende por el globo.
La Patria, como nunca, está necesitada del concurso de sus mejores hijos. No venimos de la nada, aquí se escenificó el intento de fundar una sociedad alterna al capitalismo genocida, destructor de la naturaleza, suicida. Este pueblo conoció el futuro posible de una humanidad realmente humana, donde todos vivamos como hermanos, y la fraternidad derrote al egoísmo. El castigo por ese atrevimiento no puede ser sumir a este pueblo en el abismo capitalista.