Por: Arnaldo Aguilar Dorta |
La nueva mayoría conformada por los empobrecidos del chavismo y los empobrecidos de la oposición no podían estar presentes en Barbados con sus demandas, como tampoco podían haber estado en México, y no podrán estar en ninguna mesa de negociación futura, representando los intereses genuinos del pueblo venezolano, hasta tanto no se constituyan como una fuerza política mayoritaria realmente existente, reconocida como una fuerza alternativa de incontestable arraigo en el seno del pueblo, con un programa de lucha correcto como lo es el Proyecto Nacional Simón Bolívar. Por esa razón, sus intereses como clase social explotada y empobrecida continuarán subsumidos y engullidos en y por los intereses de las dos clases políticas esclavistas contemporáneas, responsables del desastre nacional, que hoy han llegado a sus acuerdos, con la vigilancia del imperialismo norteamericano y del capitalismo occidental.
Barbados no se convoco para estudiar el cómo garantizar el bienestar del pueblo venezolano, Barbados no se convoco para hablar de cómo implementar el salario indexado (art.91 CRVB), Barbados no se convoco para buscar soluciones al desastre de la salud pública y de la educación, en Barbado no se habló de poner en libertad a los lideres sindicales, en Barbado no se hablo de meter preso a Alaisami y a Guaidó como asaltantes de los bienes públicos, ni de los llamados de invadir militarmente a Venezuela hecho por Maria Corina Machado, en Barbado no se hablo de sacar del empobrecimiento al pueblo venezolano. Pero, lo que si se discutió en Barbados fue el reparto de la torta que es como ven a Venezuela las dos oligarquías delictivas responsables de la catástrofe nacional, el madurismo y la oposición progringa.
Y seguirá siendo así mientras el movimiento revolucionario popular no salga del marasmo y la perplejidad y de la atomización por la cual está atravesando. Y la inmovilidad, no tiene que ver exclusivamente con el miedo, es también falta de voluntad unitaria, es ausencia de un cuerpo ideológico, asimismo deficiencia y dificultades para concentrarse en el objetivo estratégico de construir un instrumento político unificado del pueblo desposeído.
La idea central de este artículo, se refiere a que las pequeñas y atomizadas vanguardias del pueblo que existen deben buscarse, deben encontrarse en un tiempo perentorio, con el propósito de construir una sola y efectiva vanguardia popular colectiva, que levante las banderas del hasta ahora único programa correcto que hay a favor de los intereses del pueblo, el Proyecto Nacional Simón Bolívar ,y a partir de crear una nueva hegemonía esa, sin lugar a dudas, cambiaria el escenario de la correlación de fuerzas políticas en el país a favor del frente que unifique a los empobrecidos del chavismo y a los empobrecidos de la oposición en una única organización de clase. A partir de ese momento, se acabarán las mesas de negociación donde las dos oligarquías delincuenciales se repartan el país, porque será esa nueva mayoría de chavistas empobrecidos y opositores empobrecidos dotada de su propia vanguardia colectiva las que impondrán la nueva agenda política en Venezuela. En tanto eso no ocurra, habrán otras mesas de negociación
En resumen, el madurismo y la oposición progringa existen porque no hay partido revolucionario del pueblo, entonces la tarea consiste, o en otras palabras, la única tarea estratégica que el pueblo debe desarrollar en la actualidad es construir su propia organización y gestar su propia vanguardia, lo demás es vagar y ser cómplices de las dos minorías que dominan y explotan al pueblo venezolano.
Por todo lo antes dicho, estoy convencido que intelectuales como María Alejandra Díaz, Pascualina Curcio, Tony Boza, Juan Carlos Valdez, Andrés Giuseppe y Toby Valderrama, la lista es larga, poseen la proyección pública, la solvencia moral, la decencia y la condición revolucionaria para transformarse, unidos, en los convocantes de la construcción de un gran frente por la unidad del pueblo. No hay nada que les impida asumir esta tarea histórica, además están en el deber revolucionario de hacerlo, necesitamos del accionar de los intelectuales orgánicos para salvar a la República Bolivariana de Venezuela. No hay otra tarea. Y el pueblo empobrecido empezará a ganar cuando cuente con su propia organización.