América Latina, ¿más desunida que nunca en el siglo XXI?

 - Sputnik Mundo

Sergio Pintado

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La tensión parece aumentar entre los presidentes latinoamericanos, que no dudan en cuestionar públicamente a sus pares o alentar conflictos diplomáticos. En diálogo con Sputnik, el politólogo Daniel Prieto afirmó que «las posiciones ideológicas están prevaleciendo sobre los intereses económicos y comerciales».

La crisis diplomática entre México y Ecuador por la detención del exvicepresidente Jorge Glas y los últimos cruces públicos entre varios presidentes latinoamericanos, como el que protagonizaron el colombiano Gustavo Petro con el argentino Javier Milei, alejan cada vez más a América Latina de la mejor época de la integración regional de principios del siglo XXI.

En efecto, además del diferendo diplomático entre México y Ecuador, otros presidentes latinoamericanos como Petro, Milei, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el venezolano Nicolás Maduro o incluso el salvadoreño Nayib Bukele no han dudado en hacer públicas sus diferencias directas con otros mandatarios de la región, muchas veces comprometiendo las relaciones diplomáticas entre las naciones.

«Las posiciones ideológicas de los distintos gobiernos de América Latina y el Caribe, que oscilan entre la izquierda, la derecha y el autodenominado centro, han prevalecido por encima de los intereses económicos y comerciales y han impedido que hayan diálogos fructíferos para la reintegración de la región», dijo a Sputnik el politólogo colombiano Daniel Prieto.

El analista consideró que estas diferencias entre los diferentes gobiernos efectivamente «han ralentizado los procesos de integración latinoamericana» que habían avanzado en décadas anteriores y conspiran contra la consolidación «de un bloque regional sólido capaz de negociar en conjunto con otros bloques regionales, como el Sudeste Asiático con China a la cabeza, la Unión Europea o Norteamérica».

Para Prieto, en la última década los diferentes presidentes latinoamericanos han dado mucha más importancia «a las agendas políticas internas» que a una agenda regional, en función de los respectivos ciclos electorales que deben afrontar en sus países.

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Según el experto, episodios recientes como el ocurrido entre México y Ecuador o el cruce de declaraciones entre Petro y Milei «terminan de lacerar todavía más» la posibilidad de recuperar los procesos de reintegración latinoamericana y sudamericana.

Además de generar un «desgaste institucional» en los gobiernos, el clima de tensión obliga, según Prieto, a pensar en la efectividad que tienen en la actualidad mecanismos como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) o las propias Naciones Unidas (ONU), que deberían poder mediar de forma fructífera en estos diferendos.

«Esos mismos mecanismos necesitan hoy pasar por una revisión multilateral sobre el debido cumplimiento y la efectividad que están teniendo», reclamó el politólogo.

El intento de Lula que no encontró eco

En mayo de 2023, el presidente brasileño, Lula da Silva, convocó a los presidentes sudamericanos buscando dar un reimpulso a mecanismos de reintegración como la Unasur, debilitada luego de que varios gobiernos del continente decidieran abandonar el bloque en 2018.

Prieto subrayó que en su tercer mandato, el líder brasileño se propuso «enviar un mensaje regional sobre la importancia de diversificar las relaciones internacionales, que no se restringe únicamente a la ONU».

Si bien rechazó que la iniciativa de Lula pueda ser considerada «un fracaso», admitió que el mandatario «se encontró con la imposibilidad de dialogar plenamente con la totalidad de los países».

El intento de Lula que no encontró eco

En mayo de 2023, el presidente brasileño, Lula da Silva, convocó a los presidentes sudamericanos buscando dar un reimpulso a mecanismos de reintegración como la Unasur, debilitada luego de que varios gobiernos del continente decidieran abandonar el bloque en 2018.

Prieto subrayó que en su tercer mandato, el líder brasileño se propuso «enviar un mensaje regional sobre la importancia de diversificar las relaciones internacionales, que no se restringe únicamente a la ONU».

Si bien rechazó que la iniciativa de Lula pueda ser considerada «un fracaso», admitió que el mandatario «se encontró con la imposibilidad de dialogar plenamente con la totalidad de los países».

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Esto ocurrió, interpretó el analista, debido a los resultados electorales que dieron la victoria a Milei en Argentina e incluso a resultados electorales en Centroamérica que «han impedido que se haya sincronizado una agenda regional que permitan que tanto la Celac, como la Unasur u otros bloques como el Mercosur puedan restablecerse en los términos de hace veinte años».

Prieto aseguró además que «la influencia de EEUU ha sido importante para que este propósito no se haya cumplido a cabalidad«, en el marco de una intención de Lula por apostar porque los países «cuestionen su propia tradición diplomática bilateral» y se vuelquen a «nuevos organismos multilaterales» como los BRICS, el bloque fundado por Rusia, India, China, Sudáfrica y el propio gigante sudamericano.