Xin chào | Juácata

Explorar, valorizar y defender la dimensión
espiritual de Venezuela es tan importante
como cuidar de su integridad material. O más.

Augusto Mijares

17/11/2023.- Resulta que algunos venezolanos autonombrados «de bien» se sienten avergonzados ante la popular expresión «Juácata», que utilizó Yulimar Rojas en una cuña del Banco de Venezuela. Se trata de un popular modismo relacionado con algo ejecutado fácil y rápidamente.

Esa palabra, tan popular como la arepa o la empanada, hizo sentir apenado a un usuario de las redes, que lanzó improperios contra la multicampeona mundial, expresando que Yulimar debería limitarse a saltar, lo cual demuestra que esa gente llamada «de bien», o de la sociedad civil, sigue divorciada de la realidad del país. Llamar vulgar a la máxima figura olímpica y mundial del atletismo por ese detalle es como borrar del top ten a Yulimar Andrea, una humilde caraqueña, criada en Puerto La Cruz, que, a fuerza de sacrificio de años, le ha brindado satisfacciones y laureles al deporte de la República Bolivariana de Venezuela.

No cabría en este reducido espacio la lista de los logros alcanzados por la actual campeona universal de salto triple, quien, desde muy joven, a pesar de haberse levantado en un humilde barrio del estado Anzoátegui, no ha parado de alcanzar nuevas marcas sobre la arena del salto triple.

Yulimar saltó a la palestra deportiva mundial al colgarse el primer metal áureo al aire libre en Londres 2017, meta que repetiría en Doha 2019 y Budapest 2023; pero, además, en competencia de la misma especialidad, esta vez bajo techo, rubricó en Portland 2016, Birmingham 2018 y Belgrado 2022. Para no dejar duda de su calidad, también se colgó el metal plateado en la cita olímpica Río 2016 y la dorada en Tokio 2020, reconocimientos suficientes para ser llamada leyenda del atletismo venezolano y del mundo… ¡Juácata!

Ese palmarés no la ha convertido en un ser humano intocable, todo lo contrario, porque, a medida que avanza, cual cohete navideño, Yulimar se posesiona y siembra más en el historial deportivo, así como en el corazón de sus paisanos y paisanas, sin renunciar a su comportamiento de persona humilde y orgullosa de su raíz afrovenezolana, alegre y salsera. Que se acostumbren, porque hay Yulimar para rato en un panorama que promete sorpresas.

Es realmente egoísta pretender encerrar a esa figura mundial en esa expresión graciosa, «juácata». Es como pretender borrar de un plumazo un performance envidiable para cualquier atleta, o descalificar al boxeador Francisco «Morochito» Rodríguez, el primer atleta criollo en alcanzar una medalla dorada olímpica, por tratarse de un humilde atleta que se levantó y formó en el barrio Bolívar de Cumaná, estado Sucre.

El pugilismo, practicado en su mayoría por hombres y mujeres de los sectores más humildes, es la disciplina deportiva que más medallas olímpicas le ha brindado a Venezuela: además del oro de Morochito, Pedro Gamarro (Montreal 76), Bernardo Piñango (Moscú 82) y Yoel Finol (Río 2016) sumaron sendas medallas de plata, mientras que Omar Catarí y Marcelino Bolívar alcanzaron bronce en Los Ángeles 1984.

Lo afirmativo venezolano

Lo afirmativo venezolano, de la autoría del historiador y ensayista Augusto Mijares, siempre estuvo entre las obras que acompañaron al comandante Hugo Chávez durante el recorrido que hizo por el país con motivo de su programa dominical Aló, Presidente. Lo consideraba vital para la salud educativa y política de los hijos de la patria en la lucha contra los enemigos de la nación, que desde el norte del continente pretenden entregarle el territorio y sus riquezas naturales a las empresas petroleras y sus lacayos puntofijistas.

Lo afirmativo venezolano es uno de los más importantes libros escritos durante el siglo pasado, sobre las contiendas patriotas frente a los colonizadores españoles, como elemento clave para comprender el valor y la calidad humana de las y los venezolanos. De allí la insistencia del presidente Chávez en tener a la mano tanto Lo afirmativo venezolano como El Libertador, otra brillante obra de Augusto Mijares.

Profundizar en sus páginas significa elevar día a día la autoestima para entender más a este país llamado Venezuela, la misma que hoy convoca en una sola voz a la defensa de una parte valiosa del territorio llamado el Esequibo, del que Guyana pretende adueñarse, con el apoyo de la petrolera ExxonMobil, bajo la sombra de Estados Unidos y el Reino Unido, que una vez más muestran sus cañones en un intento por amedrentar a los hijos de Bolívar y Chávez.

Aceptamos ingenuamente que el venezolano que reniega de los venezolanos está por encima de todos, como paradigma de capacidad y honradez. La humanidad ha dado siempre el título no al combatir vulgar, sino a la condición ética, que es lo que pone al hombre por encima de sus semejantes: héroe es el que resiste cuando los otros ceden; el que crece cuando otros dudan; el que se rebela contra la rutina y el conformismo, el que se conserva para cuando los otros se prostituyan. Así lo afirma Augusto Mijares.

Ángel Miguel Bastidas G.

Fuente de consulta:

Mijares, A. (1998). Lo afirmativo venezolano. Caracas: Monte Ávila Editores.