GUYANA TRAS EL BOTÍN

Miguel A. Jaimes N.
Venezuela.

Existen muchas formas de percibir políticas antes que lo político y una de ellas fue cuando la Corte Penal Internacional quiso someter a Donald Trump tras las injustificadas muertes por parte de militares norteamericanos en contra de civiles en las guerras que mantuvieron desde 1979 desde Jimmy Carter sobre Afganistán y Paquistán, pero fue a este último, al que le correspondió el reclamo y como respuesta se defendió a más no poder.

Trump amenazó a los funcionarios de la CPI con retirarles sus visas, expulsarlos del territorio norteamericano, intervenires sus cuentas y bloquearlos por todas partes. Inmediatamente todos callaron, aun siendo un organismo al servicio de Estados Unidos.

En el caso de Guyana la mayor advertencia está en los ricos yacimientos petrolíferos que rodean todas estas áreas las cuales un país extraño intenta traspasar las líneas de riquezas que por derecho le corresponden a Venezuela.

Hablamos de una superficie extremadamente estratégica en medio de un triángulo geopolítico entre Trinidad y Tobago, Guyana y Venezuela, representado por una mina de riquezas en petróleo combinados con una cadena de recursos valiosos, entre otros oro, diamantes, coltán y muchos más.

Esas minas han sido certificadas por geólogos y geofísicos, destacando que esta zona la cual es desembocadura del Río Orinoco es conocida como “La gran Olla”. En ingeniería del petróleo esto significa una extensa región estratégica por la cantidad de recursos contenidos.

Desde décadas atrás, la filial LAGOVEN perteneciente a PDVSA, ya venía advirtiendo y tratando de generar su participación directa sobre estos espacios, pero los intereses norteamericanos y de sus transnacionales la fueron separando.

Tras cada momento que LAGOVEN intentaba acercarse a estos descubrimientos, alguna traba aparecía de la noche a la mañana, siempre la utilización del mismo truco fue superar las claras intenciones de abordar aquel sistema energético.

El mismo caso pasaba con Plataforma Deltana que está muy cerca del área, concretamente en la zona Boca de Serpiente al cual no se le dio el peso suficiente. Igual peor iba a suceder con las enormes reservas de gas en lo que en un principio se conoció tras el Desarrollo en la década de 1990 con el proyecto Cristóbal Colón cuando lo querían embarcar hacia Estados Unidos colocando una planta para su transformación en Puerto Rico. Posteriormente eso cambió, el Estado venezolano lo nombró Mariscal Antonio José de Sucre, hoy totalmente abandonado. Es la resistencia al no permitir entrar a Venezuela en su era gasífera. No es más que la correspondencia a seguir en la negación del gas y eso que ocupamos el cuarto lugar mundial en sus reservas. Estamos estacionados frente a la incultura del No―Gas.

Esa zona de Campo Dragón la cual desde la presidencia de Hugo Chávez se le hicieron inmensas inversiones, y muchos que estaban en puestos claves se opusieron a la transformación de la molécula de gas.

Esta área en extremo geoestratégico es rica desde eras muy antiguas que, al levantarse la Cordillera de Los Andes, todos sus afluentes vinieron acompañados de restos, minerales, productos y residuos orgánicos. Todo viajó a través del tiempo y comenzaron a caer al Río Orinoco.

Por eso la riqueza geológica del Río Orinoco, todos estos minerales y sustancias viajaron por siglos hasta desembocar en el Delta del Orinoco convergiendo todas en la afluencia atlántica donde el calor, suelos, temperatura y otros factores hicieron de esta zona un espacio muy rico en diversos minerales.

Esto ha hecho que allí están depositadas cualquier cantidad de riquezas. Al nosotros buscar que la CPI se pronuncie, eso no nos asegura la autonomía de la zona. Simplemente es una extensión que le pertenece a Venezuela.

        |Desde hace tiempo Venezuela hubiese instalado una plataforma en aguas venezolanas, las que están junto a la plataforma marítima en reclamación, allí donde la ExxonMobil está explotando recursos que no le pertenecen al gobierno de Georgetown, y menos le da derecho alguno a que esta transnacional norteamericana lo extraiga y se lo lleve. A cuenta de que esto se ha permitido. Es todo un abuso internacional que vulnera nuestras líneas de seguridad y defensa.

Montando allí una plataforma haría que Guyana se siente a conversar y la experiencia venezolana con más de cien años explotando petróleo y con nuestros especialistas voltearemos las pretensiones de estos invasores.

Si colocamos una plataforma en la línea de nuestras aguas donde existe petróleo, haría que podamos negociar con aliados que aparecerán inmediatamente. Porque muchos se nos unirán al observar las nuevas extracciones y de paso de un crudo tan rico en su calidad y formulación.

Varias empresas internacionales van a querer participar en estas áreas venezolanas y a la vez serviría de protección por nuestras inversiones si nosotros las traemos desde otros países que nos quisieron sancionar y desde otros que han demostrado ser nuestros amigos y socios.

Guyana está muy clara al saber que la mayor cantidad de producto de óptima calidad está hacia áreas venezolanas, por eso buscan llegar al Delta del Orinoco, lugar donde están ubicadas las mayores y mejores reservas. Nosotros debemos estudiar todos los escenarios tras las desagradables apetencias de Guyana y concluir en una sola relación; ese territorio con sus recursos son nuestros y por lo tanto debemos desarrollarla, explotarla. Eso da soberanía nacional sobre un área reclamada durante más de cien años.

Hasta más pronto…

Miguel A. Jaimes N.

venezuela01@gmail.com
https://www.geopoliticapetrolera.com
4 noviembre 2023