Ramadán en Gaza: Hambruna y devastación colonial

Palestinos esperan en fila para recibir alimentos antes del iftar (ruptura del ayuno) en el primer día del ramadán, en Rafah, 11 de marzo de 2024.

El Ramadán, el mes sagrado para la comunidad musulmana, fusiona la introspección espiritual con la vida familiar en comunidad, especialmente durante la ruptura del ayuno conocida como iftar.

Pero para los habitantes de Gaza, este mes será diferente a todos los anteriores. Gaza ha estado sufriendo un prolongado conflicto marcado por una deshumanización de los palestinos, que los hace víctimas de un genocidio. Esta deshumanización convierte a niños, bebés, mujeres embarazadas y ancianos en objetivos legítimos de la brutalidad del colonialismo sionista. Las imágenes provenientes de Gaza se han convertido en símbolos de la crueldad del estado colonial.

Este Ramadán, los habitantes de Gaza enfrentan una hambruna provocada por Israel, cuyo único objetivo es hacer de Gaza un lugar ingobernable. Esta situación se debe a que Israel no ha logrado debilitar militarmente a HAMAS ni ha propuesto un plan para el futuro de Gaza que no incluya a HAMAS como representante de la voluntad de resistencia. Como consecuencia de estos fracasos, Israel ha optado por una nueva estrategia en Gaza: crear una situación en la que nadie salga victorioso.

La estrategia de hacer ingobernable a Gaza implica provocar un caos absoluto en el territorio y generar una situación de hambruna masiva. Según esta estrategia colonial, si ninguna fuerza política es capaz de mantener un mínimo de estabilidad gubernamental en el territorio, este se convierte en totalmente dependiente de la ayuda humanitaria. En el caso de Gaza, la estrategia de hambruna diseñada por la ocupación colonial sionista se complementa con la distribución de «ayuda humanitaria» por parte de los Estados Unidos, lo que refuerza la dependencia del territorio palestino y lo mantiene en una situación de caos permanente.

La hambruna impuesta por Israel ha cobrado la vida de al menos 25 personas, la mayoría de ellas niños y niñas, quienes según fuentes internacionales han fallecido en los últimos días a causa de desnutrición y/o deshidratación. Desde el inicio del genocidio, más de 30,000 personas han perdido la vida en Palestina.

Las imágenes de cuerpos desnutridos se han vuelto comunes en las redes sociales en estos días. En este sentido, periodistas y columnistas como Suzanne Moore, de The Guardian, han señalado que estas imágenes gráficas de Gaza han generado una especie de «competición por mostrar la indignación», agregando que «no necesito que las twittees para demostrar que te importa».

Pero las imágenes gráficas de cuerpos mutilados o bebés desnutridos son parte del día a día al que se enfrentan los palestinos. La cuestión no es hacer «pornografía de la desgracia», sino mostrar claramente las atrocidades de la ocupación colonial sionista. Algunos señalan que la difusión de estas imágenes por parte de personas con medios limitados de resistencia es una forma de socavar la propaganda israelí, que siempre se preocupa por presentarse como un «paraíso civilizado en medio de la barbarie».

Israel se preocupa de manera obsesiva por su imagen pública, intentando transmitir una imagen que las imágenes de devastación en Gaza se encargan de destruir. En la batalla por el relato, la hasbara sionista, los órganos de propaganda del estado colonial, no pueden ocultar la realidad de la muerte y la hambruna que imponen a los palestinos.

En este Ramadán también es importante destacar la expansión colonial en otras partes de Palestina, como en Cisjordania. La semana pasada, el gobierno colonial aprobó la construcción de nuevos asentamientos en la Cisjordania ocupada. Además, varios ministros del gobierno de Netanyahu han pedido endurecer las restricciones al acceso de los palestinos al recinto de la mezquita de Al-Aqsa durante este mes sagrado.

Exactamente, la ocupación colonial sionista obstaculiza todos los aspectos de la vida de los palestinos, incluso su propia existencia, que desde la perspectiva colonial pierde importancia. La hambruna en Gaza está meticulosamente diseñada para causar daño y crear condiciones atroces para la población. Varios habitantes de Gaza han hablado sobre la deliberada destrucción de las tierras de cultivo en la zona, con el fin de mantener a la población sometida y privada de toda capacidad para alimentarse por sí misma.

La destrucción del suelo fértil en Gaza, con el claro objetivo de provocar una hambruna, también se puede entender a través de la decisión del ejército de ocupación de inundar los túneles utilizados por HAMAS con agua de mar. Según varios expertos, esta acción habría provocado la destrucción de esos suelos y su potencial uso agrícola.

En medio de toda esta destrucción y muerte, Israel continúa con su guerra psicológica contra la población. Los palestinos denunciaron los ataques aéreos lanzados por el ejército colonial sionista sobre Gaza durante el Ramadán. Los panfletos lanzados instan a los ciudadanos a «alimentar a los necesitados», lo que se percibe como una cruel ironía dada la situación de hambruna impuesta por Israel en la región.

El mensaje de «alimentar a los necesitados» revela la insignificancia de la vida de los palestinos para las fuerzas coloniales. Además, evidencia la deshumanización de la población palestina y, junto con ella, la naturalización de la exterminación, la dominación, la explotación, la muerte prematura y condiciones aún peores que la muerte, como la tortura despiadada. Durante décadas, los palestinos han vivido en constante anticipación de la muerte, una realidad que data incluso antes de 1947. Las personas colonizadas viven anticipando la degradación, la humillación y el asesinato.

Durante el Ramadán, la comunidad musulmana se encuentra especialmente consciente de la presencia divina en su vida diaria. La noción de divinidad no debe interpretarse como algo ajeno a la realidad terrenal. Por el contrario, la divinidad del Corán implica una lucha política por establecer una comunidad justa en este mundo.

No podemos hablar de justicia, y mucho menos construir una sociedad justa, mientras Gaza y el resto de Palestina sigan sufriendo la opresión colonial. Este debe ser el mensaje durante este Ramadán.

XAVIER VILLAR