por Alfredo Jalife-Rahme
El bombardeo israelí contra la embajada de Irán en Damasco no tuvo el efecto que el gobierno de Israel esperaba. Más bien ha resultado contraproducente para Tel Aviv. El gobierno de Irán aprovechó la provocación israelí para mostrar al mundo la superioridad de sus misiles hipersónicos, imposibles de interceptar, incluso para Estados Unidos.
John Mearsheimer, consagrado profesor de la Universidad de Chicago –anatemizado por los multimedia controlados por el “lobby israelí” [1], impartió una conferencia en el CIS de Australia el 15 de mayo [2], cuyo contenido sintetizó en su entrevista con el juez Napolitano [3].
Mearsheimer no necesita porras de matraqueros de alquiler y es considerado por Tom Switzer, del CIS australiano, como el tercer geopolítico más importante de Estados Unidos. Pertenece a la escuela neorrealista de relaciones internacionales [4] y en su deslumbrante disquisición toma como parteaguas la situación de Israel antes y después del 7 de octubre, cuando detonó la guerra entre la guerrilla palestina sunita Hamas e Israel, en la fase del premier Netanyahu.
Más allá del genocidio/limpieza étnica/ apartheid del «Estado paria» de Israel, su tesis nodal al corte de caja de hoy es que ese país se encuentra en «serios problemas» cuando el gobierno del premier Netanyahu no ha podido conseguir sus dos objetivos publicitados: 1. Derrotar a Hamas y 2. Liberar a los rehenes israelíes secuestrados por Hamas.
Cita Mearsheimer la postura del recientemente entronizado subsecretario de Estado de EU, Kurt Campbell –quien sustituyó a la jázara [5] Vicky Nuland, vencida humillantemente en Ucrania y que buscaba la cada vez más elusiva «derrota estratégica» de Rusia y su cambio de régimen–, quien duda de la «victoria total» de Israel en el campo de batalla contra Hamas [6]. Más allá de la viciosa propaganda pro Israel en la aplastante mayoría de los multimedia de Occidente, el «serio problema» de ese país con Hamas se ha gangrenado con la más sofisticada guerrilla chiíta libanesa de Hezbolá, que cuenta con un arsenal de 150 mil (megasic) misiles, y los guerrilleros yemenitas de Ansar Alá (partidarios de Dios), popularmente conocidos como hutíes, quienes acaban de lanzar su primer misil contra Israel.
Bajo esta perspectiva, Mearsheimer sentencia que «Israel es el gran perdedor» del conflicto en curso y que ha arrastrado nolens volens a EU a una derrota –aunque de menor envergadura a la de su aliado indefectible Israel–, lo que ha provocado profundo malestar de sus aliados árabes (Egipto, Jordania y las seis petromonarquías del Golfo Pérsico) y ha beneficiado el regreso de Rusia a la región y el espectacular nuevo ingreso de China, que ha establecido excelentes relaciones con Arabia Saudita e Irán. A mi juicio, la derrota relativa de EU en Gaza es mucho menor a la que ha sufrido en Ucrania y con el efusivo reciente doble abrazo del presidente chino Xi a su homólogo ruso Putin [7] secuestro por Israel en Gaza la profundiza.
La explicación de Mearsheimer sobre el triunfo relativo de Irán es sencillamente fascinante y se basa en tres fechas nodales que comienzan el 1º de abril, cuando Israel bombardea, sin haber prevenido a su máximo aliado EU, el consulado de Irán en Damasco; el 14 de abril, cuando Irán exhibe, con previo aviso negociado con EU vía Omán, su musculatura de misiles y drones lanzados contra Israel, cuya mitad fue derribada, para no decir «arreglada», por EU; y el 19 de abril, cuando la tan temida represalia de Israel constituyó un rugido obstétrico de ratón en la montaña (https://bit.ly/3QRZ29d): sólo destruyó un radar en Isfahán.
Mearsheimer diagnostica la razón por la cual Israel es el gran derrotado al haber perdido su legendaria deterrence de «dominio escalatorio» [8]. Aunque no aborda los «nueve misiles hipersónicos» indetectables que alcanzaron dos bases aéreas israelíes muy cercanas a la planta nuclear de Dimona, lo cual otorgó a Irán su singular “deterrence hipersónico” en la región [9]. Tampoco aborda Mearsheimer la posesión de más de 300 bombas nucleares clandestinas de Israel, lo cual daría como resultado un empate de mutua deterrence entre Israel e Irán, quien en cualquier momento comienza su dotación de bombas nucleares.
Fuente
La Jornada (México)