¿Cómo las fuerzas israelíes asesinan a palestinos en Gaza “por aburrimiento”?

Varias fuerzas israelíes han reconocido que asesinaron a los palestinos durante su agresión contra la Franja de Gaza “por aburrimiento”.

Por: Maryam Qarehgozlou

Los testimonios de varios soldados israelíes confirman que han actuado con total impunidad en medio de la guerra genocida contra los palestinos en la Franja de Gaza, disparando a voluntad, incendiando casas y dejando cadáveres en espacios públicos, todo ello con la aprobación de sus comandantes.

Los desgarradores testimonios, en su mayoría proporcionados de forma anónima a los medios de comunicación israelíes, muestran cómo la violencia arbitraria y “libre para todos” ha contribuido a las víctimas civiles y a la destrucción generalizada en Gaza, donde más de 38 500 personas han muerto desde el 7 de octubre de 2023, la mayoría de ellas mujeres y niños

Seis soldados israelíes que hablaron con los portales +972 Magazine y Local Call tras su liberación del servicio activo en Gaza en los últimos meses dijeron que a los soldados se les permite ejecutar rutinariamente a civiles palestinos “a voluntad” simplemente porque entran en un área que el ejército define como “zona prohibida”.

Los soldados también señalaron que, en ausencia de una regulación de tiro, a veces disparan simplemente “para aliviar el aburrimiento” y lo describen como “fuego normal”.

Según ellos, los cuerpos de civiles palestinos muertos están dispersos por toda Gaza a lo largo de las carreteras y en campo abierto, con perros y gatos callejeros devorando los cadáveres.

Los cuerpos en descomposición, revelaron, son retirados por excavadoras y tanques sólo antes de que lleguen los convoyes humanitarios, para evitar que el mundo vea “imágenes de personas en avanzado estado de descomposición”.

También indicaron que después de ocupar casas abandonadas en Gaza tienen que quemarlas siguiendo órdenes directas de sus comandantes superiores.

Sus relatos coinciden con los inquietantes vídeos compartidos en las redes sociales, ya sea por los propios soldados israelíes o por las cadenas de noticias. Los testimonios también corroboran las evidencias dadas durante la guerra por testigos oculares palestinos, personal médico y cautivos palestinos liberados.

“Está permitido disparar a cualquiera”

B., un soldado anónimo que sirvió en las fuerzas regulares en Gaza durante meses, incluso en el centro de mando de su batallón, dijo a +972 Magazine y Local Call que los soldados son “totalmente libres” de actuar.

“Si hay [incluso] una sensación de amenaza, no hay necesidad de explicarlo: simplemente disparas”, afirmó.

“Cuando los soldados ven que alguien se acerca, está permitido disparar a su centro de masa [su cuerpo], no al aire”, aseveró B., a la vez que agregó que “Está permitido disparar a todo el mundo, a una joven, a una anciana”.

B. afirmó además que “todo hombre entre 16 y 50 años” podría ser un objetivo, recalcando que “era difícil distinguir a los civiles de los combatientes en Gaza”.

“Todo el que está fuera es sospechoso”, preció B., confirmando lo que han dicho repetidamente los grupos de derechos humanos. “Si vemos a alguien en una ventana mirándonos, es sospechoso. Disparas”.

A., un oficial que sirvió en la Dirección de Operaciones del ejército, declaró que esta ambigüedad sobre la identidad de las víctimas significaba que no se podía confiar en los informes militares sobre el número combatientes muertos de HAMAS (Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina).

“La sensación en la sala de guerra, y esta es una versión suavizada, era que a cada persona que matábamos la contábamos como terrorista”, testificó.

Desde el 7 de octubre del año pasado, en la continuación de las políticas del régimen contra los palestinos en los territorios ocupados, Israel ha hecho caso omiso de las bajas civiles palestinas, y los funcionarios y políticos israelíes han declarado abiertamente que no hay “inocentes” entre los 2,3 millones de habitantes de Gaza.

El ministro de seguridad israelí Itamar Ben-Gvir instó en enero a los agentes de la policía fronteriza a disparar contra cualquier “terrorista” que vean, incluso si no representa una amenaza.

