Palabras vacías sin señal de saber cuál dirección tomar, así quedó reflejado el mensaje reciente de María Corina Machado (Foto: Europa Press)
18 Mar 2024,
Un nuevo episodio de improvisación y desorientación política en las filas de la oposición venezolana ha surgido a raíz del video compartido por la líder de Vente Venezuela, María Corina Machado.
Recientemente, la inhabilitada aspirante a candidata presidencial publicó un mensaje en sus redes sociales que intentaba transmitir una imagen de «serenidad y firmeza» frente a los acontecimientos recientes en Venezuela relacionados con el cronograma de las elecciones presidenciales programadas para el 28 de julio de este año.
En su pretensión por proyectar control sobre el momento, realizó un balance positivo desconectado de la realidad, afirmando que la oposición que la respalda ha logrado crear «un movimiento social sin precedentes» que la consideraría como la «candidata legítima» con un «reconocimiento político nacional e internacional». Una simple observación de los grupos políticos que representan a las oposiciones puede constatar el grave estado de división, luchas de egos y crisis de liderazgo que enfrentan y que se hace más evidente en estas últimas semanas.
Al mencionar el Acuerdo de Barbados, insinuó que el gobierno venezolano lo había violado al no levantar la inhabilitación que le impide inscribirse como candidata en las elecciones presidenciales, y sugirió que solo serán «libres y limpias» si se le permite participar. Lo cierto es que ni ella aparece como condición para el cumplimiento del acuerdo ni sus acciones pasadas, como abogar por sanciones económicas contra Venezuela y promover la pérdida de recursos y activos en el extranjero, la califican para autorizar su participación en las elecciones.
Para respaldar las falsas acusaciones de que el gobierno venezolano obstaculiza la transparencia electoral, hizo un recuento manipulado sobre algunos eventos que no la han favorecido, como la habilitación de las tarjetas electorales para estos comicios presidenciales, en las que algunos partidos de oposición fueron excluidos debido a sus propias estrategias fallidas de abstencionismo en elecciones pasadas —la Mesa de la Unidad Democrática y Un Nuevo Tiempo son los dos partidos pertenecientes a la Plataforma Unitaria a los que les fueron habilitados sus tarjetas electorales—; la conformación del calendario electoral, que tuvo la amplia participación de todos los sectores políticos, económicos y sociales del país, y que cumple con los puntos del Acuerdo de Barbados; o el proceso de convocatoria para las misiones de observación internacional, del cual el Consejo Nacional Electoral ha estado proporcionando información.
El video concluye con amenazas dirigidas al Estado venezolano y sus instituciones, en especial a las encargadas de organizar las elecciones, exigiendo una «transición negociada» en la que ella asumiría el poder político, y solicitando apoyo a la «comunidad internacional» para lograr este escenario.
Estas amenazas develan el cálculo político que sigue manejando y condicionando el comportamiento de María Corina Machado y del sector político que ella representa, para quienes la opción violenta y el desconocimiento del Estado se mantiene como primeras opciones a implementar, y que buscarían una especie de reedición de la estrategia Guaidó, esta vez mediante la constitución de una institucionalidad paralela que le garantice inscribirse y manejar un proceso electoral a su medida.
Había expectativas entre sus filas de que ella anunciara un candidato alternativo que pudiera sustituirla, sin embargo su retórica se enfocó en la radicalización, el desconocimiento del proceso electoral y amenazas de forzar una transición, sin ofrecer nada nuevo. Lo que sí queda claro es la falta de una estrategia sólida para respaldar este discurso.
Rechazar la ruta electoral y abogar por un escenario de violencia similar a episodios pasados es un recurso desgastado que no encontrará apoyo entre sus seguidores, pero sí perturbará el clima de recuperación que viene asentándose en el territorio nacional. Designar a un candidato que la reemplace pondría en entredicho todas las acusaciones hechas contra el gobierno venezolano en relación con el Acuerdo de Barbados, y sería un reconocimiento implícito al proceso electoral y sus instituciones legítimas, así como a los resultados que de allí se deriven.
En estos momentos, a tan solo meses de celebrarse las presidenciales, a María Corina Machado no parece quedarle más opción que intentar desmovilizar la convocatoria electoral mientras navega a la deriva, solo falta dilucidar si los demás sectores opositores seguirán a ciegas la misma estrategia que los ha condenado al fracaso, elección tras elección.