Pensamiento crítico. Lenin vivo

Por Luis Britto García, Resumen Latinoamericano, 10 de febrero de 2024.

El Imperialismo

Desde mediados del siglo XIX el capitalismo agota las posibilidades de inversión y los mercados en  sus países de origen,  pasa de industrial a financiero, de competitivo a monopólico y en alianza con su Estado transpone   sus fronteras para explotar otros países menos fuertes y desarrollados. Siguiendo a  J. Hobson, en El Imperialismo, fase superior del capitalismo (1917) concluye Lenin que el capital tiende a crear un sistema mundial: “El capitalismo se ha transformado en un sistema universal de opresión colonial y de estrangulacion financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países ´avanzados´. Este ´botín´ se reparte entre dos o tres potencias rapaces de poderío mundial, armadas hasta los dientes (Estados Unidos, Inglaterra, Japón), que, por el reparto de su botín, arrastran a su guerra a todo el Mundo”.

En el capítulo X, añade Lenin que “el imperialismo, por su esencia económica, es el capitalismo monopolista”. Ello se debe a que “Primero: El monopolio es un producto de la concentración de la producción en un grado muy elevado de su desarrollo (…). Segundo: Los monopolios han conducido a la conquista recrudecida de las más importantes fuentes de materias primas, particularmente para la industria fundamental y más cartelizada de la sociedad capitalista: la hullera y la siderúrgica (…) Tercero: El monopolio ha surgido de los bancos, los cuales, de modestas empresas intermediarias que eran antes, se han convertido en monopolistas del capital financiero (…) Cuarto: El monopolio ha nacido de la política colonial. A los numerosos ´viejos´ motivos de la política colonial, el capital financiero ha añadido la lucha por las fuentes de materias primas, por la exportación de capital, por las ´esferas de influencia´, esto es, las esferas de transacciones lucrativas, concesiones, beneficios monopolistas, etc., y, finalmente, por el territorio económico en general”. En el Prefacio,  anticipa Lenin que “el imperialismo es el preludio de la revolución socialista”.

El Partido Revolucionario

Contra este adversario global los revolucionarios deben forjar un nuevo instrumento. Sostiene Lenin que no puede haber Revolución sin Partido Revolucionario, ni Partido Revolucionario sin Ideología Revolucionaria. La ideología es el Materialismo Histórico expuesto por Marx y Engels. En Qué hacer (1902) define Lenin el nuevo Partido  como un cuerpo de revolucionarios profesionales: “Pues bien, yo afirmo: Que no puede haber 1) un movimiento revolucionario sólido sin una organización de dirigentes estable que guarde la continuidad. 2) Que cuanto más vasta sea la masa que se incorpore espontáneamente a la lucha —y que constituye la base del movimiento y participa en él—, tanto más imperiosa será la necesidad de semejante organización, y tanto más sólida deberá ser ésta, pues con tanta mayor facilidad podrán los demagogos de toda laya arrastrar a los sectores atrasados de la masa. 3) Que dicha organización debe estar formada, en lo  fundamental, por hombres que hagan de las actividades revolucionarias su profesión. 4) Que en un país autocrático, cuanto más restrinjamos el contingente de miembros de dicha organización, incluyendo en ella sólo a los que hacen de las actividades revolucionarias su profesión y que tengan una preparación profesional en el arte de luchar contra la policía política, tanto más difícil será “cazar” a esta organización. 5) Tanto mayor será el número de personas de la clase  obrera y de las otras clases de la sociedad que podrán participar en el movimiento y colaborar en él de un modo activo”.

Este Partido se regirá por el Centralismo Democrático: la más amplia libertad para el debate interno, pero la obligación de todos los miembros de aceptar la conclusión acordada de manera mayoritaria.

El Estado

¿Qué será del Estado una vez que la clase trabajadora haya tomado el poder­­?   En El Estado y la Revolución recuerda Lenin que “Todo Estado es una ´fuerza especial para la represión´ de la clase oprimida. Por eso, todo Estado ni es libre ni es popular”.  El Manifiesto Comunista proclama que “Tan pronto como, en el transcurso del tiempo, hayan desaparecido las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, el Estado perderá todo carácter político”. Ello no implica que deba ser abolido en el instante mismo del triunfo de los trabajadores. El propio Manifiesto asigna numerosas e imprescindibles tareas al Estado Revolucionario. El que debe ser destruido es el Estado de la burguesía. Añade Lenin que “Para que el Estado se extinga por completo hace falta el comunismo completo”. O sea: “El Estado podrá extinguirse por completo cuando la sociedad ponga en práctica la regla:´De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades´; es decir, cuando los hombres estén ya tan habituados a observar las normas fundamentales de la convivencia y cuando su trabajo sea tan productivo, que trabajen voluntariamente según su capacidad”.

La Dictadura del proletariado

Por la violencia ejercen los capitalistas el poder; el proletariado deberá arrebatárselos por la violencia. Esta toma revolucionaria  será la de todos los poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Al no haber contradicción entre ellos, constituirá una dictadura. Lenin la define en El Estado y la Revolución como: “la organización de la vanguardia de los oprimidos como clase dominante con el propósito de aplastar a los opresores… Una inmensa expansión de la democracia, que, por primera vez, se convierte en democracia para los pobres, democracia para el pueblo y no democracia para los ricos… y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores y opresores del pueblo: este es el cambio que sufre la democracia durante la ´transición´  del capitalismo al comunismo”.

El leninismo

Con  estos principios  establece Lenin el primer Estado socialista del planeta; con ellos triunfan las revoluciones que convirtieron países atrasados en primeras potencias del mundo. y las que vendrán. Para aplicarlos dispone de un lapso brevísimo, desde la toma del poder en octubre de 1917 hasta su muerte en febrero de 1924, tras dos años de graves quebrantos de salud causados por un intento de magnicidio. Gracias a los principios leninistas la Unión Soviética pasa en décadas de ser el país más atrasado de Europa a segunda potencia del mundo, vencedora del fascismo e implantadora de todas las conquistas sociales del siglo XX. Una camarilla neoliberal se infiltra en el Poder en 1996, subasta en baratillo todas las propiedades públicas, contra la voluntad del pueblo disuelve  la Unión, hace que ésta pierda la tercera parte de su territorio, e impone medidas capitalistas tan atroces que causan la muerte de unos cuatro millones de ciudadanos. Mientras, la comunista China asciende a primera potencia del globo. Un siglo después de su partida Lenin vive. Olvidarlo es enterrarse.