Más allá del simulacro del pasado domingo 19 y del Referendo del próximo 03-12-23 sobre el Esequibo, estamos ante y frente a una coyuntura de dimensiones histórica y política.
Más allá del oportunismo electorero del Gobierno (intento de recuperar imágen de la grave crisis económica en que estamos inmerso, y «ejercitando» su maquinaria para los complejos y complicados comicios del año que viene, con campaña mediática y musical incluida) no debemos reducir el problema a un nacionalismo simplista, ejercitando un chovinismo ramplón y apelando ciegamente al patriotismo como único elemento del entendimiento y movilizador, independientemente de los derechos (obvios, ciertos y contundentes) legales e históricos de Venezuela, que por supuesto los tiene. Es más, las guayanas, todas, antes de la llegada de los españoles eran los espacios naturales de nuestros pueblos originarios, y después, como Capitanía General de Venezuela eran un solo territorio. Luego llegaron los holandeses, los franceses y los ingleses, estos últimos utilizando su poder colonial trajeron para explotar sus haciendas esclavos de África y de la India, que son los ancestros de los actuales habitantes de Guyana.
En la actualidad hay varios aspectos o factores que entran en juego, por ejemplo los intereses y en consecuencia los movimientos geoestrategicos de USA jugando a levantar las «medidas coercitivas» a Venezuela y al mismo tiempo apuntalando al Gobierno de Guyana con alianzas militares, pero sobre todo buscando los enormes recursos de ese país, todo dentro de las variables y operaciones (conflictos) que está aupando y presentando a nivel internacional: Asia Occidental (Palestina) Ucrania, Taiwan, Corea…y que es una guerra más para ellos. Por cierto, un dato nada menor en los mercados internacionales, el oro, en sus oscilaciones de precios, anda por estos días «trepado» sobre los dos mil dólares la onza. Por supuesto, su objetivo vital como Capital Imperial Transnacional, la preservación de sus intereses globales hegemónicos con el abastecimiento y manejo del combustible (petróleo y gas) y la manera como ha venido gestionando esta sustancia básica (materia prima), elemento fundamental e indispensable para el funcionamiento de las grandes factorías de las metrópolis del norte global…
Colocando los pies sobre la tierra y darnos un baño de realidad, ningún país que esté discutiendo un «diferendo territorial» va a ceder dos tercera (2/3) partes de su espacio geográfico (ver mapas), que en la práctica a venido habitando y mucho más, si en sus suelos hay cuantiosas riquezas. Sí la opción es negociar la zona en disputa, descartando la guerra, no quedarnos en el corto plazo y levantar la mirada hacia el largo plazo, la alternativa es encontrar una salida política que beneficie a los dos pueblos, por lo tanto, la factibilidad de fondo no debe ni puede ser una salida «suma cero» (el ganador se lo lleva todo) sino un acuerdo «ganar ganar»… Desde ese punto de vista ¿qué es estratégico para Venezuela, para el Estado venezolano? ¿Qué transijo, qué alcanzó, qué logro y qué cedo…? por ejemplo, más allá de alguna ampliación territorial de los estados Bolívar y Delta Amacuro, para nosotros es vital y geoestratégico extender nuestra plataforma marítima (salida) al Océano Atlántico, para mí es lo medular, lo sustancial de la discusión de este diferendo.
Aquí hay mucho que discutir, mucho que «desmascarar» y mucha, mucha «tela que cortar».
Nota: mapa de 1885 editado por él Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar (IGVSB).
Humberto Rojas D.
26-11-2023