La ONU y su conducta vergonzosa en el genocidio de Gaza

La comunidad internacional vuelve a fallarle al pueblo palestino, situándose nuevamente en la narrativa de Occidente y sobre todo generando impunidad con Israel.

Pablo Jofré Leal

La comunidad internacional, supuestamente representada por el máximo órgano de reunión, discusión y resolución de los países del mundo, es decir la Organización de las Naciones Unidas (ONU) vuelve a fallarle al pueblo palestino, situándose nuevamente en la narrativa de las potencias occidentales y sobre todo generando impunidad con el régimen israelí y sus crímenes.

Conducta que se concreta y amplifica, en plena celebración y rituales del mes sagrado musulmán conocido como Ramadán, con declaraciones del secretario general de la ONU, el portugués António Guterres1, respecto a silenciar las armas en pleno proceso de exterminio del sionismo contra el pueblo palestino, que simplemente muestra la tibieza, el temor, pero también la pasividad y sometimiento permanente, ante sus amos occidentales. Y, sobre todo, el otorgamiento de una vía de protección a todo evento, con el nacionalsionismo israelí.

Ar Ramad (calor abrasador, en español), que etimológicamente da cuenta de la revelación del libro sagrado de los musulmanes en Laylat al-Qadr —noche de destino— que se conmemora durante un mes y se constituye en el mes más sagrado del calendario, para 2 mil millones de fieles alrededor del mundo. Una fecha donde la comunidad del Islam,  —la Umma— tiene el firme propósito de crecer espiritualmente y establecer relaciones más sólidas con Allah. Y, la manera de concretar este objetivo es ayunando, rezando y recitando el Corán con el noble objetivo que sus acciones tengan como objetivo primordial la intención limpia y el desinterés. Es una idea sentida profundamente que el espíritu de esta tradición, de esta conmemoración, cualquiera sea el momento histórico que se viva, representa, en esencia, un momento de piedad y autorreflexión.

Así bajo esa idea y esa práctica milenaria, surgen algunas interrogantes en este  2024 para el mundo occidental y el año 1445 para el mundo del islam, en el marco de la más sangrienta política de exterminio que el régimen nacionalsionista israelí lleva a cabo contra la sociedad, mayoritariamente musulmana, como es la palestina ¿es posible pensar en conceptos como piedad, reflexión, desinterés, buenas intenciones, en un escenario donde hombres, mujeres y especialmente niños palestinos sufren un proceso de solución final al estilo de la Conferencia de Wannsee2 a manos de un régimen como el israelí? Unido esto al silencio obsequioso de gran parte de su sociedad, sedientos de sangre, ávidos de usurpar más tierras, ocupar cada rincón de Palestina, colonizarla, expulsar a sus habitantes y sobre todo exterminarlos en el mayor número posible. Cegar la semilla palestina, hipotecar su futuro es parte del objetivo criminal de la política israelí y sus líderes, pero además apoyado, mayoritariamente, por su sociedad.

Palestinos que han visto y sufrido, como ningún otro pueblo en la tierra, en algo más de un siglo como aquellos extraños, extranjeros, principalmente europeos del centro y del este de aquel continente, recibidos en paz decidieron que esa tierra les había sido proporcionada por un dios exclusivo y excluyente, que era manera de llevar adelante mitos fundacionales, cambiar sus nombres europeos por el de semitas. Extranjeros que aprovechando la crisis de conciencia occidental por el genocidio cometido por el Tercer Reich y en ello aprovechar el impulso de apetitos hegemónicos en Asia Occidental, decidieron que había llegado la hora de hacer pagar a un pueblo inocente como el palestino, los crímenes cometidos a miles de kilómetros de distancia por el régimen nacionalsocialista alemán y tomar de ellos el símil del genocidio para implementarlo con el pueblo palestino. Los descendientes de víctimas del nazismo, convertidos hoy en victimarios nacionalsionistas del pueblo palestino, que utilizan lo que afirman les fue aplicado a cientos de miles de seres humanos, lo que nos hace recordar que ese símil es la continuación de una alianza tejida, denominada Ha´avara3, incluso antes de lo que cierta parte de la humanidad denomina el holocausto de europeos de creencia judía pero, dejando de lado el exterminio de millones de soviéticos, cientos de miles de gitanos, personas con discapacidad mental, prisioneros políticos entre otros.