El general Miranda, sentado en su camastro, bebiendo te con limon, recuerda cuando recorrió Grecia, durante el dominio otomano. Mueve lentamente los pies, que están adoloridos por el peso de los grilletes, y le habla al marino peruano Moran, compañero de la prisión de La Carraca.
Se quedó pensativo y recordó sus estudios de flauta en Caracas y Madrid. El viaje que realizó a Hungría, para conocer a Frant Joseph Haydn, maestro de capillas del príncipe de Esterhazy .
Cómo.poder olvidar sus viajes a Praga, Moscú, Leipzig, Ginebra, Amsterdam, Madrid, París, Londres, Viena, Florencia Roma Milán, La Habana y Estocolmo, Volver a admirar las obras pictóricas de Rafael, Miguel Ángel, Rembrandt, Rubens, Tiziano y Van Dyck.
Sostuvo conversaciones con Catalina La Grande de Rusia, Gustavo III Rey de Suecia, Horace Benedict de Saussure, escritor suizo y uno de los fundadores del alpinismo, el abate Domenico Destine, el filósofo Charles Bonnet, quién le contó en Ginebra, que un jesuita arrojó al fuego papeles y escritos de Montesquieu.
Volvió a tomar té con limón, recordando con alegría su fuga realizada en enero de 1789, en París. Se disfrazó con una peluca, espejuelos verdes, y un pasaporte falso, con el nombre de Gabriel E. Leroux.
Conoció a Napoleón Bonaparte, una noche del 1 de septiembre de 1795. Después Bonaparte comentó a la viuda de Perrone, que a su criterio » el general Francisco de Miranda tenía el fuego sagrado en el alma». Ahora vuelva a su mente la Revolución Francesa, Napoleón Dumouriez, Lafayette, Mirabeau, Robespierre, Leau, Marat, Danton, Fouche, Robertson.
Igualmente los triunfos, derrotas, intrigas, mentiras, los juicios y las decapitaciones. Una victoria para él, recibir el título de Mariscal de Campos, el 25 septiembre de 1792. Estando en La Barraca, el general Miranda, se sumerge en las lecturas de Virgilio Cicerón Horacio , Cervantes y el Nuevo Testamento. Miranda jamás supo de sus pertenencias subidas al barco Sapphire, en los días de julio de 1812, ya que el archivo de 14.739 folios estuvo en poder de Lord Bathurst y sus descendientes en Londres, durante 114 años.
El general Carlos Manuel Piar, fue ayudante de Francisco de Miranda, en el Estado Mayor General de las fuerzas patrióticas. Nunca olvidó la noche del 31 de julio de 1812, cuando fue detenido por Simón Bolivar, coronel Manuel María de Las Casas y del gobernador civil Miguel Peña, siendo entregado a Domingo Monteverde, jefe de las tropas realistas.
Piensa en los veintidos mil pesos, que entregó al comerciante curazoleño George Robertson, que era para comprar armas, y seguir combatiendo contra el imperio español, para lograr la independencia de Venezuela. Se regocijo por su contribución, a la Revolución Norteamericana, (1776), así como la Revolución Francesa (1789), y la Latinoamericana, a principios del Siglo XIX.
Piensa en las reuniones, que realizan secretamente, los masones en la quinta El Palmito, a la orilla del río Guaire, a las que asistían Juan Germán Roscio y Diego Urbaneja, redactores entre otros del Acta de Independencia de Venezuela.
Miranda una vez utilizó el seudónimo de José Almendra, en las diversas conspiraciones, en las cuales participó. A la 1 y 5 minutos de la madrugada, del día domingo 14 de julio de 1816, el general Francisco de Miranda, se durmió lentamente y su respiración se hizo más fuerte hasta que dejó de respirar, porque ya estaba muerto, al combatir en su última batalla carcelaria. Escuela Político Ideológica Militar Eleazar Fabricio Aristiguieta. Acarigua. Estado Portuguesa. República Bolivariana de Venezuela. 14 noviembre 2023