“Ustedes tienen todo mi apoyo, cuando están en peligro de muerte o ven a un terrorista, incluso si no los pone en peligro, disparen. Les cubro las espaldas”, dijo en ese momento.

Un estudio reciente de la revista Lancet estimó que hasta 186 000 o incluso más muertes podrían atribuirse a la actual guerra genocida en Gaza, mucho más de lo que se informa.

Disparar “sin motivo”

Algunos soldados también explicaron que como no había “restricciones” en cuanto a municiones, solían disparar “para desahogarse o aliviar el aburrimiento de su rutina diaria”.

S., un reservista que sirvió en el norte de Gaza, recordó que sus compañeros soldados “disparaban mucho, incluso sin motivo alguno: cualquiera que quiera disparar, sin importar el motivo, dispara”.

En algunos casos, dijo, esto tenía la “intención de… sacar a la gente [de sus escondites] o demostrar presencia”.

“Yo personalmente disparé algunas balas sin motivo alguno, al mar, a la acera o a un edificio abandonado. Lo informan como ‘fuego normal’, que es un nombre en clave para decir ‘estoy aburrido, así que disparo’”, apuntó S.

C., otro soldado que sirvió en Gaza, explicó que cuando los soldados oían disparos, llamaban por radio para aclarar si había otra unidad militar israelí en la zona y, en caso contrario, abrían fuego.

“La gente disparaba a su antojo, con todas sus fuerzas”, recordó.

Sin embargo, el tiroteo sin restricciones, como destacó C., podría conducir a “fuego amigo”, ya que, hasta ahora, de los 324 soldados israelíes que el ejército afirma haber matado en Gaza, 28 murieron por “fuego amigo”.

Israel es “profundamente indiferente” al destino de los cautivos

Yuval Green, un reservista de 26 años de la Jerusalén (la ocupada Al-Quds) que sirvió en la 55.ª Brigada de Paracaidistas en noviembre y diciembre del año pasado, y el único soldado dispuesto a ser identificado por su nombre, indicó a la revista +972 y Local Call que las laxas reglas de combate de Israel también muestran la “profunda indiferencia” de Israel ante el destino de sus cautivos retenidos en Gaza.

Green, que se encuentra entre los 41 reservistas que firmaron una carta declarando su negativa a seguir sirviendo en Gaza, tras la invasión de la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, puso de manifiesto que cuando el ejército israelí anunció que estaban haciendo estallar túneles en Gaza, pensó que si había cautivos en ellos, también los matarían.

“He oído declaraciones [de otros soldados] de que los [cautivos] están muertos, no tienen ninguna posibilidad, tienen que ser abandonados”, señaló Green.

“[Esto] me molestó más… que siguieran diciendo, ‘Estamos aquí por los [cautivos]’, pero está claro que la guerra perjudica a los [cautivos]. Eso era lo que pensaba entonces; hoy resultó ser verdad”.

Después de que los soldados israelíes en el barrio de Al-Shuyaiya en el este de Gaza mataran a tres cautivos que ondeaban banderas blancas en diciembre, pensando que eran palestinos, Green afirmó que estaba enojado pero que le dijeron “no hay nada que podamos hacer”.

Otros soldados israelíes también explicaron que después de lo sucedido en Al-Shuyaiya, las normas de apertura de fuego del ejército israelí no cambiaron.

El testimonio de Green es consistente con un informe reciente del diario israelí Haaretz que ha confirmado que el “procedimiento Hannibal” se empleó el 7 de octubre cuando el movimiento de la Resistencia HAMAS llevó a cabo la operación Tormenta de Al-Aqsa en los territorios ocupados

El procedimiento Hannibal, también conocido como directiva Hannibal, es un protocolo militar israelí diseñado para prevenir el secuestro de soldados por parte de fuerzas enemigas.

Prioriza la prevención de secuestros por encima de la seguridad de los cautivos y autoriza medidas agresivas para detener a los secuestradores, incluso si ponen en riesgo la vida de los soldados cautivos.

