Del pueblo, su cantor

El trovador Carlos Puebla. Foto: Pedro Beruvides

Carlos Puebla tenía la efervescencia ardiente de la poesía en su música, un son criollo y un cronicar popular e histórico que, a 35 años de su partida física, lo perpetúan en la memoria de la nación

Autor: Madeleine Sautié | madeleine@granma.cu

Autor: Guille Vilar | internet@granma.cu

11 de julio de 2024

No era Carlos Puebla un trovador común. No podía serlo quien no se consideraba un cantante, sino un cantor, pues, a su juicio, «cantante es el que tiene con qué. Cantor es el que tiene por qué»; y sin embargo, de las cuerdas de su guitarra nacieron sones, boleros, guarachas y otras melodías que, a 35 años de su partida física, lo perpetúan en la memoria de la nación cubana.

Tenía en su música la efervescencia ardiente de la poesía, y un son cubanísimo venido de las entrañas mismas de un hombre de pueblo que fue capaz de cronicar la historia de su país, tras el enero luminoso de 1959.

Bajo su firma, y marcadas por la picardía criolla y popular, sus composiciones llenaron de simbolismo el pentagrama musical cubano y trascendieron el éter para colarse en el sentir de quienes lo bautizaron, con justeza, «Cantor del Pueblo» y «Cantor de la Revolución».

Encarnó la sencillez de quien vivió para la música y no de ella, como simple modo de ganarse el sustento, sino cultivando un arte raigal y hermoso, que definió su cubanía en cada verso y en cada acorde.

EL POETA ERES TÚ

En la música popular, en la llamada canción ligera, siempre ha habido quienes optan por regodearse en la banalidad rampante de sus canciones, pues para este tipo de intérpretes, pensar en abordar temas de mayor complejidad representa un absoluto desvarío.

Por lo tanto, al recordar a personalidades del rango artístico de Carlos Puebla no solo nos referimos a un respetado compositor de ocurrentes sones y simpáticas guarachas, sino a quien, desde una auténtica raíz identitaria, supo expresar en sus canciones el agradecimiento de todo el pueblo a los líderes de la Revolución, que derrotó a la sangrienta tiranía batistiana, además de ejercer como verdadero cronista, de los grandes cambios sociales que ocurrieron en aquellos primeros años de la década del 60.

Nicolás Guillén, en una ocasión, le dijo personalmente:  «el poeta eres tú». En la sabiduría de nuestro Poeta Nacional, estaba implícita su abarcadora mirada al alma del cantor, sostenida por indiscutibles valores éticos en su proceder como artista.

En canciones como Y en eso llegó Fidel, Canto a Camilo y La oea es cosa de risa, se manifiesta su fidelidad al ideal del forjador revolucionario. La pieza cimera en la obra de este creador, es su composición dedicada al comandante Ernesto Che Guevara, la universalmente conocida Hasta siempre.

Se afirma que el 3 de octubre de 1965, al terminar de escuchar la lectura que hiciera Fidel de la carta de despedida al pueblo cubano que le enviara el Che, Puebla se encerró en su estudio para no salir hasta que la terminara de componer, sin imaginarse siquiera que había convocado el nacimiento de un himno.

Legitimar el legado musical de Carlos Puebla en las nuevas generaciones representa un ennoblecedor acto de amor hacia un artista de pueblo que sostuvo, hasta sus últimos momentos, la fidelidad a los principios de esta Revolución que se ha hecho por los humildes y para los humildes.