BREVE NOTA SOBRE LA CUESTIÓN DEL ESTADO

Agustín Calzadilla

No es repetir, sin reflexión crítica, los clásicos del marxismo. A partir de
su estudio, se pretende generar una teoría que, por modesta que sea,
ayude a la comprensión de lo que podría ser el Estado en nuestra
formación social concreta, interrelacionada, dialéctica, y, en un Proyecto
Socialista Revolucionario. Mi recordado amigo, Ludovico Silva, estudioso
de Marx, ironizando el dogmatismo de la época, decía: “si los loros
fueran marxistas, fueran marxistas ortodoxos”.
No obstante, abrir un debate sobre esta cuestión, implica, de suyo,
precisar sus principios fundamentales a los fines de entender cuál es la
naturaleza, cuál es el carácter del Estado diseñado en nuestra
Constitución; y observar, detenida y comparativamente, en lo real concreto,
qué estuvo previsto originalmente y qué se ha construido a objeto de
ejecutar la propuesta de Estado Comunal de Hugo Chávez. Porque las
instituciones comunales de base territorial, como alternativa al Estado
liberal burgués, requieren de comprender, en nuestro caso, el modelo
constitucional de Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia.
Siendo que, el Estado, para la teoría burguesa, es la “representación
jurídica de toda la Nación”, y sus elementos constitutivos población,
territorio y gobierno soberano. Oculta, con singular cinismo, la
dominación-explotación-alienación que ejerce sobre la mayoría de
trabajadores, y en general, del pueblo empobrecido y marginado.
La lucha de clases, origen de la aparición de las instituciones estatales;
instrumento represivo de minorías sobre mayorías, corre en paralelo, a la
tesis marxista acerca de su extinción una vez controlado el poder
político, y bien evaluada que sea, la correlación de fuerzas a escalas
nacional, regional e internacional. Es, suprimir unas relaciones de dominación y
explotación, por una “asociación de productores libres e iguales” que,
por supuesto, no son los “empresarios productivos”. Romper no solo con
la dominación de clase (política), sino también, la de una nacionalidad
sobre otras (racismo/eurocentrismo colonialista), con la de género
(patriarcal/machista) y, finalmente, transformar el modelo desarrollista
capitalista dependiente parasitario, explotador de fuerza de trabajo y
depredador de la naturaleza.
Stalin se planteó, en su contexto concreto, reforzar el Aparato Estatal
en las fases socialista y comunista. Tenía presente una posible invasión
capitalista imperial, lo que significó, a mi juicio, pérdida del protagonismo
popular y así consolidar la implantación de la estatización burocrática.
Según Marx 1) los trabajadores tienen necesidad del Estado, es decir, el
proletariado organizado como clase dominante 2) Estado en vías de

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extinción, construido de tal forma que inicie su desaparición. 3) No es el
Estado heredado de la burguesía “perfeccionado”, éste, debe ser totalmente
destruido por la dictadura de los trabajadores en el proceso de transición
al comunismo, sociedad sin clases, sin Estado.
Se trata, entonces, de llevar a cabo una verdadera revolución contra el
sistema del capital: en lo político, socioeconómico, cultural e ideológico, y,
no solo en lo nacional, el objetivo es construir una nueva civilización en el
planeta o la vida humana tiene sus días contados.
Ahora bien, el elemento determinante aquí es el sistema de relaciones
de propiedad en la producción de bienes y servicios y su inaplazable
sustitución por nuevas formas; de ahí derivan, diversos campos, en
los cuales se articulan las referidas relaciones sociales que constituyen la
formación social histórica concreta. Todo lo cual, es clave, en una
verdadera revolución socialista.
El modelo burgués heredado “sigue vivito y coleando”, incluso, el
avanzado Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, de
participación protagónica, sigue aferrado al pensamiento jurídico político
de rancio abolengo individualista liberal burgués. Propiedad privada
capitalista, libertad de empresa y autonomía de la voluntad en la
conclusión de los contratos, etc. Aunque, este Estado Constitucional de
Justicia, ordena, en sus fines, “la construcción de una sociedad justa y
amante de la paz” que, según interpreto, de ninguna manera puede ser
el capitalismo. (ver artículos 2 y 3 de la CRBV). Podría ser, en todo
caso, la posibilidad teórica jurídica de adelantar el proceso de transición
al socialismo por medio de reformas constitucionales, cada vez más
profundas, hasta llegar a una constituyente popular con fuerza suficiente, y
dar el salto cualitativo. La Historia demuestra que el modelo burgués
termina engulléndose las buenas intenciones.
El Estado burgués, realmente existente, con una Constitución de avanzada,
necesariamente, entra en contradicción con el Estado Comunal propuesto
por Chávez en las Leyes Orgánicas del Poder Popular, y su último
Plan de la Patria de 2012. Propone enfrentar “la lógica del sistema del
capital” y transitar al socialismo. Estado Comunal que, o se construye en
abierta confrontación con el Estado burgués presente en nuestra vida
política o sencillamente se adapta a su lógica. Es una ilusión buscar
“armonía social” en una sociedad en plena lucha de clases y sometida a
la agresión imperial.
Otro problema planteado en la propuesta original fue cómo hacer para
que las decisiones de base local comunal surtan plenos efectos en los
niveles regionales y municipales. Cuando se planteó la cuestión del
Poder Popular se traza entonces la orientación de transitar por una
Confederación de Comunas en el nivel nacional, y poner el Estado
formal al servicio de ese modelo comunal. Pero, se observa que, en
el conjunto de Leyes del Poder Popular, que datan de 2010, tras la
derrota de la reforma constitucional de 2007, fue notable y abiertamente

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retadora, la posición de burgueses y burócratas nacionales, regionales y
municipales opuestos radicalmente al proyecto comunal. Chávez, los
enfrentó diciendo: ¡Comuna o nada¡ Y, a última hora ya, con “el golpe de
timón”; todo lo cual, habrá que evaluar en forma crítica y autocrítica:
reflexionar a fondo, sobre la suerte de estas formas embrionarias de Estado
Comunal que van a ser progresivamente revisadas para convertirlas en
emprendedurismo individualista, llevándose en los cachos, valores y
prácticas comunitarias y socialistas iniciadas como poder local popular
en paralelo y en contraposición al modelo liberal burgués hoy
globalizado y en descomposición.
Por último, pensamos que, para la concreción del Estado Comunal
revolucionario, es de vital importancia adelantar una serie de tareas en
el corto, mediano y largo plazo, enfrentando las políticas neoliberales
monetaristas, el reformismo ramplante, y esa derecha pro imperialista nazi
fascista.