Indira Urbaneja @INDIURBANEJA
12 de abril, día de reflexión para quienes en algún momento militamos en la izquierda y en el chavismo. Cuando se intensifican los ataques y las amenazas del extremismo opositor, nos toca preguntarnos: 1. ¿Quién es el enemigo real? 2. ¿A qué nos enfrentamos? 3. ¿Realmente podemos confiar en los extremistas cuando nos hablan de “negociar” con el chavismo? 4. ¿Hay una oposición democrática o nos van a perseguir como hicieron el 12 de abril del 2002? Comienzo por decirles que el enemigo intelectual no es María Corina, Leopoldo, Borges etc, ellos son la fachada de los intereses transnacionales y del crimen internacional que solo quieren retomar las riquezas de este país. Si usted no entiende esto, entonces está perdido, usted terminará como Rafael Ramírez, rojo rojito, sentándose con Leopoldo López y casi que militando en Vp. Realmente enfrentamos una forma brutal e inhumana de re-colonización del siglo XXI, no es María Corina, es la ExxonMobil, es todos los interesados en comprar PDVSA, son los banqueros que quieren volver. Si ya entendiste de qué se trata, entonces te sucederá lo mismo que a mí. Mi último voto fue para Maduro en 2013, yo vivía yendo y viniendo al extranjero, después me fui definitivo hasta 2017. El país estaba convulsionado y yo buscaba un espacio donde hacer política sin romper con el chavismo, pues por principio, usted no puede hacer esos cambios radicales como cuando Bandera Roja apoyó a Guaidó, o el PCV coincidiendo con María Corina. Mi principal problema con el Gobierno de
@NicolasMaduro fue cuando sentí que ya no había espacio para los que soñábamos con la Revolución, es como cuando te vas por un tiempo de la casa y cuando regresas sientes que no es tu hogar. Yo lo culpé y lo culpo de muchos errores, pero jamás me fui a militar a la derecha o a la oposición entreguista. Me invitaron al movimiento de Rodríguez Torres creyendo que era “el chavismo descontento, pero chavismo”, eso fracasó y por respeto a muchas personas no profundizaré el tema. Después de allí me dediqué a labrarme un camino internacional, a estudiar, a defender a mi país sin ser ficha de nadie. Entre 2018 y 2019 fui la venezolana que más defendió a Venezuela de las sanciones y del plan Guaidó, en Washington, en CNN, en el pleno corazón del sistema. Era yo contra todas las sabandijas del interinato en cada Think Tank, en cada round table, en cada actividad. Me gané el respeto de la comunidad analítica de Washington, así seguí hasta que la pandemia me dejó sembrada otra vez en el país y continué mi lucha hasta hoy, con dos marcadas diferencias: a) me hice más pública y eso tiene un costo; b) comencé a poner el dedo en la llaga de una oposición podrida a quien le importa todo, menos el país. Yo entendí lo que no entendió Ramirez, Tareck El Aissami y muchos compañeros que me acusan de lavarle la cara a Maduro, ¿saben qué entendí? 1. Que sabiendo lo que hay detrás de esa oposición, ellos no son una opción de cambio, ellos no son mejores que Maduro. 2. Que aún teniendo mis diferencias con Nicolás, no hay forma de entregarle la patria a los amos de María Corina. 3. Que ellos jamás nos van a querer o perdonar que alguna vez hayamos votado por Chávez, y si no, entonces busque lo que le hicieron a
@TarekWiliamSaab y otros el 12 de abril de 2002, busque el asedio a la embajada de Cuba. Cuando le bajé dos a la confrontación con Nicolás, no fue porque me pagó, pues ni lo conozco pero espero hacerlo. Lo hice porque yo no iba a dejar que me usaran como intentaron hacerlo en 2018 para salir de Nicolás “el dictador” pero para montar la dictadura de ellos, NO MIL VECES NO. Hay que darle paso a una nueva oposición que sea democrática, creo que hay gente que puede jugar ese papel. Mientras tanto, entre la patria y mis intereses, me quedo con la patria. Ya tendremos tiempo de construir nuestro espacio y ver cómo el chavismo recoge a sus hijos, pero estar al lado de quienes nos persiguen y perseguirán, jamás.