Todos nosotros tenemos nuestra parte
en la derrota norteamericana en Vietnam,
y no es para nada agradable. No tenemos
ningún héroe en esta guerra, sino estúpidos.
Yo me incluyo entre ellos.
Maxwell D. Taylor
General de cuatro estrellas
16/02/2024.- Hace siete días, fuegos artificiales iluminaron de colores el cenit asiático para gritarle al mundo que comenzaba un nuevo año lunar. La figuras del conejo, en el caso de China, y del gato, en el caso de Vietnam, fueron sustituidas en las banderolas por el único animal mítico del zodíaco lunar: el poderoso y protector dragón (elemento madera).
Se trata del Tết más esperado cada doce años, según la cosmovisión del sureste asiático, asociado a la creación del pueblo vietnamita, donde una leyenda relata que producto de la unión del rey dragón Lạc Long Quân y la princesa Âu Cơ nacieron los primeros cien pobladores de la tierra annamita.
Durante la llamada Fiesta del Tết, después de la celebración de la llegada del nuevo período anual, la población entra en un nuevo tiempo de retiro espiritual por diez días, de veneración ante los antepasados, de belleza cultural, que muestra el respeto y la gratitud de cada familia hacia los fallecidos, incluido el libertador Hồ Chí Minh.
Las flores de melocotón o los arbolitos de naranjita china copan los jardines de casas, parques y plazas del país, pero el altar ancestral de cada familia se constituye en el eje central del evento, que durante los primeros días involucra solamente a los allegados.
El lugar donde se ubica el altar ancestral suele ser el más solemne de la casa. En el medio del ara se coloca un envase o cuenco de incienso que representa el universo, mientras que en los dos externos siempre se sitúan dos luminarias (o velas); la de la izquierda representa el sol y la de la derecha, la luna. Al iniciar el ritual, los líderes del hogar encienden las luminarias, que también pueden ser velas.
Justo detrás del envase del incienso, generalmente se ubica un incensario de tres patas, cuya tapa está decorada con la imagen de un unicornio, representativo de la superioridad de los ancestros sobre cada entorno social.
Algunas familias utilizaban los objetos de color dorado, cual imitación del oro, y fotografías representativas de cuatro generaciones, con su nombre completo, título, fechas de nacimiento y fallecimiento.
En los días de conmemoración de la partida de un ancestro, festividades por el Año Nuevo Lunar (Tết) o acontecimientos importantes en la vida de cada vietnamita, como bodas y exámenes escolares, las familias a menudo realizan una ofrenda de incienso y elevan odas por la buena fortuna.
Se puede decir que todos los eventos que ocurren en la familia son informados a los antepasados por el dueño o dueña de la casa. El espacio alrededor del lugar donde se coloca el altar constituye un sitio para que los integrantes de cada familia se reúnan en ocasiones especiales.
Los vietnamitas prestan especial atención a la dirección del altar. Según el budismo, el sur es normalmente el lugar de prajna, ergo, la sabiduría, la proyección de la creatividad, la vitalidad y el yang. En otros hogares colocan los altares orientados al oeste, dirección compatible con la armonía entre el yin y el yang, con la esperanza puesta en la paz y la prosperidad.
En el altar, siempre ubicado en la parte más alta de la casa o la habitación, no debe faltar la bandeja o plato de las cinco frutas (siempre en número impar). Tampoco un racimo de plátanos verdes, que simboliza el deseo de una protección de los poderes sobrenaturales y los antepasados, mientras que las toronjas y la patilla son representación de la fertilidad. Las varillas de incienso connotan riqueza y prosperidad.
Según la cosmovisión vietnamita, las cinco frutas representan los cinco elementos básicos de la filosofía oriental (metal, madera, agua, fuego y tierra), mientras que la bandeja equivale a los frutos del trabajo duro de la familia durante el año anterior, que se consagran en el cielo y la tierra y ante sus antepasados, como señal de respeto y gratitud.
Por otra parte, la rama de la flor de melocotón colocada en el altar posee el poder mágico de repeler los espíritus malignos, al contener una gran vitalidad. Por tal motivo, esas flores sirven de oración y bendición al comienzo de la primavera, mientras que la caña de azúcar, situada al lado del ara, simboliza la imagen de los abuelos de la familia, con sus bastones.
En el momento sagrado de la nochevieja, todos los miembros de la familia se paran frente al altar ancestral para realizar la ofrenda de incienso y orar por un nuevo año lleno de salud, paz y suerte. Se colocan los alimentos propios de los días del Tết, que luego son llevados a la mesa de la cena de año nuevo. En ese acto no puede faltar el bánh chưng, un pastel parecido a la hallaca venezolana, pero más voluminosa, rellena con arroz glutinoso y carne de cerdo, que debe acompañarse de cebolla morada.
La ofensiva del Tết
Hace 56 años tuvo lugar en el sur vietnamita una celebración muy particular del año lunar, que tal vez no quieran recordar en la Casa Blanca. Se trató del Año del Mono (elemento madera), cuando un masivo y sincronizado ataque militar sorprendió a las tropas gringas y al ejército fantoche del sur, que se encontraban reducidas debido al asueto del Tết.
La estrategia vietnamita consistió en infiltrar 36 de las 44 ciudades sureñas provinciales con escuadras que simularían cortejos fúnebres, un escenario que no resultaba extraño en un país en guerra como Vietnam. Los ataúdes iban cargados de fusiles y proyectiles, cual caballos de Troya. Cuando esos grupos comando estuviesen instalados en los puntos de ataque, de acuerdo al plan, tres semanas después, a las dos de la madrugada, en plenas festividades del Tết, atacarían los objetivos seleccionados. Al iniciarse la balacera, al unísono penetrarían los 80 mil guerrilleros en Quảng Trị, Huế, Đà Nẵng, Sài Gòn y el resto de ciudades seleccionadas.
El asueto debido a las festividades facilitó el desplazamiento de los pelotones del ejército de liberación nacional, que les tocaba proteger a los comandos que tomaban puntos sensibles. Puntos como el aeropuerto de Tân Sơn Nhứt, donde fueron destruidos todos los aviones gringos, además de ocupar y destruir el comando militar estadounidense, apoderarse de la emisora del gobierno del sur y ocupar la embajada gringa en Sài Gòn.
La repercusión internacional no se hizo esperar: las universidades estadounidenses tomaron las calles de las principales ciudades. En París, en medio del Mayo Francés, retumbaba la consigna «Hồ, Hồ, Hồ Chí Minh». En Washington se anunciaba la destitución del general Westmoreland como jefe de las tropas estadounidenses en Vietnam y Johnson anunciaba que no se lanzaría a la reelección presidencial.
A partir de la ofensiva del Tết, la causa vietnamita ganó terreno en todo el mundo, mientras que el general Westmoreland admitía públicamente que sus unidades de inteligencia no habían sido capaces de seguirle los pasos al general Võ Nguyên Giáp. Por su parte, el presidente Johnson expresaba ante la prensa que «… los comunistas han dado un paseo por nuestra embajada».
Ángel Miguel Bastidas G.
Fuentes de consulta:
Toan, N. H. (2010). Vietnam, guerra de liberación. Vietnam: Editorial Thế Giới.
Kank, V. N. (2009). Leyenda y cuentos de Vietnam. Vietnam: Editorial Thế Giới.
Vietnam Plus. https://es.vietnamplus.vn/