Cuando los pueblos se despiertan por los campanazos de las miserias, no los duermen más hasta que el mismo pueblo en su despertar derrota a los causantes de sus decepciones y sus lamentos.
Pobre de todo aquél que siga creyendo que los pueblos despiertos seguirán siendo víctimas de sus manipulaciones porque terminarán siendo derrotados por la sabiduría popular histórica.