Aquiles Nazoa ya habÍa previsto el problema de las postulaciones. Feliz día
Los seres irracionales
están buscando los modos
de formar, con sus iguales,
un gobierno de animales
que los represente a todos.
Para no entrar en pelea
por buscar un candidato,
relegan esta tarea
a aquellos de la asamblea
que tienen mejor olfato:
El loro, no sin rubor,
opina que un gobernante
resulta siempre un bergante
si no es buen orador.
Un mono color de infierno
anuncia, dándose tono,
que no acatará al gobierno
si no lo preside un mono.
Aquí entra un perro imponente
y anuncia: —Yo me proclamo.
¡Muera el bozal, muera el amo,
viva el perro presidente!
Pero en esto salta un gato
que más que maullar ulula:
—¡Si don Perro se postula
yo también soy candidato!
¿Tú nomás?, brinca un ratón
y, ¡zuás!, en un santiamén
se encarama en un fogón
¡y se postula también!
¡Un momento, compañero!
—le sale al paso el cochino—
como le consta al vecino
yo me postulé primero.
Así mismitico fue,
canta un gallo al otro lado:
Ya él estaba postulado
cuando yo me postulé.
En eso, junto a un guayabo,
se escuchan las voces huecas
de siete gallinas cluecas
que están postulando al pavo.
Mas, ya está la paraulata
postulándose también,
y a más de la garrapata
se postula el comején.
Y no falta el perro de agua
ni falta el alcaraván
ni tampoco la macagua
cuando anuncia el matacán
que ha visto en una piragua
dando un mitin al caimán.
Se postulan elefantes,
canguros, peces del mar,
y entre tantos postulantes
incluyendo a los restantes
pare usted de postular.
Y fue el fin de esta varilla
que por estar de pazjuatos,
entre tantos candidatos
ninguno llegó a la silla.