Publicado por: Comunicaciones CEPAZ
Publicado el: 16 de mayo de 2024
Etiquetas: femicidios, femicidios en Venezuela, observatorio digital de femicidios
En nuestro país, la verdadera comprensión del femicidio, como fenómeno social, se ha visto obstaculizada por la falta de datos estadísticos oficiales, científicamente estructurados y con enfoque social. Estos datos podrían revelar la verdadera magnitud de este delito y facilitar la actuación coordinada desde las distintas estructuras del estado desde su área de competencia.
Ante tal ausencia, desde el Observatorio Digital de Femicidios continuamos visibilizando no solo las cifras de las acciones femicidas que ocurren en Venezuela, sino los fenómenos asociados a dichas acciones, a través del monitoreo y análisis de los casos reseñados en los medios digitales, para contribuir no solo con un ejercicio de acercamiento de registro de femicidios en nuestro país, sino para activar una mirada interdisciplinaria para analizar estas muertes como una la expresión más brutal y definitiva de violencia hacia las mujeres.
Cifras al cierre de 2023
Desde el 1ro de enero hasta el 31 de diciembre de 2023 hubo 253 femicidios consumados y 134 femicidios en grado de frustración en Venezuela. Hubo un total de 387 acciones femicidas (consumados+frustrados), una cada 22 horas. Los meses de mayor incidencia de acciones femicidas fueron febrero con 54 casos y julio con 42 casos, mientras que los meses con mayor incidencia de femicidios consumados fueron julio con el 11,9% de los casos; agosto con el 9,5%; y los meses de febrero y marzo, con 9,1% cada uno. Para los femicidios en grado de frustración el mes de mayor incidencia fue febrero con 23,1%; enero con el 14,2% y julio con el 9%.
Noventa y seis niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos por la muerte violenta de sus madres. De estos, 27 presenciaron los hechos. En tres casos los hijos presenciaron el suicidio del padre luego de haber cometido el femicidio de la madre.
La mayor frecuencia de femicidios consumados para el periodo enero a diciembre 2023 ocurrió en el estado Zulia, con 28 casos. Luego aparecen el estado Miranda con 26 casos y el Distrito Capital con 25. Para los femicidios en grado de frustración, tenemos que la mayor frecuencia se aprecia en el estado Zulia, con 28 casos. Sigue el estado Bolívar con 28 y finalmente el Distrito Capital y Falcón con 11 casos cada entidad. Sumados los femicidios consumados y frustrados, tenemos que el estado que presentó mayor incidencia de casos es Zulia con 56 casos. En dicho estado, hubo una acción femicida cada 6 días.
Caracterización de las víctimas
En el año 2023 hubo 3 femicidios consumados de víctimas menores de 1 año (4,7%). Otro 10,7% de los casos eran niñas menores de 11 años. El femicidio infantil es el asesinato de una niña hasta los 11 años de edad cometido en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña.
En el 5,2% de los casos eran adolescentes de 12 a 17 años. En el 30,2 % de los casos se registran víctimas en edades comprendidas entre 19 a 36 años. En el 3,9% de los registros tenemos a mujeres de la tercera edad avanzada, es decir, de 70 a 86 años de edad.
El 98,8% de las víctimas de femicidios eran venezolanas. En dos de los casos consumados, la víctima era funcionaria policial activa, mientras que para femicidios frustrados, una era funcionaria policial activa. Una de las víctimas de femicidio consumado disponía de una medida de protección previa.
Cuatro de las víctimas pertenecían a un pueblo originario. En el 2,4% de los casos se menciona que la víctima estaba embarazada. Una de las víctimas de femicidio consumado presentaba discapacidad intelectual o del desarrollo. En 18 de los 253 casos, se hace mención a la participación de mujeres como coautoras o cómplices de los femicidios consumados. Los cómplices son aquellos partícipes que en forma dolosa facilitan o cooperan, con actos secundarios, anteriores o simultáneos, para la consumación del delito.
En 9 casos, las víctimas estuvieron desaparecidas antes del hallazgo del cadáver. No existen en nuestro país registros oficiales desagregados que den cuenta de estas desapariciones, ni investigaciones o estadísticas que permitan su análisis.
Caracterización de los agresores
Según la información recopilada en los medios digitales, en el 88.9% de los casos de femicidios consumados los agresores eran venezolanos y respecto a los femicidios frustrados, el 98,5% eran venezolanos.