Según el periódico israelí Haaretz, el 7 de octubre, el ejército israelí recibió órdenes de impedir que cualquier vehículo que pudiera transportar cautivos volviera a entrar en Gaza.

Testimonios y documentos revelan que esta directiva se implementó ampliamente en múltiples lugares de los territorios ocupados, lo que provocó un amplio fuego israelí, que puso en riesgo la vida de militares y civiles: en el kibutz Beeri, 13 de los 14 cautivos que se encontraban en una casa fueron asesinados.

Normas laxas

Las historias de los soldados israelíes desde el frente en Gaza dan credibilidad a lo que dicen los observadores sobre los comandantes del régimen sionista: “hacen lo que quieren”.

El ejército del régimen sionista afirma ser uno de los “ejércitos más disciplinados y morales” del mundo, pero sigue matando a gente inocente, lo que según las organizaciones de derechos humanos se debe a sus reglas de combate mal definidas y a una cultura de impunidad que se ha permitido propagar entre los comandantes israelíes sobre el terreno.

A. testificó que la sala de operaciones de su brigada —que coordina los combates desde fuera de Gaza, aprobando objetivos e impidiendo el fuego amigo— no recibió órdenes claras de abrir fuego para transmitir a los soldados sobre el terreno.

“Desde el momento en que entras, en ningún momento hay una sesión informativa”, adujo. “No recibimos instrucciones de los superiores para transmitirlas a los soldados y a los comandantes del batallón”, remarcó A.

A. continuó: “El espíritu en la sala de operaciones era ‘Dispara primero, pregunta después’. Ese fue el consenso… Nadie derramará una lágrima si derribamos una casa cuando no había necesidad, o si disparamos a alguien a quien no teníamos que hacerlo”.

M., otro reservista que sirvió en la Franja de Gaza, también explicó que, en ausencia de órdenes de arriba, los soldados en el campo regularmente toman la ley en sus propias manos.

‘Olor a muerte’

Debido a la política permisiva de tiroteos del ejército israelí, las unidades pueden matar a civiles palestinos incluso cuando se los identifica como tales de antemano, según los testimonios de varios soldados.

“Vi a muchos civiles [palestinos]: familias, mujeres, niños”, anotó S., un reservista. “Hay más muertes de las que se informan. Estábamos en una zona pequeña. Cada día, al menos uno o dos [civiles] mueren [porque] caminaron en una zona prohibida. No sé quién es terrorista y quién no, pero la mayoría no llevaba armas”.

“Toda la zona estaba llena de cadáveres”, se apresuró a añadir S. “Así que, de vez en cuando, se ven perros caminando con partes de cuerpos en descomposición. Hay un olor horrible a muerte”.

Pero, señaló S., antes de que lleguen los convoyes humanitarios, se retiran los cuerpos.

“Una D-9 [excavadora Caterpillar] baja, con un tanque, y limpia la zona de cadáveres, los entierra bajo los escombros y los voltea a un lado para que los convoyes no los vean, [para que] no salgan imágenes de personas en avanzado estado de descomposición”, recalcó.

El mes pasado, Guy Zaken, un soldado que operaba excavadoras D-9 en Gaza, testificó ante un comité del parlamento israelí que él y su equipo “atropellaron a cientos de terroristas, vivos y muertos”.

Zaken dijo que su amigo, Eliran Mizrahi, de 21 años, se había quitado la vida debido al trauma de la guerra una semana antes de testificar. “Se disparó en la cabeza, no una vez, sino dos veces”.

Quemando casas palestinas

“Antes de irse, queman la casa, todas las casas”, añadió B.

“Esto está respaldado por el comandante del batallón. Es para que [los palestinos] no puedan regresar, y si dejamos munición o comida, los terroristas no podrán utilizarla”.

Según B., “quemaron cientos de casas”.

En enero, Haaretz reveló que los comandantes militares israelíes han ordenado a los soldados que prendan fuego a las casas abandonadas de Gaza sin autorización legal.

Green, cuya frustración con esta política es parte de lo que finalmente lo llevó a negarse a seguir en el servicio militar, anunció que la destrucción que el ejército ha dejado en Gaza es “inimaginable”.