Por: Acercándonos Ediciones
Fundador del Partido Comunista de Italia, Gramsci nació en Alés, localidad de la isla de Cerdeña el 22 de enero de 1891. Era el cuarto de los siete hijos de Francesco Gramsci y Peppina Marcias. Con tres años de edad Antonio sufrió una caída que le produjo una deformidad en su columna vertebral. Nunca creció más del metro y medio. Antonio comienza a asistir a la escuela primaria a los siete años y la concluye en 1903 con el máximo de calificaciones. Pero desde su niñez conoció la pobreza y el infortunio. Fue firme e indoblegable como militante del partido de la clase obrera de su país. Su infancia resultó difícil: su padre, funcionario, fue encarcelado cuando él tenía nueve años y las condiciones de la familia no le permiten inscribirse en la enseñanza secundaria. Tuvo que abandonar sus estudios y trabajar por una miseria en el catastro de Cerdeña, para contribuir a la supervivencia familiar. «Trabajaba diez horas al día removiendo registros que pesaban más que yo y muchas noches lloraba a escondidas porque me dolía mucho el cuerpo».
Tras la salida de la cárcel de su padre pudo volver a estudiar, logrando graduarse en Oristano y en el verano de 1908 se inscribió en el liceo de Torri de Cagliari, donde compartió la pensión junto a su hermano Gennaro, que trabaja en una fábrica de hielo. El hermano, después de prestar el servicio militar en Turín, había regresado a Cerdeña convertido en militante socialista. Así, Antonio puede leer libros, periódicos y opúsculos socialistas, como también las novelas populares.
Al fin del segundo año del instituto, pide a su profesor, director de la Unión Sarda, poder colaborar durante el verano en el periódico con breves correspondencias y el profesor acepta: el 20 de julio de 1910 recibe la credencial de periodista. El año siguiente se gradúa en el liceo.
En 1911 el Colegio Carlo Alberto de Turín ofrece 39 becas de estudio para poder frecuentar la Universidad de Turín: «Partí para Turín como si fuese en estado de sonambulismo. Tenía 55 liras en la bolsa, había gastado 45 para el viaje en tercera clase de las cien obtenidas en casa».
El 27 de octubre de 1911 concluyó los exámenes: los supera clasificándose en el noveno lugar; al segundo está un estudiante proveniente de Sassari, Palmiro Togliatti. Se inscribe a la facultad de Letras pero las 70 liras de la beca no bastan: «La preocupación del frío no me permite estudiar porque paseo en la recámara para calentarme los pies o debo de estar totalmente cubierto porque no logro sostener la primera helada».
Sus opiniones políticas en aquel tiempo consisten en una genérica adhesión a ideas socialistas, pero sobre todo, en un fuerte resentimiento por las injusticias que fueron hechas en Cerdeña, y en general a todo el mediodía de Italia. Está en casa para las elecciones políticas del 26 de octubre de 1913, Italia se encuentra en guerra contra Turquía por la conquista de Libia; son las primeras elecciones por sufragio universal y votan, por primera vez, hasta los analfabetos, pero la corrupción y la intimidación electoral son las mismas de las elecciones precedentes.
Angelo Tasca, joven dirigente socialista turinés, amigo y compañero de estudios de Gramsci, escribe que éste había sido muy golpeado por la transformación producida en aquel ambiente de la participación de las masas campesinas en las elecciones, aunque no supieran y no pudieran todavía servirse por cuenta ellos de la nueva arma. Fue este espectáculo, y la meditación de esto, que hizo definitivamente de Gramsci un socialista.
En los primeros días de noviembre de 1913, cuando habitaba en una buhardilla, se incorpora al partido socialista. «Estaba en retardo con los exámenes, a causa de un tipo de anemia cerebral, que me quita la memoria, que me devasta el cerebro, que me hace enloquecer hora tras hora, sin que logre encontrar descanso ni paseando, ni tendido en la cama, ni tendido en el piso arrollándome en ciertos momentos como un furibundo.»
Italia entra en guerra y Gramsci siente, como nunca antes, la necesidad de un compromiso político directo, militante. Escribe por la primera vez, en el periódico socialista turinés Il Grido del Popolo (El Grito del Pueblo), el 31 de octubre de 1914, el artículo ‘Neutralidad activa y operante’, en respuesta del artículo de Mussolini ‘De la neutralidad absoluta a la neutralidad activa y operante’. Desde los primeros meses de 1916 es uno de los tres redactores del semanario de la sección socialista de Turín de »El Grito del Pueblo» y de la hoja turinesa del Avanti! (¡Adelante!) bajo la sección Bajo la Mole; publica breves panfletos y de crítica teatral. Más tarde dirá haber escrito, en diez años de periodismo, quince o veinte volúmenes de 400 páginas, pero escritas al día y debían morir después del día y se jactará de haber contribuido a hacer popular el teatro de Pirandello, entonces incomprendido o escarnecido.
Visita a los obreros, imparte conferencias en los círculos socialistas y escribe por sí mismo el número único del periódico de los jóvenes socialistas »La Cittá futura», publicado el 11 de febrero de 1917. Aquí muestra su intransigencia política, su ironía, hasta en contra de los socialistas reformistas, el fastidio hacia cada expresión retórica pero también su formación idealista, sus deudas culturales en las confrontaciones de Croce, superiores hasta a aquellos debidos a Marx: «En aquel tiempo -escribirá– el concepto de unidad de teoría y práctica, de filosofía y política, no estaba claro en mí y yo era por tendencia Crociano».