Para los femicidios consumados, el 3,6% de los agresores eran funcionarios policiales activos. Para los casos frustrados, el 1% era funcionario policial activo. La pertenencia del agresor a las fuerzas de seguridad constituye un factor de riesgo en casos de violencia en el núcleo familiar, ya que tales funcionarios portan armas reglamentarias que podrían ser utilizadas para atacar o intimidar a la víctima. Cualquiera que sea la política de control de armamento en Venezuela, en nada evidencia perspectiva de género. La persistencia de las muertes ocasionadas por policías que están fuera de servicio requiere poner en discusión al estado policial.
Por otro lado, si bien la violencia de género y el machismo exceden a la institución policial, debe tenerse en cuenta que, en estos casos, esa violencia se conjuga con la construcción de funcionarios masculinizados y dominantes y con el uso irrestricto y permisivo del arma reglamentaria. No hace falta justificar el peligro al que son expuestas las mujeres a partir de la conjunción de la violencia de género y la violencia policial. Los femicidios cometidos por los funcionarios de fuerzas de seguridad pueden caracterizarse como el resultado del uso particular de la fuerza en conflictos personales que no están relacionados con su función, en los que los agentes defienden intereses particulares, haciendo uso de habilidades y armas que su profesión les otorga.
Sobre la edad de los agresores, el 65,2% de los casos reseñados durante el año 2023 no registran las edades de los agresores. El 2% de los casos de femicidios consumados presenta como agresores a adolescentes. Mientras que el 24,2% de los casos registrados en medios de comunicación presentan agresores en edades comprendidas entre 19 y 47 años.
El victimario tenía antecedentes penales por violencia de género en 5 de los casos de femicidio consumado. En 7 casos el agresor formaba parte de una organización criminal. En cuanto a la detención del agresor, tenemos del monitoreo efectuado que en el 41,9% de los casos están en fuga, 36% fue posteriormente aprehendido y 10,3% murió en el contexto vinculado a los hechos. En los casos de femicidios en grado de frustración, la aprehensión posterior de los ofensores alcanza el 85,8%. Según los reportes noticiosos, 22 ofensores se suicidaron después del hecho. En el 18% de los casos consumados los ofensores actuaron en grupo de a dos sujetos.
Vínculo relacional
Desde el Observatorio tratamos de visualizar este fenómeno según la relación entre víctima y victimario en cuatro miradas globales: feminicidio de pareja íntima, feminicidio de familiares, feminicidio por otros conocidos y feminicidio de extraños. Al explorar qué tipo de relación existe entre las víctimas y sus agresores, tenemos que para los femicidios consumados el 30% de los casos refieren vínculos de parejas o ex parejas (con o sin convivencia bajo el mismo techo). Mientras que el 13,4% eran miembros de la misma familia y 9,9% conocidos sin relación familiar (clientes, amigos, vecinos, o relación laboral académica o profesional)
Al cruzar la categoría de análisis de relación afectiva entre víctima y agresor, con la categoría que explora la participación de mujeres como coautoras o cómplices en la violencia femicida, en los 16 casos de femicidios consumados donde hubo la participación de mujeres, el vínculo con la víctima es el de ser miembros de la misma familia.
Motivación, modus operandi y contexto del femicidio
La motivación se especifica como el curso inicial que conduce y sostiene comportamientos dirigidos a obtener una meta o a saciar una necesidad. Al explorar la aparente motivación del agresor en femicidios consumados, encontramos como datos de interés: el 9,1% de los femicidios consumados describe escenas de celos o alegatos de infidelidad femenina. El 7,5% de los casos hace referencia a una acción femicida como consecuencia de la decisión de las víctimas de culminar la relación con el agresor. Otro 6,7% registra femicidios ocurridos en medio de la intervención de las organizaciones criminales. El 7,1% de las muertes ocurre en medio de violencia obstétrica.
La violencia obstétrica se refiere a las prácticas y conductas realizadas por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, en el ámbito público o privado, que por acción u omisión son violentas o pueden ser percibidas como violentas. Incluye actos no apropiados o no consensuados, como episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestésicos, obligar a parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva, innecesaria o iatrogénica que podría generar complicaciones graves. Estamos hablando de una violencia estructural e institucional que emana de una cultura patriarcal que afecta a diversos ámbitos, incluyendo las ciencias médicas. En la relación con las usuarias se establece un trato jerárquico deshumanizador que otorga prioridad y poder a los/las profesionales de la salud por encima de las pacientes.
Un 5,9% de los casos levantados hace referencia a que la muerte violenta ocurre en medio de ataque o violencia sexual. Un ataque sexual consiste en acceder al cuerpo de la otra persona para una actividad explícitamente sexual, sin consentimiento y mediante la violencia. Su forma más grave es la penetración, pero no la única.
