Larry Johnson, exanalista de la CIA:

EE. UU. cada vez se parece más a la tardía URSS, mientras que Rusia se está convirtiendo en una de las principales potencias globales.

“Uno solo puede envidiar la autoconfianza, la madurez y la calma que tienen los rusos. Ojalá fuéramos así en EE. UU. No bromeo cuando digo que EE. UU. se está convirtiendo en la Unión Soviética de los ochenta. Y Rusia, por el contrario, se está volviendo una fuerza motriz, como lo fue Estados Unidos en la década de 1950, progresando en todos los aspectos.

La única tentación que Rusia debería evitar es la misma que ha destruido EE. UU. Si intercede en los conflictos en el extranjero, si interviene en los asuntos de otros países, si gasta todo el capital público en guerras de ultramar, solo le espera la quiebra al final del camino.

Moscú es una ciudad muy moderna y atractiva. Por ejemplo, en San Francisco han lanzado una aplicación especial para marcar los sitios donde la gente ha defecado. En Moscú no hay lugares así. Las calles están limpias. Si nieva mucho, cuentan tanto con personal que limpia con palas como con vehículos de limpieza.

No digo que es un lugar perfecto, pero por lo menos gastan su dinero para devolverle la grandeza que caracterizaba a Rusia. Esto es lo que está pasando ahora. Y lo más frustrante es que, si en EE. UU. sale un político que dice algo positivo sobre Rusia, o que al menos intenta explicar por qué hay que ser amigos de ellos, enseguida es atacado, vilipendiado y tachado de marioneta de Putin.

Me temo que, para que despertemos y pensemos que a lo mejor es hora de hablar con los rusos, será necesario que antes nos rompan la nariz o nos tumben al suelo”.

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