12 MARZO, 2024
Inicio este artículo con una breve reflexión relacionada con la diferencia que percibimos y que necesitamos ver entre el tiempo y espacio algo más cortos y simples en que nos movíamos hace unas pocas décadas y el tiempo y espacio más amplio, complejo y enrevesado en que nos movemos hoy. Y lo hago porque creo que eso nos ayuda a entender mejor rasgos y detalles que forman parte estrecha del argumento central de este artículo. Y seguramente también de otros casos similares.
Es que vivimos en un mundo conflictivo de creciente desigualdad, rebosante de todo tipo de rivalidades e injusticias. Es decir, que es indispensable que el campo de exploración se ensanche porque esos intereses imperiales que antes, quiero decir, hace un siglo o medio siglo, apenas se tomaban en cuenta, ahora sean temas fundamentales y mucho más peligrosos y enrevesados. Y es que, como producto de las duras y humillantes experiencias sufridas, los países más débiles han empezado al fin a descubrir verdades ocultas y a desenmascarar hipocresías; es decir, a sospechar de todo y de todos y a reaccionar con vigor sacando conclusiones seguras con mucha más prudencia.
Hace unos dos días, en Política mundial en español, uno de los excelentes y rigurosos portales que suelo escuchar, ver y revisar a diario sobre geopolítica y política internacionales, se mostró, en un acto público al aire libre, en la cima de la isla pacífica de Guam, apoyado en supuesta información detallada, que Estados Unidos estaba exhibiendo allí con orgullo ante los presentes “un poderoso avión hipersónico” que, según el mensajero imperial que lo describía con orgullo, era por supuesto el avión hipersónico más poderoso del mundo, único, y superior a cualquier posible obra rival que fuese luego a promocionar Rusia. Ante los admirados presentes en el acto, que parecía coronar a la isla de Guam, Estados Unidos afirmaba que la hipersónica nave aérea era el exitoso resultado de un proceso de ensayos que, como era de esperarse de todo lo que se hace en su país, había concluido en forma exitosa. Voy a detallar esto siguiendo los argumentos autorizados del portal Política mundial en español y otrosquehe revisado o conformado por mi cuenta. Pero antes debo recordar algo que creo necesario acerca de la isla de Guam. Porque de hecho y de derecho ocurre que Guam es territorio estadounidense.
En efecto, Guam es la más grande e importante isla del archipiélago de las llamadas Islas Marianas, que se destacan por su ubicación estratégica entre las islas del Pacífico occidental debido sobre todo a lo cercanas que están de China. Antes del siglo XVI esas islas eran tenidas como parte de ese enorme archipiélago que a partir de 1521 y como resultado consolador para España del épico viaje colonialista de Magallanes y Elcano, protagonistas de la primera vuelta al mundo, pasaron a llamarse pronto Filipinas en honor a Felipe II, hijo y heredero del poderoso emperador español Carlos V, y futuro rey de España, el cual también se convirtió pronto en soberano de esas Filipinas.
Guam y las otras Marianas fueron colonia del entonces poderoso imperio español desde esa fecha hasta 1898 cuando, ya decadente, esa España fue agredida por la joven y ambiciosa potencia imperial que era ya Estados Unidos. Éste, en el Caribe, la despojó de Cuba y de Puerto Rico, mientras en el Pacífico se apoderaba de las Filipinas y de Guam y las otras islas que fueron llamadas luego Marianas.
Así, Guam y las otras Marianas son hoy territorio ultramarino del actual, decadente y mentiroso Imperio yankee, y gozan de importantes ventajas. En 1941, después de Pearl Harbor, Japón se apoderó de las Marianas y las sometió a un régimen colonial brutal y racista. En 1944 Estados Unidos derrotó al Japón y recobró las islas. Y luego de 1945 le concedió una serie de derechos tanto a los guameños como a los habitantes de las otras Marianas, por lo que hoy todos y todas son ciudadanos estadounidenses de nacimiento.
Pero volviendo a la exhibición del “maravilloso e insuperable avión hipersónico”, resultó que todo este show no era más que una farsa descarada y ridícula. El resultado de los ensayos de que hablaba Estados Unidos fue un fracaso reconocido por la misma prensa internacional a la que controla. Estados Unidos no tiene ningún avión hipersónico y por lo pronto seguirá sin ninguno mientras sólo los tiene Rusia. Una payasada. No hay duda de que, como vengo insistiendo y mostrando, el ridículo acompaña el fin de los Imperios. Y aunque no voy a referirme aquí a ello, es claro que Estados Unidos entró en la lista. Disfrazado de orgulloso acto serio, el show iba dirigido a mostrar que el Imperio yankee superaba en este terreno a China, algo particularmente difícil de lograr cuando el arma con la que se va a superar al adversario es un arma que no existe. Pero lo que aquí importa y sí voy a tocar en detalle es que el acto tramposo con el avión hipersónico inexistente tuvo y tiene como objetivo el de intentar separar a Rusia de China metiendo de contrabando en el medio a Europa. Así que veremos esto en detalle en la segunda parte de este artículo.