Al explorar el ámbito de ocurrencia, encontramos que en el 47% de los casos, las muertes violentas de mujeres ocurrieron en el hogar. Un 12,6% de los casos ocurrieron en un lugar desolado. Otro 13,4% ocurrió en plena calle y un 10,7% ocurrió en un centro de atención médica.
Factores de riesgo
En cuanto a los femicidios consumados en Venezuela, en un 6,3% de las descripciones de casos se observan antecedentes de amenazas o daños físicos, que incluye el anuncio verbal o con actos, de la ejecución de un daño físico, psicológico, sexual, patrimonial, laboral, con el fin de intimidar a la mujer, tanto en el contexto doméstico como fuera de él.
Un 2,4 % de los casos refleja episodios de violencia sexual, entendida como toda conducta que vulnere o amenace el derecho de la mujer a decidir voluntaria o libremente su sexualidad, comprendiendo ésta no solamente un acto sexual, sino toda forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital, tales como actos lascivos, acceso carnal violento o violación propiamente dicha.
En el 1,6% de los casos hubo antecedentes de acoso u hostigamiento. Esto es conducta abusiva y especialmente los comportamientos, palabras, actos gestos, escritos, mensajes electrónicos, dirigidos a perseguir, intimidar, vigilar, chantajear, que atentan contra la estabilidad emocional de una mujer, su dignidad y prestigio. En otro 1,2% se reseñó un historial de consumo de drogas por parte del agresor.
Signos de violencia, causas de la muerte y presencia de armas
Los reportes periodísticos destacan ciertos signos de violencia sobre el cuerpo de las mujeres víctimas de femicidio consumado: 3,2%, da cuenta de cadáveres arrojados en plena vía pública. El 2,4 % mutilaciones o descuartizamientos. El 1,6% claras lesiones genitales y paragenitales. Y el 0,4% signos de cuerpos sujetados o signos de atadura.
En el 23.3% de los casos consumados explorados en los medios de comunicación se utilizó arma de fuego corta. La presencia de un arma de fuego en situaciones de violencia íntima incrementa la probabilidad de la victimización fatal. No obstante, en Venezuela no encontramos investigación sobre las armas de fuego y su vinculación a los femicidios.
Se registró la utilización de mano y pies del agresor en el 1,4% de los casos consumados, dado que la muerte violenta se produce a consecuencia de puño y patadas. La muerte violenta es producto de la utilización de arma blanca o punzo penetrante en 20,2% de los casos. En el 4,0% las muertes se ven involucradas con un vehículo automotor. Y en 3,2% se utilizó acelerantes del fuego.
Para los femicidios frustrados, en el 41,8% de los casos la muerte violenta es producto de la utilización de arma blanca o punzo penetrante. El 33,6% presentan como mecanismo de comisión la utilización de propia mano y pies. En el 15,7% se utilizó arma de fuego corta. En el 2,2% las muertes violentas se ven involucradas con un vehículo automotor. Y en el 2,2% se utilizó acelerante de fuego.
Denuncia previa y testigos presenciales
En 3 de los casos consumados registrados por los medios noticiosos se da cuenta de la existencia de una denuncia previa por violencia de género interpuesta por la víctima contra el agresor.
No se hace referencia a la presencia de testigos de los femicidios en 84,2% de los casos. En los 7 casos en los cuales ocurrieron femicidios consumados mostrándose como testigos a familiares de las víctimas, la motivación aparente en la comisión del hecho estuvo vinculada a una escena de celos o alegato de infidelidad íntima, pues la víctima había decidido separarse.
Continuum de violencias
La violencia feminicida es el resultado de contextos y de un continuum de violencias, en donde las mujeres se vuelven cada vez más vulnerables en escenarios que no cuentan ni con garantías de protección por parte del Estado, ni con entornos sociales protectores, que les permitan ejercer con autonomía y en libertad su derecho a la vida. Se suma al silencio, la omisión, la negligencia y la componenda de las autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes, la ceguera de género. Sus prejuicios sexistas y misóginos sobre las mujeres, son condiciones propicias para que se den estas agresiones; y es cuando, el Estado o sus instituciones no dan las suficientes garantías de seguridad y protección a las mujeres en ningún espacio, sea público o privado.
Cuando existe desigualdad estructural, cultural y legal, la ausencia de políticas democráticas, así como el ambiente ideológico y social machista y misógino, y de normalización de la violencia contra éstas, también se traduce en violación a los derechos humanos.
Consulte el Monitoreo de femicidios en Venezuela del año 2023